Arreglamos con el Club de París, bien, pero, ¿no será para volver a endeudarnos?

El default del año 2002 fue brutal, aunque no la causa de la peor crisis económica, sino consecuencia de ella. Podría haber tenido un efecto “saludable”: cerrar la puerta a un mayor endeudamiento porque nadie nos iba a prestar un dólar (nadie nos presta un peso, por supuesto). No obstante, esto no ocurrió. Si bien se cerró la canilla del endeudamiento externo, se tomaron activos internos como los fondos de pensiones o las reservas del Banco Central. La deuda hoy es más alta que la existente antes del default si se cuentan esas fuentes internas de financiamiento y la emisión monetaria.

 

Ahora se ha llegado a un acuerdo con el Club de París respecto a las deudas impagas que se tienen con los países más ricos del planeta (Alemania y Japón a la cabeza). ¿Es esto algo beneficioso? Tanto el gobierno como la oposición y la mayoría de los analistas piensan que sí: http://www.lanacion.com.ar/1695790-analistas-elogian-el-acuerdo-porque-abriria-la-puerta-a-credito-mas-barato

Y siendo que el default no ha servido como un límite al endeudamiento tal vez sea así, ya que esto ocasionaba problemas al sector privado, el que no podía acceder a su propio financiamiento, al financiamiento de importaciones o lo hacía a niveles más costosos.

Pero al mismo tiempo, esta solución abre la puerta a un mayor y continuo endeudamiento público: de ahí que lo celebren tanto el gobierno actual (que desesperadamente necesita financiamiento) como los opositores (que lo van a querer tener en el futuro). En el medio de toda esta discussion, no hay ninguna mención al gasto publico: ¿para qué se quiere tener la posibilidad de tomar deuda? ¿Para financiar el próximo «fútbol para todos» o la propaganda official de éste o el futuro gobierno? Se admite rápidamente que es bueno tener financiamiento pero no se considera para qué.

Esto refleja algunos conceptos que hemos visto en las clases:

  1. El fuerte incentivo de los políticos a recibir los beneficios ahora y postergar los costos hacia el futuro. El gobierno quiere poder gastar ahora (con endeudamiento) y que lo paguen quienes vengan después. ¿Qué van a querer hacer éstos? Refinanciar esa deuda, es decir, también pasarla para más adelante. El ciclo ya lo conocemos, termina, como en 2002, cuando nadie ya nos quiere prestar. Termina así, pero empieza ahora. Los mismo ha ocurrido con YPF: compre ahora y pague después (o pague otro gobierno, pero siempre los contribuyentes en definitiva).
  2. El otro tema que hemos visto es sobre los posibles “límites al oportunismo político”, en particular relación a esto. Hay varios: límites al endeudamiento o límites al gasto público (que evitaría el endeudamiento).

La experiencia reciente de los Estados Unidos muestra que el “techo” a la deuda no es efectivo. Cada vez que se lo alcanza, se lo extiende. Así, no funciona como un límite efectivo. James Buchanan buscaba evitar esto proponiendo que el techo fuera una norma de nivel constitucional.

Debt ceiling increases

Podría tener distintas características: prohibir toda deuda, prohibir el crecimiento de la deuda más allá del crecimiento del PBI (es decir, mantener la relación deuda/PBI constante), poner un límite de deuda con menor crecimiento del PBI (para reducir esa relación en el tiempo).

Alguna norma de este tipo (aunque impensable momento político actual), podría brindarnos los beneficios de salir de este default (quedan otros todavía) sin caer en la tentación de la deuda. Es decir, arreglar con el Club de Paris, pero luego establecer algún tipo de límite creíble al endeudamiento futuro. No es sencillo, hasta ahora el único límite que hemos tenido ha sido el que nos ponen los acreedores cuando no nos prestan más, es decir un límite “exógeno”, externo. No estaría mal adelantarnos a esto con un límite “endógeno”, interno, que sea credible, por supuesto.

No parece políticamente posible pero podría permitirnos sonreír respecto del futuro, no como ahora donde la alegría del arreglo viene acompañada de preocupaciones sobre el futuro de la deuda.

Ministros de Economía de Venezuela y Argentina todavía no leyeron a Hume

Venezuela y Argentina tienen las tasas de inflación más altas del continente, y del mundo. Sus ministros de Economía todavía no leyeron a David Hume, esto es, han pasado unos 270 años:

HumeImpresionante ensayo de David Hume “Sobre el dinero”(On Money). Publicado como parte de sus “Ensayos sobre Moral, Política y Literatura” presenta conceptos que luego serían parte fundamental de la teoría económica. Algunos de sus párrafos:

“Si consideramos un reino en sí mismo, es evidente que la mayor o menor cantidad de dinero no tiene consecuencia alguna, ya que el precio de los bienes es siempre proporcional a la abundancia de dinero”.

“Parece haber una feliz ocurrencia de causas en los asuntos humanos, que limita el crecimiento del comercio y las riquezas, y evita que están confinadas por completo a un solo pueblo; como podría temerse al principio por las ventajas del comercio ya establecido. Cuando una nación se ha adelantado a otra en comercio, es muy difícil para la segunda recuperar el terreno que ha perdido; porque la mejor industria y habilidad de la primera, y sus stocks más grandes que poseen sus comerciantes, les permiten comerciar con ganancias mucho más bajas. Pero esas ventajas son compensadas, en alguna medida, por el bajo precio de la mano de obra en toda nación que no tenga un comercio extendido, y no tiene mucha abundancia de oro y plata. Las manufacturas, entonces, gradualmente cambian de lugar, dejando aquellos países o provincias en que se han enriquecido y yendo a otras, atraídos por la baratura de los insumos y el trabajo, hasta que estos son enriquecidos también, y otra vez descompensados por estas causas. Y, en general, podemos observar que el alto precio de todos los bienes, debido a la abundancia de dinero, es una desventaja para el comercio establecido, y le pone límites en cada país, permitiendo a los países más pobres vender a precios más bajos en los mercados externos.”

