Hume, Smith & Ricardo sobre el mercantilismo, el flujo de divisas y la asignación de capitales (I)

Con los alumnos de Economía de la UBA vemos a los clásicos: Hume, Smith, Ricardo, sobre el mercantilismo, el flujo de divisas y la asignación de capital. Los alumnos preguntan:

  1. David Hume, Essays, Moral, Political and Literary, Part II Chapter V «Of the balance of trade»: http://www.econlib.org/library/LFBooks/Hume/hmMPL28.html
  2. Adam Smith, Wealth of Nations Libro IV capitulo 1: Of the principle of the commercial or mercantile system: http://www.econlib.org/library/Smith/smWN12.html
  3. David Ricardo, Principles of Political Economy, Chapter IV, «On Natural and Market Price»: http://www.econlib.org/library/Ricardo/ricP2.html

Pregunta: Es cierto que evitar la circulación del dinero no es la solución, pero dejar la libre circulación del mismo puede traer incluso más inflación si no se controla. Entonces, ¿hoy en día seguiría creyendo que no habría que poner un límite a la cantidad de dinero que se puede poner en circulación?

Hume explicaba que se produce un ajuste automático vía precios. El control de la cantidad, en un sistema monetario basado en los metales, se daba por las limitaciones físicas para que su cantidad aumentara exageradamente. En los últimos 500 años el stock de oro, por ejemplo, ha crecido en promedio un 3% anual. Esto era lo que garantizaba estabilidad de precios a largo plazo. Hubo algunos casos especiales, como la llegada de metales de América a España, o el descubrimiento de oro en Sudáfrica o California, que produjeron ‘burbujas inflacionarias’ (mayor crecimiento de la cantidad de moneda que la necesaria para realizar las transacciones) pero está claro que esos casos han sido mucho menos numerosos que los producidos por la política monetaria del dinero fiduciario (papel).

El siguiente gráfico muestra los cambios en el poder de compra del dólar en los últimos 200 años y su declive casi total desde que dejó de tener una vinculación con el oro.

us-dollar

Pregunta: ¿Sólo la proporción en que están el dinero en circulación y las mercancías concurren en la determinación del precio de estas y del valor del dinero?

Básicamente sí. El dinero es aquel bien que utilizamos como medio de intercambio, para facilitar nuestras transacciones, por lo tanto aparece en un lado de todas las transacciones. La teoría cuantitativa del dinero que ya esboza Hume, y antes los escolásticos, explicaba la relación entre dinero y bienes, mediado por supuesto por la demanda de dinero para atesoramiento. Pero ésta es una relación muy básica y simple. Es necesario tener en cuenta que los cambios en la oferta y demanda de dinero no impactan a todos los precios en la misma proporción. Sí así fuera, un aumento de la emisión monetaria, solamente causaría “costos de menú”. Es decir, supongamos que de la noche se duplica la cantidad de dinero para todos, los precios serían el doble pero también los salarios. Lo único que cambiaría sería que habría que modificar los carteles de precios (los menús), porque ahora los precios son el doble.

El problema es que eso no ocurre así, algunos precios suben antes que otros, se producen cambios en los precios relativos. Esos precios cambian según donde ingrese el nuevo dinero emitido (si es por financiamiento del gasto público, si es por multiplicación del crédito, etc.). Esos son los que se modifican primero, en un proceso que lleva a la modificación de todos en el tiempo. Pero esa distorsión es de fundamental importancia porque modifica el cálculo económico en el mercado y la asignación de recursos.

Pregunta: Algo que no me quedo muy claro fue el punto 4.7, en el cual Ricardo habla de la crisis de la posguerra en Europa. ¿Plantea que la crisis se da porque el capitalista no encuentra donde poner su dinero?

No, es que el capital se asignó durante esos años de forma tal de responder al esfuerzo bélico, y ahora que la guerra terminó ha de tratar de aprovechar otras oportunidades. Ese proceso no se realiza en forma automática e inmediata, lleva su tiempo pero las ganancias del capital invertido en bienes y servicios bélicos ahora serán menores que las obtenidas en la producción para tiempos de paz y esto impulsará la reasignación del capital a estas últimas funciones.

Pregunta: Si con la caída de precios, el precio del empleo cae, podemos decir que sube el desempleo de este sector productivo naturalmente.

El desempleo crecería si el precio del empleo no cae. En tal caso, al no poder ajustar por precio, se ajusta por cantidad.

¿Qué es ser «libertario»?, y ¿Quienes son son? Libertad, dignidad, derechos individuales, anti-imperialismo

¿Qué es ser “libertario”? y ¿Quiénes los son? En un reciente libro publicado por Cato Institute, David Boaz responde a esas preguntas: http://www.cato.org/libertarianmind

Comenta Boaz que las ventas de “La Rebelión de Atlas”, el libro de Ayn Rand y “Camino de Servidumbre” de F. A. Hayek, se han multiplicado en los últimos años. Según investigadores, solamente entre un 2% y un 4% de norteamericanos se dicen “libertarios”, pero entre 15 y 20% tienen visiones libertarias en muchos temas (entre 30 y 40 millones de personas). La encuesta e Gallup “Governance Survey” encuentra que el 25% de los encuestados caen en el cuadrante “libertario”, monto similar al de “conservadores” o “socialdemócratas”. Y si se les pregunta si se definirían como “conservadores fiscales” y “liberales sociales” un 44% (100 millones) aceptan esa definición.

Pero, ¿qué es ser “libertario”? Así lo define Boaz:

“Libertarianismo es la filosofía de la libertad. Es la filosofía que, en distintas formas, ha inspirado a través de la historia a quienes lucharon por la libertad, la dignidad y los derechos individuales –los primeros partidarios de la tolerancia religiosa, los opositores de la monarquía absoluta, los revolucionarios de América, los abolicionistas (de la esclavitud), los protestantes contra la guerra y los anti-imperialistas, los opositores al Nazismo y al socialismo.

Los libertarios creen en la presunción de la libertad. Esto es, los libertarios creen que la gente debe ser libre para vivir como elijan a menos que los proponentes de la coerción puedan presentar un argumento sólido. Es el ejercicio del poder, no el ejercicio de la libertad, que requiere justificación. Si seguimos la presunción de la libertad, nuestras vidas serán más libres, más prósperas, y mas satisfactorias.

El peso de la prueba tiene que estar en aquellos que quieren limitar nuestra libertad.

Debemos ser libres para vivir nuestras vidas como queramos en tanto respetemos los mismos derechos de otros. La presunción de libertad debe ser tan fuerte como la presunción de inocencia en un tribunal penal, por la misma razón. De la misma forma que no puedes probar tu inocencia contra los posibles cargos en tu contra, no puedes justificar todas las formas en las que deberías poder actuar.

