Buchanan y Mises sobre el abandono de la austeridad fiscal antes y después de Keynes

James Buchanan y Richard Wagner escribieron un libro titulado “Democracia en déficit: el legado político de Lord Keynes”, publicado en 1977 y disponible gratuitamente acá: http://oll.libertyfund.org/titles/1097

El argumento central del libro es que el análisis y las propuestas de Keynes terminaron de relajar el espíritu “victoriano” de austeridad en la política fiscal y ya nunca más pudo frenarse el crecimiento del gasto público, los déficits y el endeudamiento si no es por el límite que impone el mismo mercado para financiar ese gasto, o en última instancia el colapso fiscal y monetario.

Era una idea compartida por otros autores, entre ellos Mises, quien escribe en “Restoring Europe’s State Finances”, una conferencia que dictara en 1924, señalando que ese cambio se había producido bastante tiempo antes:

“Hubo un tiempo en el que era sabiduría convencional que los impuestos son un mal a ser evitado en cuanto sea posible y que la única virtud de un ministro de finanzas era su frugalidad. En esos días los representantes del pueblo en el parlamento realizaban grandes esfuerzos para reducir las propuestas presupuestarias para ahorrarle a la población una excesiva carga impositiva. Desgraciadamente, este principio fue abandonado en las décadas previas a la guerra [Primera Guerra Mundial]. Una perniciosa doctrina surgió diciendo que había una diferencia fundamental entre el presupuesto público y el de cualquier familia. En los presupuestos familiares, se creía, los gastos estaban basados en el ingreso, mientras que en el presupuesto público eran los gastos los que determinaban los ingresos. Si bien ningún teórico fiscal se atrevió nunca a proclamar este principio abiertamente y sin reservaciones [Keynes entonces puede haber inaugurado la lista], sin embargo ha servido en general como la base de la discusión académica.”

“El principio fue reforzado por una singular interpretación de que solamente los impuestos indirectos sobre artículos de consumo masivo afectan a amplios sectores de la población, mientras que se creía que los impuestos directos castigaban solo a los ricos y a los propietarios, sin pesar sobre la economía en general.”

“Cuando sea que la discusión giraba sobre un gasto nuevo y popular, los representantes del pueblo se inclinaban a aprobarlo en tanto no fuera pagado por nuevos impuestos indirectos sino solamente por nuevos impuestos directos. Algunos de estos, por ejemplo el impuesto a la herencia o el impuesto a las ganancias de capital, se dirigen a la riqueza en la forma de capital como una fuente de ingresos fiscales. En el caso de impuestos sobre los ingresos y las ganancias, la idea original era que cayera solo sobre el ingreso real. Como resultado de la depreciación monetaria y la consiguiente imposición de ganancias “contables”, aun los impuestos sobre los ingresos y las ganancias se han convertido en impuestos a la riqueza. Una porción del capital existente ha sido consumido en impuestos, convertido en bienes de consumo y gastado. Por su misma naturaleza, la política fiscal ha reducido la riqueza de la economía. Pero tan grandes eran las ilusiones sociales y políticas que eso era considerado un rasgo deseable de la imposición directa que recaía sobre el patrimonio del país. Sentimientos de envidia como éste generaron la creencia que el empobrecimiento de los emprendedores y los dueños del capital era beneficioso para le economía. El hecho que la economía en su conjunto, no solo los dueños del capital, se volvía más pobre era totalmente olvidado.”

“El crédito fácil también cumplió un papel importante en la actitud desarrollada hacia un crecimiento del gasto público. En el pasado, aun los ministros de finanzas de estados grandes y ricos tenían serios problemas para tomar créditos aun modestos, y esos intentos muchas veces fracasaban. Esta situación cambió completamente en las décadas anteriores a la guerra.”