Sobre la emisión de papel moneda:

“Y no parece razonable incrementar esa inconveniencia a través de un dinero falsificado, que los extranjeros no aceptarán para ningún pago, y que cualquier gran desorden en el estado lo convertirá en nada.”

….

“Pero incrementar artificialmente el crédito nunca puede ser en interés de una nación comercial; pero debe crearle desventajas, incrementando el dinero más allá de su proporción natural con el trabajo y los bienes y, por lo tanto, aumentando los precios al comerciante y al industrial.”

Además, plantea Hume la «no neutralidad» del dinero (es decir que la mayor cantidad de dinero no impacta a todos los precios al mismo tiempo).

“Y, en cuanto al comercio exterior, parece que la abundancia de dinero es más bien desventajosa, elevando el precio de todo trabajo”. “Para considerar, entonces, este fenómeno, debemos considerar que aunque el alto precio de los bienes es una consecuencia necesaria del incremento del oro y la plata, no resulta en forma inmediata de este incremento: se requiere cierto tiempo antes que ese dinero circule por todo el reino, y haga sentir su efecto en todo el pueblo. AL principio no se siente ninguna alteración, los precios suben gradualmente, primero en un bien, luego en otro, hasta que todos alcanzan una justa proporción con la nueva cantidad de dinero en el reino. En mi opinión, es solo en este intervalo o situación intermedia, que el aumento de la cantidad de oro y plata es favorable a la industria. Cuando una cantidad de dinero es importada en una nación, no se distribuye entre muchas manos pero es confinada a los cofres de pocas personas, quienes en forma inmediata buscan usarlas en su beneficio.”

“Parece una máxima casi evidente en sí misma, que los precios de todo dependen de la proporción entre bienes y dinero, y que cualquier alteración considerable en cualquiera de ellos tiene el mismo efecto, tanto de elevar como de reducir el precio. Aumenta los bienes y se vuelven más baratos, aumenta el dinero y aumentan su valor. Y, por otro lado, una disminución de los primeros y un del segundo, tienen tendencias contrarias”.

 

 

 

 

¿El péndulo de la opinión pública vuelve ahora hacia la economía de mercado? ¿Alberdi renace?

Cuando vemos Economía Institucional y Economía Política Constitucional, consideramos el tema del cambio institucional. Vemos distintas teorías que buscan explicar estos cambios para luego prestar atención más precisa al cambio de ideas, al poder de la opinión pública, ya destacado por los clásicos como un determinante fundamental de los cambios.

Alberdi 2

Vemos que la opinión pública va cambiando y los políticos buscan ubicarse donde puedan conseguir una mayoría. Esto es explicado por el “teorema del votante medio” del Public Choice. También vemos que muchos países han alcanzado cierto “consenso” sobre determinadas instituciones o políticas, las que no cambian con los cambios de gobierno. Se mantienen estables, la distribución de los votantes no cambia mucho. Esto genera condiciones de estabilidad política que facilitan la inversión al generar mayor grado de certidumbre.

Pero algunos países de América Latina son un caso especial, no logran generar ese consenso y se trasladan de un lado al otro del espectro de ideas con cierta facilidad. Esos cambios están muchas veces asociados a crisis, ya que las crisis aumentan la demanda de ideas, de explicaciones sobre lo que ha ocurrido. En la Argentina que iba a la hiperinflación, la mayoría asumió que las causas eran la ineficiencia del gasto público y la emisión monetaria. Luego vinieron las privatizaciones en los 90s. En el 2001 se interpretó que la causa de la crisis era el FMI o el neoliberalismo, y luego vino el “modelo productivo, etc”.

Ahora, esta noticia, comenta una encuesta que estaría mostrando que el péndulo va nuevamente para el otro lado (¿): http://www.urgente24.com/227035-el-gran-pendulo-argentino-privatizaciones-vuelven-a-ser-populares

Tal vez no sea que las privatizaciones se vuelven más populares, no al menos las plagadas de corrupción en los 90s, sino un avance hacia economías de Mercado como los países que hoy más prosperan, incluso los que tenemos cerca en América Latina.

Comenta la noticia:

“Luego de una década en la que términos como “iniciativa privada”, “capitalismo” o “privatizaciones” fueron “mala palabra” en la opinión pública argentina, el fracaso del modelo económico kirchnerista está haciendo volver el péndulo a la derecha con toda la energía. Hoy la mayoría, según una encuesta en la ciudad de Buenos Aires, quiere que cambie el llamado “modelo” por uno con menos intervención del Estado en la economía.

La encuesta, realizada para IMAGEN por la Universidad de Belgrano, muestra que 2/3 quieren que cambie el modelo, aunque, al yendo interior de esos dos tercios, algo más del 15% prefiere incluso más presencia del Estado, lo que deja una mayoría exigua, pero mayoría al fin, a favor de un “modelo” económico con menos peso del Estado.”

“Ahora hay una ligera mayoría que quiere menos presencia del Estado en la economía. Son procesos lentos, pero está claro que hay un cambio de perspectiva”, explica Orlando D’Adamo, director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano y autor de la encuesta. Hace dos años, una encuesta similar de la UB daba que la mayoría estaba por mantener en manos del Estado a las empresas reestatizadas por el régimen kirchnerista.”

