Una Mirada externa, y cercana, sobre la economía argentina: informe de Libertad y Desarrollo, de Chile (II)

El Instituto Libertad y Desarrollo de Chile publica regularmente “Economía Internacional al Instante”, y en el Nº 862 del 12 de julio de 2016 analiza la situación Argentina: http://www.lyd.org/lyd/EII/EII862Argentina12072016.pdf            

Es interesante cómo nos ven desde el país vecino:

La tasa de política monetaria es fijada por el Banco Central de Argentina. Esta institución no goza todavía de la independencia de otros bancos centrales de la región, aunque dentro de la realidad de las instituciones trasandinas tiene un excelente presidente Federico Sturzenegger, mayor credibilidad y libertad de acción, y con el cambio de gobierno se ha hecho un esfuerzo por reforzar la imagen de independencia y minimizar las señales de intervencionismo. La Tasa de Política Monetaria (TPM) se encuentra hoy en uno de los niveles más altos de los últimos 15 años, en un rally de volatilidad sin precedentes que comenzó en 2013. La TPM para el mes de julio es de 31 puntos, por debajo del máximo del registro alcanzado en marzo de este año, de 36 puntos, que se explica por el término del llamado “cepo cambiario”.

La inflación en Argentina ha sido uno de los problemas que más aquejan a la población. Pese a ello no se habían tomado medidas concretas para resolverla estructuralmente, en los últimos años, hasta el gobierno actual. Durante parte importante del 2014 la fuente oficial de estadísticas del gobierno central no publicó cifras de inflación. Estimaciones privadas señalan que la inflación acumulada fue de 40,5% durante ese año. Para el 2015 se esperaba una inflación de 27,25% mientras que el 2016 se estima que la cifra acumulada sería de 40%, la cual ha bajado a 36%, producto de ciertas medidas fiscales promisorias. La incertidumbre en torno al valor futuro de la moneda y la permanente depreciación del peso es un fenómeno que históricamente ha generado la compra de divisas extranjeras, sobre todo de dólares, para garantizar el valor del dinero en el futuro. En los escenarios de alta inflación, este fenómeno se acrecienta y en parte explica la disparidad entre el tipo de cambio oficial y el “dólar blue”.

La moneda, el peso argentino, operó oficialmente con un tipo de cambio controlado, a través de operaciones del Banco Central de la República Argentina hasta noviembre del año pasado. El peso argentino ha sido históricamente intervenido, para mantener una paridad artificial con el dólar americano. En los ’90 el afán por mantener una paridad 1-1 con el dólar, mientras se aumentaba el gasto fiscal, fue uno de los motivos que provocaron el default, y la crisis financiera, que desembocaron en la devaluación súbita del peso a una paridad 1-3. Esta paridad pudo ser sostenida durante el superciclo de los commodities de la década anterior, pero ya en el año 2010 comenzó un rally al alza que llevó la paridad promedio del 2013 a 5,5 pesos por dólar, versus los 3,6 de toda la década pasada. Durante el 2014 el tipo de cambió se encumbro a los 8,1 pesos por dólar y durante el 2015 el cambio oficial promedio fue de 9 pesos por dólar americano. Luego de que Macri decretara el término del cepo cambiario, el valor se equiparó con el del mercado negro, depreciándose casi un 70% en dos meses. En lo que va del año el tipo de cambio promedio es de 14,35 pesos por dólar, habiendo alcanzado un peak en marzo de 14,98. En junio, el promedio fue de 14,04, lo que indica una estabilización, producto del fortalecimiento de la confianza y mejora de las expectativas económicas.

La balanza comercial de Argentina se mantuvo en niveles superavitarios hasta el año 2014. En línea con el resto de la región de América Latina, se vio favorecida con el superciclo de los commodities, y los años 2011, 2012 y 2013 superó las exportaciones por US$ 70.000 millones, lo que significó un importante empujón a la economía que en 2006 exportó US$ 46.000 millones. La desaceleración china y la recesión de Brasil han repercutido fuertemente en las exportaciones de Argentina y por consiguiente en su balanza comercial. De este modo, el 2014 las exportaciones fueron de US$ 68.000 millones y se esperaba que en el año 2015 alcanzaran los US$ 61.000 millones, sin embargo fue más de US$ 56.000 millones, un 5% por debajo de las proyecciones. Las cifras de balanza comercial se mantendrán deficitarias en los próximos dos años, con cifras esperadas de US$ 152 millones y US$ 460 millones para 2016 y 2017, respectivamente.

Al igual que las cifras de inflación, las cifras oficiales de desempleo de Argentina no gozan de confianza por parte de los analistas. La cifra se publica trimestralmente y mide el desempleo en las zonas urbanas más importantes de cada estado federal. En la última década el promedio ha sido de 8% con una tendencia a la baja desde el 2007 hasta el 2014. Durante el 2015 la cifra de desempleo tuvo un aumento explosivo de casi 2 puntos porcentuales en un año, revirtiendo las mejoras mostradas desde el 2007. En lo que va del 2016 el desempleo promedio es de 7,7%, cifra alta que se explica en parte por la corrección, modernización y optimización del aparato fiscal desde la llegada de Macri al poder. Se espera una disminución de un punto porcentual para 2017, alcanzando un 6,7%.

En términos de deuda pública, Argentina enfrenta una dualidad. Por un lado ha logrado bajar su exposición como porcentaje del PIB, desde un 64,3% que tenía en 2007 a un 29,1% el 2015. Esta disminución se explica principalmente porque Argentina estuvo fuera de los mercados financieros y porque muchos acreedores no compran bonos soberanos Argentinos, luego del escándalo que se generó producto del default selectivo declarado en agosto del año pasado, el cual perjudicó la previamente negativa noción que tienen inversionistas internacionales e instituciones como el FMI y el Banco Mundial sobre la capacidad de pago de Argentina. El nuevo gobierno ha emprendido una campaña por fortalecer la confianza en Argentina como pagador responsable de sus obligaciones financieras, por lo que las perspectivas de aumento de deuda como porcentaje del PIB para el 2016 y 2017 muestran cifras de 37%, exposición no alcanzada desde 2009.

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