Pero muy a menudo se nos dice que debemos justificar cada ejercicio de nuestra libertad. ¿Quieres agregar un dormitorio más a tu casa? ¿Quieres fumar marihuana? ¿Quieres tener un arma? ¿Quieres navegar Internet con privacidad? ¿Quieres comenzar una nueva empresa de taxis? Prueba que necesitas esa libertad.

Cuando el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, trató de imponer una prohibición en las botellas grandes de bebidas gaseosas, los activistas del estado “protector” proclamaron que ‘nadie necesita una botella grande de gaseosa’. Puede ser, pero, ¿qué pasa si quieren una? ¿No tiene la gente el derecho para elegir lo que va a comer o beber? El ex senador Richard Lugar dijo que quería prohibir ciertas armas ‘para las que no veo ningún propósito legítimo’. ¿Qué otros productos pueden no tener un ‘propósito social legítimo’? ¿Los cigarrillos? ¿Los cepillos de dientes eléctricos? ¿La cerveza ‘light’? ¿Las autobiografías de los políticos? En una sociedad libre los políticos y las mayorías políticas no deberían ser árbitros sobre lo que puede venderse y comprarse por quienes quieren hacerlo.

En forma similar, los defensores de la supervisión masiva de nuestras llamadas telefónicas y navegación por Internet nos demandan que presentemos nuestros argumentos en favor de nuestra libertad y privacidad. Están equivocados. La carga de la prueba debería recaer en aquellos que están dispuestos a compilar completas bases de datos sobre nuestras actividades. La libertad debería ser la presunción. Las restricciones a la libertad con las que necesitan justificación.

¿Son un problema los oligopolios? Y, ¿es lo mismo si se generan en el Mercado o por regulaciones? (II)

Los alumnos de OMMA en Madrid, discuten sobre olligopolios en base a este comentario:

¿Se le ocurre algún mercado oligopólico? ¿Cuál sería?

¿Genera esto algún inconveniente? ¿Debería hacerse algo al respecto?

Pongo un ejemplo: ¿no es oligopólico el mercado de calificadores de riesgo? Pues hay básicamente tres: S&P, Moody’s y Ficht’s. ¿Habría que hacer algo?

Sus opiniones:

  • Evidentemente creo que los mercados oligopolistas perfectos no se han de intervenir, ya que según la definición de estos hay una competencia entre las empresas y ninguna de ls cuales es la dominante.

También creo que la clasificación de duda las agencias de calificación actual en tandem monopolista ¿no crees?, muy dependientes de las direcciones político-financieras

  • Yo creo que el profesor ha seleccionado este ejemplo porque no habiendo una ley que obligue a usar agencias con nombre y apellidos; si que hay que usar calificaciones de riesgo y deben ser de «reconocida solvencia».

O sea, es un oligopolio sutil, disfrazado, …

Me recuerda a los sistemas de puntuacion de las oposiciones en la Universidad de mi epoca. En vez de poner que el candidato debia llamarse Pedro Perez se puntuaba mucho la docencia y casi nada las publicaciones para que ganase Pedro Perez 🙂

Aqui pasa algo similar. Si una aseguradora va al regulador con su cartera de bonos AAA segun S&P/Moody’s/Fitch no hay ningun problema. Si tu y yo creamos «Ros & Rod Risk Management» y la misma empresa va con nuestras calificaciones al regulador/banco/stakeholder como que no va a colar facil.

  • Interesantísimo el párrafo en el que hablas de que no es necesario intervenir en un mercado con estructura de oligopolio para que haya competencia y que el abuso se genera con el amigopolio.

Totalmente de acuerdo contigo. Es una auténtica pena que los políticos y los gobiernos de turno no se den cuenta de esto y que no tomen cartas en el asunto. Realmente hacen todo lo contrario: siguen colocándose en sus consejos de administración, probablemente, a cambio de favores del pasado y del futuro. Y no es que yo esté en contra del lobbismo, todo lo contrario, pero esto, desde mi punto de vista no es lo mismo. Los políticos y los gobiernos, cuanto mas lejos de la empresa privada estén, será mejor para todos!!!

  • No sólo se me ocurre un mercado oligopólico se me ocurren muchos.

El caso de España es el que conozco de primera mano, con las energéticas y la compañía Telefónica. Inconvenientes podemos encontrarlos como barreras de entrada para posibles competidores, precios fijados, todo regulado por y para ellos. Como se dice » Ellos se lo guisan, ellos se lo comen»

En cuanto a la última pregunta, si bien en un principio no se observa oligopolio, parémonos a pensar en su funcionamiento, igual algo nos nos cuadra.

Coincido con Juan totalmente, creo que pertenecen a Lobbys fuertes y poderosos, que deciden el cómo, el cuándo y el por qué.

  • Creo que la pregunta debería ser: ¿es posible la existencia de un oligopolio sin la intervención del estado? – a mi me da la impresión que en un mercado libre es complicado encontrarse con un oligopolio. He aquí un ejemplo del resultado de la intervención del estado en el mercado de las medicinas en un país pobre: http://www.elcato.org/el-salvador-el-colmo-moral-y-economico-del-oligopolio
  • El oligopolio como se indico en clase es un grupo de vendedores que se pone de acuerdo para no competir entre si. Bajo este prisma existe oligopolios en nuestras sociedades. En los comentarios anteriores se han indicado ya bastantes, (de energia, de minerales, de telecomunicaciones etc etc).

Desde mi punto de vista el problema es la relación de este tipo de empresa con el poder político (el estado). Si realmente el estado solo se centrase en defender la propiedad privada y en alguna cuestión adicional creo que la creatividad humana llevaría a que los oligopolios no perdurasen en el tiempo. Sin embargo el estado hace todo lo contrario y favorece a este tipo de actores de mercado con regulaciones que favorecen sus intereses. Los problemas que generan es que estan amparados por la regulación confeccionada a medida y a partir de aqui generan unas barreras de entradas importantes para los competidores perjudicando en ultima instancia a los consumidores. De todos es conocido los acuerdos entre estas empresas para mantener los precios a un determinado nivel que les favorece. Luego se les pilla, el estado maquilla la situación con una multita millonaria que sale en los medios y a volar. en españa el ultimo caso mas sonado en relación a esto se ha dado en el sector energetico.

Yo lo que intentaria hacer sería evitar por todos los medios que los politicos pudiesen entrar despues de sus mandatos en este tipo de empresas como recompensa a servicios prestados.