“Hoy hay una mayoría a favor de menos estado. Se nota un cambio de tendencia con dos años atrás, y ni que hablar con respecto a 2008”, concluye D’Adamo.”

Los argentinos han alcanzado ya ciertos consensos: la importancia del respeto a los derechos humanos, el rechazo a los golpes militares. Falta alcanzar un consenso respeto a las instituciones y políticas necesarias para retomar el progreso: ¿Cuáles? No voy a plantear ninguna aquí, ya las ha presentado Juan Bautista Alberdi en estas páginas, con la evidencia clara que ellas llevaron a la Argentina a encontrarse entre los 10 países más prósperos del mundo y atrajeron a todos nuestros abuelos.

Preguntas sobre el análisis de Böhm-Bawerk y la determinación del precio

Los alumnos de Omma (España) leyeron a Böhm-Bawerk sobre la determinación del precio y realizan unas muy interesantes preguntas. BB comienza desde el caso de un intercambio unilateral entre dos individuos para considerar cómo a partir de sus utilidades marginales (representadas ahora por su voluntad a pagar o recibir un cierto monto en dinero) alcanzan un acuerdo de intercambio, mutuamente beneficioso, y establecen una relación de intercambio que llamamos “precio”. Luego pasa al caso de un comprador y muchos vendedores; de un vendedor y muchos compradores, para llegar al caso de la competencia bilateral, donde hay muchos compradores y vendedores. El precio se irá modificando hasta que se iguale la cantidad demandada con la cantidad ofrecida. Tanto compradores como vendedores tienen distintas valoraciones, BB muestra que son los “pares marginales” lo que finalmente se vuelven compradores o vendedores a un cierto precio pero no a otro inferior o superior, los que establecen el precio en el mercado. Aquí algunas preguntas:

Bohm Bawerk

– ¿Cómo aplicaría el modelo explicativo de la competencia bilateral a una situación que no sea explícitamente una subasta, como un supermercado?

Tenemos que imaginar una “subasta” virtual y diferente. En la subasta más conocida, el vendedor ofrece el bien (cantidad) y los compradores compiten por el precio hasta que se igualan cantidad ofrecida (muchas veces 1) y cantidad demandada (queda sólo un comprador). En el caso del supermercado es al revés: ofrece un precio y luego los compradores responden por cantidad (el volumen de ventas; si este es bajo hay que bajar el precio, si es alto, hay que subirlo)

– Afirma que “los competidores excluidos pueden aumentar la cantidad de bien cambiada en el mercado, pero no son un factor que gobierne la determinación del precio.” ¿De qué modo los competidores excluidos aumentan la cantidad de bien cambiada?

Aumenta la cantidad de bienes intercambiados, pero no cambia el precio. El tamaño del mercado es mayor, con muchos más intercambios entre los compradores y vendedores con mayor capacidad de cambio.

–              En un mercado en el que participan diez mil agentes, ¿cómo se mueve la información sobre las valoraciones subjetivas de cada uno? ¿No se fraccionaría el mercado? Podría ocurrir que se formaran 10 mercados de mil agentes, en vez de uno de 10 mil, resultando en transacciones distintas.

Ya veremos esto cuando analicemos el caso de los bienes sustitutos. Por supuesto que es posible que esto ocurra, pero querrá decir que los compradores “subjetivamente” consideran a esos bienes distintos, y por lo tanto, se generan mercados diferentes. Nueva información por parte de los agentes puede cambiar la percepción si los bienes son parte de un mismo mercado, o difieren en algo (que puede ser hasta su ubicación geográfica) y generan entonces mercados diferentes.

–              Las valoraciones subjetivas de los agentes pueden ir variando según pasan tiempo en el mercado, no son fijas. ¿Puede darse el caso de que no se llegue nunca a un equilibrio porque haya siempre oscilaciones en las valoraciones subjetivas?  

Exacto, eso es precisamente lo que sucede, el mercado está en permanente movimiento porque se modifican las valoraciones subjetivas, pero siempre existe una tendencia hacia ese equilibrio. Aquí es donde aparece la figura del emprendedor, tanto sea promoviendo esos cambios como luego ajustando el mercado a los cambios que se han producido. Los emprendedores “sacuden” al mercado en todo momento, pero también lo mueven hacia un equilibrio que nunca se alcanza, por eso hablamos de la necesidad de estudiar el “proceso de mercado”.

En el caso de la competencia bilateral, ¿porque se fija un mismo precio para todos, si hay una serie de compradores dispuestos a pagar más?

Ellos no van a pagar más, si pueden pagar menos. Y si ofrecen un precio de compra mayor, entonces tendrán muchos oferentes compitiendo entre sí para vender. Esto los llevará a ofrecer precios más bajos, que esos compradores (aunque dispuestos a pagar más) van a aprovechar.

No entiendo muy bien el proceso de fijación de precios (para evitar el regateo continuo, la barra de pan vale 50 centimos por ej).

La fijación de un precio por parte del vendedor le ahorra costos de transacción, aunque tiene un costo a su vez. Empecemos por el primero: te imaginas que si un panadero o un supermercado tuviera que negociar con cada cliente perdería un tiempo precioso. Si, en cambio, fija un precio, ahorra esas negociaciones costosas. Es claro ver esto, en países “menos desarrollados”, encontramos muchas veces mercados poco organizados donde el regateo es la norma, pero son oferentes pequeños (por ejemplo artesanías en la plaza de Maraquesh).

