North & Douglass plantean las causas del cambio institucional. North luego iría por las ideas y valores

Con los alumnos de la materia Economía e Instituciones de OMMA-Madrid comenzamos viendo el ya clásico artículo de Douglass C. North y Robert P. Thomas “Una teoría económica del crecimiento del mundo occidental”, (Revista Libertas VI: 10 (Mayo 1989). Allí, los autores elaboran una teoría sobre el cambio institucional. North recibiría luego el premio Nobel por sus contribuciones en este campo, pero en alguna medida cambió su visión más adelante, particularmente en su libro “Understanding the process of economic change”, donde, en vez de presentar a los cambios en los precios relativos y la población como determinantes de esos cambios hace más hincapié en la evolución de los valores e ideas. Pero aquí, algunos párrafos de este trabajo:

North

“En este artículo nos proponemos ofrecer una nueva explicación del crecimiento económico del mundo occidental. Si bien el modelo que presentamos tiene implicaciones igualmente importantes para el estudio del desarrollo económico contemporáneo, centraremos nuestra atención en la historia económica de las naciones que formaron el núcleo del Atlántico Norte entre los años 1100 y 1800. En pocas palabras, postulamos que los cambios en los precios relativos de los productos y los factores de producción, inducidos inicialmente por la presión demográfica malthusiana, y los cambios en la dimensión de los mercados, dieron lugar a una serie de cambios fundamentales que canalizaron los incentivos hacia tipos de actividades económicas tendientes a incrementar la productividad. En el siglo XVIII estas innovaciones institucionales y los cambios concomitantes en los derechos de propiedad introdujeron en el sistema cambios en la tasa de productividad, los cuales permitieron al hombre de Occidente escapar finalmente al ciclo malthusiano. La llamada «revolución industrial» es, simplemente, una manifestación ulterior de una actividad innovadora que refleja esta reorientación de los incentivos económicos.”

“Las instituciones económicas y, específicamente, los derechos de propiedad son considerados en general por los economistas como parámetros, pero para el estudio de largo plazo del crecimiento económico son, evidentemente, variables, sujetas históricamente a cambios fundamentales. La naturaleza de las instituciones económicas existentes canaliza el comportamiento de los individuos dentro del sistema y determina, en el curso del proceso, si conducirá al crecimiento, al estancamiento o al deterioro económico.

Antes de avanzar en este análisis, debemos dar una definición. Resulta difícil asignar un significado preciso al término «institución», puesto que el lenguaje común lo ha utilizado en formas diversas para referirse a una organización (por ejemplo, un banco), a las normas legales que rigen las relaciones económicas entre la gente (la propiedad privada), a una persona o un cargo (un rey o un monarca), y a veces a un documento específico (la Carta Magna). Para nuestros fines, definiremos una «institución» o una disposición institucional (que es, en realidad, un término más descriptivo) como un ordenamiento entre unidades económicas que determina y especifica la forma en que -estas unidades pueden cooperar o competir.

Como en el caso más conocido de la introducción de un nuevo producto o un nuevo proceso, las instituciones económicas son objeto de innovaciones porque a los miembros o grupos de la sociedad les resulta aparentemente provechoso hacerse cargo de los costos necesarios para llevar a cabo tales cambios. El innovador procura obtener algún beneficio imposible de conseguir con los antiguos ordenamientos. El requisito básico para introducir innovaciones en una institución o un producto es que las ganancias que se espera obtener excedan los presuntos costos de la empresa; sólo cuando se cumple este requisito cabe esperar que se intente modificar la estructura de las instituciones y los derechos de propiedad existentes en el seno de la sociedad. Examinaremos sucesivamente la naturaleza de las ganancias potenciales y de los costos potenciales de tal innovación y exploraremos luego las fuerzas económicas que alterarían la relación de dichos costos y ganancias a lo largo del tiempo.”

 

El debate Hayek-Keynes sobre las crisis y los ciclos económicos: Mises resume la teoría austriaca

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I de la UBA vemos, en el marco del debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y los ciclos, el artículo de Mises “La Teoría Austriaca del Ciclo Económico”, Revista Libertas XII: 43 (Octubre 2005). Así la resume:

Mises1

“Al emitir medios fiduciarios, y con ello me refiero a billetes bancarios sin respaldo de oro o cuentas corrientes que no son enteramente respaldadas en reservas de oro, los bancos están en posición de expandir el crédito considerablemente. La creación de estos medios fiduciarios adicionales les permite extender crédito más allá del límite establecido por sus propios activos y por los fondos que le han sido confiados por sus clientes. Intervienen en el mercado en este caso como “oferentes” de crédito adicional, creado por ellos mismos, producen así una reducción en la tasa de interés, la que cae por debajo del nivel en que estaría sin su intervención. La reducción de la tasa de interés estimula la actividad económica. Proyectos que no hubieran sido considerados “rentables” si la tasa de interés no hubiera estado influenciada por la manipulación de los bancos, y que, por lo tanto, no se hubieran realizado, son ahora, sin embargo, “rentables” y pueden iniciarse. Este estado más activo de los negocios lleva a una demanda creciente de materiales de producción y de trabajo. Los precios de los medios de producción y de los salarios del trabajo crecen, y el incremento en los salarios lleva, a su turno, a un incremento en los precios de los bienes de consumo. Si los bancos evitaran una extensión adicional del crédito y se limitaran a lo que ya han hecho, el auge terminaría rápidamente. Pero los bancos no se desvían de su curso de acción; continúan expandiendo el crédito en mayor y mayor escala, y los precios y los salarios continúan creciendo en forma correspondiente.