Por otro lado el mercado de calificaciones es claramente un oligopolio. Algun compañero indico que no, que si alguien tenia 2.000 millones podía hacer una cuarta agencia y listo. No estoy para nada de acuerdo. Es un mercado muy reducido, controlado y con muchos intereses por parte de todos los agentes ecónomicos y de hay que la barrera de entrada sea enorme (2.000 millones¡¡¡¡¡¡). El porque de esto según mi punto de vista:

  1. Para empezar las agencias de calificación son una visagra clave en el mercado financiero. Por una absurda sensación de seguridad los inverores quieren predicciones. Que alguien les diga que comprar, que es seguro, etc etc.
  2. Los gobiernos vieron en esta necesidad de predicciones y de seguridad un escudo frente a sus malas politicas. Los ciclos llevan pasando desde hace 200 años (ya lo dijo jose ignacio) y en esa época no habia agencias de calificación. Vieron como digo un escudo, a quien acusar en caso que las cosas fuesen mal.
  3. Para ello se crean las agencias y las empresas para cubrirse dicen que ellos sólo emiten una «opinión». Lo vimos claramente cuando fueron llamados a declarar en EEUU por el crash de las subprime.
  4. Precisamente por lo anterior (para dar una sensación de seguridad a los inversores, para cubrirse las espaldas), hay que tener controlado a quien emite las calificaciones. Se crean legislaciones a medida, marcas reconocidas (con el paso del tiempo eso si), barreras de entrada etc.
  5. Hay por ley «obligación» de pasar por ellos para poder invertir a nivel institucional (Fondos de pensiones, fondos de inversión) y tambien para poder realizar emisiones de deuda (que compraran los institucionales).
  6. Todos estos factores hacen que favorezca la aparicion del oligopolio en este sector y a nadie le interesa que esto cambie. Ni una sola de esta agencias vio, por poner un ejemplo, que lehman, freddie y fannie mac eran empresas de riesgo (las calificaban antes de su colaapso como triple AAA) que perjudicaban a los inversores claramente. Luego quiebran, las llevan al congreso, dicen que era su opinión y ninguna consecuencia.

Hay un claro oligopolio en el sector de las agencias de calificación. Y si no intentad responderme a esta pregunta. ¿quien se equivocaba al valorar estas empresas, warrent buffet que no las tocaría ni con un palo o las agencias de calificación? y ahora lo mas importante ¿porque tenian esa valoración?

Mi repuesta: Oligopolio vs sentido común,

  • Se me ocurren varios ejemplos de mercado o sectores oligopólicos en España: sector del agua, energía, telecomunicaciones…

Los inconvenientes que un mercado oligopólico pueda generar, vendrían originados por mala praxis (negociación y fijación de precios entre empresas, aunque esté prohibido) de los ejecutivos de dichas empresas quizás producidos, en parte importante, por excesos continuos en la regulación de dichos sectores y quizás también por un ambición desmesurada por parte de sus directivos (aunque este punto es mas discutible).

Lo que, a priori, parece claro es que suele tratarse de sectores que proveen productos de necesidad sin los cuales es difícil funcionar. Por este motivo, tienen una posición de fuerza importante si los comparamos con otros mercados. Además tienen una generación de recursos muy potente y relativamente estable. Las barreras de entrada son muy fuertes y es casi imposible que dejen de ser oligopolios en pro de la competencia.

Según parece, hoy en día existen más de 70 agencias de rating en todo el mundo aunque lo cierto es que el 90% del mercado está en manos de 3 de estas: Standard & Poors, Moody´s y Fitch. Desde ese punto de vista, se puede decir que este sector funciona casi como un oligopolio, pero no es menos cierto que si estos no hiciern bien su trabajo, el otro 10% restante podría llegar a incomodarlos. Aunque difícil!!

¿Una aerolínea estatal que pierde dinero o un Mercado competitivo, incluso con aerolíneas extranjeras?

La discusión en Argentina sobre la aerolínea estatal se concentra en si ésta gana o pierde dinero. Con todo lo importante que ese tema es, no es el más importante, ya que lo es más tener la posibilidad de viajar con buenos servicios a precios competitivos. Y esto no depende de una mejor o peor gestión de la empresa, sino del marco regulatorio del sector. Si éste, como ocurre, impide la competencia, entonces hay pocas opciones; si los precios son regulados no podemos esperar buenas ofertas.

Aerolineas

En muchos países, por el contrario (Estados Unidos, Europa), los mercados fueron desregulados, abiertos a la competencia, con resultados espectaculares. Aun así, todavía quedan cosas por hacer. Comenta al respecto Kenneth Button en un artículo publicado en la revista Regulation del Cato Institute (“Really Opening Up the American Skies”): http://www.cato.org/regulation/spring-2014

“Desde que se eliminaron la mayor parte de los controles económicos a fines de los 70s, el volumen de tráfico se ha multiplicado varias veces, las tarifas ajustadas por inflación han caído, la computarización a revolucionado la forma en que compran los pasajes, las millas de viajeros frecuentes se han convertido en una segunda moneda, el rango de rutas disponibles –siempre que estés dispuesto a cambiar de avión- ha aumentado a un nivel irreconocible y las empresas de bajos costos llegaron, y algunas, se fueron. La mayor parte de las aerolíneas ya no nos cobra por las valijas que otros llevan o la comida que no queremos aun en los raros casos en que era buena. Por cierto, la naturaleza del servicio ha cambiado, con menos espacio para las piernas y menos refrescos, cargos por valijas chequeadas, filas para subir al avión y, Dios lo permita, un pasajero al lado. Volar ahora es transporte, no una experiencia, se ha vuelto un producto.”

“Las ganancias fueron de distinto tipo, incluyendo tarifas más bajas, más servicios, más opciones de rutas, dando como resultado que la cantidad de pasajeros transportados creció de 250 millones en 1978 a 815 millones en 2012. Según la Asociación Americana de Transporte Aéreo las tarifas cayeron un 67% en relación a las del período regulado. Y si bien el número de vuelos a ciudades pequeñas se redujo un 25% entre 1970 y 1975 la competencia llevó a que muchas más de ellas recibieran vuelos directos en 1983 de los que recibían en 1978. La cantidad de trabajadores en la industria aumentó en 30.000 a los dos años de la desregulación.”

Pero como la regulación cierra la entrada a la competencia extranjera, el mercado se ha ido concentrando en unas pocas aerolíneas grandes: American (21,1%), Delta (16,3%), United (16%, Southwest (15,1%).

