En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las estaremos considerando con los alumnos de la UBA en Derecho. Su segunda conferencia se tituló “Socialismo”. Pero comienza hablando de las libertades, y la libertad económica:
“¿Qué es la Economía Libre? ¿Qué significa este sistema de libertad económica? La respuesta es simple: es la economía de mercado. Es el sistema en el cual la cooperación de los individuos en la división del trabajo en la sociedad es obtenida por el mercado. Este mercado no es un lugar; es un proceso, es la manera en la cual, comprando y vendiendo, produciendo y consumiendo, los individuos contribuyen al funcionamiento de la sociedad.
Cuando nos ocupamos de este sistema de organización económica – la economía de mercado – empleamos el término ‘libertad económica’. Muy a menudo, la gente malinterpreta lo que significa, creyendo que la libertad económica es algo que está muy separada de las otras libertades, y que estas otras libertades – que consideran son más importantes – pueden ser preservadas aún en ausencia de la libertad económica. El significado de la libertad económica es que el individuo esté en posición de elegir la manera en la cual desea integrarse en la totalidad de la sociedad. El individuo puede elegir su carrera, es libre de hacer lo que desea hacer.
Esto desde ya no significa, algún sentido de los que mucha gente adjunta a la palabra libertad en la actualidad; se la interpreta en el sentido que, a través de la libertad económica, el hombre es liberado de las condiciones naturales. En la naturaleza no hay nada que pueda ser identificado como libertad, existe solamente la regularidad de las leyes de la naturaleza que el hombre debe obedecer si desea alcanzar algo.
Usando el término libertad aplicado a los seres humanos, pensamos solamente en la libertad dentro de la sociedad. Sin embargo, en la actualidad, las libertades sociales son consideradas por mucha gente como independientes una de otra. Aquellos que hoy se llaman a sí mismos ‘liberales’ están reclamando políticas que son precisamente lo opuesto a aquellas políticas por las que los liberales del Siglo XIX abogaban en sus programas liberales. Los así llamados ‘liberales’ de hoy tienen la muy popular idea que la libertad de expresión, de pensamiento, de prensa, la libertad religiosa, la libertad para no estar prisionero sin juicio previo – que todas estas libertades pueden ser preservadas en ausencia de lo que se llama libertad económica. No se dan cuenta que en un sistema donde no existe el mercado, donde el gobierno dirige y ordena todo, todas las otras libertades son ilusorias, aún cuando hayan sido definidas por las leyes y se encuentren escritas en las constituciones.
Tomemos una libertad, la libertad de prensa. Si el gobierno es propietario de todas las imprentas, el gobierno determinará lo que debe imprimirse y lo que no debe imprimirse. Y si el gobierno es propietario de todas las imprentas y determina lo que puede y lo que no puede ser impreso, entonces la posibilidad de imprimir cualquier tipo de argumentos opuestos, es decir contrarios a las ideas del gobierno, se convierte prácticamente en inexistente. La libertad de prensa desaparece. Y lo mismo ocurre con todas las otras libertades.”