Este movimiento ascendente, sin embargo, no puede continuar en forma indefinida. Los medios materiales de producción y de mano de obra disponibles no se han incrementado; lo único que se ha incrementado es la cantidad de medios fiduciarios que pueden cumplir el mismo rol que el dinero en la circulación de los bienes. Los medios de producción y de trabajo que han sido desviados hacia las nuevas empresas han sido desplazados de otras. La sociedad no es suficientemente rica para permitir la creación de nuevas empresas sin quitar algo de otras. En tanto y en cuanto la expansión del crédito es continua esto no será notado, pero esta extensión no puede ser empujada indefinidamente. Porque si se realizara un intento para evitar el freno repentino del movimiento ascendente (y el colapso de los precios que resultaría de ello) por medio de crear más y más crédito, se obtendría un continuo y cada vez más rápido incremento de los precios. Pero la inflación y el auge pueden continuar suavemente en tanto y en cuanto el público piense que el movimiento ascendente de los precios terminará en el futuro cercano. En cuanto la opinión pública se da cuenta de que no hay razón para esperar un fin en la inflación, y que lo precios continuarán creciendo, aparece el pánico. Nadie quiere mantener su dinero, porque su posesión implica pérdidas mayores y mayores de un día para el otro; todos se apresuran a intercambiar dinero por bienes, la gente compra cosas que no necesita demasiado sin considerar el precio, tan solo para deshacerse del dinero. Este es el fenómeno que ocurrió en Alemania y en otros países que siguieron una política de prolongada inflación, conocida como la “huída hacia valores reales”. Los precios de los productos crecen aceleradamente como también los tipos de cambio de las monedas extranjeras, mientras que el precio de la moneda doméstica cae casi a cero. El valor de la moneda colapsa, como fue el caso en Alemania en 1923.

Si, por el contrario, los bancos decidieran frenar la expansión de crédito a tiempo para prevenir el colapso de la moneda y si se pusiera así un freno al auge, se verá rápidamente que la falsa impresión de “rentabilidad” creada por la expansión crediticia ha llevado a inversiones injustificadas. Muchas empresas o negocios que habían sido iniciados gracias a la reducción artificial de la tasa de interés, y que han sido sostenidos gracias al incremento artificial de los precios, ya no son más rentables. Algunas empresas reducen su escala de operación, otras cierran o quiebran. Los precios colapsan; la crisis y la depresión siguen al auge. La crisis y el siguiente período de depresión son la culminación del período de inversiones injustificadas ocasionadas por la extensión del crédito. Los proyectos que deben su existencia al hecho de que alguna vez parecían “rentables” en las condiciones artificiales creadas en el mercado por la extensión del crédito y el incremento de los precios derivado de éste, han cesado de ser “rentables”. El capital invertido en estas empresas es perdido en la medida de que se encuentra hundido.”

 

Para Alberdi las libertades políticas tienen claros contenidos económicos. Tan claros que no los ven?

Con los alumnos de la Facultad de Derecho leemos los Caps 1 y 2 del libro “Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina. Para Alberdi las libertades políticas tienen claros contenidos económicos.

Alberdi 3

Por ejemplo:

La libertad o derecho de petición, es una salvaguardia de la producción económica, pues ella ofrece el camino de obtener la ejecución de la ley, que protege el capital, la tierra y el trabajo, sin cuya seguridad la riqueza carece de estímulo y la producción de objeto.

La libertad o derecho de locomoción es un auxilio de tal modo indispensable al ejercicio de toda industria y a la producción de toda riqueza, que sin ella o con las trabas puestas a su ejercicio, es imposible concebir la práctica del comercio, v. g., que es la producción o aumento del valor de las cosas por su traslación del punto de su producción al de su consumo; y no es menos difícil concebir producción agrícola o fabril, donde falta el derecho de darle la circulación, que le sirve de pábulo y de estímulo.

La libertad de publicar por la prensa importa esencialmente a la producción económica, ya se considere como medio de ejercer la industria literaria o intelectual, o bien como garantía tutelar de todas las garantías y libertades tanto económicas como políticas. La experiencia acredita que nunca es abundante la producción de la riqueza, en donde no hay libertad de delatar y de combatir por la prensa los errores y abusos que embarazan la industria; y, sobre todo, de dar a luz todas las verdades con que las ciencias físicas y exactas contribuyen a extender y perfeccionar los medios de producción.

La libertad de usar y disponer de su propiedad es un complemento de la libertad del trabajo y del derecho de propiedad; garantía adicional de grande utilidad contra la tendencia de la economía socialista de esta época, que, con pretexto de organizar esos derechos, pretende restringir el uso y disponibilidad de la propiedad (cuando no niega el derecho que ésta tiene de existir), y nivelar el trabajo del imbécil con el trabajo del genio.

La libertad de asociación aplicada a la industria, es uno de los resortes más poderosos que reconozca la producción económica moderna; y en la República Argentina es garantía del único medio de satisfacer la necesidad que ese país tiene de emprender la construcción de ferrocarriles, de promover la inmigración europea, de poner establecimientos de crédito privado, mediante la acción de capitales asociados o unidos, para obrar en el interés de esos fines y objetos.

La libertad de asociación supone el ejercicio de las otras libertades económicas; pues si el crédito, si el trabajo, si el uso de la propiedad, si la locomoción no son del todo libres, ¿para qué ha de servir la libertad de asociación en materia industrial?

El derecho de profesar libremente su culto, es una garantía que importa a la producción de la riqueza argentina, tanto como a su progreso moral y religioso. La República Argentina no tendrá inmigración, población ni brazos, siempre que exija de los inmigrantes disidentes, que son los más aptos para la industria, el sacrificio inmoral del altar en que han sido educados, como si la religión aprendida en la edad madura tuviese poder alguno y fuese capaz de reemplazar la que se ha mamado con la leche.

La libertad de enseñar y aprender se relaciona fuertemente con la producción de la riqueza, ya se considere la primera como industria productiva, ya se miren ambas como medio de perfeccionar y de extender la educación industrial, o como derogación de las rancias leyes sobre maestrías y contratos de aprendizaje. En este sentido las leyes restrictivas de la libertad de enseñar y aprender, a la par que ofensivas a la Constitución que las consagra, serían opuestas al interés de la riqueza argentina.

