Donald Trump ha puesto en primera plana el tema de las migraciones, un tema que concierne a muchos países de América Latina. En esta nota del Mises Wire, Ryan McMaken plantea que la preferencia de los países por seguir el principio del jus solis (nacionalidad para los que nacieron en el país) o el de jus sanguinus (asociada con la nacionalidad de los padres), tiene que ver con que tengan inmigración neta positiva o emigración. Se titula “Why the World Is Giving Up on Birthright Citizenship”: https://mises.org/mises-wire/why-world-giving-birthright-citizenship
“A principios de esta semana, Donald Trump firmó una nueva orden ejecutiva que intenta poner fin a la llamada “ciudadanía por nacimiento” en los Estados Unidos. Durante la ceremonia de firma, Trump declaró que Estados Unidos es “el único país del mundo que hace esto con la ciudadanía por nacimiento…”
Esto no es cierto y el Washington Post, entre otras publicaciones, se apresuró a declarar que Trump “afirmó falsamente” que Estados Unidos es el único país con ciudadanía por nacimiento, también conocida como el principio legal de jus soli irrestricto –o “puro”-.
Sin embargo, Trump habría estado en lo cierto si hubiera dicho que la ciudadanía por nacimiento se está volviendo poco común, y que es especialmente rara entre los países más ricos que experimentan una inmigración neta positiva. En muchos países, a medida que los generosos estados de bienestar atraen a un número creciente de inmigrantes, la idea del jus soli irrestricto se ha vuelto menos popular.
De hecho, Europa ya no contiene ningún estado que ofrezca ciudadanía por nacimiento, y otros han agregado nuevas restricciones a las disposiciones de jus soli que tienen.”