¿Cómo debería financiarse la educación universitaria? ¿Por qué no un mercado libre en créditos educativos?

Lejos de los temas que aquí se discuten en materia de educación, en Estados Unidos se plantea la cuestión si el estado debería subsidiar créditos para estudios universitarios. Bryan Caplan, profesor de George Mason University y autor de un libro titulado, nada menos, que Against Education, y conocido por sus opiniones desafiantes, se pregunta aquí y responde si la educación universitaria no tendría que ser financiada en el mercado. El artículo se titula “Why Not a Free Market in Educational Loans?”: https://www.econlib.org/archives/2012/10/why_not_a_free.html

Así comienza:

“Supongamos que las inversiones en educación son tan fantásticas como se supone que debemos creer: el sesgo de capacidad y las señales son mitos, por lo que toda la prima educativa observada es causal y socialmente valiosa. Aun así, cuesta ver por qué el gobierno debería subsidiar la educación. ¿Por qué los estudiantes no pueden simplemente financiar su siempre tan valiosa inversión en capital humano con préstamos educativos no subsidiados?

El argumento favorito de los no economistas es algo así como: “Las tasas de interés serían tan altas que poca gente pediría prestado”. Sin embargo, al menos superficialmente, esta objeción choca con la premisa de que “la educación es una inversión fantástica”. Si la educación realmente tiene enormes beneficios, la gente debería estar feliz de pagar altas tasas de interés para adquirirla. Además, si la educación produce rendimientos tan fiables, los prestamistas deberían tener confianza en el reembolso y, por tanto, prestar felizmente a un tipo de interés bajo.

En este punto, muchos economistas saldrán en defensa de los no economistas. Los préstamos educativos de libre mercado tendrían altas tasas de interés a pesar de lo fantástico de la inversión. ¿Por qué? Por información imperfecta.”

Participar en el mercado lleva a que desarrollemos valores morales mas firmes

El comercio y la participación en el mercado nos “moraliza”, nos lleva a actuar con mayor atención hacia los demás, con respeto a los compromisos y promesas. Esto parece extraño para quienes ven en el mercado a actores que sólo buscan el lucro y aplastar a sus rivales. El tema se trata en este trabajo: “Market Participation and Moral Decision-Making: Experimental Evidence from Greenland” de Gustav Agneman y Esther Chevrot-Bianco; The Economic Journal, ueac069, https://doi.org/10.1093/ej/ueac069

“La relación entre la participación en el mercado y los valores morales es objeto de un prolongado debate en economía, aunque la evidencia de campo se basa principalmente en estudios transculturales. Llevamos a cabo experimentos que rompen las reglas en 13 pueblos de Groenlandia (N=543), donde los marcados contrastes en la participación en el mercado dentro de los pueblos nos permiten examinar la relación entre la participación en el mercado y la toma de decisiones morales manteniendo constantes los factores a nivel de pueblo. Primero, documentamos una sólida asociación positiva entre la participación en el mercado y el comportamiento moral hacia otros anónimos. En segundo lugar, los participantes integrados en el mercado muestran universalismo en la toma de decisiones morales, mientras que los participantes que no pertenecen al mercado toman más decisiones morales hacia los co-aldeanos. Una batería de pruebas de solidez confirma que las diferencias de comportamiento entre los participantes del mercado y los que no lo son no están impulsadas por variables socioeconómicas, antecedentes de infancia, identidades culturales, estructura de parentesco, conexión global y exposición a instituciones religiosas y políticas.”

Economía e instituciones: las cuestiones básicas, intercambios, valor, subjetividad, derechos de propiedad y órdenes espontáneos

Con los alumnos de OMMA Madrid, vemos el Capítulo 1 de “El Foro y el Bazar” que introduce, en forma breve, las contribuciones fundamentales de la economía para entender el accionar de las personas en sociedad: individualismo metodológico, subjetividad del valor y órdenes espontáneos. Acá, respecto a este último tema:

Los fenómenos sociales son complejos. Algunos los llaman sistemas, aunque tal vez sea preferible utilizar la palabra orden. Los hay de dos tipos: construidos y espontáneos. Toda sociedad es un orden, ya que, si no lo fuera, la supervivencia sería imposible, pues dependemos de los demás para satisfacer la mayoría de nuestras necesidades. Un orden permite coordinar las acciones de los individuos, cada uno de los cuales persigue intereses propios, y será un orden superior en tanto permita un mayor grado de coordinación de estas acciones.

El orden creado o construido, al que Hayek pone el nombre de taxis (Hayek 2006, p. 60), sería un orden dirigido, como una organización, aunque se debe tener en cuenta que incluso toda organización tienen algún componente de espontaneidad. La empresa creada por un emprendedor puede responder a su diseño inicialmente, pero luego quien la conduce solo en términos generales decide hasta los mínimos aspectos de su conformación. Por otro lado, el orden espontáneo lleva el nombre de cosmos, resultado de la evolución.

Los órdenes construidos son relativamente simples, se limitan a la capacidad de quien los ha creado, son observables a simple vista y persiguen los fines de quien los crea. Los espontáneos, por el contrario, pueden ser mucho más complejos, no se observan fácilmente y tampoco tienen un objetivo en particular, por más que sean útiles. Pensemos en el lenguaje, por ejemplo. Los idiomas que conocemos actualmente son resultado de largos procesos evolutivos, de extrema utilidad para comunicarnos y para coordinar nuestros planes, y al mismo tiempo complejos y sutiles, mucho más que los intentos de idiomas creados como el esperanto. Se van modificando, además, a medida que se utilizan, y a pesar de alguna que otra autoridad que quisiera tener un control mayor, pero termina a la zaga del lenguaje que realmente utiliza la gente. Muchos idiomas no tienen una “academia” —sí el español—, pero de todas formas la evolución de este idioma depende más de las palabras que usa y deja de usar la gente que de las definiciones de la Real Academia de la Lengua. El orden social es extremadamente complejo, porque cada uno de los participantes tiene movimiento propio .