Por otro lado, la imposibilidad de negociar uno a uno impide obtener el mejor precio que iguale las utilidades marginales en cada caso. Es decir, mi óptimo como vendedor es tratar de alcanzar el mayor precio que “cada” comprador está dispuesto a pagar (lo cual no es sencillo porque el comprador regatea conmigo pero luego puede ir a regatear con otros). Esto es, tal vez entró al supermercado un comprador que estaba dispuesto a pagar 90, pero mi precio era de 50. El problema es de información, y que no sé quién está dispuestos a pagar cuánto.

-­‐¿Una pareja marginal en el mercado de valores puede ser un ejemplo de cómo tan pocas personas y con tan poca importancia puedan modificar el mercado?

No, ellas ni siquiera saben que están determinando el rango de precio, solamente no son compradores a un precio más alto, y los otros no son compradores a un precio más bajo. Pero esa “conducta” termina modificando las conductas de otros vendedores o compradores modificando sus precios.

Alberdi sobre la libertad de comercio, el valor y los tratados internacionales

¿Acaso la intermediación, el comercio, agrega valor a las actividades económicas? No todos creen eso, por algo de pronto hablan de la “economía real” que sería aquella donde se producen los bienes. Allí se generaría el valor, no luego cuando pasan los productos de una mano a otra. Alberdi dice otra cosa, y por eso concluye en favor de la libertad de comercio:

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“Entienden por producción los economistas, no la creación material de una cosa que carecía de existencia (el hombre no tiene semejante facultad), sino la transformación que los objetos reciben de su industria, haciéndose aptos para satisfacer alguna necesidad del hombre y adquiriendo por lo tanto un valor. – En este sentido el comercio contribuye a la producción en el mismo grado que la agricultura y las máquinas, aumentando el valor de los productos por medio de su traslación de un punto en que valen menos a otro punto en que valen más. Un quintal de cobre de Coquimbo tiene más valor en un almacén de Liverpool, por la obra del comerciante que lo ha trasportado del país en que no era necesario al país en que puede ser más útil.

Ninguna de nuestras fuentes naturales de riqueza se hallaba tan cegada como ésta; y por ello, si el comercio es la industria que más libertades haya recibido de la Constitución, es porque ninguna las necesitaba en mayor grado, habiendo ella sido la que soportó el peso de nuestro antiguo régimen colonial, que pudo definirse el código de nuestra opresión mercantil y marítima.

Para destruir la obra del antiguo derecho colonial, que hizo de nuestro comercio un monopolio de la España, la Constitución argentina ha convertido en derecho público y fundamental de todos los habitantes de la Confederación el de ejercer el comercio y la navegación. Todos tienen el derecho de navegar y comerciar, ha dicho terminantemente su artículo 14.

Y para que la libertad de navegación y comercio, dec1arada en principio constitucional, no corra el riesgo de verse derogada por reglamentos dictados involuntariamente por la rutina que gobierna las nociones económicas de todo legislador ex colono, la Constitución ha tenido el acierto de sancionar expresamente las demás libertades auxiliares y sostenedor as de la libertad de comercio y de navegación.

Por estas disposiciones se ve que la Constitución ha tomado todas sus medidas para no poder ser derogada por la ley reglamentaria. Para mayor seguridad, ha agregado una nueva garantía de irrevocabilidad, mediante el art. 28, que dispone lo siguiente: – Los principios, derechos y garantías reconocidos en los anteriores artículos no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.

Pero la Constitución irrevocable por la ley orgánica podía ser derogada por otra Constitución en punto a libertad de navegación y comercio como en otro punto cualquiera. Para salvar la libertad comercial de todo cambio reaccionario, el art. 27 de la Constitución ha declarado que el gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias extranjeras, por medio de tratados que estén en conformidad con los principios de derecho público establecidos en esta constitución.

Los tratados así considerados son un remedio internacional aconsejado por la experiencia contra el mal de versatilidad de nuestra democracia sud-americana, que todo lo altera y destruye, sin conservar ni llevar a cabo cosa alguna grande y útil, por la veleidad de sus instituciones sin raíz ni garantía.”

Mises sobre las causas de las crisis económicas

Los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I de la Facultad de Ciencias Económicas leyeron “Las causas de las crisis económicas” de Ludwig von Mises, una conferencia que dictara en Febrero de 1931 a un grupo de industriales alemanes en lo que ahora es República Checa.

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La conferencia comienza criticando el argumento marxista sobre la “anarquía” de la producción en el mercado, ya que no hay nadie en participar que esté organizando el proceso y luego analizando ciertas aspectos básicos sobre el funcionamiento de una economía de mercado. Los subtítulos nos muestran un poco los temas: “El papel y el poder de los consumidores” y “Producción destinada al consumo”, para señalar cómo son las preferencias de los consumidores las que guían las decisiones de los capitalistas. Estos compiten entre sí para satisfacer las necesidades de los consumidores y con cada centavo que estos gastan determinan quien gana y quien pierde.

Lamentablemente ese funcionamiento del mercado se ve distorsionado por todo tipo de intervenciones de distintos sectores que buscan algún tipo de protección o privilegio. Así, los siguientes subtítulos son: “Carácter pernicioso de la política de los productores”, sobre lo que volverá más adelante.

