El contrato social: ¿acaso existió alguna vez? El contrato implícito y la disidencia explícita

Más de  Michael Huemer. EN un reciente post resume sus opiniones sobre el Estado y el poder de autoridad y aquí critica la tan conocida teoría del contrato social. El post se titula “The State”: https://fakenous.substack.com/p/the-state

“Idea básica

Aquí está la teoría más ridícula: el gobierno tiene autoridad porque todos voluntariamente acordamos darle autoridad. Accedimos a que nos impusiera leyes y prometimos obedecerlas, a cambio de la protección del Estado.

Problema

Oh espera. No, no lo hicimos. De hecho, nada de eso sucedió en el mundo real. Lo que en realidad pasó es que naciste en un lugar que ya tenía un gobierno, que te impuso sus leyes por la fuerza, y nadie te preguntó nunca si consentías, ni le importa a nadie si dices que no.

La teoría del consentimiento implícito

No, no, ¡realmente estuviste de acuerdo! Simplemente no lo notó porque era «implícito» (comunicado a través de su comportamiento) en lugar de expresarlo con palabras.

¿Como hiciste esto? Bueno, tal vez lo hiciste simplemente viviendo en tu casa, en una región controlada por un estado en particular. Si no quiere tener un gobierno, simplemente puede comunicarlo dejando su propia propiedad y, de hecho, dejando todo el país. Quizás algún otro país te acepte… aunque esto está lejos de ser un hecho, ya que todos los países tienen restricciones de inmigración.

¿Qué haces si el gobierno de otro país no te permite entrar? ¿O si no quieres tener ningún gobierno en absoluto? En ese caso, simplemente muévase a la Antártida, la única masa de tierra en la Tierra que actualmente no está controlada por el gobierno. Si lo hace, reconoceremos su desacuerdo con el contrato social.

Oh, ¿no te mudarás a la Antártida? Bueno, entonces claramente aceptaste obedecer todas las órdenes del gobierno que actualmente controla la región en la que te encuentras.

Problema

Lo anterior es una de las afirmaciones más ridículas jamás presentadas en filosofía política (que en realidad es decir algo). Tiene tanto sentido como mi afirmación de que prometió pagarme $100 al mes, simplemente por vivir en su casa. Si no acepta pagarme, tenga la amabilidad de señalarlo mudándose a la Antártida.

Obviamente, no tengo derecho a exigir que otras personas dejen su propiedad si no quieren pagarme $100 al mes. De manera similar, el estado no tiene derecho a exigir que todos dejen su propiedad si no quieren obedecer todas las órdenes del estado. O al menos, nadie ha explicado por qué tendría ese derecho.

Disidencia explícita

De todos modos, cualquier teoría del consentimiento implícito es refutada por el simple hecho de que puedes declarar explícitamente que no estás de acuerdo con tener un gobierno, y (como todos saben) el gobierno seguirá imponiendo exactamente las mismas leyes que antes. . Así que no, no es voluntario. Es tan diferente a un contrato como podría ser.

 

(Hay mucho más que decir sobre la teoría del contrato y las otras cosas ridículas que dice la gente, pero dejémoslo así por brevedad. Esos son los puntos más destacados).

Michael Huemer sobre el estado: ¿porqué tiene autoridad y porqué tenemos que obedecerlo?

Extraordinario Michael Huemer. EN un reciente post resume sus opiniones sobre el Estado y el poder de autoridad que posee sobre todos nosotros, negando que lo tenga y criticando todas las distintas justificaciones de ese poder. El post se titula “The State”: https://fakenous.substack.com/p/the-state

Así empieza:

“Aquí, resumo lo que la gente ha dicho sobre el estado y por qué la mayor parte es tonto e incorrecto. Esto es como un resumen de un resumen de mis puntos de vista sobre la autoridad.

[ * Basado en: “El Estado” en Central Issues of Philosophy, ed. John Shand (Wiley-Blackwell, 2009), págs. 257-74. ]

  1. El problema de la autoridad

El problema fundacional de la filosofía política es: ¿Cuál es la base de la autoridad política? Esta pregunta tiene dos partes:

¿Qué le da derecho al estado a imponer leyes por la fuerza al resto de nosotros y obligarnos a pagar por sus servicios? Este es el problema de la legitimidad política.

¿Por qué debemos obedecer al estado? Este es el problema de la obligación política.

 

Estas preguntas plantean un problema porque gran parte de lo que hace el estado se consideraría horriblemente inmoral si lo hiciera cualquier otra persona. Por ejemplo, si alguien más decide «imponer impuestos» a las personas, lo llamamos robo; si alguien más decide “ir a la guerra”, a eso lo llamamos asesinato en masa; etc. Consideramos que estas acciones son aceptables para el estado porque el estado “tiene autoridad”. Pero ¿por qué tiene autoridad?”

Edmund Burke, un liberal (¿conservador?), y la relación entre libertad y autoridad

No aparece en el podio de liberales para muchos pero Edmund Burke es un clásico, muy respetado por F. A. Hayek, por ejemplo. Era un “liberal conservador” si es que vale tal clasificación. En un interesante artículo en The American Mind, The Claremont Institute, titulada “The brave moderation and manly prudence of Edmund Burke”, Daniel Mahoney lo considera: https://americanmind.org/features/the-courage-to-see/

 

“No seré el primero en apoyarme en la defensa de Edmund Burke de Winston Churchill contra la acusación de inconsistencia. Como escribió Churchill en su ensayo magistral de 1932 «Consistencia en la política», los espíritus «mezquinos y mezquinos» no pueden apreciar cómo Burke luchó contra «un monarca dominante y una corte corrupta y un sistema parlamentario» en casa como líder intelectual del Partido Whig y, sin embargo, simpatizó con las justas demandas de los colonos americanos, luchó contra los abusos imperiales en la India y se opuso a la opresión de los irlandeses (con quienes tenía profundas raíces ancestrales[1]) mientras, al mismo tiempo, luchaba con toda su elocuencia y poderío contra “ turba brutal y secta perversa” que estaba destruyendo Francia y desatando la guerra en toda Europa. Churchill agrega, con una elocuencia que coincide con la del propio Burke, que “nadie puede leer el Burke de la libertad y el Burke de la autoridad sin sentir que aquí estaba el mismo hombre persiguiendo los mismos fines, buscando los mismos fines de la sociedad y el gobierno, y defendiendo de agresiones, ahora de un extremo, ahora del otro”. Churchill, un conservador liberal en la tradición de Burkean, como era de esperar, llega al meollo del asunto. Vio en Burke una mezcla de principios y prudencia al más alto y honorable nivel. En esto seguramente tenía razón.”

El ocaso de las jerarquías: no hay monopolio del conocimiento y la sabiduría en la dirección

Si tomamos una perspectiva de muy largo plazo, las sociedades avanzan hacia mayores grados de libertad económica. Algo similar estaría sucediendo en las organizaciones, donde la visión jerárquica poco a poco da lugar a un mayor grado de descentralización, bajo nombres tales como “empowerment”. Esto dicen Tyler Cowen y David Parker en un interesante artículo titulado: “Los mercados en las empresas: un enfoque gerencial”.

«A partir de la Revolución Industrial las empresas crecieron y se desarrollaron en gran medida sobre una base funcional. Algunos departamentos se encargaban directamente de la atención de los consumidores o de los proveedores (por ejemplo, los de ventas o los de compras), mientras que otros proveían servicios internos dentro de la organización (como los de finanzas, tecnología de la información [TI] y personal). Alfred Sloan introdujo una estructura adecuada para este funcionalismo en General Motors en la década del veinte.  Sloan consideraba que los administradores debían determinar la estrategia de la empresa, diseñar su estructura y elegir sus sistemas de control. La organización debería ser controlada de arriba hacia abajo mediante una estructura funcional que conformaría una jerarquía administrativa clásica, o una pirámide de control. Los administradores principales deberían ejercer firmemente el control de la estrategia y de las operaciones, y con este fin el flujo de la información debería realizarse principalmente de arriba hacia abajo. Tendrían que planificar y controlar sus empresas de una manera similar a aquella en que los commisars soviéticos de la década del ’20 planificaban y controlaban sus imperios. En los niveles inferiores de la organización, los administradores locales tendrían que dirigir cada una de las plantas y ser responsables, principalmente, de las cuestiones operativas.