Vemos, por todo lo que antecede, que la libertad, considerada por la Constitución en sus efectos y relaciones con la producción económica, es principio y manantial de riqueza pública y privada, tanto como condición de bienestar moral. Toda ley, según esto, todo decreto, todo acto, que de algún modo restringe o compromete el principio de libertad es un ataque más o menos serio a la riqueza del ciudadano al Tesoro del Estado y al progreso material del país. – El despotismo y la tiranía, sean del poder, de las leyes o de los reglamentos, aniquilan en su origen el manantial de la riqueza -que es el trabajo libre-, son causas de miseria y de escasez para el país, y origen de todas las degradaciones que trae consigo la pobreza.

El debate Hayek-Keynes: ¿fracasan los mercados en generar el conocimiento necesario?

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I vemos el “debate Hayek-Keynes”, y aquí un artículo del profesor de Trinity College (CT) William Butos vinculando esa famosa discusión con el tema del conocimiento: http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/3_7_Butos.pdf

Hayek Keynes

“Existen potencialmente varias formas para enfrentar el desafío que Keynes presenta hacia la eficacia de los procesos de mercado y, en verdad, hay una gran e importante literatura que hace exactamente eso. Pero mi énfasis aquí es que en el sistema de Keynes las tendencias coordinadoras no funcionan debido a que el sistema y sus participantes no poseen la capacidad para generar el conocimiento necesario para un buen funcionamiento de la economía. Quiero sugerir que el problema que Keynes presenta no es que el conocimiento descentralizado no es transmitido y utilizado, sino, en el fondo, el fracaso del sistema para producir dicho conocimiento en primer lugar. Los mercados financieros modernos, en síntesis, sufren un fracaso inherente e incorregible debido a que no pueden generar los precios correctos. Esto es a lo que me refiero en relación al “desafío de Keynes”.

¿Hay formas satisfactorias para penetrar las teorías basadas en la incertidumbre de Keynes? Un enfoque posible es enfatizar que, si bien las expectativas surgen en un contexto de incertidumbre, los precios realmente transmiten información relevante acerca de las realidades subyacentes y promueven la coordinación de las decisiones económicas (Garrison 2001: 26). Podríamos llamar a éstas “expectativas razonables”, porque al endogeneizar las expectativas este enfoque provee un ámbito para su revisión mientras que evita la manía racionalista de las expectativas racionales. Sin embargo, si bien este enfoque es muy atractivo, no atiende directamente la afirmación de Keynes de que la conducta de los agentes, sus expectativas, y los precios que generan sus interacciones, no solamente son necesariamente incompatibles con sus planes y resultados de mercados preferidos tales como el pleno empleo sino que es así inevitablemente. Para Keynes, la coordinación de mercado funciona, pero los resultados que produce están basados en los precios errados. El mercado, en síntesis, expresa el tipo equivocado de conocimiento y el conjunto equivocado de precios.9

¿Si las “expectativas razonables” (como son descriptas anteriormente) no son aplicables aquí, es posible reubicar y reconsiderar el problema del conocimiento, incluyendo la cuestión particular del “desafío de Keynes”, que evita el usualmente inútil ejercicio de enfrentar postulados rivales entre sí? Dada la centralidad de la incertidumbre en el mundo real en que vivimos, el empirismo casual no provee suficiente guía para considerar la cuestión ante nosotros. Así, aun si reconocemos que “París está siendo alimentada”, también observamos inestabilidades de mercado continuas, especialmente en los mercados financieros, que dan credibilidad a la posibilidad de que el conocimiento y los precios no son eficazmente comunicados o generados o ambos.

Mi consideración de Keynes ha estado restringida a cuestiones acerca del conocimiento y las expectativas; no ha sido mi propósito considerar en ningún detalle diversas cuestiones éticas en macroeconomía monetaria presentadas en la Teoría General. Para evitar un malentendido, no estoy sugiriendo que la economía de Keynes como tal sea totalmente coherente o correcta. Más bien, estoy sosteniendo que las afirmaciones de Keynes en relación a la incertidumbre y sus efectos presentan un serio desafío para la teoría del proceso de mercado. Planteando la cuestión en términos de la generación de conocimiento, creo que puede generarse cierta luz sobre la falta de respuesta de Hayek a la Teoría General. Al mismo tiempo, y de mucho mayor interés, considerando el trabajo de Keynes y las contribuciones de Hayek en esta perspectiva surgen nuevas preguntas que nos obligan a ir mucho más allá de la vieja controversia Hayek-Keynes.”

 

El debate Hayek-Keynes sobre los ciclos económicos y las crisis. ¿Bajar la tasa de interés en el auge?

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico en Económicas de la UBA vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico”. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

0 R

“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizaros que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

 

¿Se originan las normas por evolución o por contrato? El ejemplo de los indios Montana y los castores

La norma evolutiva, se convierte en una norma general en tanto es aceptada por todos los miembros de una sociedad y esto permite coordinar sus acciones. Puede decirse que las personas han llegado a un “consenso” respecto de la norma. Buchanan llamaría a esto un “contrato” social. En algun punto la barrera que separa el concepto de consenso y el de contrato se vuelve borrosa, sobre todo cuando se interpreta la palabra contrato en sentido informal, o sea, no escrito.