3 pensamientos en “Buchanan y Mises sobre el abandono de la austeridad fiscal antes y después de Keynes

  1. Estoy de acuerdo y a las pruebas deberíamos remitirnos cuando se sostiene que “…en el presupuesto público eran los gastos los que determinaban los ingresos…” y estoy convencida que en nuestro país, impuesto que se aprueba se queda para toda la vida. En teoría queda claro que los tributos directos se imponen y recogen directamente de los ingresos que reciben los ciudadanos siendo el ejemplo típico el impuesto al patrimonio, en tanto los impuestos indirectos son aquellos que se imponen y recaudan por el consumo o utilización de algo, de tal manera que le tocará a la persona que consuma, utilice o compre dicho producto el pago del impuesto.
    Es sabido que los emprendedores y empresarios cumplen dentro de una sociedad ciertas funciones que constituyen un aspecto relevante del desempeño económico, siendo a la vez agentes del cambio social. Estos obedecen en gran medida a pequeñas y medianas empresas que aportan capitales de riesgo y entre otras, se obligan abriendo fuentes de trabajo, por lo que no puede entenderse como puede pensarse que el empobrecimiento de éstos beneficia a la economía de un país.
    En lo que respecta al “crédito fácil y el crecimiento del gasto público” creo que no se advierte que es el grupo de ingresos medios y altos, titulares de varias tarjetas de créditos quienes tienen capacidad para endeudarse por consumo. Los pobres no tienen estos instrumentos de pago o los niveles de crédito como para obtener los mismos beneficios. “Ellos, no sólo seguirán con necesidades básicas de consumo postergadas sino que además sufrirán las consecuencias de la aceleración de la inflación por el exceso de gasto en la economía. Es difícil imaginar una estrategia más conservadora y reaccionaria.” “Es claro que el aletargamiento en la producción no responde a falta de deseos de incrementar el consumo por parte de la gente sino al exceso de gasto del Estado“ http://www.idesa.org/informes/994 14/09/2014 – Número 565

  2. El artículo me lleva a reflexionar sobre el problema de incentivos que tienen los políticos debido a que en busca de mantener el apoyo de la ciudadanía y lograr la reelección realizan gastos excesivos. De esta manera generan deudas, que serán pagadas por gobiernos futuros. Considero que es necesario que resolver este problema, quizas quitando la posibilidad de la reeleccón, los políticos se concentrarían en gobernar y no en mantener su poder.
    Por otro lado, el artículo se relaciona a lo que se ve y a la que no se ve de las decisiones de los gobiernos. En esta caso, se ve que el gobierno da beneficios sin aumentar los impuestos pero nadie se fija en que eso lleva a un problema mayor porque las cuentas se acumulan y en algún momento habrá que pagarlas.
    Por último, creo que ante el pedido de un préstamo deberíamos observar cuál es su finalidad para poder opinar sobre su procedencia. Si el dinero se usará en infraestructura o en algo que genere dinero estaríamos ante una inversión, que dará sus frutos y permitirá pagar la deuda. En cambio si el dinero se usará para dar subsidios, o en cualquier otro aspecto que no incentive el desarrollo de la economía, estaremos ante un despilfarro de divisas y la deuda será difícil de pagar.

  3. ¿Por qué Keynes fue, es y será tan criticado ?. Acaso su teoría no debía aplicarse en momentos de crisis económica y de contracción. ¿Fue Keynes el creador del exceso de gasto público en los momentos de expansión económica?

    O es una teoría más al igual que otras, que fue utilizada como fundamento para el despilfarro según parte de los economistas, o para solucionar fallas de mercado según otros.

    Por supuesto que esta teoría en el corto plazo beneficia al político que puede aumentar su gasto público a través de crédito internacional para financiarse, sin necesidad de aumentar los tributos que repercuten negativamente en el electorado.

    Siendo los tributos y el crédito los modos que tiene el estado para financiarse y siendo esta teoría un importante apoyo para cierto tipo de políticas, se entiende por qué aun hoy sigue vigente. Cuando la misma apareció como respuesta a la crisis del 29.

Responder a Gisela Bonadé Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *