Manuel Ayau sobre el interés y el crédito, sobre la preferencia temporal y la función social del crédito bancario

Con los alumnos de la materia Proceso Económico de la UFM vemos los conceptos básicos de capital e interés leyendo a Manuel Ayau y a Murray Rothbard. Aquí algo de Ayau:

El crédito consiste en el derecho de usar, por un tiempo determinado, algún bien o una cantidad de poder adquisitivo consistente en una suma de dinero. Los préstamos en especie se practicaron antes de que surgiera el dinero, y los préstamos de dinero se volvieron habituales mucho antes de que las leyes regularan las operaciones bancarias. El crédito, como tantas otras instituciones de la sociedad civilizada, surgió espontáneamente como resultado de la división del trabajo.

Las evidencias más antiguas de operaciones de crédito se remontan a la antigua Babilonia, 2500 años antes de la era cristiana. Inscripciones halladas en planchas de arcilla muestran que los templos recibían en depósito diferentes mercancías, y las otorgaban en préstamo a comerciantes y agricultores. Desde el principio, la honorabilidad jugó un papel importante en el negocio bancario. Las familias de la antigua Babilonia depositaban su riqueza en los templos, porque esos lugares sagrados aseguraban honestidad en el manejo y fidelidad en la custodia.

Preferencia temporal

Un agricultor recibe cien kilos de maíz para semilla, y se compromete a devolver ciento diez kilos después de levantar su cosecha. Ésta es una transacción de crédito. El interés es el pago que otorga el deudor al acreedor por el uso de un bien o de una suma de dinero durante un plazo determinado. En el caso de nuestro agricultor, el interés es 10% y el plazo es el tiempo que transcurre entre la siembra y la cosecha.

Como el futuro es incierto, el ser humano atribuye mayor valor a una satisfacción en el presente que a esa misma satisfacción en una fecha futura. Al recibir un préstamo, el deudor se compromete a pagar un interés sobre lo prestado, a cambio de hacer uso de los recursos en el presente. Al otorgar un préstamo, el acreedor prescinde de disfrutar de sus recursos en el presente, a cambio de disfrutar en el futuro de una cantidad mayor. El interés compensa al acreedor por el sacrificio de postergar el uso de sus recursos.

Función social del ahorro bancario

El ahorro, como explicamos en el Capítulo 3, es sacrificio de satisfacciones presentes a favor de satisfacciones futuras. Los motivos que inducen a las personas a ahorrar son la precaución (tener algo guardado para la vejez o para afrontar una emergencia), la acumulación (guardar algo de la renta cada mes para poder realizar una compra grande en el futuro), y la especulación (mantener saldos de efectivo para poder aprovechar algún buen negocio que se presente).

La tasa de ahorro es una variable importante de la macroeconomía. Se obtiene dividiendo la cantidad que la sociedad ahorra anualmente entre la renta total anual devengada por la sociedad.

Hace apenas medio siglo que la tecnología moderna de la refrigeración y el transporte aseguran el abastecimiento constante de alimentos a todas las regiones del planeta. En las regiones de inviernos extremadamente fríos, la supervivencia dependió, durante milenios, del hábito del ahorro. Las familias ahorraban comestibles. Se abstenían de consumir una parte de los alimentos producidos durante los meses cálidos -salitraban la carne y envasaban los vegetales – para consumirlos durante el invierno. Hasta el día de hoy, el hábito del ahorro parece estar más enraizado en los pueblos que viven en regiones de inviernos muy fríos, que en los que viven en regiones de clima benigno.

Es probable que la experiencia de la guerra también contribuya a cimentar el hábito del ahorro. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, muchas familias europeas usaron sus ahorros para enviar a sus hijos a los Estados Unidos y Canadá. La vivencia de que, en circunstancias extremadamente difíciles, tiene una mejor oportunidad la familia que ahorró una parte de su renta, seguramente se transmite de padres a hijos.

Sin embargo, los factores económicos y jurídicos pesan más que los culturales en la determinación de la tasa de ahorro de la sociedad.