El artículo menciona que si bien la desregulación abrió el mercado a la competencia, no lo abrió a la competencia internacional. El mercado local sigue protegido: una línea aérea extranjera puede realizar vuelos internacionales hacia y desde los Estados Unidos pero no puede ofrecer vuelos locales. Si esa barrera cayera la competencia se multiplicaría en forma casi inmediata. No hay barreras “técnicas” de entrada porque las aerolíneas extranjeras ya tienen la capacidad como para ingresar al mercado: una línea aérea podría hacer un vuelo Frankfurt-Nueva York-San Francisco y subir pasajeros en NY hasta SF, algo que ahora no puede hacer porque ese en un vuelo de “cabotaje”.

Imaginemos ahora si en Argentina, Air Europa pudiera hacer un vuelo Madrid-Buenos Aires-Mendoza, y pudiera ofrecer el tramo Buenos Aires-Mendoza. O TAM hiciera un vuelo San Pablo-Córdoba-Bariloche y también ofreciera el tramo Córdoba-Bariloche.

Y no solo eso, imaginemos si Avianca o Copa o Lufthansa pudieran ofrecer, no ya un tramo de un vuelo internacional sino directamente vuelos locales: Rosario-Tucumán o Buenos Aires-Salta, o Córdoba-Misiones, o lo que fuera. ¿Los pasajeros se verían perjudicados? Siguiendo los resultados de la desregulación mencionados antes, las tarifas caerían, los vuelos se multiplicarían y hasta habría más empleos en la industria.

O sea que no son solamente las pérdidas de Aerolíneas Argentinas, sino todos los beneficios que los consumidores pierden.

 

Adam Smith: ¿sacrificarías un meñique por salvar a miles de chinos de un terremoto? Coase comenta

El artículo de Ronald Coase sobre la visión del hombre de Adam Smith, presenta una clara descripción del pensamiento de este importante autor y, resuelve también, esa supuesta paradoja entre un individuo ‘egoísta” (en la Riqueza de las Naciones) y otro altruista (en La Teoría de los Sentimientos Morales): http://www.chicagobooth.edu/~/media/59F2E558F3604398BBF9518FCF3EBC9E.PDF

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Comienza señalando que Smith habla de “interés propio”, el cual es un fuerte motivador de la conducta humana, pero no es el único, y que la inclusión de otros motivos no debilita sino que fortalece su argumento en favor del mercado. Cita a Smith en TSM respecto a simpatizar con otros porque la simpatía mutua es un placer: “Nada nos satisface más que observar en otros hombres un sentimiento de camaradería”. Esa “simpatía” es más fuerte con nuestros afectos más cercanos y se debilita a medida que nos alejamos.

Supongamos, dice, que hubiera un terremoto en China que hiciera desaparecer a cientos de miles de personas. Al conocerlo, seguramente expresaría su pesar por esa tragedia, pero no dejaría de dormir por esto; sin embargo, si perdiera su dedo meñique mañana, no dormiría y le parecería una enorme tragedia. Supongamos ahora, que el terremoto en China pudiera evitarse con la pérdida de su dedo meñique. ¿No lo haría una persona honorable?

“La naturaleza humana reacciona con horror a la idea (de que no lo hiciera), y el mundo, en su mayor depravación y corrupción, nunca produjo tal villano que pudiera considerarlo. Pero, ¿cuál es la diferencia?… Cuando estamos siempre tanto más afectados por lo que nos concierne respecto a lo que concierne a los demás, qué es lo que motiva a los generosos en toda ocasión, y a los avaros en muchas, a sacrificar sus propios intereses por el mayor beneficio de otros? No es la presión de la humanidad, no es la débil chispa de benevolencia que la Naturaleza ha encendido en el corazón humano, que es así capaz de contrarrestar los más fuertes impulsos del amor a uno mismo… Es un amor más fuerte, una afección más poderosa, que usualmente aparece en tales ocasiones: el amor de lo que es honorable y noble, de la grandeza y dignidad y superioridad de nuestro propio carácter”.

Para Coase, no es el amor a la humanidad lo que nos lleva a realizar ese sacrificio sino cómo nos vemos desde la perspectiva de un espectador imparcial. “Tenemos que aparecer valiosos ante nuestros propios ojos. No es amor por los chinos (por quienes no tenemos ningún sentimiento), sino amor por la dignidad y superioridad de nuestro propio carácter que, si tuviera que sacrificar su propio meñique, llevaría a una persona a hacerlo”.

En esta decisión entran en juego, también, los costos. Si en lugar de salvar a cientos de miles de chinos fueran solo cien y para eso tuviera que sacrificar mis piernas y brazos, seguramente la respuesta sería otra.

Concluye Coase sobre este ejemplo: “Se observará que el relato de Adam Smith sobre el desarrollo de nuestros sentimientos morales se centra esencialmente en uno mismo. Nos preocupamos por otros porque, por una respuesta simpática, sentimos como ellos sienten, porque disfrutamos compartir la simpatía, y porque queremos aparecer admirables ante nuestros propios ojos, y nos ajustamos a normas de conducta aceptadas por la sociedad en buena medida porque queremos ser admirados por otros. El impacto de estos factores se debilita por el hecho que las fuerzas que generan sentimientos de benevolencia tienen que superar a aquellos que provienen del interés propio, más estrechamente concebido, con nuestra percepción de los resultados distorsionada por el auto-engaño”.

Termina Coase diciendo:

“Es erróneo creer, como generalmente se hace, que Adam Smith tenía una visión del hombre como el ‘homo economicus’, racionalmente persiguiendo su propio interés en forma estrecha. Smith no hubiera pensado que era sensible tratar al hombre como un racional maximizador de utilidad. Piensa en el hombre tal como es: dominado, es verdad, por el amor a sí mismo pero no sin preocuparse de los demás, capaz de razonar pero no necesariamente de tal forma que le permita llegar a la conclusión correcta, observando los resultados de sus acciones pero tras un velo de auto-engaño. Sin duda los sicólogos modernos han sumado mucho, en general correcto, a esta visión del siglo XVIII sobre la naturaleza humana. Pero si uno está dispuesto a aceptar que la visión del hombre de Adam Smith contiene, si bien no toda la verdad, al menos gran parte de ella, la comprensión que su pensamiento tiene una base mucho más amplia de lo que normalmente se asume hace más poderoso su argumento en favor de la libertad económica y sus conclusiones más convincentes.”