El apogeo de “la autoridad y el control”

Las modernas corporaciones, con su énfasis sobre “la autoridad y el control”, son sistemas de planificación y cuando las empresas llegan a ser demasiado grandes como para que un estrato administrativo pueda ejercer un control efectivo sobre ellas, se las fracciona en divisiones y subdivisiones. No obstante esto, los que ocupan los más altos puestos directivos, a los que podría llamarse “los estrategas”, mantienen el control sobre toda la estrategia empresarial. Resulta significativo el hecho de que esta corporación planificada, monolítica, alcanzara su apogeo entre las décadas del ’20 y del ’70, un período en el cual los empresarios estadounidenses y europeos dominaban los mercados mundiales con la ayuda de los carteles, las estructuras de mercado oligopólicas, los derechos arancelarios y una relativa escasez de competencia global. Por entonces también se puso de moda la “planificación económica” en el nivel macroeconómico.

Sin embargo, a partir de la década del ’60 surgieron en los Estados Unidos y en Europa occidental presiones en favor de una mayor competencia, y el cambio se hizo inevitable. Al principio los administradores (con el apoyo de los teóricos en administración empresarial y de los consultores) intentaron refinar el proceso y la estructura de control. Para ello desarrollaron innovaciones tales como “la administración mediante objetivos” y favorecieron matrices estereotípicas de estructura organizativa. (2) Raras veces fue cuestionada en su totalidad la concepción de autoridad, control y planificación estratégica centralizada.

Hoy, sin embargo, la empresa concebida por Sloan se encuentra en retroceso, ya que se ha demostrado que es demasiado onerosa en lo que respecta a los costos administrativos y excesivamente lenta e inflexible como para adaptarse a los rápidos cambios del mercado. Algunas compañías muy exitosas (como Canon, Intel, 3M y ABB) han desechado la idea de que los administradores de primer nivel tienen el monopolio de la sabiduría y de que los trabajadores deben ponerla en práctica. En las grandes empresas organizadas jerárquicamente, estructuradas en torno a funciones especializadas, el grueso de los empleados a menudo tenían muy poco contacto directo con los consumidores externos y con el mercado. En organizaciones como ésas el crecimiento llegaba hasta el punto en que había muy pocas conexiones efectivas entre la organización y el mercado, y a los empleados no les resultaba sencillo ver una relación directa entre la actuación de la empresa en el mercado y sus empleos y salarios. En consecuencia, no es sorprendente que se haya perdido la ventaja competitiva. Una organización exitosa necesita un flujo constante de señales de mercado que llegue a todas partes, y no sólo de arriba hacia abajo, para poder dar las respuestas apropiadas. Si se le niega este tipo de información la empresa deja de aprender o, al menos, aprende a tontas y a locas.

Autoridad o asociación: qué idea tenemos de la relación entre los ciudadanos y el estado?

Con los alumnos de la materia Public Choice vemos un trabajo de Vincent Ostrom sobre el federalismo “Consideraciones constitucionales con particular referencia a los sistemas federales (Libertas IV, 1987):

“ Con el fin de ilustrar la relación de los grupos conceptuales con el lenguaje y con las pautas básicas de organización, podríamos considerar algunos usos contrastantes de términos del alemán y del dialecto suizo en la lengua alemana y la lengua inglesa. El término alemán Herrschaft suele traducirse por la palabra inglesa authority (autoridad). Herrschaft, que significa literalmente lordship (señoría), tiene fuertes connotaciones de dominación, Obrigkeit. Resulta fácil asociar las pautas de dominación con un centro único de autoridad final y concebir el Estado de una manera unitaria. La raíz de la palabra inglesa authority es author (autor). La autoría de la autoridad define la naturaleza precisa de las relaciones de autoridad.