Montanas

Tomemos un conocido ejemplo que comenta Buchanan (2009, p. 47). Se trata de los indios “montanas”, en la península de Labrador, actual territorio de Canadá, ejemplo mencionado por Demsetz (1987) para explicar el origen de los derechos de propiedad privada. Esta población aprovechaba la piel de los castores, sobre los que existía un derecho colectivo basado en el control del territorio por parte de la tribu. Es decir, la tribu reclamaba y defendía el derecho de propiedad sobre cierto territorio, dentro del cual se encontraban los castores pero cualquier miembro de la tribu podía cazarlos, no así los “extranjeros”. Con la llegada de los europeos se inicio el comercio de estas pieles y se origino la conocida “tragedia de la propiedad común”: cada miembro de esa sociedad tenia un incentivo a cazarlos y vender su piel pero nadie lo tenia para limitarse y permitir su reproducción. Como resultado de esto se hubiera producido el colapso y la extinción si no fuera que desarrollaron derechos de propiedad “privada” asignándose distintas parcelas entre si, generando con ello el incentivo a proteger un activo valioso.

Buchanan llama a la aceptación de esta norma por parte de los Labradores un “contrato”. Hayek llamaría a esto, probablemente, como el resultado de un proceso evolutivo, incluso no consciente. Tal vez la diferencia entre estos autores se encuentre en el grado de “raciocinio” que asignan a estos actores. Para Hayek, estarían motivados por su interés personal y la comprensión del problema de depredación que enfrentaban, pero no de la generación de un “contrato” o la introducción de una nueva institución. Los individuos de Buchanan serian más racionalistas[1].

Cómo se produjo realmente el acuerdo no lo sabemos[2]. Podemos especular acerca de las posibilidades:

  1. Una autoridad de la tribu impuso la nueva norma (esto significa también que fue aceptada por el resto, ya que fue cumplida).
  2. Esa misma autoridad propuso la norma y fue aceptada por el resto o por un grupo representativo del resto.
  3. Los miembros de la tribu o sus representantes se reunieron en asamblea, debatieron y adoptaron la nueva norma. Alguno propuso asignar derechos en forma privada.
  4. Unos, al ver que los castores mas cercanos a su propio lugar estaban desapareciendo comenzaron a vigilar la zona y controlar su caza y los demás lo aceptaron, haciendo lo propio en sus lugares cercanos.
  5. Algún grupo pequeño o apartado de la tribu se manejaba ya con su propio entorno como si fuera “privado” y los demás vieron que allí no había problemas de depredación.
  6. Un sentido de posesión de los castores ya existía y cuando deviene la escasez se activa. Dada la primitiva existencia de la posesión, como vimos en el Cap. 1, incluso presente en los animales y ancestros del ser humano, la familia o un grupo de familias podrían ocupar una zona y poseerla pero no preocuparse por limitar el acceso a los castores ya que no eran escasos. Cualquiera podía cazarlos aunque supieran que eran de la “zona de A”. Ahora que con escasos, A formaliza la posesión e impide la caza depredadora.

 

Las tres primeras alternativas se asocian con la visión contractualista, las otras tres con la evolucionista. Queda en manos de los historiadores determinar si fueron unas u otras, o tal vez otras diferentes. Tanto en una como en otra, sin embargo, existe al menos un individuo que tiene la idea, que lleva adelante la propuesta. Puede ser el líder o simplemente alguien que tiene la idea y la propone, o el primero que decide ejercer su derecho preexistente.

A éstos, a los que consciente o inconscientemente quieren producir cambios, los llamaremos empresarios institucionales. Éste es particularmente el caso con los autores que sostienen explícitamente el origen de las instituciones vía actos creativos deliberados, particularmente de un “contrato social”, como Thomas Hobbes, J.J. Rousseau y entre los modernos John Rawls y James Buchanan[3].

[1] “Como firma de internalizar las des-economías externas que fomentaba esta disposición de derechos, las tribus cambiaron de una estructura de uso común a una de propiedad privada. No es necesario que nos ocupemos aquí de  la exactitud histórica de esta versión,  o de la falta de ella. Pero nótese que Demsetz esencialmente “explica” un cambio en la estructura de los derechos recurriendo a un nuevo arreglo contractual que se hace conveniente debido a cambios exógenos en los datos económicos. Utiliza el ejemplo histórico para demostrar la proposición o el principio de que siempre habrá una tendencia a que las características de la estructura de derechos se modifiquen en la dirección que es mas eficiente en las condiciones que afronta la comunidad. No es posible discutir con esto, y se puede reconocer la contribución de Demsetz. Sin embargo,  no deberíamos cometer el error de decir que este enfoque explica el origen o el surgimiento de los derechos entre individuos o familias (tribus)con independencia de un acuerdo contractual, ya sea explicito o implícito. En este  modelo conceptual, los derechos de los varios participantes deben haber sido mutuamente reconocidos por todos los participantes antes de que se pudiera emprender mas negociaciones contractuales para modificar las  características estructurales” (Buchanan 2009, p.45).

[2] Demsetz cita a Leacock, Eleanor (American Anthropologist, American Anthropological Assoc., vol. 56, N° 5, parte 2, informe N° 78) pero de allí no se desprende con claridad como puede haber ocurrido.: «Hacia comienzos del siglo XVIII comenzamos a tener clara evidencia de que los territorios de caza y los acuerdos para atrapar animales por parte de familias individuales se estaban desarrollando en el área alrededor de Quebec. Las primeras referencias de tales acuerdos indican una distribución puramente temporaria de los territorios de caza. Ellos (algonquinos e iroqueses) se dividían a sí mismos en distintos grupos para poder cazar en forma más eficiente. Era la costumbre apropiarse pedazos de tierra de aproximadamente dos leguas cuadradas para cada grupo en los que cazaban en forma exclusiva. La propiedad de zonas de nutrias, sin embargo, ya había sido establecida y, cuando eran descubiertas, se marcaban apropiadamente. Un indio hambriento podía matar y comer las nutrias de otro si se dejaba en poder de su legítimo dueño la piel y la cola.”

[3] Dice Buchanan (2009): “Los preceptos para lograr vivir juntos no van a caer del cielo. Los hombres deben hacer uso de su propia inteligencia para imponer orden en el caos, inteligencia no en un sentido científico, orientada a la resolución de problemas, sino en un sentido mas difícil que implica llegar a un acuerdo entre ellos mismos y mantenerlo” (p.13).