La complejidad de un orden está determinada por la cantidad de elementos que lo componen, las relaciones que estos tienen entre sí, y la regularidad de los mismos. Solamente cuando se trata de pocos elementos, con limitadas relaciones y una alta regularidad, podremos hacer alguna predicción con alguna certeza de que se cumplirá. Cuando los elementos son muchos y la regularidad alta, podremos tener también algún grado de certeza, pero solamente para predecir ciertas tendencias, no un resultado específico. Cuando los elementos son muchos y la regularidad baja, esa capacidad de predicción es prácticamente inexistente. Esas regularidades serán las que estudiaremos aquí.

Los órdenes espontáneos funcionan incluso cuando las reglas que permiten su funcionamiento no son conocidas. El ejemplo más importante de orden espontáneo en economía es la metáfora de Smith sobre la mano invisible, para describir el funcionamiento de los mercados y el sistema de precios. Gran parte de los que participan en los mercados desconocen las conclusiones de la ley de la demanda o la ley de la oferta, de la utilidad marginal, no obstante lo cual participan intensamente en el mercado y mediante el mismo coordinan sus acciones con las de los demás, trátese bien de otros productores o bien de consumidores.

Este gran orden espontáneo que es el mercado desafía con frecuencia la capacidad de comprensión de muchos que presienten alguna “mano visible” dictando los destinos de cierto mercado o de toda una economía. Pero eso no es posible. Sí lo es, sobre todo para el que cuenta con el poder público, distorsionar el funcionamiento del orden espontáneo con normas que traban o impiden su normal desempeño, o lo desvían a un punto distinto de aquel al que los demás hubieran preferido alcanzar.

Hay ciertas normas, resultado de procesos evolutivos, que permiten una mayor y mejor coordinación de las acciones individuales y con las que, por lo tanto, se obtienen mejores resultados en la satisfacción de las necesidades humanas. Permiten acercarse al “equilibrio” como un resultado final en el que todas las acciones han sido coordinadas.

Capítulo 1: individualismo metodológico, órdenes espontáneos, derechos de propiedad, contratos, sistema de precios

Con los alumnos de la materia Economía e Instituciones, de OMMA Madrid, vemos el Capítulo 1 de “El Foro y el Bazar” que introduce, en forma breve, las contribuciones fundamentales de la economía para entender el accionar de las personas en sociedad: individualismo metodológico, subjetividad del valor y órdenes espontáneos. Acá, respecto a este último tema:

Los fenómenos sociales son complejos. Algunos los llaman sistemas, aunque tal vez sea preferible utilizar la palabra orden. Los hay de dos tipos: construidos y espontáneos. Toda sociedad es un orden, ya que, si no lo fuera, la supervivencia sería imposible, pues dependemos de los demás para satisfacer la mayoría de nuestras necesidades. Un orden permite coordinar las acciones de los individuos, cada uno de los cuales persigue intereses propios, y será un orden superior en tanto permita un mayor grado de coordinación de estas acciones.

El orden creado o construido, al que Hayek pone el nombre de taxis (Hayek 2006, p. 60), sería un orden dirigido, como una organización, aunque se debe tener en cuenta que incluso toda organización tienen algún componente de espontaneidad. La empresa creada por un emprendedor puede responder a su diseño inicialmente, pero luego quien la conduce solo en términos generales decide hasta los mínimos aspectos de su conformación. Por otro lado, el orden espontáneo lleva el nombre de cosmos, resultado de la evolución.

Los órdenes construidos son relativamente simples, se limitan a la capacidad de quien los ha creado, son observables a simple vista y persiguen los fines de quien los crea. Los espontáneos, por el contrario, pueden ser mucho más complejos, no se observan fácilmente y tampoco tienen un objetivo en particular, por más que sean útiles. Pensemos en el lenguaje, por ejemplo. Los idiomas que conocemos actualmente son resultado de largos procesos evolutivos, de extrema utilidad para comunicarnos y para coordinar nuestros planes, y al mismo tiempo complejos y sutiles, mucho más que los intentos de idiomas creados como el esperanto. Se van modificando, además, a medida que se utilizan, y a pesar de alguna que otra autoridad que quisiera tener un control mayor, pero termina a la zaga del lenguaje que realmente utiliza la gente. Muchos idiomas no tienen una “academia” —sí el español—, pero de todas formas la evolución de este idioma depende más de las palabras que usa y deja de usar la gente que de las definiciones de la Real Academia de la Lengua. El orden social es extremadamente complejo, porque cada uno de los participantes tiene movimiento propio .

La complejidad de un orden está determinada por la cantidad de elementos que lo componen, las relaciones que estos tienen entre sí, y la regularidad de los mismos. Solamente cuando se trata de pocos elementos, con limitadas relaciones y una alta regularidad, podremos hacer alguna predicción con alguna certeza de que se cumplirá. Cuando los elementos son muchos y la regularidad alta, podremos tener también algún grado de certeza, pero solamente para predecir ciertas tendencias, no un resultado específico. Cuando los elementos son muchos y la regularidad baja, esa capacidad de predicción es prácticamente inexistente. Esas regularidades serán las que estudiaremos aquí.

Los órdenes espontáneos funcionan incluso cuando las reglas que permiten su funcionamiento no son conocidas. El ejemplo más importante de orden espontáneo en economía es la metáfora de Smith sobre la mano invisible, para describir el funcionamiento de los mercados y el sistema de precios. Gran parte de los que participan en los mercados desconocen las conclusiones de la ley de la demanda o la ley de la oferta, de la utilidad marginal, no obstante lo cual participan intensamente en el mercado y mediante el mismo coordinan sus acciones con las de los demás, trátese bien de otros productores o bien de consumidores.

Este gran orden espontáneo que es el mercado desafía con frecuencia la capacidad de comprensión de muchos que presienten alguna “mano visible” dictando los destinos de cierto mercado o de toda una economía. Pero eso no es posible. Sí lo es, sobre todo para el que cuenta con el poder público, distorsionar el funcionamiento del orden espontáneo con normas que traban o impiden su normal desempeño, o lo desvían a un punto distinto de aquel al que los demás hubieran preferido alcanzar.

Hay ciertas normas, resultado de procesos evolutivos, que permiten una mayor y mejor coordinación de las acciones individuales y con las que, por lo tanto, se obtienen mejores resultados en la satisfacción de las necesidades humanas. Permiten acercarse al “equilibrio” como un resultado final en el que todas las acciones han sido coordinadas.

¿El Iphone o Google son el resultado de políticas estatales? Informe del Instituto Juan de Mariana (I)

El Instituto Juan de Mariana de Madrid ha publicado un informe sobre el mito de que es el Estado la fuente de la innovación y el progreso tecnológico en el mundo. Muy interesante. El informe completo aquí: https://www.juandemariana.org/investigacion/archivo-de-publicaciones/mitos-y-realidades-sobre-el-estado-emprendedor

Aquí va la primera parte de un resumen:

EL MOTOR DE LA INNOVACIÓN ES EL LIBRE MERCADO

Las políticas estatales de I+D+i restringen las oportunidades de los emprendedores y fomentan la creación de fuertes grupos de presión

  • El motor fundamental del progreso tecnológico es el libre mercado y no los programas estatales
  • Las políticas públicas de I+D+i conducen normalmente a resultados desastrosos
  • Invenciones como el iPhone o Google son fruto del mercado, no de la inversión pública

Ipod

El Instituto Juan de Mariana publica el informe Mitos y Realidades del Estado emprendedor: ¿realmente es el Estado el impulsor de la investigación básica y la innovación?, en el que se pone en tela de juicio las tesis de la economista italiana Mariana Mazzucato, quien otorga al Estado un papel capital en la innovación y el emprendimiento y aboga, en consecuencia, por una planificación estatal en este capítulo.

El sistema económico capitalista históricamente se ha asociado con la destrucción creativa y con la innovación disruptiva. Si alguna cualidad suele reconocérsele al capitalismo, incluso por sus más feroces críticos, es la de promover el desarrollo tecnológico: ejemplos recientes como el iPhone de Apple, el motor de búsqueda de Google o el agregador de contenido audiovisual de Netflix parecen ilustrar en el día a día cómo el capitalismo revoluciona nuestra calidad de vida.

Existen paralelismos entre Mariana Mazzucato y el «economista de la desigualdad”, el francés Thomas Piketty, quienes han alcanzado prestigio y popularidad tras acompañar sendas investigaciones críticas con el capitalismo de exitosas campañas divulgativas.

Desde 2013, Mazzucato ha pretendido refutar la idea de que el capitalismo es el motor esencial de las innovaciones más importantes que hemos disfrutado en las últimas décadas. Así, en su conocido libro El Estado emprendedor, la economista trata de argumentar que todos esos avances tecnológicos son, en realidad, producto de los programas estatales de investigación: es al Estado y a su política de I+D+i a quienes les debemos el progreso presente. El iPhone o el buscador de Google son, de acuerdo con la italiana, subproductos de la planificación estatal.

La obra de la economista transalpina ha tenido una amplísima repercusión a nivel mundial y ha contribuido a que muchos políticos, economistas y periodistas modifiquen su perspectiva sobre el proceso innovador: Mazzucato, por ejemplo, defiende la creación de una banca pública que financie el proceso de investigación, así como la participación estatal en el control de empresas beneficiadas por las ayudas públicas a la I+D+i. Sobre todo, con su abierta retórica estatista, sienta las bases para legitimar subidas de impuestos y el aumento del intervencionismo siempre con la excusa de que la sociedad acaba recibiendo un retorno.

Tras décadas en las que el Estado ha venido apropiándose de la mitad de la riqueza que las economías capitalistas generan y regulando la otra mitad, es imposible no encontrar algún vestigio de emprendimiento tecnológico originado por la acción estatal. Faltaría más que el Estado, después de invertir ingentes cantidades de dinero en sus faraónicos programas de investigación, no hubiera contribuido a sacar adelante nada valioso. Con todo, cabe plantearse qué habría sucedido si el Estado no hubiese detraído esos recursos a la sociedad. Resultan innumerables las posibilidades que habrían surgido en un ambiente en el que el genio empresarial de millones de seres humanos se hubiera podido explayar sin las trabas y dificultades que ha padecido desde el surgimiento del Estado emprendedor tras la II Guerra Mundial.

Conviene, en fin, tener muy presente que el Estado emprendedor no sale gratis a la población:

• Coste de oportunidad: Los contribuyentes se ven obligados a sufragar proyectos de resultado muy incierto, sobre los que no se dispone de la información que aportan los precios de mercado de cara a determinar si los medios utilizados están generando o destruyendo valor. Se produce asimismo un efecto expulsión (crowding-out) al detraer recursos de la economía por vía impositiva, de forma que el sector privado ve mermadas sus rentas para llevar a cabo sus propios proyectos de emprendimiento.

  • Apuestas de alto riesgo: se anula la experimentación descentralizada e incremental (prueba y error) propia del mercado cuando se concentran recursos de I+D+i en una vía de investigación única y concreta. El riesgo es muy elevado. Si esta línea de trabajo no es la correcta, la sociedad no sólo ha destinado recursos a algo vacío (ineficiente), sino que queda desprovista de soluciones competitivamente más idóneas, por lo que sufre un importante menoscabo.
  • Incentivos perversos en los agentes: inevitablemente, surgen buscadores de rentas estatales. Es el caso de los nuevos cuerpos de burócratas que buscan proteger su statu quo a toda costa, tratando de desprestigiar o boicotear a quienes, desde fuera del sistema, se lanzan a competir con ellos en la provisión de ideas e investigaciones novedosas. O espurios empresarios que, en lugar de dedicarse a ofrecer cada vez más y mejores bienes y servicios a la sociedad por mor de la innovación a la que les empuja el entorno competitivo, invierten sus fuerzas en hacer lobbying para aprovecharse de las regulaciones y las subvenciones públicas en un marco que les asegure la ausencia de competencia y una posición de monopolio. Con todo ello se pone freno a la innovación disruptiva, que no busca otra cosa que romper con viejos moldes productivos (energía, medios de transporte, medicina personalizada, nuevos materiales, autonomía personal y de trabajo, etc.). Al contrario, se favorece a unos pocos privilegiados mientras se limitan las oportunidades de emprendimiento a los innovadores y se cercenan al público los resultados que estas disrupciones habrían podido arrojar para su creciente bienestar.

En un contexto en el que España debe redefinir cuál será su modelo productivo para las próximas décadas y en el que muchos apuestan por que el Estado dirija esa transformación a través de la inversión y regulación pública de la I+D+i, desde el Instituto Juan de Mariana pretendemos mostrar los profusos errores de la tesis de Mariana Mazzucato para evitar que desoriente a nuestros políticos, periodistas e intelectuales.

Mercados por todos lados: McKinsey analiza organizar ‘mercados de talentos’ en grandes empresas

Con los alumnos de Managerial Economics, Swiss Management Centre, vemos el trabajo de Lowell L. Bryan, Claudia I. Joyce, and Leigh M. Weiss, “Making a market in talent”, The McKinsey Quarterly, 2006 Number 2.

En ese trabajo, como en otros de esa misma consultora, tratan un tema de carácter “hayekiano”: las limitaciones en el conocimiento, que se encuentra disperso entre todos los miembros de la organización, para lo cual hace falta algún mecanismo para obtenerlo, como lo hace el mercado. Recomiendan crear “mercados internos” para el descubrimiento y la asignación de los talentos entre el personal:

“Los grandes estudios jurídicos y otros grupos de servicios, academia y unidades de Investigación y Desarrollo, tienen mercados informales de talento donde la gente con más experiencia trata de encontrar a los mejores empleados jóvenes y éstos pueden elegir entre diferentes posiciones. Estos mercados generalmente siguen reglas informales de conducta y funcionan mejor cuando los participantes son menos de 100 y se conocen entre sí.

En el complejo mundo corporativo, que involucra a miles de profesionales y gerentes, la mejor alternativa es formalizar mercados de talento –esto es, un mercado creado para vincular los intereses de las personas con los intereses de la empresa. Un mercado formal de talentos no surge espontáneamente, una empresa debe invertir para asegurarse que ambas partes obtienen un resultado adecuado en la transacción. De otra forma, fracasará. Los mercados formales de talentos pueden desarrollarse alrededor de áreas funcionales o administrativas. Entre las grandes empresas con mercados formales de talentos encontramos a American Express e IBM.

Condiciones para el éxito

Un mercado de talentos no es para cualquier tipo de empleado. En la mayoría de los casos intervienen trabajadores en el sentido tradicional: individuos que tienen habilidades que se pueden intercambiar y pueden manejarse adecuadamente a través de una línea de supervisión. Estos empleados pueden operar un gran call center de un banco, trabajar en una cadena minorista, o manejar un camión para un proveedor de logística –trabajos donde la tarea es muy controlada en procesos específicos. Para esos empleados, los enfoques tradicionales de la línea de responsabilidad todavía funcionan. Los mercados de talentos puede que tampoco sean necesario en empresas pequeñas, que son menos globales y tienen menos ‘silos’ organizacionales, debido a que estas empresas tienen menos problemas para asignar el talento convenientemente.

Los mercados de talentos son más apropiados para empresas grandes, complejas, impulsadas por el tanto, y que crecen- empresas con una importante proporción de empleados ocupados en tareas complejas, que demandan análisis y juicios, lo que lo que los economistas llaman interacciones ‘tácitas’. Aun en estas empresas, los mercados de talentos pueden ser más apropiados en ciertas áreas limitadas (por ejemplo, en grupos funcionales como diseño de producto o ingeniería del software. Y son más apropiados para talentos de jóvenes o de nivel medio, no para los principales directivos de una empresa, donde se usa normalmente un sistema muy intermediado que es más apropiado para estos casos.”

La sabiduría de un clásico simple: el artículo de Read ‘Yo, el lápiz’ ahora como I, Smartphone

El clásico artículo de Leonard Read, “Yo, lápiz”, ha sido presentado siempre como el mejor ejemplo de los beneficios de la división del trabajo. Pero no es solamente eso, se trata también de la coordinación necesaria entre cada uno de los que participan en una pequeña parte del proceso total. Esa es la sabiduría de “la mano invisible”. Podemos realizar muchas más tareas si las dividimos entre todos, pero es necesario que exista una coordinación entre ellas. La metáfora de “la mano invisible” es la que describe ese proceso como un orden espontáneo que alcanza esa coordinación sin que nadie en particular la organice.

Yo lapiz

Lo hace a través de los precios, que cumplen dos funciones fundamentales: por un lado transmiten información; por el otro generan incentivos para que las personas actúen en consecuencia. El artículo de Read es un gran ejemplo de este proceso. Ninguno de nosotros sería capaz de hacer un lápiz. Si estuviéramos solos en una isla nos olvidaríamos de la posibilidad de contar con uno. Así describe este mismo ejemplo Milton Friedman: http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php/Yo_l%C3%A1piz

Ya casi no usamos lápices, así que el ejemplo corre el riesgo de quedar anticuado, aunque en verdad están por aparecer lápices con modernas tecnologías, que permitirán grabar textos, por ejemplo. Pero tomemos un ejemplo de algo que todos usamos: un Smartphone. Aquí una versión moderna del mismo concepto, aunque lamentablemente está solo en inglés: http://www.youtube.com/watch?v=V1Ze_wpS_o0

Aquí toda una discusión en el interesante blog “Café Hayek”: http://cafehayek.com/2013/11/i-smartphone.html

Agradezco a Gabriela Calderon que llamara mi atención del proceso inverso descripto en el libro fotográfico de Christien Meindestsma «PIG 05049» donde se describe en fotos todos los usos finales a los que contribuye finalmente un cerdo:  http://www.amazon.com/Christien-Meindertsma-PIG-05049/dp/9081241311/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1413988841&sr=8-1&keywords=meindertsma

Que a su vez es comentado en este artículo publicado por el Instituto Cato: http://www.elcato.org/pdf_files/ens-2013-12-24.pdf

¿Son un problema los oligopolios? Y, ¿es lo mismo si se generan en el Mercado o por regulaciones? (IV)

Los alumnos de OMMA en Madrid, discuten sobre olligopolios en base a este comentario:

¿Se le ocurre algún mercado oligopólico? ¿Cuál sería?

¿Genera esto algún inconveniente? ¿Debería hacerse algo al respecto?

Pongo un ejemplo: ¿no es oligopólico el mercado de calificadores de riesgo? Pues hay básicamente tres: S&P, Moody’s y Ficht’s. ¿Habría que hacer algo?

Sus opiniones:

  • De acuerdo los austriacos, es oligopolio un mercado si es el Estado con sus normativas el que impide le libre acceso al mismo. Lo relevante no es por tanto que el numero de jugadores sea pequeño.

En el caso de las agencias de rating, donde el numero de jugadores (ofertantes») es relativamente pequeño (tres principales y luego otros jugadores mas pequeños), NO ES UN OLIGOPOLIO ya que NO HAY REGULACIONES ESTATALES que impidan el libre acceso. Lo que hay son tres jugadores que hacen muy bien su trabajo y por eso consiguen cada uno de ellos una gran cuota de mercado. No hay que hacer por tanto nada al respecto, ya que no hay regulaciones estatales que impidan el libre acceso, y de hecho el merado funciona muy bien (que hagan bien su trabajo NO SIGNIFICA que sean perfectas).

De hecho, hacen tan bien su trabajo que han servido de chivo expiatorio a gobiernos y bancoscentrales de todo el mundo para echarles la culpa de la crisis.

Recordemos que las agencias de calificación tan solo hacen eso, CALIFICAR, es decir, emitir opiniones. Y que luego cada uno es RESPONSABLE de sus decisiones de inversión.

Tipicos mercados oligopolisticos en España han sido el de telefonía móvil y el de la energia. Pero en el primero, las regulaciones estatales para impedir la competencia no han podido evitar que esta apareciera, y al final la competencia creciente de un numero de operadores que fueron entrando por los resquicios que las normas les permitían han creado una creciente competencia y finalmente han reducido en mucho los precios.

El de la energia en España es un mercado oligoolico, terriblemente regulado, lo cual genera precios desorbitados para la energía.

Habria que libralizarlo y permitir el libre acceso al mismo, como única vía de convertir e eficaz lo que ahora es carísimo y malo.

  • Mis compañeros han mencionado en España la electricidad, telefonía, materias primas cobre ,etc.

A mi entender en España tenemos bastantes ejemplos de oligopolios controlados por el estado.

Farmacias: en España no se puede abrir una farmacia libremente, es necesario una licencia del estado. Esta licencia asegura una zona de influencia y sin competencia al poseedor de la misma.

Notarios, registradores de la propiedad, es necesario aprobar una oposición que te garantiza una plaza (zona de influencia sin competencia).

Estancos, requieren una licencia que salen a subasta pública cada cierto tiempo.

Taxis, para poder ejercer como taxista es necesario una licencia, las cuales son limitadas.

¿Genera esto algún inconveniente? ¿Debería hacerse algo al respecto?

Partiendo del ejemplo de los taxis, por causa de la crisis en España descendió el número de usuarios, se redujo la demanda de su servicios, pero como es un sector regulado se permitieron el lujo de subir las tarifas, es decir disminuye la oferta y subes el precio del servicio. Si fuese un servicio no regulado y con libre competencia tendríamos una reducción de precio para intentar aumentar la demanda, pero como está controlado tenemos esta situación.

Creo que deberían eliminarse las licencias permitiendo la entrada de nuevos competidores y nuevos servicios como uber.

Pongo un ejemplo: ¿no es oligopólico el mercado de calificadores de riesgo? Pues hay básicamente tres: S&P, Moody’s y Ficht’s. ¿Habría que hacer algo?

En mi opinión es un oligopolio por el escaso número de vendedores. Por otro lado desconozco el sector, pero por los comentarios del foro, entiendo que son empresas privadas y que el acceso al mercado no está restringido por ningún organismo. Nuevos competidores son posibles, pero la entrada es muy difícil por la posición domínate de estas tres empresas.

Personalmente creo que el mercado se puede regular solo, si la calificación de riesgo fuese un negocio muy lucrativo aparecerán nuevos competidores.

  • Entendiendo oligopolio como la concentración de la oferta industrial y comercial en un número reducido de empresas siempre y cuando exista colaboración mutua entre ellas para evitar la competencia. Entiendo que este último punto es la clave para determinar si existe un oligopolio o no. Hay muchos casos dónde el mercado se concentra en un número reducido de empresas ya que existen importantes barreras de entrada pero no necesariamente se trata de oligopolios, ya que no se cumple con la otra de las condiciones que es que exista colaboración mutua entre estas empresas para evitar la competencia.

