Los alumnos de OMMA Madrid leen los Caps 2 y 3 de El Foro y el Bazar. En el primero de ellos se presentan los distintos elementos de la denominada «teoría del fracaso del mercado»; un mal nombre en verdad, porque la mayoría de las veces se trata de ausencia de mercados, debido a una nula o escasa definición de derechos de propiedad; y en otros son fallas generadas por algún tipo de regulación. En el Cap. 3 se evalúan las políticas públicas usualmente propuestas para resolver estos problemas.
Aquí unos párrafos sobre las políticas de regulación de la competencia:
Hace unos años, la culminación de las negociaciones para la venta del supermercado argentino Disco (Ahold) por parte de Jumbo (Cencosud, empresa de origen chileno) no solamente puso fin a un proceso polémico; también inició otro entre distintos funcionarios del Gobierno respecto a las bondades de dicha fusión. Al mismo tiempo en Chile sucedió algo similar, debido a que la firma D&S compró a Carrefour y la misma Cencosud a los supermercados Las Brisas.
Un informe del Instituto Libertad y Desarrollo (2004) de ese país analizó los conceptos que había detrás del cuestionamiento a dichas fusiones y las teorías que los respaldan. Señaló dos: la teoría de la Estructura-Conducta-Desempeño, que plantea que si hay pocas empresas en un mercado existirá menos competencia, y la “hipótesis de la eficiencia superior”, desarrollada por el profesor de UCLA Harold Demsetz, que señala que la alta concentración y las mayores ganancias son resultado de ventajas competitivas y de eficiencia, no de un comportamiento monopólico. Ambas tienen consecuencias muy diferentes en cuanto a la política pública, pues la primera llevaría a cuestionar este tipo de fusiones, mientras que la otra no lo haría, y aún menos en el caso argentino, cuando la nueva empresa combinada tendría solo el 23 % del mercado.
Por otra parte, Dominick Armentano (1990) señala que las políticas públicas en esta materia en los Estados Unidos se basan en una concepción errónea de la competencia y el monopolio, ya que se evalúa el grado de competitividad de un mercado en comparación con un ideal de “competencia perfecta”, que, de existir, implicaría la ausencia de toda política competitiva —diferenciación de producto, publicidad, posicionamiento en el mercado, etc.—. También señala que los clásicos casos de empresas acusadas de maniobras monopolistas, a partir de la aprobación de la Ley Sherman en 1890 y la Ley Clayton en 1914, eran empresas que estaban ampliando su producción, mejorando su tecnología, reduciendo sus precios, actitudes todas contrarias a lo que deberíamos esperar de un monopolista.
Muchos economistas que han evaluado las políticas antitrust de las últimas décadas tienden a concluir que los casos más exitosos de cartelización y precios monopólicos se presentan en empresas bajo la protección de regulaciones gubernamentales respecto a los precios o a la posibilidad de ingreso de nuevos competidores. Esto es particularmente relevante en este caso, pues la preocupación gubernamental por esta fusión sería totalmente contradictoria con los impedimentos legales que se han puesto a la instalación de nuevos supermercados, particularmente en la provincia de Buenos Aires.
Y no solo eso: según Steven Salop, que fue funcionario de la administración Carter y actualmente es profesor en Georgetown University, y Lawrence White, de New York University, la segunda causa de acciones legales antitrust se origina en competidores de la empresa acusada, cuando estos actúan “competitivamente”, reduciendo sus precios. William Baumol y Janusz Ordover, también de NYU, llaman a esto el “abuso del antitrust”, y afirman que los beneficios a la competencia de las leyes antitrust son menores que los costos anticompetitivos de dicho abuso.
El informe de Libertad y Desarrollo presenta un análisis muy similar al de F. A. von Hayek, señalando que el grado de competencia en un mercado no depende de la cantidad de participantes, sino de las barreras existentes para el ingreso en el mismo. Puede ser que en algún momento haya pocas empresas, pero si la entrada es libre no podrán ejercer ningún poder monopólico, señalando como ejemplo el de los primeros productores de kiwi, que obtuvieron ganancias muy elevadas durante la primera cosecha, las cuales disminuyeron con el tiempo y el ingreso de nuevos productores. Culmina el estudio diciendo que el énfasis de la política pública debe ponerse en detectar si existen o no barreras a los mercados y cómo eliminarlas, en vez de impedir o limitar la concentración. Es decir, está diciendo que, más que mirar hacia fuera, un Gobierno debe mirarse a sí mismo.