La determinación de los precios: ¿Nos sirve el gráfico con las curvas de la oferta y la demanda?

Con los alumnos de Microeconomía de OMMA Madrid, leemos a Eugen von Böhm-Bawerk sobre la determinación del precio y el gráfico de la oferta y la demanda.

En general, todos utilizamos el gráfico de las curvas de oferta y demanda para explicar en las clases la formación de los precios en el mercado. Es, seguramente, el gráfico de mayor utilidad que exista en la disciplina y facilita la compresión de esos conceptos. Pero hay que tener claro que se trata de una simplificación y, como tal, de un primer paso para comprender todo el proceso que involucra las conductas de compradores y vendedores.

Al respecto comenta Böhm-Bawerk (“La ley básica de la determinación del precio”, La Teoría Positiva del Capital): http://library.mises.org/books/Eugen%20von%20Bohm-Bawerk/The%20Positive%20Theory%20of%20Capital.pdf

Bohm Bawerk

Luego de explicar la formación del precio a partir de la interacción de las valoraciones subjetivas, tanto sea de un comprador y un vendedor en un intercambio aislado, como en el más corriente de múltiples compradores y vendedores, y en este caso la relación entre las valoraciones particulares de cada uno de ellos y de qué forma influyen en la formación del precio, sobre todo las de las que denomina “parejas marginales”, aquellos que son los “últimos” en poder realizar un intercambio o los “primeros” que han quedado fuera de esa posibilidad, comenta:

“…Muchos economistas están acostumbrados a emplear en sus exposiciones símbolos matemáticos que les permiten representar situaciones complejas por medio de fórmulas simples. Esto se aplica incluso a economistas que no son partidarios de presentar la ciencia económica de manera matemática. Por ello, cuando los compradores y vendedores hacen valoraciones continuamente cambiantes –hacia arriba o hacia abajo- y estas valoraciones representan ofertas de compra o de venta de cantidades parciales de un bien de mercado, existe una predilección especial a representarlas por medio de curvas ascendentes o descendentes y de indicar, por medio de sus puntos de intersección, la situación del precio que las ofertas competitivas basadas en estas valoraciones están en proceso de desarrollar. Aunque pueda considerarse este método perfectamente aceptable, sigo considerando dudosa la inevitable supresión del punto de vista subjetivo y personal del proceso que hemos expuesto.”…

“Oferta y demanda han sido desde el principio una jerga demasiado amplia y vaga. Ha sido lo suficientemente amplia como para incluir por implicación los conceptos correctos que connotaban; han sido lo suficientemente vagas como para excluir cualquier sujeción a la precisión, y dejar todo tipo de dudas, ambigüedades y errores.”…

“Porque sin la concepción global de todo el problema que se hizo posible solamente a través de la teoría del valor subjetivo, era demasiado fácil desviarse y llegar a interpretaciones y formulaciones incorrectas. Oferta y demanda se concebían demasiado mecánicamente como meras cantidades. E incluso, cuando se hizo habitual tener en cuenta su “intensidad”, esta intensidad era erróneamente atribuida a toda clase de causas dispares y secundarias, simplemente a causa de la ignorancia todavía imperante del factor motivante esencial que se encuentra en las valoraciones subjetivas.”…

“Mi opinión es que el problema encuentra solución si introducimos dentro del marco tradicional el pensamiento sencillo de que el precio es completa y enteramente el producto de las valoraciones subjetivas de los hombres. Este pensamiento explica de la manera más simple y unificada por qué la gente ofrece un bien a la venta o desea comprarlo, explica la intensidad con que hacen esto, la insistencia con que a veces persisten en ofrecer o exigir bienes, así como también la facilidad y rapidez con que otras veces cesan de hacerlo.”

 

Mises explica el concepto de «marginal», clave para entender cómo actuamos, elegimos y valoramos

Con los alumnos de OMMA Madrid vemos cómo Mises explica la utilidad marginal en su libro “Acción Humana”, Cap VII:

mises2

“Veamos cuál era el pensamiento económico prevaleciente en los albores de la elaboración de la moderna teoría del valor por Carl Menger, William Stanley Jevons y León Walras. Quienquiera construir una teoría elemental del valor y los precios debe comenzar considerando la utilidad. En verdad, nada es más plausible que asumir que las cosas son valoradas según su utilidad. Pero, entonces, surge una dificultad, que presentí a los viejos economistas un problema que no pudieron resolver. Ellos observaron que aquellas cosas cuya ‘utilidad’ es mayor son menos valoradas que otras cosas de menor utilidad. El hierro es menos apreciado que el oro. Este hecho parece incompatible con una teoría del valor y los precios basada en el concepto de utilidad y valor de uso. Los economistas creyeron que tenían que abandonar dicha teoría y trataron de explicar el fenómeno del valor y los intercambios de mercado por medio de otras teorías.

Solo después pudieron los economistas descubrir que la paradoja aparente era resultado de una errónea formulación del problema en cuestión. Las valoraciones y las elecciones que resultan en tasas de intercambio en el mercado no deciden entre oro y hierro. El hombre actuante no se encuentra en una posición en la que debe elegir entre todo el oro y todo el hierro. Elige en un momento y lugar definido y bajo condiciones definidas entre una cantidad estrictamente limitada de oro y una cantidad estrictamente limitada de hierro. Su decisión de elección entre 100 onzas de oro y 100 toneladas de hierro no depende en absoluto de la decisión que tomaría si se encontrara en la muy improbable situación de elegir entre todo el oro y todo el hierro. Lo que solo cuenta para su elección real es si bajo las condiciones existentes, la satisfacción directa e indirecta que le podrían brindar 100 onzas de oro es mayor o menor que la satisfacción directa e indirecta que podría derivar de las 100 toneladas de hierro. No expresa un juicio académico o filosófico en relación el valor ‘absoluto’ del oro y del hierro; no determinar si el oro es más importante que el hierro para la humanidad; no argumenta como un autor de libros sobre la filosofía de la historia o los principios de la ética. Simplemente elige entre dos satisfacciones, cuando no puede tenerlas a ambas.”