Un ejemplo de oligopolio fue el del sector telecomunicaciones en España por el que fueron multadas con un total de 120MM de euros Telefónica (45MM), Vodafone (43MM) y Orange (29MM) como consecuencia de haber pactado precios desde el año 2000-2009

Las diferencias más importantes que suelen existir entre un mercado oligopolístico de uno que no lo es, suelen ser los precios más elevados y la producción inferior. De ahí la importancia de no confundir mercados de libre competencia concentrados con oligopolios.

Desde mi punto de vista los mayores ejemplos de monopolio u oligopolio que pueden existir son los que dependen directamente del Estado. Es éste quien anula cualquier tipo de competencia y fija los precios aparentemente para atender a los intereses generales, pero la realidad es otra muy distinta, ya que se reduce la producción, los precios suben y se disparan los costes de producción, ya que se es mucho menos eficiente que en un mercado de libre competencia.

Para que fuera considerado oligopolio el mercado de las agencias de calificación tendría que exisitir colaboración mutua entre ellas para evitar la competencia. En este caso creo que existe oligopolio no tanto porque no haya competencia entre ellas si no porque son controladas de alguna forma por los Estados Unidos y por los intereses de sus propietarios. Ninguna agencia de calificación se atrevió a quitar la triple AAA a EEUU en los peores momentos de la crisis.

Un informe negativo de estas agencias de calificación puede destruir la reputación de cualquier compañía del mundo por lo que el poder que tienen es enorme, por tanto si se equivocan deberían incurrir en responsabilidades de igual envergadura a los daños ocasionados a esas compañías por calificaciones erróneas. Está claro que tendrían que responder por los errores en sus calificaciones de alguna forma y no lo hacen. Lo que no puede ser es que las tres agencias calificaran el día antes de la quiebra de Lehman Brothers con la triple AAA a esta compañía y que no incurrieran en ninguna responsabilidad. Por este error las tres agencias deberian haber sido fulminantemente invalidadas para la calificación de compañías. La única explicación que se me ocurre es que a «alguien» no le interesa que se perjudique a estas agencias por algún motivo.

Y yo me pregunto ¿Quien son los dueños de estas agencias? Hombre!! si aparece nuestro amigo Warren como uno de los mayores inversores institucionales de Moody´s…

  • En España además de las empresas de telecomunicaciones y de electricidad que pactaron precios como ya han apuntado varios compañeros tambien han pactado precios las petroleras durante años de las gasolinas y gasoleos.

Esta distorsion de la libre competencia perjudica claramente a los consumidores porque estan manteniendo artificialmente los precios altos en su propio beneficio. La apertura en los supermercados de gasolineras ha contribuido en mi opinión a abrir el mercado. Las multas del tribunal de la competencia creo que no sirvieron para nada en este caso.

Creo que si es un oligopolio, copan el 96% del mercado y además persiste la duda de su imparcialidad. Destacar que Buffet y Bill Gates son accionistas importantes de Moody`s con lo cual la rentabilidad será muy interesante. Evidentemente que se deberia hacer algo pero despues de los errores que han cometido cuando Lehman Brothers y otras empresas sin que cambie nada, parece dificil que suceda.

  • Entiendo que cualquier tipo de negocio donde las barreras de entrada sean muy altas favorece la aparicion de oligopolios. Por ejemplo muchos de nosotros hemos puesto el ejemplo de las electricas en España por ser un caso notorio en nuestro pais.

No creo que sea necesario que las empresas se pongan de acuerdo en no competir entre ellas para que tenga lugar un oligopolio. Este supuesto daría lugar a un cártel, que entiendo es un tipo de oligopolio.

Siempre que exista competencia real entre los componentes del oligopolio y no existan trabas regulatorias para evitar que nuevas empresas se puedan incorporar a esa actividad económica, no creo que suponga ningun problema ni se deba hacer nada al respecto.

  • Hay pocos países donde las filiales de multinacionales ganen tanto dinero como en Brasil. Este país aporta entramado burocrático y dificultad de trabajo, incluyendo un infierno regulatorio y tributario, con tasas aduaneras de país bananero, etc.

Por dar un ejemplo, 176 horas anuales son las necesarias en media mundial para cumplir con las obligaciones tributarias. En Brasil, decid un número… más alto… aún más alto… no seáis tímidos… más alto aún… 2.600 horas. En el gráfico adjunto se ve lo brutal de la diferencia. Por dar un ejemplo, el departamento tributario de Fiat en Brasil cubre casi 1.000 empleados.

Todas estas dificultades facilitan muchísimo la creación de oligopolios, naturales y tácitos. Naturales en cuanto a que son competencia soft, de poca presión competitiva, con lo qué para qué bajar los precios… y tácito con el «jeitinho brasileiro» tantas veces visto por aquí.

Al final todo redunda en muchísimo beneficio para las empresas, muchísima ineficiencia y aspectos inusuales como el BigMac index, o que el precio oficial más alto para iPhone en el mundo se de en Brasil. Tengo compañeros que al saber que están esperando un bebé han tomado avión a Miami, comprado todo lo que necesitan, tomado una semana de vacaciones, y ahorrado con la diferencia de precio habida si hubieran comprado todo lo del bebé en Sao Paulo.

¿Si valoramos la libertad en el Mercado de las ideas, por qué no lo hacemos en el Mercado de bienes?

Ronald Coase es un caso especial: ganó el premio Nobel en Economía con solo haber publicado algunos artículos en revistas académicas; ningún tratado general ni libro sobre una temática específica. Pero, claro, muchos de los artículos que escribiera cambiaron el rumbo de la ciencia económica, abrieron nuevos campos de estudio y se encuentran entre los más citados en la historia de esta disciplina: https://ideas.repec.org/e/pco40.html

Uno de ellos es bien interesante. Se llama: “EL mercado de los bienes y el mercado de las ideas”. Allí, Coase plantea una aparente paradoja: ¿por qué se piensa que es adecuada la regulación estatal del mercado de los bienes y no la del mercado de las ideas? En sus palabras:

Coase. jpg

“¿Cuál es la visión general que estaré examinando? La que dice que en el mercado de bienes, la regulación gubernamental es deseable mientras que en el mercado de las ideas la regulación gubernamental es indeseable y debería estar estrictamente limitada”.

