Analizamos los cambios en la competitividad global, con varios artículos, entre ellos unos sobre la industria global

Con los alumnos de UCEMA completamos la materia sobre Empresas y Negocios Internacionales considerando las distintas circunstancias de la competitividad global, analizando distintos trabajos. UN análisis de las economías latinoamericanas realizado por LatinFocus,  otro de McKinsey que se titula «Competing in a world of sector without borders» y un tercero de la consultora Booz sobre la gestión de la empresa global.

Respecto al análisis de LatinFocus sobre América Latina, un breve resumen comenta:

Los datos recibidos sugieren que el impulso de crecimiento es en gran parte en toda la economía de América Latina y la recuperación permanece firmemente en camino. Los analistas de FocusEconomics estiman que el PIB se expandió 1.6% anual en el tercer trimestre, por encima del aumento del 1.1% en el segundo trimestre. Si confirmado, el resultado marcaría la tasa de crecimiento más rápida desde el primer trimestre 2014.

Aunque las cifras oficiales del PBI del Q3 todavía están pendientes de la mayoría de las economías, se espera que el crecimiento haya mejorado casi en todos los ámbitos. Gigantes regionales Argentina y Brasil se considera que han ganado fuerza a medida que emergen sus economías de recesiones profundas. En Brasil, baja inflación y reforma laboral mejoran la dinámica del mercado que se está apoyando el gasto de los hogares, mientras dolorosas reformas económicas finalmente están comenzando a dar sus frutos en Argentina.

Sin embargo, el jugador más importante, México, desafió la tendencia regional, y una estimación preliminar reveló que el crecimiento perdió algo de fuerza en el tercer trimestre. Alta inflación e interrupciones de dos terremotos en septiembre pesó sobre el resultado; sin embargo, una demanda externa robusta y los ingresos del turismo saludable impulsaron el crecimiento. Mientras tanto, la economía de Venezuela continúa en caída libre, aunque falta de los datos económicos oficiales hace que el alcance de la recesión difícil de juzgar.

En la arena política, el ciclo de elección de la región comenzó con una elección legislativa clave a medio plazo en Argentina el 22 de octubre. La coalición del presidente Mauricio Macri logró grandes avances, incluyendo en las cinco ciudades más grandes. El resultado debería proporcionar impulsoa su ambiciosa agenda de reformas, cuyo objetivo es reducir el déficit fiscal crónico del gobierno y la promulgación de políticas pro-negocios. Siguiente en la agenda, Chile irá a las urnas en una elección presidencial el 19 de noviembre. Las primeras encuestas apuntan a una victoria para el ex presidente de centroderecha Sebastián Piñera, quien es visto como pro-empresarial y probablemente conduzca a un mayor enfoque del gobierno en impulsar la competitividad y la inversión.

 

La industria manufacturera norteamericana ya ha reaccionado, no necesita el proteccionismo de Donald Trump

Con la llegada de Donald Trump, políticos populistas de toda la región han encontrado un nuevo punto de apoyo para sus ideas, que ya no serían estupideces tercermundistas sino que son corroboradas por el centro del poder mundial, y además de la mano de un empresario.

Los empresarios, como Trump, tienden a pensar en los países como si fueran empresas, entonces les encanta eso de delinear una “estrategia” para el país, una que defina hacía dónde tiene que ir. En este sentido, muchos empresarios argentinos ven ahora con beneplácito que se ponga de moda la idea de que proteger a ciertos sectores sea parte de una estrategia “nacional”. Los argumentos pueden ser más directos o más sofisticados, pero sus fundamentos son débiles, sino erróneos.

Tomemos el caso de una columna titulada “La industria manufacturera se perfila como la garante del empleo”, publicada en La Nación (http://www.lanacion.com.ar/1979712-la-industria-manufacturera-se-perfila-como-la-garante-del-empleo) , autoría de Teddy Karagozian, presidente de TN&Platex. El artículo comienza con una frase poco feliz, será una metáfora: “el mundo está en guerra por los mercados de trabajo”. Como parte de esto, el fenómeno de Trump sería el inicio de la reversión del proceso de deslocalización de puestos de trabajo que se generara como resultado de lo que ahora llamamos ‘globalización’.

Comenta el autor: “Sobre estos fenómenos se fundamenta la decisión del gobierno de Trump para que la manufactura vuelva al territorio estadounidense pues, en algún lugar, deben fabricarse los bienes analógicos, los televisores, las computadoras, las prendas, los autos y todos estos bienes no pueden ser reemplazados por electrones ya que son bienes corpóreos, físicos. Es cierto que se harán con menos personal, pero seguirán requiriendo mucho trabajo humano para su elaboración.”