“El juicio de valor se refiere solamente a la oferta de la que se ocupa un acto concreto de elección. Una oferta es, por definición, siempre compuesta de partes homogéneas, cada una de las cuales es capaz de rendir los mismos servicios que cualquier otra parte, y puede ser sustituida por ella. Por lo tanto, resulta inmaterial para el acto de elección elegir qué parte en particular forma parte de su objetivo. Todas las partes –unidades- de un stock disponible se consideran igualmente útiles y valorables si surgiera el problema de entregar una de ellas. Si la oferta se redujera por la pérdida de una unidad, el hombre actuante debe decidir de nuevo cómo utilizar las distintas unidades que quedan. Es obvio que ese menor stock no puede brindar los mismos servicios que el stock mayor. Aquel empleo de las distintas unidades que bajo esta nueva circunstancia ya no puede obtenerse, fue, en la visión del hombre actuante, el empleo menos urgente entre todos aquellos que podría haber asignado a las distintas unidades con el stock mayor. La satisfacción que derivaba del uso de una unidad en su empleo era la menor de las satisfacciones que las unidades del stock mayor le habían dado. Es solamente sobre el valor de esta satisfacción marginal que tiene que decidir si surge la necesidad de renunciar a una unidad del stock total. Enfrentado con el problema del valor asignado a una unidad de una oferta homogénea, el hombre decide sobre la base del valor del uso o empleo menos importante de toda la oferta; decide en base a la utilidad marginal.”

“Si el hombre se enfrenta a la alternativa de renunciar a una unidad de su oferta de a, o una unidad de su oferta de b, no compara el valor total de su stock total de a con el valor total de su stock de b. Compara las valoraciones marginales de a y de b. Aunque pueda valorar la oferta total de a, más alto que la oferta total de b, el valor marginal de b puede ser mayor que el valor marginal de a.”

Los autores escoceses. La simpatía y el interés propio en Hume, Ferguson y Smith. La mano invisible (V)

Los alumnos de Económicas en la UBA leen sobre los escoceses: Hume, Ferguson, Smith, a Adam Smith en la Teoría de los Sentimientos Morales y a Ronald Coase sobre Smith:

  1. Adam Smith, Teoría de los Sentimientos Morales: Sección I: Del Sentido de la Propiedad: http://www.textosdigitales.com.ar/CP/CICLO_BASICO/2.007_-_Teoria_Politica_II/Smith_-_Teoria_de_los_Sentimientos_Morales.pdf
  2. Ezequiel Gallo, “La tradición del orden social espontáneo: Adam Ferguson, David Hume y Adam Smith”: http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/44_5_Gallo.pdf
  3. Ronald Coase, “Adam Smith’s View of Man”: http://www.chicagobooth.edu/~/media/59F2E558F3604398BBF9518FCF3EBC9E.PDF

Pregunta: ¿Cómo podría este hombre limitado y (cuasi) egoísta actuar en momentos de crisis si carece de “capacidades cognoscitivas que impiden un conocimiento cabal y detallado de las circunstancias actuales”?

Es más un problema de instituciones. Las personas actuarán más o menos simpáticamente durante una crisis, pero el camino que tomará la sociedad tendrá que ver con las reglas de juego, las normas de conducta que prevalecen en esa sociedad.

Pregunta: ¿Este hombre limitado descripto debería ser encargado del manejo de un gobierno y todas sus políticas?

Claro, no es de extrañar, entonces, que quisieran que su poder fuera limitado y se encontrara dividido lo máximo posible.

Pregunta: ¿Pueden explicarse ciertos fenómenos, como la crisis financiera de 2008 o eventos que tienen a personas beneficiándose en pos de los demás, con lo dicho por el autor respecto a la importancia que el individuo tiene a lo que un espectador imparcial piense de esa persona?

Para Smith somos complejos, seguramente quien actuó de una forma que te parece incorrecta en la crisis de 2008 también salió de su oficina y ayudó a una señora mayor a cruzar la calle. Y puede ser que piense que lo que hizo, lo hizo para proteger a sus accionistas y empleados. Y habrá que ver si no es así, y el problema de la crisis está en otro lado, en las normas, premios y castigos, que alentaron esas conductas.

Pregunta: ¿La idea de benevolencia que plantea Adam Smith está relacionada con la coyuntura actual? Ej: Esclavitud, inquisición. La gente actúa distinto hacia las personas ante cambios coyunturales?

No entiendo esta pregunta, ¿se refiere a la coyuntura de entonces? Ya que en la actual no hay tal cosa como esclavitud o inquisición.

Pregunta: ¿Es el amor propio y la irracionalidad algo que pueda ir de la mano o se encuentran en veredas opuestas?

¿Qué podría ser irracional en la búsqueda del propio interés? Parece ser que no serían los fines elegidos, ya que podremos estar de acuerdo o no con ellos pero cada uno elige perseguir los fines que estime más apropiados y eso es racional. Pero puede ser que no elija los medios apropiados para alcanzar esos fines; y se equivoque en alcanzar sus propios fines.

Pregunta: Según los ideales de los diferentes autores, ¿Se podría encontrar el progreso social en un régimen donde no se persiga el interés personal o nos enfrentaríamos a una sociedad “estancada” en cuanto a conocimientos y desarrollo?

Todo lo contrario. Según estos autores es la búsqueda del interés propio el que desata todo el proceso de innovación y desarrollo, en el mercado de un entorno de normas que lo permite y no lo restringe.

Pregunta: Cuando se afirma que las leyes deben proteger a la propiedad privada y al cumplimiento de los contratos y, a su vez, que las mismas deben dar un amplio campo a las acciones individuales de los hombres para fomentar al bienestar general ¿No podría surgir contraposición entre estos dos supuestos, puesto que también se admiten aquellas acciones que provengan del egoísmo del hombre mientras que su fin último sea el desarrollo económico y social?