Se supone que la regulación en el mercado de los bienes es necesaria porque los consumidores no tienen capacidad para realizar las elecciones apropiadas: los productores, sin regulación, no actuarían en el interés público, pero sí lo harían si se trata de los medios periodísticos. La publicidad, por otro lado, es usualmente es considerada parte del mercado de los bienes y no está protegida por la Primer Enmienda, celosa defensora de la libertad de expresión en los Estados Unidos, cuando las mismas opiniones que allí se expresan lo estarían si aparecieran en un libro o diario.

Cita a Aaron Director señalando: “El libre mercado, como un método deseable para organizar la vida intelectual de una comunidad fue demandado como deseable antes de que se lo propusiera para organizar la vida económica. Se reconocieron las ventajas del libre intercambio de ideas antes de que se lo hiciera en los intercambios voluntarios de bienes y servicios en mercados competitivos”.

Para Coase no es de extrañar que los intelectuales y la prensa promuevan la libertad de expresión en su propio ámbito, pero que no hagan lo mismo con el resto.

“Consideremos el caso de la ignorancia de los consumidores que usualmente se menciona como justificación para la intervención gubernamental. Resulta difícil creer que el público general está en mejor posición de evaluar visiones alternativas de políticas económicas y sociales que de elegir entre distintos tipos de comida. Sin embargo, se propone regulación en un caso y no en el otro. O consideren la cuestión de prevenir el fraude, para el cual normalmente se propone una intervención gubernamental. Sería difícil negar que artículos en los diarios y discursos de políticos contienen un número mayor de afirmaciones falsas o engañosas; en verdad, a veces no consisten de otra cosa. Se considera muy deseable el control gubernamental de propagandas falsas o engañosas. Sin embargo, una propuesta para establecer una Comisión Federal de Prensa o una Comisión Federal Política sería inmediatamente rechazada.”

Algo similar parece suceder en el campo de la educación, donde el ‘control de los contenidos’ es muy fuerte.

En definitiva, dice Coase, “tenemos que decidir si el gobierno es tan incompetente como usualmente se asume en el mercado de las ideas, en cuyo caso deberíamos reducir su intervención en el mercado de bienes; o si es tan eficiente como se lo asume en el mercado de bienes, en cuyo caso querríamos aumentar la regulación el mercado de las ideas”.

¿Y? ¿Nuestros alumnos de Derecho, por cuál se inclinan?

¿Son un problema los oligopolios? Y, ¿es lo mismo si se generan en el Mercado o por regulaciones? (III)

Los alumnos de OMMA en Madrid, discuten sobre olligopolios en base a este comentario:

¿Se le ocurre algún mercado oligopólico? ¿Cuál sería?

¿Genera esto algún inconveniente? ¿Debería hacerse algo al respecto?

Pongo un ejemplo: ¿no es oligopólico el mercado de calificadores de riesgo? Pues hay básicamente tres: S&P, Moody’s y Ficht’s. ¿Habría que hacer algo?

Sus opiniones:

  • Por oligopolio entendemos un mercado dominado por muy pocas empresas. En este sentido podría mencionar el sector de las telecomunicaciones en España donde el mercado está dominado por Telefónica, Vodafone (ha comprado recientemente ONO) y Orange (que podría comprar recientemente Jazztel). También el mercado eléctrico/gas dominado por Endesa, Iberdrola y Gas Natural. Además, son mercados donde la regulación y los requerimientos de inversión hacen difícil la entrada de nuevos competidores.

Creo que un oligopolio no tiene por qué generar inconvenientes. En el caso de las telecomunicaciones (antes mencionado), la competencia entre las empresas ha sido positivos para los consumidores haciendo que 1) los precios desciendan (principalmente en el ámbito de telefonía móvil) y 2) las prestaciones mejoren (en el caso de acceso a Internet). En el caso mencionado de las eléctricas, los precios no han mejorado, pero se ha debido más (desde mi punto de vista) a las decisiones políticas de sucesivos gobiernos.

Desde mi punto de vista, lo importante es eliminar lo máximo posibles los aspectos regulatorios para que cada mercado sea libre y haya máxima competencia. Y que sean los empresarios los que decidan entrar en un mercado u otro. Si hay libertad, la existencia de oligopolios será por cuestiones empresariales y no políticas.

Desconozco el mercado de calificadores de riesgo. Sin embargo, he oído que estas empresas generan sus ingresos a partir de lo que empresas, fondos,… les pagan por valorar la calidad de sus activos/deudas/… y por tanto puede existir un conflicto de intereses. Además, creo que hay una empresa con mayor “influencia” americana y otra europea. En cualquier caso, creo que la valoración del riesgo que un inversor debe hacer no debe basarse en la calificación que una empresa de riesgos realice, sino de su propia valoración.

  • En el caso de Rumanía, parece haber un Oligopolio en el servicio de los supermercados.

Hay una cadena de supermercados llamada Mega Image que ha ido comprando los pequeños supermercados de la ciudad de Bucarest y se le ha ido quitando terreno a otras pocas cadenas de supermercados existentes en el mercado Rumano, al menos en Bucarest.

Se podría decir que hay unas 4 cadenas de supermercados que dominan el mercado y podríamos decir que estamos en presencia de un Oligopolio en este país.

Como comentan algunos de mis compañeros y estoy absolutamente de acuerdo, sucede que si estas, digamos 4 cadenas de supermercados que han sobrevidido hasta ahora en Rumanía, es porque son las que mejor han podido ofrecer su servicio a los precios del mercado y han sido los consumidores lo que han ido dando pie a esta situación al preferfir hacer la compra en los sitios que ofrecen los mejores precios, la mejor varidedad y el mejor servicio.