Como puede verse, en el primer caso la política pública pone su atención en los participantes en el mercado; en el segundo, ve a la acción del mismo Estado como origen de los problemas.
Habiéndose asignado al Estado fuertes poderes regulatorios, no es de extrañar que el número de regulaciones haya crecido exponencialmente. Por ejemplo, durante el año 2009 el Federal Register de Estados Unidos, órgano oficial que publica las regulaciones emitidas a nivel federal, publicó 69,676 páginas, lo que da un total de 191 páginas por día, incluyendo los sábados, domingos y feriados.
Este fenómeno se vio impulsado a partir de un cambio en las doctrinas jurídicas vigentes, en cuanto a lo que se llama “poder de policía” del Estado. Así, por ejemplo, en el caso argentino y siguiendo la jurisprudencia de la Corte Suprema de Estados Unidos, se produce un cambio desde la concepción de un poder de policía “restringido” a otro más “amplio”.
Resumen:
El capítulo II y III del Foro y el Bazar tienen como tema central las supuestas fallas del mercado y cómo el Estado, con su presencia podría, aparentemente, solucionar estas. Si bien es cierto, somos todos conscientes de que el equilibro general es un imposible del alcanzar en la realidad –debido a que los agentes siempre están variando y encontrar ese equilibro implica falta de cambios en preferencias, gustos o planes-, es de tener en cuenta que la idea de Competencia Perfecta sí nos ayuda a tenerla como fin a seguir al que apunta el mercado –el mercado tiende a ella-; sin embargo, debido a los fallos que presenta el mercado –generación o posible presencia de monopolios, oligopolios, externalidades, bienes públicos e información asimétrica.-, hay quienes aseguran de que la presencia de Estado es necesario para corregir estos errores; no obstante, esto no es tan cierto ya que en la mayoría de ocasiones no estamos frente a fallas de mercado, como les llaman, sino frente a limitaciones que se presenta –como falta de incentivos para los agentes- para que el privado pueda accionar y encontrar solución a estas dificultades. Por esto dicho, aunque es cierto que el mercado puede contar con sus fallas, no es lógico asumir que el Estado no tiene las suyas propias; por lo tanto, aunque hay modos por los cuales el estado pretende salvar la situación de fallas de mercado, este falla muchas veces en su intento por contar con sus propias fallas y faltas de incentivos para actuar conforme sería mejor para solucionar la situación surgida.
Más novedoso:
El fracaso del estado sobre el cuidado del medio ambiente. A muchos se nos ha vendido la idea, errada noto ahora, de que los empresarios no tienen incentivos para cuidar del medio ambiente; sin embargo, si miramos con atención, en realidad se trata del Estado que en un ánimo de mal propietario –con el fin de ganar lo más posible-, genera el no cuidado del medio ambiente y su degradación. Llama la atención cómo es que pretende darse al Estado el rol de máximo cuidador del medio ambiente; sin embargo es su principal depredador por la falta de incentivos a cuidar de él.
Tres preguntas:
1. ¿Si el estado no existiera, el privado tendría incentivos suficientes para cuidar del medio ambiente? ¿Cuáles?
2. El estado cuenta con sus propios fallos, ¿Cuáles son más graves, los fallos del estado o del mercado?
3. ¿Considera que el privado puede solucionar todas las dificultades que afrontar el mercado y es solo cuestión de tiempo o hay situaciones que no podrá superar?
4. ¿Podría presentarse la figura de que las fallas del mercado sean producidas, incluso, por la existencia del estado?
Resumen del texto: 10 renglones
Los economistas neoclásico ofrecen un modelo ideal, que evidentemente no encajaba bien con la realidad, lo cual resulta en lo que ellos denominan fallas de mercado, que deben ser corregidas, al parecer, con intervención estatal. Dichas fallas son la competencia imperfecta, las externalidades, los bienes de carácter público, la información incompleta o la dependencia del camino tomado. Si bien no siempre las políticas públicas serán la mejor solución, cuando se apliquen su éxito dependerá de la calidad de las instituciones del Estado.
Los principales problemas que encontrará el Estado para aplicar medidas contra las fallas de mercado o para proteger el medio ambiente serán de incentivos y de información. Mientras distintos lobbies pueden corromper las instituciones y obtener privilegios mediante leyes, la propia regulación tendrá un sesgo grosero frente a lo variada que es la realidad y la multitud de empresas y agentes que se verán afectadas por dicha regulación.
Novedoso o importante (lo que haya encontrado nuevo o me haya sorprendido o piense que es lo más importante): 10 renglones
Entre aquello que ha sido novedoso para mí, está el Impuesto Pigouviano, del cual nunca había oído hablar. Es curioso que un impuesto tenga como objetivo no recaudar sino prevenir la acción de un agente económico. Eso parece más una labor de la regulación, prohibiendo o no prohibiendo una determinada acción. Sin embargo, parece un impuesto interesante que puede tener su utilidad y que brinda más libertad de actuación que una regulación estricta
En cuanto a lo importante, estoy seguro que las aportaciones de Hayek acerca de la competencia efectiva, y la afirmación de que esta no depende del número de competidores sino de la ausencia de barreras de entrada, son esenciales para hacer una crítica constructiva a todas las leyes antitrust que pretenden evadir las “fallas de mercado”, que el propio Estado genera a través de la regulación.
Tres preguntas que haría al autor
¿Qué casos conoce en los que la regulación estatal haya corregido con eficiencia un fallo del mercado?
¿Por qué la corriente austríaca no consigue influenciar a los reguladores, en especial a los de la ONU que, sorprendentemente, se alejan del cálculo monetario para calcular los bienes medioambientales?
¿Qué estudios son más recomendables para estudiar la veracidad o no veracidad del cambio climático?
Capítulo 2: Las fallas del mercado
Resumen
La teoría de las fallas del mercado se basa en los supuestos típicamente neoclásicos (competencia perfecta), esto es, atomización de los oferentes, imposibilidad de modificar el precio, bienes homogéneas, misma organización empresarial y simetría en la información. En base a estos supuestos, se define el equilibrio como la situación más favorable tanto para oferentes como para demandantes: un óptimo de Pareto. La economía se convierte en un mero problema de optimización de tipo mecánico. Hilando con esto, hay bienes y servicios con unas características concretas por su manera de ser suministrados o por los efectos no controlables que producen en terceros (bienes públicos y externalidades) que no pueden ser suministrados óptimamente por el mercado y por ello, se argumenta, ha de intervenir el Estado.
El fallo es de raíz: se establece ex ante el mercado según unas características irreales y no ajustadas a la realidad y se intenta modificar la realidad mediante la coerción estatal en vez de la teoría.
2. Lo más importante
Las premisas de mercado perfecto parten de una simplificación de la realidad, por otra parte necesaria, por la corriente comenzada por Walras de matematizar la economía. Para poder describir un problema con tantos parámetros y variables mediante el formalismo disponible se ve obligado el teórico a hacer aproximaciones y simplificaciones que conducen a conclusiones no válidas. Por lo tanto, el problema es epistemológico e incluso ontológico diría yo. Según el criterio de la época, solo se hace ciencia si se formaliza matemáticamente, y para ello hay que simplificar el modelo. Por lo tanto, el corolario más evidente es que las conclusiones “rigurosas” no son válidas. Quizá el supuesto más ingenuo es el de información perfecta. La teoría de la información dispersa de Hayek, no siendo matemática, ayuda mucho más a entender la realidad: que la información esta dispersa en la sociedad, no siempre es articulable y que el mercado es lo más eficiente en el sentido de coordinar los planes de los distintos agentes que intervienen en él según la intensidad y prioridad de sus valoraciones subjetivas. Además de constatar, que los precios son una inmensa red de información que a la par transmite incentivos y de una manera increíblemente rápida y lo mejor es que todo pasa de manera no deliberada, si no por la interacción voluntaria de todos.
3. Preguntas
¿No cree que la teoría de las externalidades necesita de una ontología objetivista, ya que aceptando valoraciones subjetivas, una externalidad podría ser beneficiosa y perjudicial al mismo tiempo para distintos agentes, lo cual no tiene mucho sentido?
¿Cree que la presión al alza de la población mundial puede contribuir a reducir la importancia del Estado sobre la economía al aumentar la cantidad de información dispersa por el aumento de agentes que intervienen en el mercado?
¿No cree que el hecho de que el análisis de mercado perfecto carezca del concepto de incertidumbre, en el sentido descrito por Frank Knight (no sabemos lo que no sabemos), invalida por completo sus conclusiones?
Capítulo 3: La mano visible: Políticas Públicas
Resumen
El planteamiento de base es el neoclásico: el de un mercado idealizado perfecto. Se da por supuesto que el mercado falla y lo que se discute es cómo solucionar esas fallas.