Esa contraposición surgiría cuando hay coerción de por medio, o problemas de externalidades. Luego veremos cómo otros autores de esta tradición tratarían este tema. En ese sentido, Ronald Coase, por ejemplo, aunque unos 150 años después, señala la importancia de la clara delimitación de derechos de propiedad para la resolución de problemas de externalidades.

Pregunta: Qué explicaciones nos ofrecerían los autores frente a aquellas situaciones donde las sociedades regidas por los ideales liberales no alcanzan las metas alcanzadas respecto al bienestar general y, por el contrario, afectan al desarrollo de las masas.

Pensemos un poco al redactar las preguntas porque “no alcanzan las metas alcanzadas” es una contradicción lógica. Quienes tienen metas son las personas. Tal vez la única meta que pueda tener una sociedad sea que sus miembros tengan más oportunidades para alcanzar las metas que se planteen. Cuando Smith analiza “La Riqueza de las Naciones” es lo que busca comprender: qué pautas, que normas son las que permiten generar esa “riqueza”, que permite a las personas alcanzar mejor las metas que se haya planteado.

Pregunta: ¿Porqué la tradición evolucionista de los autores se asentaba en un idealismo como método de desarrollo científico?

No sé si llamarlo “idealismo”. Creo que se basaba en la observación de la realidad y la deducción de ciertas conclusiones.

Pregunta: ¿Puede desarrollarse un conocimiento que surge del análisis de las acciones sociales, sin ser empirista?

Se puede partir de axiomas y deducir leyes, aunque esos axiomas son también el resultado de la observación de la realidad. Por ejemplo: la ley de la demanda nos dice que a un mayor precio de un bien, menor será la cantidad demandada. No hacemos verificaciones empíricas de eso, lo deducimos de la lógica de la acción. Pero esto es el resultado de la observación de la conducta humana, propia y ajena, de siglos.

Pregunta: La visión de liberalismo: ¿no implica una “excesiva” confianza en la autorganización de la sociedad?

Toda sociedad tiene áreas auto-organizadas y, como llamarlo, centralmente organizadas. Todo nuestro análisis es un análisis comparativo de distintos arreglos sociales con más de una o de otra. Quien no tiene confianza en la autorganización, la estaría teniendo en la organización centralizada y deberá, en todo caso, explicar porqué es ésta necesaria y porque sería un arreglo superior.

Pregunta: ¿Cree que hay excepciones en cuanto a lo que respecta la actitud egoísta? Es decir, ¿existe la actitud desinteresada?

Tal vez es una cuestión de definición de los términos, porque pareciera que una actitud desinteresada no sería posible. Es decir, el desinterés llevaría a no actuar. Se puede actuar por interés propio o por interés de otros, pero no actuaría si no tiene interés.

Pregunta: En los casos donde no hay correspondencia sentimental, ¿qué es lo que produce el rechazo hacia los sentimientos del otro? ¿Por qué no indiferencia?

Supongo que puede haber indiferencia.

Pregunta: En cuanto a la relación que el texto podría tener con el comportamiento económico de la sociedad, ¿qué aspectos de la conducta humana se ven reflejados en el mercado?

Todos

Pregunta: En la página 14, dentro de las causas que provocan un retroceso de las naciones, se encuentra la frase que dice: “La paz, la seguridad y la propiedad incrementaban el atractivo de la vida privada y aumentaban, por consiguiente, el desinterés por los asuntos públicos (…). Con los mejores hombres indiferentes al devenir político, son los personajes corruptos los que ocupan el centro de la escena política. la libertad y la seguridad corren el peligro de perderse como consecuencia de los frutos benéficos que ellas han producido. La situación paradójica que emerge no es, para Ferguson, insalvable.” Entonces mi pregunta es: ¿cómo se salva esta situación?, ya que veo una gran coincidencia con lo que pasa hoy en día en la realidad de muchos países, y ¿cómo logramos que los mejores hombres” se interesen por los asuntos políticos?

Enorme tema, por supuesto. Pero tal vez sea más importante no ya las buenas cosas que puedan hacer los mejores sino cómo se limitan las posibilidades de hacer daño por los peores.

Pregunta: En la página 10, se dice que la división del trabajo es para Smith, como para Hume y Ferguson la causa principal de la riqueza de las naciones, pero en ningún momento se habla de las desigualdades sociales que se generan debido a esto, entonces mi pregunta es: si esta división del trabajo es fundamental, ¿con qué medidas podemos acompañarla para poder revertir las grandes desigualdades que genera?, debido a que las remuneraciones por las distintas tareas son muy diferentes.

Pero, ¿por qué la división del trabajo genera desigualdades? Hay ciertas tareas o funciones que son más valoradas que otras; p. ej., gana más Messi que un portero. Esas desigualdades son fruto de las valoraciones de los consumidores en una economía de mercado o de las valoraciones del planificador en una economía planificada. ¿Cuál sería el mejor sistema?

Pregunta: Considerando la eficiencia que tiene la “mano invisible” para Smith, qué papel jugarían las instituciones?

Facilitar el funcionamiento de ese proceso

Pregunta: La frustración ante el desarrollo de una sociedad segun el texto puede deberse a la mala elección de las instituciones, accidentes o fortuna, podríamos agregar condiciones específicas de la sociedad? Como condiciones productivas, físicas o sociales.

Así es, y sobre todo a los valores que predominen en esa sociedad que llevan al desarrollo de determinadas instituciones.

Pregunta: Siendo que no existe información perfecta, podemos decir que el hombre puede pensar que está accionando de acuerdo a interés propio para su bienestar y equivocarse al no contar con toda la información?

Por supuesto, de otra forma no habría error, pero claramente sabemos que éste existe.