Ahora bien, ¿se justifica la política proteccionista de Trump ante tal escenario? Según el artículo, supuestamente sí. Pero, en verdad, el mismo artículo contiene la respuesta contraria:

“La realidad es que Estados Unidos en los años 70, luego de la crisis del petróleo, decidió tercerizar la producción de bienes porque no tenía energía suficiente como para consumir y producir, y era prisionero de los países árabes. Al tiempo, comenzaban los primeros indicios de protección ambiental; no existía el uso de energías alternativas al nivel de hoy y el costo del capital era muy alto. Tampoco el mundo estaba saturado de dólares.

Hoy son autosuficientes en energía, la tecnología robótica permite una alta productividad del personal, el costo del dinero es y va a seguir siendo bajo y los costos de distribución han bajado de modo significativo. Además, existe la tecnología para contaminar menos y el just in time (hoy «Revolución industrial 4.0») requiere stocks de intervención bajos y cercanos al consumidor para que los cambios de diseño sean cada vez mas rápidos en un mercado que pide novedades inmediatas.”

Este segundo párrafo nos indica que la economía norteamericana ya habría realizado los cambios necesarios para volver a ser competitiva a nivel mundial. De hecho, un informe de Boston Consulting Group: “The shifting economics of global manufacturing”, (https://www.bcgperspectives.com/content/articles/lean_manufacturing_globalization_shifting_economics_global_manufacturing/) muestra que, tomando en cuenta la productividad, los costos industriales en los Estados Unidos no están tan lejos de los de China.

Entonces, ¿para qué sirven las políticas proteccionistas de Trump? Pues para debilitar la presión competitiva que hizo que se produjeran estos cambios en primer lugar. Desde ya que el proteccionismo perjudica a los consumidores, pero, por más que parezca un beneficio inmediato para los productores, a la larga, y como tenemos ya mucha experiencia por estas regiones, los vuelve menos eficientes y menos competitivos. Todos pierden.

Los cambiantes costos de la manufactura global y la competencia entre jurisdicciones

Hemos escuchado tantas veces ya que los países asiáticos compiten en la economía internacional porque tienen muy bajos costos de su mano de obra que esto nos ha hecho olvidar que el trabajo es tan solo uno de los recursos necesarios en toda producción. Un estudio realizado por la consultora Boston Consulting Group (“The Shifting Economics of Global Manufacturing: How Cost Competitiveness is Changing Worldwide”, o “La cambiante economía de la manufactura global: Como está cambiando la competitividad de costos en todo el mundo”) presenta algunos resultados que sorprenden. https://www.bcgperspectives.com/content/articles/lean_manufacturing_globalization_shifting_economics_global_manufacturing/

Dice el trabajo: “Por la mayor parte de las últimas tres décadas, un doble concepto ha guiado las decisiones de inversión y abastecimiento de las empresas. América Latina, Europa Oriental y gran parte de Asia eran consideradas como regiones de costos bajos. Los Estados Unidos, Europa Occidental y Japón eran vistos como países con altos costos.

Global manufacturing

Pero parece que esta visión del mundo está anticuada. Años de cambios en salarios, productividad, costos de la energía, valores de sus monedas y otros factores están modificando silenciosa y dramáticamente el mapa global de los costos de manufactura. Este mapa es más una mezcla de economías con bajos costos, con altos costos y muchas entre unas y otras en todas las regiones.

En algunos casos, los cambios de costos relativos son sorprendentes. ¿Quién hubiera pensado una década atrás que Brasil sería uno de los países con costos de manufactura más altos- o que México podría ser más barato que China? Mientras Londres sigue siendo uno de los lugares más caros para vivir y visitar, el Reino Unido se ha convertido en el productor manufacturero con menores costos de Europa. Los costos en Rusia y gran parte de Europa Oriental han llegado casi a la paridad con los Estados Unidos.”

En verdad las conclusiones son sorprendentes. El estudio analiza a los principales 25 exportadores del mundo, quienes producen el 90% de las exportaciones totales de productos manufacturados.

La ventaja de costos que tiene China sobre los Estados Unidos se ha reducido al 5%, en particular debido a la caída del costo de la energía en este último país. Brasil es más caro que casi toda Europa Occidental. Polonia, la República Checa y Rusia están casi a la par con Estados Unidos y tan solo un poco más baratos que el Reino Unido y España. Los países desarrollados que han perdido competitividad incluyen a Australia, Bélgica, Francia, Italia, Suecia y Suiza. Y las grandes estrellas parecen ser México y los Estados Unidos.

Dice el informe: “Las estructuras de costos en México y los Estados Unidos mejoraron más que todos los demás 25 principales exportadores. Debido a bajos incrementos de salarios, sostenidas ganancias de productividad, tipos de cambio estables y grandes ventajas en los costos de energía, estas dos naciones son actualmente las estrellas fulgurantes en la manufactura global. Y excepto por China y Corea del Sur, el resto de los diez principales exportadores de bienes son 10 a 25 por ciento más caros que los Estados Unidos.”

He aquí una muestra acabada del concepto de “competencia entre jurisdicciones” que analizamos en el capítulo de competencia institucional del libro.