 

Orden espontáneo: fenómenos sociales que son fruto de la acción humana, no del designio humano

En un artículo publicado en la revista Libertas 6, 1987, Ezequiel Gallo comenta “La Tradición del orden social espontáneo”, analizando las contribuciones de los escoceses Adam Ferguson, David Hume y Adam Smith. De ese texto, reproduzco su explicación y comentario de la famosa frase del primero de esos autores cuando se refiere a los fenómenos sociales que son “fruto de la acción humana pero no del designio humano”. Esta es la esencia de un orden espontáneo, algo que cuesta mucho comprender.

“… ¿cómo fue posible que en ciertos momentos, ese ser frágil e imperfecto que es el hombre fuera capaz de crear riqueza y abandonar siquiera fugazmente, la condición de atraso y pobreza a la que parece condenado? Las primeras reflexiones a partir del interrogante planteado apuntan a señalar cómo no ocurrió ese tránsito. El cambio no fue originado por un plan «maestro» generado en la cabeza de un hombre o en un cónclave de notables. Tampoco fue el resultado de algún contrato original donde se acordaron de una vez las instituciones que habían de regir los destinos de la humanidad: «Ninguna sociedad se formó por contrato» —diría Ferguson—, «ninguna institución surgió de un plan [ … ] las semillas de todas las formas de gobierno están alojadas en la naturaleza humana: ellas crecen y maduran durante la estación apropiada». Y luego redondea esta noción en uno de los más afortunados pasajes de su Ensayo sobre la sociedad civil:

Ferguson

«Aquel que por primera vez dijo: ‘Me apropiaré de este terreno, se lo dejaré a mis herederos’ no percibió que estaba fijando las bases de las leyes civiles y de las instituciones políticas. Aquel que por primera vez se encolumnó detrás de un líder no percibió que estaba fijando el ejemplo de la subordinación permanente, bajo cuya pretensión el rapaz lo despojaría de sus posesiones y el arrogante exigiría sus servicios.

Los hombres en general están suficientemente dispuestos a ocuparse de la elaboración de proyectos y esquemas, pero aquel que proyecta para otros encontrará un oponente en toda persona que esté dispuesta a proyectar para sí misma. Como los vientos que vienen de donde no sabemos [ … ] las formas de la sociedad derivan de un distante y oscuro pasado; se originan mucho antes del comienzo de la filosofía en los instintos, no en las especulaciones de los hombres. La masa de la humanidad está dirigida en sus leyes e instituciones por las circunstancias que la rodean, y muy pocas veces es apartada de su camino para seguir el plan de un proyectista individual.

Cada paso y cada movimiento de la multitud, aun en épocas supuestamente ilustradas, fueron dados con igual desconocimiento de los hechos futuros; y las naciones se establecen sobre instituciones que son ciertamente el resultado de las acciones humanas, pero no de la ejecución de un designio humano. Si Cronwell dijo que un hombre nunca escala tan alto como cuando ignora su destino, con más razón se puede afirmar lo mismo de comunidades que admiten grandes revoluciones sin tener vocación alguna para el cambio, y donde hasta los más refinados políticos no siempre saben si son sus propias ideas y proyectos las que están conduciendo el estado».

Es conveniente subrayar dos aspectos de esta intuición tan fértil de Ferguson. En primer lugar, el autor escocés afirma que los hombres no «inventan» desde cero, sino que innovan a partir de circunstancias e instituciones que fueron el fruto de acciones humanas anteriores. En segundo término, esas circunstancias surgieron como consecuencia de la yuxtaposición de una multitud de planes individuales que al entrecruzarse produjeron muchas veces resultados que no eran queridos por sus autores. Así Hume, por ejemplo, afirmaba que las reglas de justicia, y especialmente de la propiedad, eran muy ventajosas para todos los integrantes de la comunidad «a pesar de que ésa no había sido la intención de los autores».16 Es importante advertir, finalmente, que una parte muy significativa de nuestras instituciones (justicia, moneda, mercados, lenguaje, etc.) emergieron espontáneamente de esas interacciones humanas bastante antes que pensadores y analistas sistematizaran sus contenidos. Esto es, por ejemplo, lo que nos dice Ferguson sobre el lenguaje:

«Tenemos suerte de que en estos, y otros, artículos a los cuales se aplica la especulación y la teoría la naturaleza prosigue su curso, mientras el estudioso está ocupado en la búsqueda de sus principios. El campesino, o el niño, pueden razonar y juzgar con un discernimiento, una consistencia y un respeto a la analogía que dejaría perplejos al lógico, al moralista y al gramático cuando encuentran el principio en el cual se basa el razonamiento, o cuando elevan a reglas generales lo que es tan familiar y tan bien fundado en casos personales».

La «simpatía» hacia los demás en Adam Smith, ¿contradice la búsqueda del interés personal?

Vemos con los alumnos de la UBA Económicas al Adam Smith del libro “Teoría de los Sentimientos Morales” parece ser diferente del autor de “La Riqueza de las Naciones”. Muchos han planteado una contradicción entre la visión que Smith tiene del ser humano en uno y otro texto. Más adelante comentaremos las contribuciones de dos premios Nobel de Economía sobre este tema, que se ha dado en llamar “El problema de Adam Smith”. Estos dos autores, adelanto, sostienen que no existe una contradicción.

Entonces, ¿de dónde salió este problema? Bueno, parece estar presente ya en el primer párrafo del primer capítulo de la Teoría. Dice así:

“Por más egoísta quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos de su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros de tal modo, que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla. De esta naturaleza es la lástima o compasión, emoción que experimentamos ante la miseria ajena, ya sea cuando la vemos o cuando se nos obliga a imaginarla de modo particularmente vívido. El que con frecuencia el dolor ajeno nos haga padecer, es un hecho demasiado obvio que no requiere comprobación; porque este sentimiento, al igual que todas las demás pasiones de la naturaleza humana, en modo alguno se limita a los virtuosos y humanos, aunque posiblemente sean éstos los que lo experimenten con la más exquisita sensibilidad. El mayor malhechor, el más endurecido transgresor de las leyes de la sociedad, no carece del todo de ese sentimiento.”

AdamSmith

¿No es, acaso, Adam Smith quien nos habla de que las personas persiguen su interés personal, que no esperamos de la bondad del carnicero que éste tenga en su comercio la carne que necesitamos para nuestra comida de hoy? ¿Qué no apelamos a su bondad sino a su interés? Gran parte de la economía parece haberse quedado en estos aportes del autor y profundizado su visión del individuo egoísta denominado “maximizador de utilidad” y, en particular, de utilidad monetaria.

