Como ocurriera en China, ¿una Revolución Cultural quiere destruir los cimientos de la sociedad norteamericana?

Con una clara referencia a la nefasta Revolución Cultural en China, Christopher Rufo, del Manhattan Institute, presenta su libro titulado America’s Cultural Revolution: https://manhattan.institute/article/publication-day-americas-cultural-revolution

“Durante décadas, los radicales de izquierda construyeron pacientemente una revolución en las sombras. Entonces, de repente, después de la muerte de George Floyd, sus ideas explotaron en la vida estadounidense. Las corporaciones denunciaron a Estados Unidos como un “sistema de supremacía blanca”. Las universidades impulsaron programas racialmente segregados que obligaron a los estudiantes a abordar sus «privilegios» raciales y sexuales. Y las escuelas inyectaron la teoría crítica de la raza en el aula, dividiendo a los niños en «opresores» y «oprimidos».

En este sorprendente nuevo libro, Christopher F. Rufo expone la historia interna de los intelectuales y militantes de izquierda que capturaron lenta y metódicamente las instituciones estadounidenses, con el objetivo de subvertirlas desde adentro. Con perfiles de Herbert Marcuse, Angela Davis, Paulo Freire y Derrick Bell, Rufo muestra cómo los activistas han influido profundamente en la cultura estadounidense con una mezcla insidiosa de marxismo e ideología racialista. Reemplazaron la “igualdad” por la “equidad”, subvirtieron los derechos individuales a favor de la identidad grupal y convencieron a millones de estadounidenses de que el racismo es endémico en toda la sociedad. ¿Su objetivo final? Reemplazar la constitución con un régimen de redistribución basado en la raza, administrado por comisarios de “diversidad e inclusión” dentro de la burocracia.

America’s Cultural Revolution es el relato definitivo de la larga marcha de la izquierda radical a través de las instituciones. A través de una profunda investigación histórica, Rufo muestra cómo las ideas formuladas por primera vez en los panfletos de Weather Underground, Black Panther Party y Black Liberation Army han sido esterilizadas y adoptadas como la ideología oficial de las prestigiosas instituciones de Estados Unidos, desde las universidades de la Ivy League hasta las salas de juntas de Wal-Mart, Disney y Bank of America. Pero su libro no es sólo una exposición. Es una refutación apasionada y meticulosamente investigada de los argumentos de la CRT, y una hoja de ruta para la contrarrevolución por venir.”

«Cerca de la revolución, yo estoy cantando esta canción»: Un análisis de sus incentivos económicos

Del libro «El foro y el bazar»:

Un límite último y final al abuso de poder es la revolución, esto es el cuestionamiento al monopolio del poder en un determinado momento con el objetivo de modificarlo o derribarlo. Estas revoluciones pueden ser promovidas por acciones violentas o por resistencia civil, generalmente pacífica. Sin duda que hay casos de revoluciones que han sido exitosas en lograr la limitación del abuso de poder, más las pacíficas que las violentas. Pero esto no se extiende a todas ellas, muchas revoluciones terminaron con regímenes más totalitarios que los existentes.

La ciencia política ha tratado este tema desde antaño, no es nuestra intención siquiera resumirlo aquí. Sólo desde una perspectiva económica, Tullock (1971), plantea el dilema individual de participar en una revolución o en la resistencia civil ya que podría haber costos importantes como el castigo que pudiera imponer el régimen o incluso la muerte en la lucha, que parecerían exceder los beneficios, teniendo en cuenta que el individuo puede evaluar que su participación personal no llegará a ser determinante del resultado final. Y los beneficios que pudieran obtenerse, tendrían la característica de “bienes públicos”, los recibiría de todas formas, incluso no participando. Si buscara maximizar su utilidad sería un “free rider” de los esfuerzos de otros y no participaría, pero tampoco lo harían los demás.

El problema planteado se extendería a otro camino de larga tradición en la literatura de la ciencia política, el tiranicidio. Éste sería también inexplicable, al igual que las conductas de los terroristas suicidas, como los que perpetraron el ataque de las Torres Gemelas. Obviamente, el modelo del homo economicus que asume Tullock no logra explicar estas acciones, recurrentes en la historia.

Estas acciones pueden explicarse como parte de la figura del emprendedor “institucional” que es considerada en el Cap. 9 sobre cambio institucional y el papel que cumplen estos individuos que proponen un cierto cambio del status quo, para bien o para mal, y promueven ese cambio con más o menos éxito.  El costo de esta acción empresarial se ha visto notoriamente reducido con la extensión de las redes sociales como Facebook, YouTube o Twitter. Ahora, organizar una manifestación en la principal plaza de una capital puede hacerse con mensajes en cualquiera de esas redes, como ha ocurrido, con distinto resultado, en Túnez, Irán, Moldavia o Egipto[1].

[1] “Debido a que las protestas se organizaron principalmente a través de redes informales online, su éxito hizo preguntarse si un nuevo movimiento opositor se había formado que pudiera desafiar cualquier gobierno recién establecido. El Primer Ministro Mohamed Ghannouchi, un estrecho aliado del pueblo del presidente anunció en la televisión estatal que tomaba el poder como presidente interino. Pero ese paso violaba la Constitución de Túnez, la que establece la sucesión hacia el presidente del Congreso, algo que el Sr. Ghannouchi trató de obviar describiendo al Sr. Ben Ali como “temporalmente” inhabilitado para gobernar. Sin embargo, para el viernes a la noche (7/1/11), las páginas de Facebook en Túnez encabezadas por el eslogan revolucionario “Fuera Ben Ali” habían sido remplazadas por el nombre del presidente interino, declarando  “Fuera  Ghannouchi”.  Y los protestantes utilizaron intensamente los medios sociales en la Web como Facebook o Twitter para circular videos de cada demostración y para emitir llamados para la siguiente” (Kirkpatrick, David D., “President of Tunisia Flees, New York Times, 14/1/11:

http://www.nytimes.com/2011/01/15/world/africa/15tunis.html?_r=1