¿Una aerolínea estatal que pierde dinero o un Mercado competitivo, incluso con aerolíneas extranjeras?

La discusión en Argentina sobre la aerolínea estatal se concentra en si ésta gana o pierde dinero. Con todo lo importante que ese tema es, no es el más importante, ya que lo es más tener la posibilidad de viajar con buenos servicios a precios competitivos. Y esto no depende de una mejor o peor gestión de la empresa, sino del marco regulatorio del sector. Si éste, como ocurre, impide la competencia, entonces hay pocas opciones; si los precios son regulados no podemos esperar buenas ofertas.

Aerolineas

En muchos países, por el contrario (Estados Unidos, Europa), los mercados fueron desregulados, abiertos a la competencia, con resultados espectaculares. Aun así, todavía quedan cosas por hacer. Comenta al respecto Kenneth Button en un artículo publicado en la revista Regulation del Cato Institute (“Really Opening Up the American Skies”): http://www.cato.org/regulation/spring-2014

“Desde que se eliminaron la mayor parte de los controles económicos a fines de los 70s, el volumen de tráfico se ha multiplicado varias veces, las tarifas ajustadas por inflación han caído, la computarización a revolucionado la forma en que compran los pasajes, las millas de viajeros frecuentes se han convertido en una segunda moneda, el rango de rutas disponibles –siempre que estés dispuesto a cambiar de avión- ha aumentado a un nivel irreconocible y las empresas de bajos costos llegaron, y algunas, se fueron. La mayor parte de las aerolíneas ya no nos cobra por las valijas que otros llevan o la comida que no queremos aun en los raros casos en que era buena. Por cierto, la naturaleza del servicio ha cambiado, con menos espacio para las piernas y menos refrescos, cargos por valijas chequeadas, filas para subir al avión y, Dios lo permita, un pasajero al lado. Volar ahora es transporte, no una experiencia, se ha vuelto un producto.”

“Las ganancias fueron de distinto tipo, incluyendo tarifas más bajas, más servicios, más opciones de rutas, dando como resultado que la cantidad de pasajeros transportados creció de 250 millones en 1978 a 815 millones en 2012. Según la Asociación Americana de Transporte Aéreo las tarifas cayeron un 67% en relación a las del período regulado. Y si bien el número de vuelos a ciudades pequeñas se redujo un 25% entre 1970 y 1975 la competencia llevó a que muchas más de ellas recibieran vuelos directos en 1983 de los que recibían en 1978. La cantidad de trabajadores en la industria aumentó en 30.000 a los dos años de la desregulación.”

Pero como la regulación cierra la entrada a la competencia extranjera, el mercado se ha ido concentrando en unas pocas aerolíneas grandes: American (21,1%), Delta (16,3%), United (16%, Southwest (15,1%).

El artículo menciona que si bien la desregulación abrió el mercado a la competencia, no lo abrió a la competencia internacional. El mercado local sigue protegido: una línea aérea extranjera puede realizar vuelos internacionales hacia y desde los Estados Unidos pero no puede ofrecer vuelos locales. Si esa barrera cayera la competencia se multiplicaría en forma casi inmediata. No hay barreras “técnicas” de entrada porque las aerolíneas extranjeras ya tienen la capacidad como para ingresar al mercado: una línea aérea podría hacer un vuelo Frankfurt-Nueva York-San Francisco y subir pasajeros en NY hasta SF, algo que ahora no puede hacer porque ese en un vuelo de “cabotaje”.

Imaginemos ahora si en Argentina, Air Europa pudiera hacer un vuelo Madrid-Buenos Aires-Mendoza, y pudiera ofrecer el tramo Buenos Aires-Mendoza. O TAM hiciera un vuelo San Pablo-Córdoba-Bariloche y también ofreciera el tramo Córdoba-Bariloche.

Y no solo eso, imaginemos si Avianca o Copa o Lufthansa pudieran ofrecer, no ya un tramo de un vuelo internacional sino directamente vuelos locales: Rosario-Tucumán o Buenos Aires-Salta, o Córdoba-Misiones, o lo que fuera. ¿Los pasajeros se verían perjudicados? Siguiendo los resultados de la desregulación mencionados antes, las tarifas caerían, los vuelos se multiplicarían y hasta habría más empleos en la industria.

O sea que no son solamente las pérdidas de Aerolíneas Argentinas, sino todos los beneficios que los consumidores pierden.