Ya veremos en siguientes posts opiniones diferentes, señalando desde distintas perspectivas que no hay tal contradicción. Una de esas interpretaciones es la que da mi amigo y profesor Walter Castro, aquí en esta breve conferencia: http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php?title=Castromercados

Para él, la moral es un “proceso de mercado”, un proceso evolutivo que se desarrolla a través de intercambios, y si hay intercambios, entonces, la relación entre lo que se entrega y lo que se recibe bien podría llamarse un precio. Serían, por ejemplo, de benevolencia por gratitud o magnanimidad por admiración. Para entender bien el punto pensemos en nuestras propias actitudes, ¿cuánto tiempo seguiremos haciendo favores a alguien si no recibimos ningún tipo de agradecimiento?

También habría otro tipo de “intercambios”, que llama de justicia, del tipo: no me matas, no te mato; no me robas, no te robo. Un tercer tipo sería el de “vindicación por daño”, ya que quien se siente dañado (no ya físicamente, sino moralmente) demanda una vindicación. Se intercambian sentimientos, comportamientos, juicios de aprobación.

Estos “intercambios” pueden explicarse a partir del concepto de “simpatía” que Adam Smith presenta en la TSM, esa atracción que tenemos hacia otros y esa aprobación que buscamos por parte de los otros hacia nuestros actos. “Como si estuviéramos esperando la aprobación del otro”. La “simpatía” se produce de una forma particular, nos ponemos en el lugar del otro y entendemos sus penas y sus alegrías, pero nunca lo serán en la misma intensidad de quien las tiene. Por eso, rebajamos el “tono” de nuestras pasiones para que el otro pueda aceptarnos.

Esa “simpatía” hacia los demás se va haciendo más débil a medida que nos alejamos en las relaciones, pero en el centro está uno mismo. De allí su pareja, familia, hijos, parientes, amigos, y se va inevitablemente debilitando a medida que nos alejamos del centro, que somos cada uno de nosotros. Como los demás también se posicionan ellos mismos en su centro, tenemos que “bajarnos” de allí, moderar nuestras pasiones, para encontrarnos a un nivel similar, que nos permita recibir su aprobación.

Es el proceso de socialización, el beneficio es que nos aprueben, el costo es que tenemos que bajar las pasiones y moderarlas, gracias a este gran proceso de intercambios. ¿De qué? De valores. Cuando un intercambio de ese tipo se hace general, es decir, que lo comparto con personas con las que incluso apenas tengo relación, se convierte en una norma social, por ejemplo, la condena general al asesinato.

¿Igualdad de derechos o de resultados? Se buscan iguales resultados en la economía, no en la política

En un post anterior encabezado por la pregunta si unos nacieron para gobernar y otros para ser gobernados, la cita del autor terminaba planteando que si no es posible ni conveniente obtener los mismos resultados, había que garantizar el mismo trato bajo la ley.

Creo encontrar en las respuestas y comentarios de los alumnos a éste y otros posts una visión que trata a los derechos y libertades políticas en forma diferente que los derechos y libertades económicas. No importa quién los haya escrito pero tomo dos de esos comentarios para considerarlos:

“En mi opinión, no nacieron unos para gobernar y dirigir y el resto de para ser gobernados y dirigidos. Todos tenemos el derecho de gobernar. Algunos nacen con la facilidad de afrontar proyectos, tomar decisiones y “ponerse al hombro” un grupo de personas y otros se sienten más cómodos siguiendo a la persona con que se identifican por su forma de pensar o ser.

Todas las personas nacen con un talento a explotar; venimos al mundo a actuar, y tenemos la posibilidad desde nuestro lugar de “cooperar con otros para alcanzar los objetivos que ningún individuo solo podría alcanzar”. Queda en cada uno ver en que momento lo exterioriza y si tiene la oportunidad de hacerlo; esto tiene que ver con la personalidad de cada uno. Pero sin dudas, todos tenemos derecho a gobernar, siempre desde un lugar responsable y debidamente formados para el desafío que implica el gobernar a otros.”

Lo que se plantea aquí es que todos tenemos el derecho a participar o no de la competencia política. Podemos hacerlo o no; recibimos el mismo trato bajo la ley y el sistema político; no hay ninguna demanda de trato diferencial para igualar las posibilidades políticas de los distintos ciudadanos. Ahora presento otro:

“Evidentemente, los derechos de los ciudadanos han ido evolucionando a lo largo del tiempo, con esto me refiero a que se han introducido aquellos que no eran considerados en décadas pasadas, protegiendo por ejemplo la figura del niño y la mujer con tratados internacionales. Pero creo que aún hoy, no podemos hablar de igualdad en cuanto a derechos; no todos los habitantes de una misma Nación cuentan con las mismas posibilidades de acceder a ellos. Si bien en la Argentina, considero que se ha avanzado con la incorporación del matrimonio igualitario por ejemplo, todavía nos encontramos con muchas trabas para que determinados sectores tengan libre acceso a sus derechos. Asimismo, pienso que no podemos hablar de igualdad de derechos cuando un niño en el norte del país no puede acceder a la misma educación que uno que vive en cualquier ciudad de otra provincia. Llevándolo a nivel mundial, por supuesto que este tema es mucho mas complejo, pero hablando a nivel país, pienso que falta mucho para decir que todos los habitantes cuentan con los mismos derechos.”

Esta visión hace hincapié en el resultado (‘no podemos hablar de igualdad de derechos cuando un niño…).

Me parece ver que muchos estudiantes aceptan sin mayor duda una visión “negativa” de los derechos políticos (somos libres de participar o no, si queremos, pero no tenemos ‘derecho’ a ningún resultado en particular, esto es, por ejemplo, a ser electos) pero una visión “positiva” de derechos relacionados con resultados, en general económicos, (se debe obtener un cierto resultado).

¿Existe una contradicción? ¿Si hay simplemente un derecho a participar de la política debería extenderse esa idea al resto de nuestras acciones? Es decir, tenemos derecho a participar o no de las actividades económicas pero no tenemos derecho a ningún resultado en particular.

O deberían, al igual que proponen igualdad de resultados económicos, garantizar la igualdad de resultados políticos? Algo de eso hay, porque hay, por ejemplo, una cuota ‘femenina’ en muchos congresos. ¿Estarían dispuestos también a proponer una cuota para pobres o la asignación de sitios en el Congreso según los niveles de ingreso per cápita? Por ejemplo, 20 escaños para los votantes de tanto a tanto ingreso anual, otro 20% para los otro tanto ingreso anual y así?

Me parece que no les gustaría la idea, pero me pregunto por qué no tienen problema en aceptarla en cuanto a los resultados económicos se refiere.

