Movilidad social: el ‘capitalismo de amigos’ es como regresar del capitalismo a la Edad Media

En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las consideramos con los alumnos de la UBA en Derecho. Su segunda conferencia se tituló “Socialismo” y trata ese tema:

“Las diferencias dentro de una sociedad capitalista no son las mismas que existen en una sociedad socialista. En la Edad Media – y aún mucho más tarde en muchos países – una familia podía ser una familia aristocrática y poseer una gran riqueza, podía ser una familia de duques por centenares y centenares de años, cualquiera fueren sus calidades, sus talentos, su carácter o su moral. Pero, bajo las modernas condiciones capitalistas, existe lo que ha sido técnicamente descrito por los sociólogos como ‘movilidad social’. El principio básico del funcionamiento de esta movilidad social, de acuerdo con el sociólogo y economista italiano Vilfredo Pareto, es ‘la circulation des élites’ (la circulación de las elites).

Esto significa que siempre hay gente que está al tope de la escala social, que son ricos, que son políticamente importantes, pero esta gente – estas elites – están cambiando continuamente. Esto es completamente cierto en una sociedad capitalista. Y no era cierto para una sociedad de ‘status’, precapitalista. Las familias que eran consideradas las grandes familias aristocráticas de Europa, hoy todavía son las mismas familias o, digamos, son los descendientes de las familias que eran las más destacadas en Europa, 800 o 1000 años atrás. Los Capetos de Borbón – quienes por largo tiempo gobernaron aquí en la Argentina – eran una casa real ya en el Siglo X. Estos reyes gobernaron el territorio que es hoy conocido como Ile-de-France, extendiendo su reinado de generación en generación. Pero en una sociedad capitalista existe una permanente movilidad: pobres que se convierten en ricos y los descendientes de esa gente rica que pierden su riqueza y se convierten en pobres. Hoy vi, en una librería en una calle céntrica de Buenos Aires, una biografía de un hombre de negocios que fue tan eminente, tan importante, tan característico de los grandes negocios en el Siglo XIX en Europa, que aún en este país, tan lejos de Europa, la librería tenía copias de su biografía. Por coincidencia conozco al nieto de este hombre. Tiene el mismo nombre que tenía su abuelo y todavía tiene el derecho a utilizar el título de nobleza que su abuelo – quien había comenzado como un herrero – había recibido ochenta años atrás. Hoy su nieto es un pobre fotógrafo en la ciudad de Nueva York. Otra gente, que eran pobres en el momento en que el abuelo de este fotógrafo se convertía en uno de los más grandes empresarios industriales de Europa, son hoy capitanes de la industria. Cada uno tiene la libertad de cambiar su ‘status’. Esta es la diferencia entre el sistema de ‘status’ y el sistema capitalista de libertad económica, en el cual cada uno puede echarse la culpa sólo a sí mismo si no alcanza la posición a la que desea llegar.

El más famoso empresario industrial del Siglo XX, hasta ahora, es Henry Ford. Comenzó con unos pocos centenares de dólares que había tomado en préstamo de sus amigos, y en muy corto tiempo desarrolló una de las más importantes grandes empresas de negocio del mundo. Y pueden descubrirse cientos de estos casos todos los días. Cotidianamente, el New York Times publica largos avisos de gente que ha muerto. Si se leen estas biografías, se puede encontrar el nombre de un eminente hombre de negocios que empezó vendiendo diarios en las esquinas de Nueva York. O empezó como un cadete de oficina, y en el momento de su muerte era el presidente de la misma empresa bancaria en la que comenzó en el nivel más bajo de la escala. Desde luego, no todas las personas pueden alcanzar estas posiciones. No toda la gente desea alcanzarlas. Hay gente que está más interesada en otros problemas y, para esta gente, se abren hoy otros caminos que no estaban abiertos en los días de la sociedad feudal, en los tiempos de la sociedad de ‘status’.

Lamentablemente, en el ‘capitalismo de amigos’ que nos rodea, la ‘movilidad social’ depende de la amistad con el poder de turno y los privilegios que así se obtienen. Hay muy pocos pobres en este país llegan a ricos compitiendo en el mercado, que está reservado para los amigos del poder.

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