Aquí viene el corazón de su teoría del ciclo económico, que desarrollara ya en su libro “La Teoría del Dinero y del Crédito”, publicado en 1912, la cual presenta en forma muy sintética. Y si bien no está desarrollada como lo está en el libro, permite comprender lo esencial de su argumento. En términos económicos modernos, Mises señala que las crisis económicas no son “endógenas”, esto es, inherentes al funcionamiento de los mercados, producto de una falla en estos; sino que con “exógenas”, producto de las políticas monetarias expansivas que artificialmente incrementan el crédito generando un “boom”, que ahora hemos dado en llamar “burbujas”.

La baja artificial de la tasa de interés incentiva proyectos de inversión que no se habían desarrollado a la tasa antes existente (asumamos por un momento que esa tasa era la tasa “natural”, fruto de la oferta y la demanda de ahorro en el mercado). Esa tasa menor genera esos nuevos proyectos que demandarán recursos que no están disponibles, por lo que estos emprendedores los buscarán donde estén ahora empleados, elevando su precio.

En sus palabras:

“La expansión del crédito no puede incrementar la oferta de bienes reales. Simplemente produce un reordenamiento. Desvía las inversiones de capital del curso prescripto por el estado de la riqueza económica y de las condiciones del mercado. Obliga a la producción a tomar caminos que no habría seguido a menos que la economía experimentara un incremento de los bienes materiales. Como resultado, la reactivación carece de una base sólida, No es una verdadera prosperidad. Es una prosperidad ilusoria. No se ha desarrollado debido a un incremento de la riqueza económica, sino porque la expansión crediticia creó la ilusión de que se ha producido tal incremento. Tarde o temprano se pondrá de manifiesto que esta reactivación económica se ha edificado sobre arena.

Tarde o temprano, la expansión del crédito mediante la creación de medios fiduciarios adicionales deberá llegar a su fin. Incluso si los bancos quisieran continuar indefinidamente con esta política no podrían hacerlo, ni siquiera si se vieran obligados a aplicarla por la influencia de fuertes presiones exteriores. El continuo incremento de la cantidad de medios fiduciarios conduce a incesantes aumentos de los precios. La inflación sólo puede continuar mientras persista la opinión generalizada de que ese proceso inflacionario se detendrá en un futuro previsible. Sin embargo, una vez que se afianza el convencimiento de que no se puede detener la inflación, se desencadena el pánico. Para evaluar el valor del dinero y de los artículos primarios el público toma en cuenta de antemano los futuros aumentos de precios, es decir, las expectativas inflacionarias. En consecuencia, los precios siguen su desenfrenada carrera rompiendo todos los límites. El público le da la espalda al dinero que está comprometido por el incremento de los medios fiduciarios y «huye» hacia las divisas, las barras de metal, los «valores reales» o el trueque. En suma, la moneda se viene abajo.”

Luego señala como otras interferencias, tales como el intento de los sindicatos de fijar salarios que no son los de mercado, o productores de materias primas con los precios de sus productos, La voracidad fiscal y el aumento de los impuestos a la producción, empeoran y multiplican la crisis.

Concluye:

“Las periódicas crisis de cambios cíclicos en las actividades comerciales son el resultado de los intentos, emprendidos reiteradamente, de rebajar las tasas de interés que se desarrollan en un mercado no controlado. Estos intentos se llevan a cabo mediante la intervención de la política bancaria -es decir, recurriendo a la expansión del crédito a través de la creación adicional de billetes de banco y depósitos de cheques que no tienen un cien por ciento de respaldo oro–, con el objeto de producir un «boom». La crisis que ahora estamos sufriendo es también de este tipo. Sin embargo, va más allá del típico ciclo de depresión económica, no sólo por su magnitud sino también por su carácter, porque las interferencias en los procesos del mercado que provocaron la crisis no se limitaron únicamente a influir sobre la tasa de interés. Las intervenciones también afectaron directamente a las tasas salariales y a los precios de los productos primarios.”

 

Las empresas privadas se lanzan a aprovechar el espacio, ¿nosotros queremos una nave espacial estatal?

Hace pocas semanas se conoció una noticia según la cual un cohete de prueba estalló a dos metros del suelo, un prototipo de la Cómisión Nacional de Actividades Espaciales. ¿Vale la pena gastar dinero publico en eso? El mundo parece que va para otro lado:

http://www.infobae.com/2014/03/05/1547862-un-cohete-fabricacion-nacional-estallo-dos-metros-del-suelo-un-lanzamiento-prueba

En el Diario Siglo XXI de Guatemala, aparece una columna por Édgar Castro Bathen, profesor de Astronomía quien comenta sobre el avance de empresas privadas hacia el aprovechamiento del espacio y otros planetas, en particular de la empresa SpaceX que se presenta como una empresa que “diseña, produce y lanza cohetes y naves espaciales”. La empresa fue fundada en 2002 “para revolucionar la tecnología espacial “con el fin último de permitir a la gente vivir en otros planetas”.

http://m.s21.com.gt/astrofaro/2014/05/24/spacex

SpaceX

Aquí la columna:

Hoy quiero contarles un poco sobre lo que está pasando en la industria aeroespacial en los Estados Unidos. Desde que la NASA retiró los transbordadores los viajes al espacio parecen haber caído en un letargo, pero esto terminará muy pronto. Lo que sucede es que la industria está en un período de transición hacia la iniciativa privada.

Un ejemplo de esto es la empresa SpaceX. Esta fue fundada en junio de 2002 por el millonario Elon Musk y otros accionistas, pero especialmente el primero, quien quería hacer algo diferente con su riqueza, no solamente retirarse o hacer filantropía. Su visión se enfocó en que debe existir un acceso relativamente barato al espacio para proyectos tanto del Gobierno como de la iniciativa privada.

