¿Qué es preferible, vivir más o vivir mejor? La economía de la vejez: una decisión difícil

¿Qué es preferible, vivir más o vivir mejor? Supongo que tendremos distintas preferencias y, por lo tanto, distintas respuestas, pero he aquí un artículo que trata ese tema y se titula “The Economics of Aging: Living Longer versus Living Better” por Walter Donway publicado por EconLib, el portal económico de Liberty Fund: https://www.econlib.org/library/columns/y2023/donwaywaging.html

Así comienza:

“La edición de julio de 2021 de Nature Aging, una de las prestigiosas publicaciones periódicas de Nature, publicó «El valor económico de enfocarse en el envejecimiento». Comienza afirmando que los cambios en la esperanza de vida en los EE. UU. y la atención a la “vejez saludable” plantean cuestiones que los científicos biomédicos y los economistas por igual deben abordar.

¿Qué tipo de preguntas?

 

¿Es preferible que la investigación biomédica apunte a alargar la vida? ¿O su objetivo debería ser “comprimir la morbilidad” para hacer que la misma esperanza de vida sea más saludable? ¿Cuál es el valor económico de cada énfasis?

 

El artículo, aunque agrega varias páginas que resumen las matemáticas de su metodología, establece sus conclusiones en términos fáciles de leer: “[L]a compresión de la morbilidad que mejora la salud es más valiosa que mayores aumentos en la esperanza de vida… [y] las ofertas dirigidas al envejecimiento ganancias económicas potencialmente mayores que la erradicación de enfermedades individuales”

Los inmigrantes venezolanos mejoran la calidad de vida de los locales: el caso de Perú

Los inmigrantes venezolanos se han desparramado por todos los países de América Latina. Aunque muchos pensaran que esos inmigrantes son una carga, están mostrando, ratificando la más básica teoría económica, que se trata de un recurso que aporta al país de recepción y no necesariamente perjudica a los habitantes locales. Este tema es trata en una publicación del Departamento de Economía y Negocios de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona; Economics Working Paper Series Working Paper No. 1840, con el título  “Immigration, labor market and discrimination: Evidence from the venezuelan exodus in Perú”, cuyos autores son André Groeger de la Universidad Autónoma de Barcelona, Gianmarco León-Ciliotta  de la Universidad Pompeu-Fabra y Steven Stillman de la Universidad Bozen Bolzano: https://econ-papers.upf.edu/papers/1840.pdf

“Venezuela vive actualmente la mayor crisis de su historia reciente. Esto ha llevado a más de 5,6 millones de venezolanos a emigrar, un millón de ellos a Perú, lo que supuso un aumento de más del 2 por ciento en la población peruana. Los inmigrantes venezolanos en Perú son relativamente similares en términos culturales, pero, en promedio, más calificados que los peruanos. En este artículo, primero examinamos las percepciones de los venezolanos acerca de ser discriminados en Perú. Utilizando una estrategia de variables instrumentales, documentamos una relación causal entre el nivel de empleo en el sector informal, donde se emplea a la mayoría de los inmigrantes, y los informes de discriminación. Luego estudiamos el impacto de la migración venezolana en los resultados del mercado laboral local, las tasas de delincuencia reportadas y las actitudes utilizando una variedad de fuentes de datos. Encontramos que la afluencia de venezolanos a lugares particulares condujo a un aumento del empleo y los ingresos entre los lugareños, una disminución de los delitos denunciados y una mejora de la calidad de la comunidad denunciada. Realizamos un análisis de heterogeneidad para identificar los mecanismos detrás de estos efectos en el mercado laboral y discutir las implicaciones para la política de inmigración peruana.”

Sobre la relación entre la calidad institucional y las mejoras en calidad de vida y desarrollo humano

La historia no tiene leyes. Podemos aplicar el razonamiento y la comprensión para determinar una o varias relaciones causales de un determinado hecho histórico y sostener que esas fueron sus causas, pero no podemos elaborar desde esa base una ley que nos permita realizar proyecciones sobre situaciones futuras. El determinismo histórico se derrumbó con el Muro de Berlín.

Pero si la historia no tiene leyes, la ciencia económica sí las tiene. Son las leyes de la economía o —para ser más exactos— las leyes de la acción humana, la praxeología, las que prueban la relación causal entre la existencia de un marco institucional que respeta y promueve los derechos individuales —la propiedad, la libertad contractual y de intercambios, de expresión y opinión— y la mayor cantidad de oportunidades que se presentan a los individuos.

