El legado de Robert Lucas: el gobierno no puede engañar sistemáticamente a todo el mundo

Unas semanas atrás falleció Robert Lucas, premio Nobel en Economía 1995, tal vez el más destacado economista de la Escuela de Chicago de las últimas décadas. Muchos señalan que sus aportes cambiaron radicalmente la macroeconomía predominante. He aquí un artículo que explica en forma simple sus principales contribuciones. Es de Patrick Horan, Investigador del Mercatus Center en George Mason University, con el título “The Legacy of Trailblazing Economist Robert Lucas”, publicado en la revista digital Discourse: https://www.discoursemagazine.com/economics/2023/05/22/the-legacy-of-trailblazing-economist-robert-lucas/

“En las décadas de 1960 y 1970, muchos economistas keynesianos creían en una versión cruda de la Curva de Phillips, que establece que existe una compensación entre el desempleo y la inflación. Si el desempleo es demasiado alto, el gobierno puede utilizar la política monetaria para estimular la demanda en la economía y reducir el desempleo. Una política monetaria más expansiva reduce los costos de endeudamiento y más dinero termina en manos de trabajadores y empresas. Esto conduce a un mercado laboral “restringido”, donde más personas están empleadas y pueden gastar su dinero en bienes y servicios. Los empleadores deben ofrecer salarios más altos para competir por los trabajadores. Entonces la inflación aumentaría. De manera similar, si la inflación es demasiado alta, el gobierno puede reducirla a costa de un mayor desempleo.

Sin embargo, durante la década de 1970, los EE. UU. y varias otras economías desarrolladas experimentaron una “estanflación”, una combinación de alto desempleo y alta inflación. La escuela keynesiana no logró explicar este fenómeno. Sobre la base de argumentos anteriores de Milton Friedman y Edmund Phelps, Lucas explicó que la Curva de Phillips tenía fallas porque no consideraba las predicciones cambiantes de las personas a medida que surgía nueva información. Si la inflación sube por sorpresa, puede reducir temporalmente el desempleo.

Sin embargo, si el gobierno intenta repetidamente estimular la economía para reducir el desempleo a costa de una mayor inflación, el público se dará cuenta de lo que el gobierno está tratando de hacer. Las empresas establecerán precios más altos y los trabajadores exigirán salarios más altos en previsión de una mayor inflación. Tratar de estimular la demanda para reducir el desempleo solo conducirá a una mayor inflación a largo plazo. Esta teoría de las expectativas racionales recuerda la máxima de Abraham Lincoln: «Puedes engañar a algunas personas todo el tiempo, y a todas las personas algunas veces, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo». Aunque los miembros del público no siempre pronostican con precisión, el gobierno no puede engañar sistemáticamente a todo el público para lograr algún fin deseado.

El trabajo de Lucas sobre las expectativas racionales condujo a un concepto relacionado llamado «Crítica de Lucas»: los formuladores de políticas no pueden predecir los efectos de un cambio en la política simplemente mirando los datos observados previamente. Más bien, deben considerar cómo el cambio en la política afectará las expectativas de las personas. Si bien confiar en la Curva de Phillips es probablemente el ejemplo más utilizado de no abordar la Crítica de Lucas, hay muchos casos en los que la crítica es relevante, y no solo en la macroeconomía o las finanzas tradicionales.”

Los resultados políticos modifican las expectativas económicas: un ejercicio con la elección entre Trump & Biden

La economía es el estudio de la acción humana, pero esta acción es motivada por valoraciones subjetivas que cada individuo tiene. Por eso es importante analizar cómo y porqué cambian esas valoraciones, las expectativas sobre el futuro y de allí las decisiones que se tomen. Es lo que trata el paper “Political Leaders and Macro economic Expectations: Evidence from a Global Survey Experiment”, por  Dorine Boumans, Klaus Gründler, Niklas Potrafke y  Fabian Ruthardt de la Universidad de Munich, publicado por CEsIfo: https://www.cesifo.org/DocDL/cesifo1_wp9974.pdf

En este caso analizan las consecuencias de ciertos eventos políticos, tales como el resultado de una elección, como la de Estados Unidos entre Biden & Trump. Y llegan a la conclusión que las expectativas mejoraron con la victoria de Biden, porque supuestamente daría como resultado menores trabas al comercio internacional. En fin, discutible. Así se presenta:

“¿Puede un solo líder político influir en las expectativas macroeconómicas a escala global? Diseñamos un experimento de encuesta a gran escala entre expertos económicos influyentes que trabajan en más de 100 países y utilizamos las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2020 como un experimento cuasi natural para identificar el efecto del cambio de titular de EE. UU. en las expectativas macroeconómicas globales. Encontramos grandes efectos de la elección de Joe Biden en las expectativas de crecimiento de los expertos internacionales, trabajando a través de expectativas más positivas sobre el comercio. El resultado electoral afectó particularmente las expectativas de los aliados occidentales y aumentó la incertidumbre económica global. Nuestros hallazgos sugieren importantes efectos indirectos políticos en la formación de expectativas macroeconómicas

¿Las expectativas de inflación de economistas, políticos, empresarios y la gente, son diferentes? Acá, no mucho

En medio de una situación que muestra a los precios de la economía creciendo a niveles no vistos desde hace mucho tiempo y la preocupación que esto genera, además de la sensación de estar fuera de control, dos economistas del Banque de France se refieren a las distintas expectativas que pueden tener distintos actores. El paper se titula “Information Frictions Across Various Types of Inflation Expectations”, por Camille Cornand & Paul Hubert: https://publications.banque-france.fr/sites/default/files/medias/documents/wp873.pdf

No conozco que se haya realizado un estudio similar en Argentina pero dada la experiencia inflacionaria que tenemos sospecho que las expectativas de inflación en los empresarios han de estar muy cerca de las de los profesionales, y las de la gente en general tampoco serán tan distintas.

Así se resume este trabajo:

“La dinámica macroeconómica depende en gran medida de los procesos de expectativas. La política monetaria consiste en gran parte en el manejo de las expectativas de inflación de los distintos agentes (hogares, empresas, pronosticadores profesionales). Por lo tanto, es de suma importancia que los banqueros centrales conozcan la fuerza de las fricciones de información que afectan las expectativas de inflación dentro y entre las diferentes categorías de agentes económicos.

Estas fricciones informativas se caracterizan por la frecuencia de revisiones y discrepancias en las expectativas de inflación. Debido a que el costo de recolectar y procesar información puede ser diferente para varias categorías de agentes, la fuerza de las fricciones de información dentro y entre varias categorías puede variar dramáticamente.”

No se ve muy bien pero el cuadro de arriba a la izquierda son los profesionales, a la derecha los políticos, abajo a la izquierda las empresas y a la derecha la población general. Supongo que en Argentina, los cuadros de abajo se parecen a los de arriba.

Macroeconomía austriaca: Garrison y el papel de las expectativas en el ciclo económico

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos un par de capítulos del libro de Roger Garrison, “Tiempo y Dinero”. En este caso, del Cap II, cuando el autor trata el tema de las expectativas:

“…es un hecho complejo el que la secuencia de etapas este lejos de ser lineal: hay giros hacia atrás, productos de uso múltiple y otros ejemplos de trayectorias no lineales. Además, cada etapa puede incluir también el uso de bienes de capital duradero (bienes de capital), relativamente específicos y no específicos, y bienes de capital que están relacionados con diversos grados de sustituibilidad y complementariedad con los bienes de capital en otras etapas de la producci6n. Tales son las complicaciones que destaca Lachmann en su Capital and Its Structure.

Este es el contexto en el que los austriacos pueden formular la pregunta «lExpectativas sobre que?» Los objetos pr6ximos de las expectativas empresariales relevantes en un estadio particular de la producci6n comprenden los precios de los insumos, que son los productos de las etapas precedentes, y los precios de los productos, que son los insumos para las etapas siguientes. Los diferenciales de precios esperados (entre insumos y productos) deben valorarse ala luz de los tipos de interés actuales sobre los prestamos y de los usos alternativos de los bienes de capital existentes. Los juicios deben formularse sobre posibles cambios en las condiciones crediticias y en las condiciones de mercado de los bienes de consumo final, a los que contribuye una etapa especifica de la producci6n. Los cambios en los precios, salarios y tipos de interés tendrán efecto sobre las decisiones de los empresarios, y sus decisiones tendrán efecto sobre los precios, salarios y tipos de interés. Esta interdependencia es 10 que justifica la idea general del mercado como un proceso econ6mico.