Musk quería construir un cohete simple y relativamente barato de reutilizar, que tuviera la misma facilidad para ir y venir que hoy tienen las líneas aéreas. En marzo de 2006, invirtió más de 100 millones de dólares de su bolsa para empezar y tuvo tanto éxito que pronto se le unieron más accionistas al punto de que en 2012 la compañía ha alcanzado un valor de 2.4 mil millones de dólares y pasó de 160 empleados a 3,800.

Musk cree que los altos costos de viajar al espacio se debían a la excesiva burocracia que tenía la NASA y rediseñó toda la línea de fabricación para tener naves espaciales más baratas y más rápidas. SpaceX se convirtió en la primera empresa privada en poner un vehículo en órbita terrestre y regresarlo el 8 de diciembre de 2010, luego de que su cápsula Dragon regresó después de dar dos órbitas alrededor de la Tierra. La privatización de los viajes al espacio había nacido.

Hoy, SpaceX ha construido nuevas y mejores naves, ha revelado conceptos y diseños futuristas que incluyen el establecimiento de la primera base en Marte. Musk espera poder enviar humanos a Marte en 10 o 20 años. Tiene un proyecto llamado Mars Colonial Transport que trata de la primera nave privada para llevar humanos a Marte y regresarlos a la Tierra. Esto último lo subrayo porque hay una gran diferencia con el proyecto Mars One, que solo ofrece viaje de ida a Marte ¡sin regreso!

En 2009 abrieron su departamento de formación de astronautas. La companía anunció que sacarán las naves Falcon Heavy y Dragon v2 que tienen capacidad de llevar más carga al espacio. A la fecha han desarrollado las naves Falcon 1 y Falcon 9, los cohetes Merlin, Kestrel y Draco. Ya tiene contratos para 40 misiones de lanzamiento. La nueva generación de transbordadores espaciales saldrá en 2017.

Sus campos de prueba se encuentran en Texas y Nuevo México, pero el campus más grande está en California, donde se crean los componentes de alta tecnología y están todos los gurús espaciales.

Y para confirmar que no son solo palabras, hace unos días, el 18 de mayo vimos en las noticias que la nave espacial Dragon, totalmente automatizada, subió a la estación espacial y trajo de regreso un cargamento de más de mil libras de experimentos que los científicos necesitan aquí en la Tierra.

Damas y caballeros, ¡bienvenidos a la privatización del espacio!

Alberdi y el derecho de propiedad

De la propiedad en sus relaciones con la producción industrial

Alberdi

La propiedad, como garantía de derecho público, tiene dos aspectos: uno jurídico y moral, otro económico y material puramente. Considerada como principio general de la riqueza y como un hecho meramente económico, la Constitución argentina la consagra por su artículo 17 en los términos más ventajosos para la riqueza nacional. He aquí su texto: – La propiedad es inviolable, ningún habitante de la Confederación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que expresa el art. 4. Ningún servicio personal es exigible, sino en virtud de ley y de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo, de su obra, invento o descubrimiento por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.

La economía política más adelantada y perfeccionada no podría exigir garantías más completas en favor de la propiedad, como principio elemental de riqueza.

Se ha visto que la riqueza, o bien sea la producción, tiene tres instrumentos o agentes que la dan a luz: el trabajo, el capital y la tierra. Comprometed, arrebatad la propiedad, es decir, el derecho exclusivo que cada hombre tiene de usar y disponer ampliamente de su trabajo, de su capital y de sus tierras para producir lo conveniente a sus necesidades o goces, y con ello no hacéis más que arrebatar a la producción sus instrumentos, es decir, paralizarla en sus funciones fecundas, hacer imposible la riqueza. Tal es la trascendencia económica de todo ataque a la propiedad, al trabajo, al capital y a la tierra, para quien conoce el juego o mecanismo del derecho de propiedad en la generación de la riqueza general. La propiedad es el móvil y estímulo de la producción, el aliciente del trabajo, y un término remuneratorio de los afanes de la industria. La propiedad no tiene valor ni atractivo, no es riqueza propiamente cuando no es inviolable por la ley y en el hecho.

Pero no bastaba reconocer la propiedad como derecho inviolable. Ella puede ser respetada en su principio, y desconocida y atacada en lo que tiene de más precioso, -en el uso y disponibilidad de sus ventajas. Los tiranos más de una vez han empleado esta distinción sofística para embargar la propiedad, que no se atrevían a desconocer. El socialismo hipócrita y tímido, que no ha osado desconocer el derecho de propiedad, ha empleado el mismo sofisma, atacando el uso y disponibilidad de la propiedad en nombre de la organización del trabajo. Teniendo esto en mira y que la propiedad sin el uso ilimitado es un derecho nominal, la Constitución argentina ha consagrado por su artículo 14 el derecho amplísimo de usar y disponer de su propiedad, con lo cual ha echado un cerrojo de fierro a los avances del socialismo.

La Constitución no se ha contentado con entablar el principio de propiedad, sino que ha dado también los remedios para curar y prevenir los males en que suele perecer la propiedad.

El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca.

Ella puede ser atacada por el Estado, en nombre de la utilidad pública. Para cortar este achaque, la Constitución ha exigido que el Congreso, es decir, la más alta representación del país, califique por ley la necesidad de la expropiación, o mejor dicho, de la enajenación forzosa, pues en cierto modo no hay expropiación desde que la propiedad debe ser previamente indemnizada.

Puede ser atacada la propiedad por contribuciones arbitrarias o exorbitantes del gobierno. Para evitar este mal ordinario en países nacientes, la Constitución atribuye exclusivamente al Congreso el poder de establecer contribuciones.