La competencia en el mercado del petróleo: ¿hay competencia? ¿Hay un cartel? ¿es sostenible? (IV)

La Consultora Accenture informa que las importaciones netas de petróleo de Estados Unidos han caído 56% desde 2005: http://www.accenture.com/us-en/Pages/insight-stats-energy-net-oil-imports-united-states-fallen.aspx?c=glb_acnemalert_10001751&n=emc_0215&emc=20747806:emc-030215

Los alumnos de OMMA en Madrid, discuten sobre la competencia en el mercado del petróleo en base a este comentario (van sin los nombres completos):

“Dice la noticia, ya por todos conocida:

El petróleo de Texas (WTI) rebotó hoy 5,27 % y cerró en u$s 48,69 el barril, terminando la semana con un alza del 0,68 %, la primera subida tras siete semanas de retroceso. Al término de la sesión de hoy en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos futuros del WTI para entrega en febrero próximo, que se toman como referencia, subieron 2,44 dólares respecto al cierre del jueves. Tras varios días de fuerte volatilidad, el petróleo de referencia en Estados Unidos cerró la semana con un alza de 33 centavos, lo que le sirvió para romper la tendencia negativa que arrastraba.”

¿Hay competencia? ¿Hay un cartel? ¿Cómo impactarán los costos en la actividad hacia el futuro?

Sus opiniones:

  • Me gustaría empezar mencionando parte del comentario del compañero Juan Rodriguez que me parece muy adecuado para explicar la situación. “la propia OPEP, manteniendo los precios elevados, ha hecho surgir nuevos productores que hacen bajar los precios.”

Las preguntas sobre si hay un cartel y competencia están muy relacionadas. Durante las décadas pasadas el cartel de la OPEP funciono muy bien para sus miembros. La OPEP forzó un precio mediante el control de la oferta. Esta estrategia transformo el petróleo en una industria muy rentable y muy interesante que atrajo el interés de nuevos jugadores en el mercado, nuevas tecnologías y nuevos yacimientos.En consecuencia la oferta de petroleo disponible ha aumentado.

En el artículo de Daniel Lacalle en el blog Lleno de Energía del 30/11/2013 se menciona varias causas que pueden explicar los precios actuales.

1 Un aumento de la producción, gracias a las nuevas técnicas y nuevos países productivos como Canadá y EE.UU.

2 La disminución de la “prima geopolítica” en el precio del crudo. Esta prima está asociada a la inestabilidad de los países productores, pero con la entrada de Canadá y EE.UU esta prima se ha reducido.

3 La reducción de la demanda producida por las políticas de eficiencia y la desaceleración económica de China y la fluctuación de las economías emergentes.

Para terminar quería mencionar una frase del artículo que considero muy ilustrativa

“El último barril de petróleo no va a costar millones de dólares. Valdrá cero.”

  • Como decia un politico gallego «lo importante es que hablen de ti aunque sea bien» 🙂

Uniendo este debate con el de monopolios se ve que en una economia libre el supuesto monopolista acaba con su posible abuso a base de una politica de «pan para hoy y hambre para mañana». Encareciendo el producto estas invitando a competidores, sustitutos, etc. que a la larga van a matar a tu gallina de los huevos de oro. Si esto pasa con un bien esencial de demanda inelastica como el petroleo, ?que no pasara con bienes prescindibles?

  • Desde el punto de vista austriaco, la competencia es un proceso donde concurren múltiples peticiones de un bien, por tanto, podríamos afirmar que en el mercado del petróleo hay competencia.

El concepto de cartel que hemos estudiado es aquel en el cual una o varias empresas controlan el proceso de suministro de forma que pueden restringir el suministro para hacer que los precios aumenten. Entiendo por tanto que en el mercado del petróleo no existe un cartel, si bien pueden existir países productores que se asocian (OPEP) para intentar influir en el mercado á través de la producción.

En principio un descenso del precio del petróleo genera unos menores costes. Al haber menores costes, los productos de consumo dependientes del petróleo podrán hacer que a los empresarios les resulte más atractivo realizar intercambios a menor precio (de dichos productos de consumo) aumentando esto. Por tanto, una disminución del precio del petróleo debería generar más actividad de intercambio en diversos mercados.

Respecto al precio del petróleo, entiendo que la disminución del precio se ha podido deber a dos factores. Por un lado el descenso de la demanda motivado por la evolución económica en diversas regiones, donde se aprecia un reducción del crecimiento de la economía (Europa, China,…) haciendo que los compradores tengan una valoración subjetiva menor del petróleo. Por otro lado, una reacción estratégica de algunos países productores que al “hacer” caer los precios, provocan que ciertos proyectos de inversión en extracción de petróleo se vuelvan económicamente no rentables.

Otro de los posibles efectos esperados de la caída del precio podría ser la decisión de los países productores de “almacenar” la producción a la espera de que el precio vuelva a aumentar. Esta restricción de la oferta podría producir a medio y largo plazo un aumento del precio.

  • Me alineo con la respuesta de Jose, en la definición de cálculo de precio en oferta única de producto, pero me gustaría ampliar que el precio del petróleo no únicamente se define con lo que sucede en el mundo petróleo, sino también con los sustitutos.

Nihil novum sub sole, ya ha sucedido, el aceite de ballena fue sustituído por derivados del petróleo hace más de 100 años, y su precio se determinaba no únicamente por lo que sucedía en el sector aceite de ballena, sino por sustitutos de menor precio.

Hemos visto como ha habido un desacople entre el precio del petróleo y de los bienes sustitutos, y así hoy en día tenemos el barril a unos 50USD, pero compitiendo con gas a menos de 20USD por barril equivalente.

Nos encontramos en un mercado con demanda y oferta muy inelásticas, y con barreras de salida y entrada para pasar a sustitutos, pero un periodo prolongado de desacople provoca que muchos biz case salgan positivos y se acometan las inversiones necesarias, con payback debido a los ahorres originados en el desacople de precio del petróleo con sus sustitutos.

En general los países buscan seguridad de suministro, estabilidad y precio competitivo. Seguridad de suministro, ya hemos visto a países como Rusia usando la energía como herramienta de coacción, y en cuanto al precio, los sustitutos son mucho más barato: 450km con un Tesla cuestan menos de 2€ de carga eléctrica. Todas las inversiones en LNG en Europa no salen del buio como dicen en Italia.

También recordar que el consumo es una consecuencia del precio, no un determinante del mismo. Mayor precio, reduce el consumo. En sector petróleo vemos como la presencia de un cartel, que en pasado sí que ejercía de cartel, ha ido perdiendo demanda debido a la posición de manipulación curva de oferta y precios. Hoy en día, el único monopolio del petróleo es en el transporte, y no en todo, los trenes no tanto tiempo atrás aún iban con gasóleo.