Desde ese punto de vista se establece que es el Estado el que ha de subsanar esas fallas interviniendo en la economía, ya sea estableciendo regulaciones,impuestos y barreras legales. El fallo es considerar el Estado como una entidad neutra sin incentivos y sin intenciones. El Estado está compuesto por personas que lo forman y tienen incentivos perversos. Hay un gran poder político que no tienen en cuenta porque les falta una correcta teoría del Estado. La Escuela de Chicago se fija más en que incentivos se crea a las empresas y las barreras legales. La escuela Austriaca únicamente se fija en barreras legales. En definitiva la diferencia radical es si el poder público vigila el privado o sí el público se vigila a sí mismo.
2. Lo más importante
Lo más llamativo a mi entender es que aquellos que creen que el mercado ha de ajustarse a un ideal ( mercado perfecto) proponen la intervención del Estado para ajustar el mercado y llevarlo a su óptimo de pareto, asumiendo también que ese Estado interviniendo es perfecto. Una carencia de una teoría del Estado que contemple los incentivos perversos que se crean, esto es, ¿quién vigila y quién vigila al vigilante? Todo el problema reside no entender que el mercado provee la mayor coordinación entre agentes posible, todo mediante intercambios voluntarios y que este método es el más eficiente. Lo que se hace cuando se señala que no es eficiente es en realidad que nos hemos fijado en un punto muy concreto de una tela muy extensa que no cumple con nuestras expectativas. Interviniendo lo que se consigue es deformar la cadena de intercambios y acuerdos voluntarios provocando consecuencias no previstas y generalmente sacrificando el largo plazo por el corto plazo.
3.Preguntas
¿Cree que la doctrina sobre la propiedad privada que propone la subordinación de ese derecho al “interés general” es una brecha en una institución fundamental que impide un correcto desarrollo económico por falta de seguridad jurídica?
¿Cree que el aumento del peso del Estado sobre la economía desde principios de siglo pasado a esta parte tiene alguna relación con el hecho de que las constituciones de los países (sobre todo desde la 2a guerra mundial) provengan de un positivismo jurídico y no de derecho natural? (véase artículo 128 de la Constitución Española)
¿No cree que si una institución fundamental ,como lo es el derecho de propiedad, estuviera bien protegida y asegurada las subvenciones al estilo Pigou no serían necesarias, pues se arreglaría por indemnizaciones vía pleitos entre propietarios y perjudicados (por supuesto teniendo en cuenta una privatización del suelo) .
Guía 3
1. Resumen.
La aplicación de los principios de las ciencias naturales a las sociales ha creado una pretensión errónea de llegar al equilibrio, un punto estable, de perfecta coordinación social, inalcanzable por el “imperfecto” mercado. Pero el conocimiento nunca es total; por lo cual, lo que debe estudiarse, es el proceso empresarial de descubrimiento espontáneo que permite un acercamiento continuo hacia la coordinación social, pero sin llegar a ella. No tiene sentido pretender que la realidad se acomode a la teoría, sino es la teoría la que debe explicar la realidad. Algunas de estas “imperfecciones” son la competencia imperfecta, las externalidades, los bienes públicos y bienes públicos globales, información incompleta, dependencia del camino. Estas imperfecciones terminan inevitablemente siendo más acusadas cuando interviene el sector público.
2. Importancia.
La importancia de las lecturas es entender que a lo largo de los años se ha comparado al mercado con un mundo perfecto inexistente, lo cual es injusto (como dijo Hayek). La labor de la teoría es explicar la realidad, y la realidad es que el mercado, con las instituciones correctas, permite acercarse lo máximo posible hacia ese equilibrio dinámico. La intervención de precios, regulación, o cantidades sólo puede obstaculizar el proceso de acercamiento hacia esa eficiencia. Por otro lado, no existen bienes públicos per se, es decir, los bienes pueden proveerse tanto de manera privada como pública. La información, además, resulta más incompleta con una influencia coactiva que sin ella, y las externalidades que produce el Estado tienen un efecto negativo en el bienestar de cada persona y, por tanto, de la sociedad en su conjunto. Otro punto importante son los incentivos que tienen los políticos cuando tienen a su disposición el aparato estatal para redistribuir.
3. Preguntas.
a) ¿Qué opinión tiene de los monopolios naturales? ¿Es un panadero en un pueblo de 200 personas un monopolista natural, en caso de ser el único en el pueblo?
b) ¿Eliminaría las leyes de “defensa” de la competencia?
c) ¿Qué problemas podría haber con el aire, el mar, los ríos… privatizados?
