¿Por qué los Aztecas, Incas y Mayas no inventaron la rueda? Parece que sí, pero no les interesaba

¿Por qué los Aztecas, Incas y Mayas no inventaron la rueda? Si le da curiosidad encontrar una posible explicación éste artículo la plantea. Por Tim Brinkhof, en Big Think, con el título “Why the Aztecs, Inca, and Maya never invented the wheel”: https://bigthink.com/the-past/aztec-inca-maya-wheel-invention/

“Durante mucho tiempo se supuso que los antiguos estadounidenses no usaban ruedas porque no sabían cómo fabricarlas. Eso resultó ser falso. En 1880, cuando el arqueólogo Désiré Charnay excavaba la tumba de un niño azteca en la Ciudad de México, se encontró con una pequeña figurilla de coyote montada sobre un juego de ruedas aún más pequeño. Desde entonces, se han encontrado otros juguetes con ruedas en todo el país. La mayoría pertenecía a los toltecas, cuya cultura floreció entre los años 900 y 1100 d.C.

Las explicaciones actuales de por qué los aztecas, incas, mayas y los nativos americanos carecían de ruedas no se centran en el conocimiento de cómo crearlas, que claramente poseían, sino en la practicidad. Como dice el refrán, la necesidad es la madre de la invención, y los antiguos estadounidenses simplemente no tenían la misma necesidad de vehículos con ruedas que los euroasiáticos. ¿Por qué? Una de las principales razones es que el continente carecía de criaturas lo suficientemente fuertes como para atraerlas. Después de todo, caballos, vacas y bueyes cruzaron el Atlántico junto con la rueda misma.

Otro factor importante en esta ecuación fue la geografía. Sí, los incas construyeron caminos, pero esos caminos estaban trazados sobre el terreno montañoso de las montañas de los Andes. Presentaban escaleras gigantes y puentes colgantes que los vehículos con ruedas no habrían podido atravesar. En cambio, los incas usaron una combinación de mensajeros humanos y llamas, que son excelentes escaladores y aún hoy se pueden encontrar pastando en las laderas de Machu Picchu.”

José Carlos Mariátegui, comunista peruano, anticipa una tesis de Acemoglu & Robinson sobre herencia institucional

En la Universidad Francisco Marroquín, estamos llevando adelante un curso de maestría sobre la evolución de las ideas políticas y económicas en América Latina. Con un ordenamiento cronológico veremos algunas de las principales corrientes que predominaron en la región. No se pueden ver todas, por supuesto.

Vemos en la segunda clase, al fundador del Partido Comunista del Perú, José Carlos Mariátegui, en dos textos:

José Carlos Mariátegui (1928); “El problema de la tierra” (25 páginas); José Carlos Mariátegui (1928); “El problema del indio” (12 páginas)

Al respecto, en el primero, presenta una opinión que parece la de Acemoglu y Robinson en Why Nations Fail, con la tesis de que la herencia colonial fue determinante en la calidad de las instituciones desarrolladas en el norte y el sur de América. Dice:

“:a incapacidad del coloniaje para organizar la economía peruana sobre sus naturales bases agrícolas, se explica por el tipo colonizador que nos tocó. Mientras en Norteamérica la colonización depositó los gérmenes de un espíritu y una economía que se plasmaban entonces en Europa y a los cuales pertenecía el porvenir, a la América española trajo los efectos y los métodos de un espíritu y una economía que declinaban ya y a los cuales no pertenecía sino el pasado. Esta tesis puede parecer demasiado simplista a quienes consideran sólo su aspecto de tesis económica y, supérstites, aunque lo ignoren, del viejo escolasticismo retórico, muestran esa falta de aptitud para entender el hecho económico que constituye el defecto capital de nuestros aficionados a la historia. Me complace por esto encontrar en el reciente libro de José Vasoncelos Indología, un juicio que tiene el valor de venir de un pensador a quien no se puede atribuir ni mucho marxismo ni poco hispanismo. “Si no hubiese tantas otras causas de orden moral y de orden físico –escribe Vasconcelos- que explican perfectamente el espectáculo aparentemente desesperado del enorme progreso de los sajones del Norte y el lento paso desorientado de los latinos del Sur, sólo la comparación de los dos sistemas, de los dos regímenes de propiedad, bastaría para explicar las razones del contraste. En el Norte no hubo reyes que estuviesen disponiendo de la tierra ajena como de cosa propia. Sin mayor gracia de parte de sus monarcas y más bien en cierto estado de rebelión moral contra el monarca inglés, los colonizadores del norte fueron desarrollando un sistema de propiedad privada en el cual cada quien pagaba el precio de su tierra y no ocupaba sino la extensión que podía cultivar. Así fue que en lugar de encomiendas hubo cultivos. Y en vez de una aristocracia guerrera y agrícola, con timbres de turbio abolengo real, abolengo cortesano de abyección y homicidio, se desarrolló una aristocracia de la aptitud que es lo que se llama democracia, una democracia que en sus comienzos no reconoció más preceptos que los del lema francés: libertad, igualdad, fraternidad. …”

Bastante notable. Claro, al final prefiere la propiedad comunitaria indígena a la propiedad individual, pero un verdadero desarrollo capitalista promueve la propiedad privada tanto individual como grupal, no sería incompatible con eso. Puede haber propiedad individual o propiedad grupal bajo una cooperativa, o bajo una sociedad comercial.