Los productos con demanda inelástica sufren grandes bandazos en precio dependiendo de la escasez o abundancia relativa del producto.

En definitiva, hay competencia, no hay cartel y los costes no impactan en el precio.

– Hay competencia por los sustitutos, por mayoría de no alineados y por como se ha comentado varias veces en el foro, por necesidades ineludibles de productores en estado de dependencia de los ingresos dados por la renta petrolera.

– No hay cartel, hoy en día. En qué influiría un cartel del aceite de ballena para manipular su precio?

– Los costes no impactan en el precio.

  • voy a intentar contestar a las preguntas que el Profesor plantea:

– ¿Hay un cartel? ¿Hay competencia?

Hasta el desplome de los precios el panorama era el siguiente:

La oferta mundial de petroleo se puede dividir en dos grupos principales: los paises de la OPEP y el resto de paises. Una de las diferencias entre estos dos grupos es que los paises que forman parte del primero están sometidos a una cuota de producción, por lo tanto, normalmente producen por debajo de su maxima capacidad de producción. Esta situación solo la pueden alcanzar aquellos productores cuyos margenes son mayores a los requisitos minimos que aseguran la continuidad de la actividad, su actividad genera rentas. Además, los productores pertenecientes a la OPEP tienen una participación en la oferta del mercado mayor al resto de paises.

Dado que la demanda es inelastica en este mercado y que los precios oscilan cuando existen desequilibrios entre la oferta y la demanda, los unicos que tienen opción de manipular los precios son estos paises oferentes. Tienen capacidad de producción ociosa, pueden aumentar o disminuir la producción e influir en ambos casos en los precios, reducirlos o incrementarlos, respectivamente. Por el contrario, el segundo grupo, el resto de productores, normalmente trabaja a su máxima capacidad de producción, no tienen la facultad de manipular los precios.

La OPEP ha tenido poder de mercado caracteristico de los monopolios, ya que el precio al que ha realizado sus ventas está por encima del punto de equilibrio, en el que el coste y el ingreso marginal se igualan en un mercado en competencia perfecta. El margen de su precio de venta es mas alto con respecto al coste marginal de equilibrio.

Sigue existiendo el cártel aunque le auguro un cercano fin, porque no todos los paises que lo forman van a poder soportar los precios actuales. Hay competencia, su existencia a dado lugar al desplome de precios.

– ¿Como impactaran los costos en la actividad hacia el futuro?

Pienso que los costos se iran reduciendo, porque los precios dificilmente volveran a superar los 100$ barril. Es la competencia que los empresarios afanosos de lucro entre sí desatan la que impiden la pervivencia de precios «falsos» para los factores de producción, como escribia Mises en la Acción Humana.

¿Nacieron unos para gobernar y dirigir y el resto de nosotros para ser gobernados y dirigidos?

Más tema para que los alumnos de Derecho puedan discutir. David Boaz, en si recientemente publicado libro “The Libertarian Mind”, comenta sobre los derechos que tenemos. Aunque se refiere a los Estados Unidos, el tema se extiende a todo otro ámbito: http://www.cato.org/libertarianmind

En una sección titulada “Derechos básicos”, dice:

“Cualquier teoría sobre los derechos tiene que empezar en algún punto… “Los humanos, a diferencia de los animales, llegan al mundo sin un conocimiento instintivo sobre sus necesidades y tienen que satisfacerlas. Como dijera Aristóteles, el hombres es un animal que delibera y razona; los humanos usamos el poder de la razón para comprender cuáles son nuestras necesidades, el mundo que nos rodea, y cómo usar ese mundo para satisfacer nuestras necesidades. Por ello necesitamos un sistema social que permita usar la razón, actuar en este mundo, y cooperar con otros para alcanzar los objetivos que ningún individuo solo podría alcanzar.”

“Cada persona es un individuo único. Los humanos somos seres sociales –nos gusta interactuar con otros, y nos beneficia-, pero pensamos y actuamos individualmente. Cada individuo es dueño de sí mismo. ¿Qué otras posibilidades existen a la propiedad sobre uno mismo?

  • Alguien –un rey o una raza superior- podría ser dueña de otros.
  • Platón y Aristóteles por cierto argumentaron que había distintas clases de humanos, algunos más competentes que otros, y así dotados con el derecho y la responsabilidad de mandar, así como los adultos guían a los niños. Algunas formas de socialismo y colectivismo –explícita o implícitamente- se basan en la noción de que mucha gente no es competente para tomar decisiones sobre sus propias vidas, por lo que los más talentosos deberían tomarlas por ellos. Pero eso significaría que no habría derechos universales, solo derechos que algunos poseen y otros no, negando la esencial humanidad de quienes resultan propiedad de otros.
  • Todos somos dueños de todos – un completo sistema comunista
  • En este sistema, antes que alguien pueda actuar necesitaría el permiso de todos los demás. Pero, ¿cómo podría cada persona otorgar permiso sin consultar a todos los demás? Da como resultado una regresión infinita, y cualquier acción resulta imposible. En la práctica, como tal propiedad mutua es imposible, el sistema se reduce al anterior: alguien, o algún grupo es dueño de todos los demás. Eso es lo que ocurrió en los estados comunistas. El partido se convirtió en la elite dictatorial gobernante.

Así, tanto el gobierno comunista como el aristocrático dividen al mundo en facciones o clases. La única posibilidad humana, lógica, y adecuada a la naturaleza de los seres humanos es la “propiedad sobre uno mismo”. Obviamente, esta discusión solamente ha rasgado la superficie de esta cuestión; en todo caso me gusta la breve definición de Jefferson: Los derechos naturales son evidentes en sí mismos.

Los conquistadores y opresores le han dicho a la gente por siglos que los seres humanos no fueron creados iguales, que algunos están destinados a gobernar y otros a ser gobernados. Para el siglo XVIII la gente había rechazado esta vieja superstición, Jefferson la denunció con esta feliz expresión: “La gran masa de la humanidad no nacido con monturas sobre sus espaldas, ni algunos pocos favorecidos con botas para montarlos y dirigirlos por la gracia de Dios”. En el siglo XXI, la idea de igualdad es casi universalmente aceptada. Por supuesto, la gente no tiene la misma estatura, igual belleza, inteligencia, bondad, o éxito. Pero tienen iguales derechos, por lo que deberían ser igualmente libres. Como escribió el jurista estoico Cicerón: “Si es indeseable igualar la riqueza y todos no pueden tener los mismos talentos, los derechos legales, al menos, deberían ser iguales para todos los ciudadanos de la misma comunidad”.