Capítulos 2 y 3, El Foro y el Bazar.
Resumen capítulo 2.
En el presente capítulo, el autor expone, partiendo al considerar el equilibrio del mercado como su objetivo final (a pesar de ser inalcanzable) y persiguiendo la eficiencia según la definición de Pareto, todas aquellas barreras y fallos que impiden al mercado conseguir llegar a dicho punto de equilibrio. Tal y como se argumenta en el capítulo, el equilibrio es utópico, en el sentido de que la realidad del mercado impide su consecución, porque la definición teórica de dicho concepto parte de unas premisas inalcanzables (todas las acciones están coordinadas, todas las decisiones empresariales son iguales o, por ejemplo, todas las innovaciones tecnológicas están aplicadas). Como según la tradición neoclásica, si el mercado no alcanza el equilibro fracasa, es necesario la intervención estatal para remediar las fallas de mercado, entre las que nos encontramos una competencia imperfecta, externalidades (entendidas como los efectos a terceros de las acciones del mercado), bienes públicos (la no exclusión y la no rivalidad en su consumo) e información incompleta. La intervención estatal puede ayudar a limitar dichas fallas, pero no está exenta, tal y como se describe en el capítulo, de sus propias fallas, por lo que, el autor propone el estudio y alternativa de otras propuestas orientadas al mismo fin.
Resumen capítulo 3.
En el capítulo el autor, desde una perspectiva de medidas públicas, presenta y analiza una serie de propuestas para dar respuesta a las “fallas de mercado” identificadas en el capítulo anterior. Desde un punto de vista de competencia imperfecta, el estado, en la mayoría de los casos interviene, generando normas (prohibición de acuerdos, prohibición de conductas abusivas, control de compras y adquisiciones, etc.) que eviten comportamientos monopólicos u oligopólicos. Si bien, estas medidas pueden ayudar a solucionar ciertas fallas de mercado, no están exentas de sus propios errores, de los cuales, sin duda, cabe destacar, el concepto de monopolio “legal” estatal que al impedir la entrada de competidores minimiza los incentivos para la generación de nuevas tecnologías, elemento fundamental para la destrucción de los monopolios naturales. También, el simple hecho de regular, interfiere en el proceso de transmisión de la información, necesario para el descubrimiento de nuevas oportunidades (motor fundamental del crecimiento económico) y evolución tecnológica.
También el autor incide mucho en el concepto de seguridad jurídica, definido como el resultado de un sistema legal que facilita la coordinación de los individuos mediante la generación de normas, cambiantes y que pueden generar desequilibrios, bien por defecto o por exceso (búsqueda de rentas). En el mercado tales desequilibrios podrían resolverse mediante la oferta y la demanda.
Con respecto a las externalidades y su internalización, el autor describe con detalle la teoría de Pigou, caracterizada principalmente por unos impuestos sin fin recaudatorio, pero con un objetivo claro de modificación de conducta. Como en los casos anteriores, si bien, estas intervenciones públicas pueden solucionar parcialmente fallas del mercado, debido a la falta de incentivos de eficiencia, también se provocan fallas de la política (tal y como se puede apreciar en el capítulo con el estudio del medioambiente).
Lo más novedoso / sorprendente
El término de fallos de la política en paralelo con el de las fallas de mercado. Es curioso lo poco que se habla de errores políticos frente a los considerados de mercado ante cualquier crisis. Me ha llamado muchísimo la atención, la correlación existente entre la tasa impositiva y la economía informal. Sinceramente creo que este tipo de análisis y debates deberían tener una mayor repercusión pública.
Preguntas al autor.
1.- ¿Podría enumerar algunas políticas públicas que hayan sido exitosas a la hora de incentivar comportamientos eficientes de provisión de bienes? ¿Cuáles serían las barreras principales de su aplicación en otros países?
2.- Si la educación tiene un impacto muy positivo en la predisposición del individuo en temas como el medioambiente o en otros ámbitos socioeconómicos, ¿qué entendemos por educación?
3.- La mayoría de las discusiones comienzan por la definición del concepto, como por ejemplo que es un bien público o privado. ¿No cree, desde su punto de vista, que ante la subjetividad que existe en las definiciones, estamos ante un debate eterno con respecto a lo que se deber provisionar o no desde el estado?