El término que en alemán equivale a citizen (ciudadano) es Burger, el cual se refiere implícitamente, al igual que el término inglés, a un Burg o city (ciudad), mientras que para los suizos citizen (ciudadano) es, en contraposición, Eidgenosse, donde Eid se refiere a un juramento y Genosse a un compañero o camarada. Genossenschaft es una asociación. Eidgenossen son compañeros o camaradas que forman una asociación y están ligados por un juramento. Desde esta perspectiva, una ciudad o un Burg podría considerarse una asociación de asociaciones. El término suizo Eidgenossenschaft se emplea para referirse a una confederación y, en particular, a la Confederación Suiza.

La tradición protestante suiza, tal como está reflejada en las doctrinas de Zwingli, Calvino y otros reformadores, se funda en asociaciones o Genossenschaften como base de la organización religiosa. El fundamento teórico de esta forma de organización se relaciona con el concepto hebreo de pacto (brit). La persona que forma parte de un pacto está ligada por un juramento. Desde este punto de vista, un Eidgenosse (ciudadano) es un pactante. El vocablo latino foedus significa pactar. Foedus es la raíz de términos como confederación, federación, federal,  etcétera.

En alemán se usa la palabra Bund para referirse a federad-dones, confederaciones, etc., aunque con más frecuencia denota unión, liga o alianza. Es necesario distinguir entre Staatenbund (confederación) y Bundesstaat (Estado federal). En Bundesstaat se enfatiza el Estado, un Estado que es federal en la forma, pero sigue siendo un Estado, en contraste con el término suizo Eidgenossenschaft. Para los alemanes y norteamericanos gobierno federal es, de acuerdo con el uso que suelen dar a este término, un sistema de gobierno que distribuye la autoridad entre un gobierno nacional limitado y gobiernos de los estados o Land pero esta concepción sólo toma en cuenta los aspectos más superficiales de las Eidgenossenschaften (confederaciones).

Estos diferentes usos del lenguaje implican perspectivas básicamente diferentes acerca de las relaciones de autoridad. El lenguaje de Herrschaft tiene connotaciones muy diferentes del lenguaje de Genossen y Genossenschaften. Estos dos grupos diferentes de términos son de fundamental importancia cuando se examinan los diferentes tipos de relaciones de autoridad que pueden utilizarse para ordenar las relaciones en las sociedades humanas. Herrschaft es asociado fácilmente con un estado unitario que rige la sociedad. Genossen y Genossenschaften tienen diferentes implicaciones. Las estructuras de las relaciones de autoridad que reflejan la unión de camaradas en asociaciones de asociaciones son consideradas menos fácilmente como el Estado.

En este ensayo trataré de esclarecer las consideraciones básicas que se aplican a la constitución de las sociedades humanas. Comenzaré por identificar las condiciones universales que en mi opinión se aplicarían a todas las sociedades humanas conforme a relaciones ordenadas por medio de normas. Pero allí donde se usan normas para ordenar las relaciones sociales surgen problemas para especificar la naturaleza de las relaciones entre gobernantes y gobernados. Uno de los enfoques se basa en las tradiciones de dominación inherentes al concepto de Herrschaft. El otro, en las tradiciones de las Eidgenossenschaften. La lógica fundamental de estos dos tipos de soluciones para la relación entre gobernantes y gobernados es desarrollada respectivamente por Thomas Hobbes en Leviatán y por Montesquieu en El espíritu de las leyes, así como por Alexander Hamilton y James. Madison en The Federalist.”