La propiedad intelectual puede ser atacada por el plagio, mediante la facilidad que ofrece la difusión de una idea divulgada por la prensa o por otro medio de publicidad. Para remediarlo, la Constitución ha declarado que todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que la ley le acuerde. Esto es lo que vulgarmente se llama privilegio o patente de invención, que, como se ve no es monopolio ni limitación del derecho de propiedad, sino en el mismo sentido que así pudiera llamarse la propiedad misma.

El trabajo y las facultades personales para su desempeño constituyen la propiedad más genuina del hombre. La propiedad del trabajo puede ser atacada en nombre de un servicio necesario a la República. Para impedirlo, la Constitución declara que ningún servicio personal es exigible sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Se entiende que la ley o la sentencia no son causa, sino medio de exigir el servicio que tiene por causa la de un compromiso personal libremente estipulado.

La propiedad puede ser atacada por el derecho penal con el nombre de confiscación. Para evitar_ lo, la Constitución ha borrado la confiscación del código penal argentino para siempre.

La propiedad suele experimentar ataques peculiares de los tiempos de guerra, que son los ordinarios de la República Argentina, con el nombre de requisiciones y auxilios. Para evitarlo, la Constitución previene que ningún cuerpo armado puede ser requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.

La Constitución remacha el poder concedido a las garantías protectoras de la propiedad, declarando por su artículo 29 que el Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las legislaturas provinciales a los gobiernos de provincias, facultades extraordinarias ni la suma del poder público, ni otorgar les sumisiones o supremacías por las que queden a merced de gobiernos o persona alguna las fortunas de los Argentinos.

En todos estos principios y garantías con que la Constitución defiende el derecho de propiedad contra los ataques que de diversos modos lo persiguen, la Constitución hace otros tantos servicios a la riqueza pública, que tiene en la propiedad uno de sus manantiales más fecundos.

El trabajo informal: ¿aumento de las sanciones o reducción de las normas?

Un tema para los alumnos de derecho sobre todo. El Poder Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de ley con la finalidad de promover el registro laboral y generar nuevas fuentes de trabajo, que fue aprobado en el Senado en estos días. Sobre esto escribe un artículo Ricardo Floglia, Director del Departamento de Derecho del Trabajo de la Universidad Austral.

http://www.lanacion.com.ar/1692346-el-proyecto-oficial-contra-la-informalidad-no-reconoce-la-causa-del-problema

Contribuciones sociales

El proyecto propone un aumento de las sanciones y registros necesarios y una reducción permanente del 50% de las contribuciones para empresas que tengan menos de cinco trabajadores, y otra transitoria, por 24 meses, para las empresas de más de 5 trabajadores que incorporen nuevos empleados.

Respecto al aumento de las sanciones dice: “Llama la atención este criterio ya que se opone a otro esgrimido por las autoridades hasta hace muy poco, y a causa del debate sobre el proyecto de Código Penal, que expresaba que la elevación de penas no traía aparejada una reducción de los ilícitos.”

Luego comenta:

“No es exacto que el trabajo no registrado tenga, como una causa preponderante, la escasez de las sanciones, y si el diagnóstico de los motivos es errado los remedios propuestos son inapropiados.”

“En nuestro país, el trabajo en negro, en escala relevante, comienza en la década del 70 y desde entonces se fue incrementado hasta llegar al actual 34% o 38% (según cuál sea la medición).”

“Dicho fenómeno se concentra en las empresas de menos de cinco trabajadores (57%) que generan 50% del empleo privado, y registra altos porcentajes en las empresas de hasta 20 trabajadores. Reducir la cuestión a un tema de sanciones y costos laborales y presumir que esos empresarios sean deliberados violadores de la ley vigente, es una simplificación equivocada.”

Y ahora el análisis económico:

“La cuestión es de raíz económica y lo que sucede es que dichas empresas no pueden soportar los costos impositivos y fiscales; las tasas a las que están sometidas; la carencia y el elevado costo del crédito bancario; los costos derivados de contratar profesionales para que preparen sus declaraciones y demás documentos originados en la complejidad normativa; los resultantes de cumplir con una ley (ley de contrato de trabajo) pensada -en la década del 70- para la gran empresa industrial concentrada, y las multas que por defectuosa registración impone la legislación (leyes 24.013 y 25.323).”

“Si a ello se le agrega que desde el momento de la registración las citadas empresas quedan expuestas a las sanciones y reclamos, tanto fiscales como de la seguridad social por el pasado, y a ser eventualmente incluidas en el futuro en un registro que implica severas sanciones, no se advierte que la sola reducción de 50% de algunas contribuciones vaya a ser un incentivo interesante de inclusión en el sistema ni que aporte alguna solución al problema.”

Y finalmente, un punto bien interesante:

“A ello cabe agregar una cuestión de ejemplaridad. El principal empleador con trabajadores en negro de nuestro país es el Estado, tanto nacional, provincial como municipal, que recurre a dudosos contratos de cobertura y a la no salarización de remuneraciones.”

“Quizás hubiera sido más conveniente que el ejemplo partiera del Estado, con una ley que lo obligara a regularizar esas situaciones, en vez de amenazar con más sanciones a las pequeñas empresas.”

Al margen de estos temas, quiero aclarar un concepto económico respecto a las contribuciones «patronales». Todas ellas salen del salario del trabajador, por más que formalmente las pague la empresa. Esto es porque cuando alguien contrata un empleado toma en cuenta el costo total de la contratación (salario más cargas sociales), y toma en cuenta el salario que el empleado se lleva nada más que para saber cuánto tiene que pagarle para que no se vaya a otro empleo. Pero su «costo» es el costo total.

