¿Shock o gradualismo? un debate nuestro de todos los días en la experiencia de los países que fueran comunistas

¿Shock o gradualismo? En un informe publicado por el Cato Institute se analizan las experiencias de los ex-países comunistas. El trabajo se titula “25 años de reformas en Países Excomunistas: Reformas rápidas y generales llevaron a mayor crecimiento y más libertad económica”, disponible acá: https://www.cato.org/publications/policy-analysis/25-years-reforms-ex-communist-countries-fast-extensive-reforms-led

Este es su resumen:

“La transición del socialismo a la economía de mercado produjo una división entre los que abogaban por reformas rápidas o de gran alcance y aquellos que abogaban por un enfoque gradual. Han transcurrido más de 25 años desde la caída del Muro de Berlín en 1989, proporcionando amplios datos empíricos para probar esos enfoques. La evidencia muestra que los reformadores tempranos y rápidos superaron ampliamente a los reformadores graduales, tanto en medidas económicas como el PIB per cápita, como en indicadores sociales como el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.

Un argumento clave para el gradualismo era que las reformas demasiado rápidas causaban gran dolor social. En realidad, los reformadores rápidos experimentaron recesiones más cortas y se recuperaron mucho antes que los reformadores graduales. De hecho, una medida mucho más amplia del bienestar, el Índice de Desarrollo Humano, apunta a la misma conclusión: los costos sociales de la transición en los países que se reforman rápidamente son más bajos.

Además, los partidarios del gradualismo argumentaron que el desarrollo institucional debía preceder a la liberalización del mercado, aumentando así la eficacia de este último. En un sentido estricto, es imposible desmentir este argumento, pues ningún país postcomunista siguió esa secuencia de acontecimientos. En todos los países postcomunistas, el desarrollo institucional estuvo muy por detrás de las reformas económicas. Esperar el desarrollo institucional antes de implementar las reformas económicas podría fácilmente convertirse en una receta para que no se realicen reformas.

Sin embargo, después de 25 años, los reformadores rápidos terminaron con mejores instituciones que los reformadores graduales. Este resultado es consistente con la hipótesis de que las élites políticas que estaban comprometidas con la liberalización económica también estaban comprometidas con el desarrollo institucional subsiguiente. Por el contrario, las élites políticas que abogaban por reformas graduales a menudo lo hacían para extraer las rentas máximas de la economía. Una consecuencia extrema del gradualismo fue la formación de clases oligárquicas.

Cuando se trata de la velocidad y profundidad de las reformas, la posición relativa de los países ha permanecido prácticamente inalterada. La mayoría de los países que avanzaron temprano aún están más lejos.”

Parece que desde el punto de vista de la política económica no quedan dudas. Las limitaciones están más en la situación política y lo que esta permita en un determinado momento, que en las bondades de uno u otro enfoque.

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