Los estadounidenses creen que un empresario sería un mejor gobernante. Se equivocan

Una encuesta de Gallup muestra que el 81% de los estadounidenses cree que el país sería gobernado mejor si “gente con experiencia de negocios y management ocupara cargos políticos”. Se equivocan.

Americans Say Business Background Is Best for Governing

Esta preferencia se encuentra en el primer lugar superado a las categorías “mujeres” o “personas que piensan que es mejor consensuar para que las cosas se hagan en lugar de aferrarse a sus principios”, ambas con el 63%. Un 59% prefiere “políticos moderados” y un 56% la opuesta a la anterior “personas que creen más importante aferrarse a sus principios que consensuar para que las cosas se hagan”.

La creencia de que un empresario u hombre de negocios va a ser mejor como dirigente político de un país proviene de pensar que como ha tenido éxito en administrar una organización, la que incluso puede ser bastante grande, seguramente sabrá como administrar un estado.

La idea parece tener cierto sentido, ya que obviamente hay que gerenciar la burocracia estatal, pero es totalmente equivocada al considerar similares una empresa y una sociedad. Muchos creen que son la misma cosa y por eso hablan en términos de que hace falta una “estrategia de país” o un “modelo de país”, ideas tal vez provenientes de considerar que existe y puede definirse tal cosa como el “bien común”.

En términos más sencillos, consideran a la sociedad como si fuera un gran Boeing 787 para el que hay que definir un destino: Paris, Londres, Nueva York o Bogotá. Luego, lo que hace falta es tan solo un buen piloto, y claro, una que ya haya piloteado estas naves sería el mejor.

Pero la sociedad no es un gran avión para el que hay que elegir un destino y luego llevarlo a su destino. Siguiendo con la metáfora, la sociedad son cientos de miles de avionetas con destinos diferentes: algunos van a París, otros Nueva York, otros a Córdoba, otros a Tucumán, otros a Bariloche. El asunto es que no nos choquemos en el aire.

Es decir, la sociedad es un orden espontáneo donde lo importante son las reglas de tránsito. No vamos a buscar todos los mismos fines, así que lo que llamamos “bien común” serían aquellas normas que nos permiten reducir los choques al mínimo y así permitirnos llegar a nuestros destinos.

Esto no requiere ningún piloto, ni manager o empresario, sino un conjunto de reglas que, en verdad, vuelvan irrelevante quien es el que en definitiva ocupa una posición superior. No se necesita “liderazgo” como suele decirse en los negocios porque un líder apunta y guía en una dirección determinada. Necesitamos, más bien, de árbitros, que nos permitan jugar y disfrutar los partidos dadas las reglas de juego.

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