Esto mismo les sucederá a los abogados en sus estudios cuando tengan que contratar un asistente, lo que tomarán en cuenta es el costo total. Para esta decisión es irrelevante si luego el empleado se lleva el 50% del total. Es decir, hay un nivel de salario, pero luego la ley decide que el trabajador se lleve en la mano solamente el 50%. El resto son cargas (impuestos) que o paga directamente, o las paga el empleador por él.

 

¿Una nueva medición que puede revolucionar el análisis y las políticas económicas?

Con el nombre “Al fin una mejor medición económica”, Mark Skousen escribe en el Wall Street Journal sobre un cambio en las estadísticas de producción en Estados Unidos que, junto con Steve Forbes, podría producir un cambio radical en la forma de observar y analizar la economía. Aquí sus comentarios:

Mark Skousen

“Desde el 25 de Abril, la Oficina de Análisis Económico dará a conocer una nueva forma de medir la economía cada trimestre. Se llama “Producto Total”, y es la primera herramienta macroeconómica significativa que se presenta desde que se desarrollara el Producto Bruto Interno (PBI) en los años 1940.

Steven Landefeld, director de la OAE dice que esta herramienta ofrece una ‘perspectiva única’ y un ‘nuevo conjunto de herramientas de análisis’. El Producto Total es un intento de medir lo que la OAE llama economía “productiva”-el total de ventas desde la producción de materias primas a través de productores intermediarios hasta la venta final mayorista y minorista. Valorada en más de 30 billones de dólares a fines de 2013, es casi el doble del PBI, y mucho más volátil.

En muchos aspectos es una estadística de la oferta, una medida del lado de la producción de la economía. El PBI, por otro lado, mide el “uso”, el valor de todos los bienes y servicios “finales” utilizados por consumidores, empresas y gobierno. Alcanzó 17 billones el año pasado.

La medición del producto total de la economía se ha realizado desde los años 1930. Fue desarrollado por el economista Wassily Leontieff, pero se enfocaba en industrias individuales, no en datos agregados como medida total de la actividad económica. El Producto Total ha sido ignorado por los medios y por Wall Street porque el gobierno lo emitía cada año, y estaba atrasado dos o tres años. Esto cambiaría ahora que será anunciado junto con el PBI cada trimestre. Los analistas y los medios van a poder compararlos.

¿Por qué prestar atención al producto total? Para empezar, las investigaciones que publiqué en los años 1990 muestran que mide mejor la actividad económica total. El PBI es una medida útil del estándar de vida y el crecimiento económico de un país. Pero se enfoca en el producto final y no considera las etapas intermedias y como resultado genera mucho daño en nuestra comprensión de cómo funciona la economía.

En particular, ha llevado a la equivocada noción keynesiana de que el gasto de consumo y de gobierno impulsan a la economía en vez del ahorro, la inversión de las empresas, la tecnología y la empresarialidad. Datos del PBI de fines de 2013 colocan al gasto en consumo en el primer lugar de importancia (68% del PBI) seguido de los gastos de gobierno (18%) y la inversión de las empresas en tercer lugar (16%). Las exportaciones netas (-2%) completan la diferencia.

Estos periodistas y muchos analistas económicos informan que “el gasto de consumo impulsa la economía”. Y se enfocan en las ventas minoristas o en la confianza de los consumidores como factores críticos en impulsar la economía o el mercado accionario. Subyace una mentalidad anti-ahorro en este análisis como se evidencia en los comentarios presentados en debates sobre reducciones o devoluciones de impuestos de que si los consumidores lo ahorran en lugar de gastarlo, no hará bien  a la economía. Algunos presidentes, incluyendo a George W. Bush y Barack Obama se han hecho eco de este sentimiento cuando alentaron a los consumidores a gastar en lugar de ahorrar e invertir esas devoluciones.

Aunque el gasto en consumo es un 70% del PBI, si se utiliza el Producto Total como medida más amplia de las ventas y el gasto total, representa menos del 40% de la economía. La realidad es que los gastos de las empresas –sumando inversiones de capital y todos los gastos empresariales en las etapas intermedias de la cadena de producción- son substancialmente más grandes que el gasto en consumo. Alcanzan a más del 50% de la actividad económica. Los datos de 2012 muestran un Producto Total de 28, 6 billones y un PBI de 16,4 millones de dólares.

La importancia crítica de la actividad empresarial es clara cuando se miran las estadísticas de empleo y los principales indicadores económicos. Los empleados en el área del consumo (ventas minoristas y actividades de placer) son el 20% del total de la fuerza laboral, y otro 15% de los distintos niveles de gobierno. La mayoría de los trabajadores, 65%, trabajan en la minería, manufactura y los servicios.

El Producto Total también hace un mejor trabajo para medir las subas y bajas del ciclo de los negocios. Por ejemplo, en 2008/09 en PBI nominal cayó solamente 2% mientras que el producto total cayó 8%, mucho más indicativo de la profundidad de la recesión. Es interesante también, que desde 2009 está creciendo más rápido que el PBI, sugiriendo una recuperación más robusta.

Finalmente, como una medida más amplia de la actividad económica, el producto total es más consistente con la teoría del crecimiento económico. Estudios de Robert Solow del MIT y de Robert Barro de Harvard han mostrado que el crecimiento económico depende principalmente del lado de la oferta –más tecnología, empresarialidad, formación de capital y ahorros productivos e inversión. El alto consumo es el efecto, no la causa, de la prosperidad.