Los economistas neoclásicos, critican las situaciones de Oligopolio y demonizan el Monopolio alegando que en estas situaciones se tiende a explotar al consumidor mendiante el alza de los precios de los bienes de consumo porque son los empresarios los que pueden poner el precio que quieran. Pero debemos recordar que son los consumidores de los productos finales o de consumo quienre determinas los costtes de producción, comerialización, etc, siendo los que conforman el oligopolio, o el monopolista que mejor sobrevive a estas condiciones ajustando sus costes para poder vender a los precios que se ajustan a las valoraciones subjetivas de los compradores finales (el consumidor).

De modo que no debería haber inconveniente cuando estamos en presencia de un Oligopolio, o aún un Monopolio, no debería haber inconveniente y se debe dejar funcionar libremente. Eso sí, debe haber una condición, debermos estar en presencia de un libre mercado y debe haber ningún tipo de restricciones para aquellos empresarios que quieran entrar a competir en el mercado.

La presencia de un Oligopolio indica también, que los empresarios y sus recursos que han ido quedando en el camino durante el proceso competitivo, han ido asigando su tiempo, esfuero y redirigido sus recursos a otras actividades empresariales mas productivas, y a satisfacer otras nesidades de la sociedad que no han sido explotadas hasta ahora.

  • Ejemplo muy interesante. Asumo que el consumidor se ha beneficiado de la economía de escala que supone una mejor distribución. ¿Han bajado los precios, se han mejorado la calidad de los productos?
  • Efectivamente un ejemplo claro de oligopolio es la industria que forman las agencias de rating ya que estas tres que comenta el profesor en su ejemplo acaparan el 90% de la cuota del mercado. Esto es así porque existe una fuerte barrera de entrada en este tipo de negocio.

Existen denuncias sobre el presunto comportamiento colusivo de estas agencias, por ejemplo esta noticia en el diario El Economista

Un ejemplo de oligopolio es la industria de la gasolina, las gasolineras que se encuentran próximas tienen precios muy similares. Si una de ellas intentara aumentar su precio, los clientes acudirían a cualquiera de las otras y dicha gasolinera perdería clientes. No obstante, si la misma gasolinera baja sus precios conseguiría nuevos clientes, pero solo hasta que el resto de gasolineras próximas bajaran también sus precios. Estas acciones si no son independientes, es decir, si las gasolineras deciden aumentar simultáneamente sus precios de forma acordada incurrirían en colusión.

  • Cuando hay oligopolios pueden aparecer los cárteles, que son el acuerdo de varias empresas dentro de un oligopolio. Este acuerdo establece el precio que cobraran las empresas por sus productos, por lo tanto el precio no se regula de forma natural y libre por los agentes del mercado sino que están manipulados por unas pocas empresas.

Para que se produzca el fracaso de los cárteles es necesario que aparezcan nuevas empresas que entren en el mercado, que estén incentivadas para vender a precios más bajos, con diferentes estructuras de costes provocadas por estos precios más bajos, de este modo, estas nuevas empresas no cumplen con lo establecido en el «acuerdo» del cártel. Cuanto mayor sea el número de empresas compitiendo libremente más difícil es mantener la «disciplina» del cártel.

  • Existen distintos mercados oligopolicos, lo que solemos ver son oligopolios creados por el poder estatal. Recuerdo ahora mismo el caso del envío de paquetes. Hay pocas empresas que se dedican a esto en España (o por lo menos por mi zona) ¿A que se debe esto? A que el Correos público compite en este mercado, lo que hace que sea muy complicado que haya empresas capaces de competir con ellos.

Luego estan las regulaciones, como es el caso de los bancos y las electricas. En estos mercados oligopolicos es el estado el que se encarga de implantar barreras legales para que otros competidores puedan acceder a estos mercados y asi vallar el cortijo.

Por supuesto esto genera muchos inconvenientes, el principal es que en ausencia de competitividad los consumidores salen perjudicados al no poder acceder a mejores ofertas para satisfacer sus demandas, ofertas que en mi opinión podrian ser dadas por otros empresarios que localizasen esos nichos de mercado y ofreciesen productos acorde a las necesidades de algunos potenciales clientes.

Desconozco el caso de las agencias de Rating, pero de todas formas imagino que algo tan ligado a los poderes públicos debe ser oligopolico por definición. A ningún estado o supraestado le interesa que califiquen su deuda con poca nota así que les interesa controlar esto y por su puesto cuantas menos agencias haya mejor control se puede hacer.

La solución al tema de las agencias de Rating es no hacer mucho caso, los bonos, por ejemplo, deben ser valorados por uno mismo o por una fuente de verdadera confianza antes de tomar alguna decisión de inversion.

  • Todos estos despropósitos son posibles porqué el estado tiene a su mano la Ley, para vulnerar la libertad.

Este ensayo – http://www.elcato.org/la-ley – de 1848 lo deja claro. ¿porqué no se lee este texto en las escuelas?

  • Por hacer un ultimo comentario, yo creo que la mayoria de monopolios/oligopolios considerados y perseguidos por las «autoridades» directamente no lo son. Son simple fruto de la competencia o nacen por las economias de escala. En casi todos los paises hay 4-5 empresas que dominan el sector supermercados. Quizas en Rumania el proceso es mas reciente, pero es asi en muchos paises.

Creo que hay tambien mucho de demagogia y de populismo. Se refuerza la imagen del empresario explotador. Se dice a la poblacion que el estado «defiende sus intereses» y se ganan votos. Se hacen autenticas campañas de desprestigio de empresas como Microsoft, Google que han sido creadores de riqueza a una escala monumental. La politica una vez mas invadiendo el espacio de la libertad individual y economica.