El proceso económico que se da en el mercado facilita la traslaci6n de las realidades econ6micas subyacentes -disponibilidades de recursos, tecnología y preferencias de los consumidores (incluidas las preferencias intertemporales) -a las decisiones de producci6n guiadas por las expectativas de los empresarios. El proceso acaba de forma diferente dependiendo de que el tipo de interés en que se basa sea un reflejo fiable de las preferencias temporales de los consumidores, debido a una expansi6n crediticia por parte del banco central, refleje una distorsión de esas preferencias. En el primer caso, la economía experimenta un crecimiento sostenible; en el segundo, expansión y depresión. Esta es la esencia de la teoría austriaca del ciclo económico (Mises et aI., [1978] 1996; Garrison, 1986a) que presentaremos gráficamente en el Capitulo 4.”

El debate Hayek-Keynes: ¿fracasan los mercados en generar el conocimiento necesario?

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I vemos el “debate Hayek-Keynes”, y aquí un artículo del profesor de Trinity College (CT) William Butos vinculando esa famosa discusión con el tema del conocimiento: http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/3_7_Butos.pdf

Hayek Keynes

“Existen potencialmente varias formas para enfrentar el desafío que Keynes presenta hacia la eficacia de los procesos de mercado y, en verdad, hay una gran e importante literatura que hace exactamente eso. Pero mi énfasis aquí es que en el sistema de Keynes las tendencias coordinadoras no funcionan debido a que el sistema y sus participantes no poseen la capacidad para generar el conocimiento necesario para un buen funcionamiento de la economía. Quiero sugerir que el problema que Keynes presenta no es que el conocimiento descentralizado no es transmitido y utilizado, sino, en el fondo, el fracaso del sistema para producir dicho conocimiento en primer lugar. Los mercados financieros modernos, en síntesis, sufren un fracaso inherente e incorregible debido a que no pueden generar los precios correctos. Esto es a lo que me refiero en relación al “desafío de Keynes”.

¿Hay formas satisfactorias para penetrar las teorías basadas en la incertidumbre de Keynes? Un enfoque posible es enfatizar que, si bien las expectativas surgen en un contexto de incertidumbre, los precios realmente transmiten información relevante acerca de las realidades subyacentes y promueven la coordinación de las decisiones económicas (Garrison 2001: 26). Podríamos llamar a éstas “expectativas razonables”, porque al endogeneizar las expectativas este enfoque provee un ámbito para su revisión mientras que evita la manía racionalista de las expectativas racionales. Sin embargo, si bien este enfoque es muy atractivo, no atiende directamente la afirmación de Keynes de que la conducta de los agentes, sus expectativas, y los precios que generan sus interacciones, no solamente son necesariamente incompatibles con sus planes y resultados de mercados preferidos tales como el pleno empleo sino que es así inevitablemente. Para Keynes, la coordinación de mercado funciona, pero los resultados que produce están basados en los precios errados. El mercado, en síntesis, expresa el tipo equivocado de conocimiento y el conjunto equivocado de precios.9

¿Si las “expectativas razonables” (como son descriptas anteriormente) no son aplicables aquí, es posible reubicar y reconsiderar el problema del conocimiento, incluyendo la cuestión particular del “desafío de Keynes”, que evita el usualmente inútil ejercicio de enfrentar postulados rivales entre sí? Dada la centralidad de la incertidumbre en el mundo real en que vivimos, el empirismo casual no provee suficiente guía para considerar la cuestión ante nosotros. Así, aun si reconocemos que “París está siendo alimentada”, también observamos inestabilidades de mercado continuas, especialmente en los mercados financieros, que dan credibilidad a la posibilidad de que el conocimiento y los precios no son eficazmente comunicados o generados o ambos.

Mi consideración de Keynes ha estado restringida a cuestiones acerca del conocimiento y las expectativas; no ha sido mi propósito considerar en ningún detalle diversas cuestiones éticas en macroeconomía monetaria presentadas en la Teoría General. Para evitar un malentendido, no estoy sugiriendo que la economía de Keynes como tal sea totalmente coherente o correcta. Más bien, estoy sosteniendo que las afirmaciones de Keynes en relación a la incertidumbre y sus efectos presentan un serio desafío para la teoría del proceso de mercado. Planteando la cuestión en términos de la generación de conocimiento, creo que puede generarse cierta luz sobre la falta de respuesta de Hayek a la Teoría General. Al mismo tiempo, y de mucho mayor interés, considerando el trabajo de Keynes y las contribuciones de Hayek en esta perspectiva surgen nuevas preguntas que nos obligan a ir mucho más allá de la vieja controversia Hayek-Keynes.”