La envidia frena el crecimiento económico, pero no es la redistribución lo que va a liberarlo

La desigualdad no es la fuente de la envidia que impide el progreso de los países, y para lo que se recomienda redistribuir ingresos. Es lo que se plantea en este paper de un economista de la Universidad de Turin: Sarti, Simone, “The Envy-Barrier and Economic Inequality” (December 14, 2022). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4346968 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4346968

“La envidia es una emoción dolorosa universal, cuyos efectos económicos son muy significativos, aunque a menudo se descuiden. Varios estudios antropológicos han demostrado cómo puede crear una barrera importante para la evolución de muchas poblaciones pobres, ya que provoca la formación de un conjunto de instituciones que impiden el desarrollo económico. Una visión popular describe la desigualdad económica como una variable que aumenta la intensidad de la envidia en una comunidad. En consecuencia, la redistribución de la riqueza se propone como un medio para sacar a dichas comunidades de la jaula de las normas.

El artículo pretende demostrar que esta visión es incorrecta, recogiendo y explicando los argumentos que la contradicen. Presenta razones teóricas recogidas de varios campos científicos. Lamentablemente, los datos empíricos sobre la envidia son difíciles de obtener. Sin embargo, los hallazgos empíricos adquiridos al estudiar la relación entre la desigualdad y algunas variables diferentes, que están relacionadas con la envidia pero que se pueden medir con mayor precisión, brindan evidencia considerable de que la política comúnmente propuesta es errónea. Para romper la barrera de la envidia y contrastar las instituciones dañinas que inhiben el crecimiento, los políticos no deberían preocuparse por el grado de desigualdad, que tiene poco que ver con la envidia. Un elemento que merece atención es, en cambio, la creencia en un juego de suma cero.”

Hay pueblos que no pueden progresar porque su cultura no permite superar la envidia

En el libro «El Foro y el Bazar» se resalta la importancia de los valores y cultura predominantes para explicar la calidad institucional de los países y, luego, su mayor o menor progreso.

Unos meses atrás publiqué un post mostrando el espíritu emprendedor de la tribu de los Seminoles, en el sur de Florida, quienes son dueños del Hard Rock Café. https://bazar.ufm.edu/wp-admin/post.php?post=864&action=edit

Ahora la contraparte. Comenta Helmuth Schoeck en su interesante libro «Envy» (Liberty Fund, 1987), sobre la tribu de los Navajos:

«Los Navajos son la tribu más grande que todavía sobrevive en Estados Unidos. La existencia que llevan en su reservación es miserable. Los Navajos no tienen nada que se corresponda con nuestro concepto de ‘éxito personal’ o ‘logro personal’. Tampoco puede tener Buena o mala suerte. Cualquiera que prospere o, según sus conceptos, se enriquezca, lo habrá logrado solo a costa de algún otro. Por lo tanto, el Navajo que está mejor se siente bajo constante presión para ser pródigo en hospitalidad y generoso con los regalos. Sabe que si fracasa en esto ‘la voz de la envidia hablará en susurros de brujería’ que harán penosa su vida en sociedad…»

Comenta Schoeck:

«No es cierto, como muchos críticos sociales nos quieren hacer creer, que solo la gente más afortunada en este mundo, aquellos con propiedades heredadas o con oportunidades de riqueza, tienen un interés creado en una ideología que inhiba la envidia. Tal ideología es, en verdad, mucho más importante para la persona envidiosa, quien podrá comenzar a hacer algo sobre su vida solamente cuando haya construido alguna especie de teoría personal que desvíe su atención de la envidiable Buena fortuna de otros, y guíe sus energías hacia objetivos realistas a su alcance.»

El autor afirma que no es posible eliminar la envidia (ése sería el objetivo de las ideologías igualitaristas, que piensan que eliminando las diferencias la envidia desaparecería). La envidia se daría por otras cosas, íncluyendo envidia hacia quienes están en posición de redistribuir todo para que no haya envidia.

Una de sus principales tesis: «cuanto más puedan, los individuos privados y los custodies del poder politico, actuar como si no existiera tal cosa como la envidia, mayor será la tasa de crecimiento económico y el número de innovaciones en general».