Mi amigo Pat Lynch es Senior Fellow de la extraordinaria organización Liberty Fund (https://www.libertyfund.org/), la que organiza unos excelentes seminarios académicos y publica libros clásicos del liberalismo en muy buen formato y baratos. Tiene varios portales y en uno de ellos, Law & Liberty, Pat busca aclarar el concepto de “ultraderecha” como etiqueta que los medios internacionales ponen a Javier Milei. El artículo se titula “Misunderstanding Milei”: https://lawliberty.org/misunderstanding-milei/
Así comienza:
“Fueron necesarios casi 80 años. Ese es el tiempo que la economía y la sociedad argentinas han estado en caída libre. En cierto modo, es un testimonio de nuestros mayores temores sobre la democracia y el autogobierno el hecho de que ningún líder político tuviera los incentivos políticos y el simple coraje de oponerse al status quo. Ochenta años de inflación implacable y agobiante y déficits en espiral, seguidos de impagos, devaluaciones monetarias y reinicios antes del 19 de noviembre. Pero finalmente, el pueblo de Argentina ha rechazado un status quo fallido. Javier Milei ganó públicamente de manera casi aplastante según los estándares argentinos, y cuando se considera la probabilidad de que los peronistas hicieran trampa en aproximadamente el 100%, el margen probablemente era mucho mayor. Por ahora no viene al caso si la alternativa que han elegido los argentinos “arreglará la situación” o no. Han ejercido la única opción que tenían: rechazar a los titulares por la promesa de algo diferente. Eso es todo lo que promete la democracia.
Javier MIlei, a quien hoy llaman “extrema derecha”, “radical” y (por los muy vagos) “libertario de extrema derecha”, es ahora el presidente electo de uno de los mayores estados fallidos de nuestras vidas. Es difícil explicar completamente cuán mal gobernada ha estado Argentina por su larga línea de gobiernos peronistas que se distinguen por su gasto generoso, su asombrosa corrupción, sus tendencias autocráticas y su nacionalismo económico. Las estadísticas económicas son alucinantes. Impagos, tasas de inflación anual regulares superiores al 100%, un enorme estado de bienestar resultante, sindicatos parásitos del sector público y políticos “centristas” en gran medida cómplices: todo esto es ahora el deprimente panorama de la economía política argentina.”