No obstante, suelen presentarse también ejemplos históricos para mostrar la causalidad entre instituciones y desarrollo humano, y esto puede hacerse en el sentido antes mencionado. Los ejemplos abundan: la vigencia de los derechos individuales y las limitaciones al gobierno tras la Carta Magna y la Revolución Gloriosa, y la consiguiente Revolución Industrial y el progreso de Inglaterra; la conformación de los Estados Unidos y su avasallante crecimiento durante los siglos XIX y XX; el marco institucional de posguerra en Alemania Occidental y su comparación con los resultados de Alemania Oriental; lo mismo entre Corea del Sur y Corea del Norte, o entre Hong Kong y China; el gran cambio institucional ocurrido en Chile en dos etapas, una económica —bajo un gobierno dictatorial— y otra cívico-política —tras la restauración democrática—; el gran auge de Argentina tras su unificación bajo una Constitución basada en los principios antes expuestos.

No obstante, entre los economistas predomina el análisis estadístico basado en regresiones. Al margen de los problemas metodológicos que puedan plantearse, lo cierto es que pueden encontrarse estudios econométricos que parecen demostrar relaciones entre cualquier tipo de variables, sin determinar estrictamente relaciones de causalidad. Hay muchos que se han concentrado en la relación entre calidad institucional y desarrollo humano.

Así, por ejemplo, Roll & Talbott (2003) analizan los determinantes del ingreso bruto per cápita y concluyen que los derechos de propiedad tienen el mayor impacto positivo, al tiempo que el volumen de la actividad informal tiene también el mayor, pero negativo. También contribuyen a la explicación los niveles de la regulación (-), de la inflación (-), de las libertades civiles (+), de los derechos políticos (+), de la libertad de prensa (+), de los gastos gubernamentales (+) y de las barreras al comercio (-). Para comprobar que estas variables son causas y no efectos, analizan la trayectoria del ingreso bruto antes y después de importantes liberalizaciones políticas o golpes dictatoriales durante la segunda mitad del siglo XX. En promedio, las liberalizaciones son seguidas de notorios incrementos de los ingresos, mientras a los eventos antidemocráticos les siguen claras reducciones. Su conclusión es que los países pueden desarrollarse más rápidamente protegiendo los derechos de propiedad, promoviendo la independencia de la justicia, atacando la corrupción, desmantelando las pesadas regulaciones, permitiendo la libertad de prensa y protegiendo los derechos políticos y las libertades civiles.

Conclusiones similares obtienen Gwartney, Holcombe y Lawson (2004). Chong y Calderón (2000) midieron empíricamente el vínculo entre medidas de desarrollo institucional y pobreza durante el periodo 1960-1990 y concluyeron que, cuanto más eficientes son estas, menor es el grado, incidencia y severidad de la pobreza. Sus regresiones muestran resultados favorables para una medida general de calidad institucional como también para un índice de riesgo de expropiación y otro de calidad de la burocracia. Niclas Berggren (1999) mide la relación entre libertad económica e igualdad de ingresos y descubre que cuanto mayor fue el incremento de libertad económica durante el periodo 1975-1985, mayor es el nivel de igualdad en este último año [1].

Por supuesto, también la actividad emprendedora está vinculada con una mayor cantidad de oportunidades. Nyström (2008) y Bjørnskov y Foss (2007) ofrecen evidencias sobre los determinantes de la actividad emprendedora respecto a un conjunto de países, mostrando que mayores niveles de libertad económica, un menor tamaño del gobierno, una adecuada estructura legal y de respeto al derecho de propiedad, y menores regulaciones al crédito, al trabajo y a los negocios, tienden a incrementar la actividad emprendedora.

[1]. En cuanto a la relación con algunos indicadores sociales, Baldocci et al (2004) concluyen: “Mejorar la gobernabilidad es un poderoso instrumento para mejorar los indicadores sociales y el crecimiento. Un cambio en el índice de gobernabilidad desde un promedio bajo a uno alto es asociado con una reducción inmediata de 0,5 puntos porcentuales en la mortalidad infantil, un incremento de 6 puntos porcentuales en la tasa compuesta de ingreso a la educación, y un crecimiento de 1,6 puntos porcentuales en el crecimiento del PBI per cápita. A través del impacto reforzador de un mayor ingreso sobre el capital humano, esta medida puede llevar aun a mejores indicadores sociales. Por ejemplo, puede incrementar el ingreso a la escuela primaria en 10 puntos porcentuales en diez años sin recursos adicionales. El impacto positivo de elevar un país de un nivel menor a uno superior al promedio es comparable con un incremento del gasto en educación de 1% del PBI”. (p. 26).