Pregunta: ¿Qué tan acertado es considerar que en general el comportamiento humano en este sentido ha sido constante a lo largo de la historia? ¿No sería una opinión abstracta difícil de comprobar?

Por eso Hume escribe un libro con el título “Tratado sobre la Naturaleza Humana”, para analizar esos aspectos que serían comunes a todos los tiempos y circunstancias, aunque siempre se adapten a las circunstancias específicas.

Pregunta: Si la división del trabajo es considerada un rasgo proveniente de la naturaleza del humano ¿Por qué su surgimiento fue tardío?

Siempre existió, desde el momento que el hombre salía a cazar y la mujer cuidaba a su hijo, por ejemplo.

Pregunta: Basándose en la afirmación de Ferguson que los hombres no “inventan” desde cero sino que innovan a partir de acciones humanas anteriores ¿No debería existir una primera instancia a partir de la cual se empieza a innovar?

¿Viste el comienzo de la película “2001: Odisea del Espacio”. Allí, dos grupos de monos pelean por comida hasta que uno de ellos toma un hueso y lo utiliza como arma en ese combate: surgió la “herramienta”, también como fruto de un proceso evolutivo, donde hubo “acción humana”, o de humanoides en este caso, pero no “designio” humano.

Pregunta: Según Smith “para calmar el interés propio deben necesariamente satisfacer las necesidades de otros hombre” ¿Cómo explicaría esta afirmación la existencia de la indigencia? Ya que en este caso no se llegan a saldar las necesidades de otros hombres.

Es que son éstos los que no están satisfaciendo las necesidades de otros para poder satisfacer las propias. Deberíamos, entonces, preguntarnos por qué.

 

Alberdi define el Sistema económico de la Constitución y pregunta: ¿la riqueza la crea el Estado?

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos el texto de Juan Bautista Alberdi “El Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina” donde el autor, quien inspirara nuestra Constitución, explica cuál es su contenido económico.

Alberdi 3

En principio, afirma que esta Constitución contiene un “sistema de política económica”. Tan sólo observar superficialmente la historia argentina nos da cuenta que este sistema no se sostuvo, aunque aún rige la Constitución con algunos cambios. Y así nos fue…

“La Constitución Federal Argentina contiene un sistema completo de política económica, en cuanto garantiza, por disposiciones terminantes, la libre acción del trabajo, del capital, y de la tierra, como principales agentes de la producción, ratifica la ley natural de equilibrio que preside al fenómeno de la distribución de la riqueza, y encierra en límites discretos y justos los actos que tienen relación con el fenómeno de los consumos públicos. Toda la materia económica se halla comprendida en estas tres grandes divisiones de los hechos que la constituyen.”

Luego comenta las distintas escuelas económicas. La mercantilista y la socialista no ‘pertenecen’ a este texto, y no tanto la fisiócrata. Distinto es la ‘industrial’:

“En medio del ruido de la independencia de América, y en vísperas de la revolución francesa de 1789, Adam Smith proclamó la omnipotencia y la dignidad del trabajo; del trabajo libre, del trabajo en todas sus aplicaciones -agricultura, comercio, fábricas- como el principio esencial de toda riqueza. «Inspirado por la nueva era social, que se abría para ambos mundos (sin sospechado él tal vez, dice Rossi), dando al trabajo su carta de ciudadanía y sus títulos de nobleza, establecía el principio fundamental de la ciencia.» Esta escuela, tan íntima, como se ve, con la revolución de América, por su bandera y por la época de su nacimiento, que a los sesenta años ha tenido por neófito a Roberto Peel en los últimos días de su gloriosa vida, conserva hasta hoy el señorío de la ciencia y el respeto de los más grandes economistas. Su apóstol más lúcido, su expositor más brillante es el famoso Juan Bautista Say, cuyos escritos conservan esa frescura imperecedera que acompaña a los productos del genio.

A esta escuela de libertad pertenece la doctrina económica de la Constitución Argentina, y fuera de ella no se deben buscar comentarios ni medios auxiliares para la sanción del derecho orgánico de esa Constitución”.

El país se encuentra, según Alberdi, en la pobreza. ¿Cómo y quién podrán sacarla de esa situación?

“En efecto, ¿quién hace la riqueza? ¿Es la riqueza obra del gobierno? ¿Se decreta la riqueza? El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no es obra suya la creación de la riqueza.

La riqueza, es hija del trabajo, del capital y de la tierra; y como estas fuerzas, consideradas como instrumentos de producción, no son más que facultades que el hombre pone en ejercicio para crear los medios de satisfacer las necesidades de su naturaleza, la riqueza es obra del hombre, impuesta por el instinto de su conservación y mejora, y obtenida por las facultades de que se halla dotado para llenar su destino en el mundo.

En este sentido, ¿qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro; que no le haga sombra. Asegurar una entera libertad al uso de las facultades productivas del hombre; no excluir de esa libertad a ninguno, lo que constituye la igualdad civil a de todos los habitantes; proteger y asegurar a cada uno los resultados y frutos de su industria: he ahí toda la obra de la ley en la creación de la riqueza. Toda la gloria de Adam Smith, el Hornero de la verdadera economía, descansa en haber demostrado lo que otros habían sentido, – que el trabajo libre es el principio vital de las riquezas.

La libertad del trabajo, en este sentido, envuelve la de sus medios de acción, la tierra y el capital y todo el círculo de su triple empleo -la agricultura, el comercio, las manufacturas,- que no son más que variedades del trabajo.

Según esto, organizar el trabajo no es más que organizar la libertad; organizarlo en todos sus ramos, es organizar la libertad agrícola, la libertad de comercio, la libertad fabril. Esta organización es negativa en su mayor parte; consiste en la abstención reducida a sistema, en decretos paralelos de los del viejo sistema prohibitivo que lleven el precepto de dejar hacer a todos los puntos en que los otros hacían por sí, o impedían hacer.”