Los orígenes del golf y la evolución de las normas

Origenes del golf.

Como tantas otras cosas, es difícil rastrear el origen del golf. Parece que llegó a Escocia por medio de comerciantes provenientes de Holanda, quienes a su vez, puede que lo hayan conocido en China! Los holandeses lo practicaban sobre hielo, algo más parecido al patinaje o al hockey sobre hielo. Su nombre vendría de la palabra holandesa correspondiente a “palo”: kolf. Pasando a las palabras escocesas Golve o Goff.

Origen del golf

El golf, tal como lo conocemos ahora, efectivamente surgió en Escocia. Ya lo jugaban en el siglo XV, por referencias del rey James II quien lo prohibió para que sus “arqueros” (y no los de fútbol, juego que también prohibió) se distraían (un efecto que el golf sigue generando hoy). Esa prohibición fue reiterada por James III en 1471 y 1491.

Al principio se jugaba con el objetivo de acercar la pelota a un cierto objetivo (un palo, un árbol), los escoceses agregaron el Hoyo. Acá lo interesante es plantearnos que en esa frase, la palabra “los escoceses” significa, ¿quién? Bueno, algún escocés cuyo nombre se ha perdido. Pero no quiere decir que la nueva norma surgiera de la nada. Podríamos llamar a ese escocés un “emprendedor” de las normas. Tal vez en alguno de los juegos este escoces propuso esa nueva norma, y fue aceptada por el resto, y copiada por los demás. Tal vez, también, hubo otros “emprendedores” de normas que hicieron otras propuestas, y fueron rechazadas. Nunca lo sabremos, la evolución seleccionó a ésta. Pero no una evolución impersonal, sino que la norma fue aceptada y seguida por quienes la aceptaron. Algo así como ocurre con la moda.

Las primeras normas conocidas son de mediados del siglo XVIII, presentada por los Caballeros Golfistas de Leith, desarrolladas para un Campeonato en 1744. Estos Caballeros ni se plantearon la idea de generar el estándar de normas para el juego, seguramente, simplemente anotaron las normas que eran ya reconocidas por la costumbre para facilitar la competencia en el torneo. Eran trece, todas ellas las seguimos aplicando hoy: no se puede cambiar la pelota una vez que se salió de un tee, si pierdes la pelota tienes que volver al lugar donde golpeaste antes y dropear otra con un golpe de multa, la pelota que está más lejos del hoyo es la que se juega primero, etc.

En 1897 el Royal & Ancient Golf Club of St. Andrews formó un Comité de Reglas. El resto de los clubes copió esas normas y siguió las decisiones que este comité fue dictando. Esto es lo que Hayek llamaría una tarea “racional” de mejorar las normas evolutivas. Fijémonos que el papel que cumple St. Andrews también es claramente evolutivo. No fue “nombrado” en esa función, simplemente el resto comenzó a seguir sus indicaciones. Por ejemplo, antes las canchas tenían distinta cantidad de hoyos, de 12 a 23. Parece que en un momento, St. Andrews los redujo de 22 a 18, y esa norma fue copiada luego y gradualmente por el resto. ¿Por qué hizo eso St. Andrews? Parece que por no otro motivo que reducir los costos de mantenimiento.

Es más, la norma originalmente ni siquiera era una imposición, ya que decía “se considerará un partido cuando se jueguen 18 hoyos, … a menos que se estipule otra cosa”. ¡Qué sabiduría tiene esa frase! Si tan solo lográramos que se extienda a todo tipo de regulaciones, bajo el conocido principio del derecho: “a menos que las partes decidan otra cosa”. Es decir, darle a los contratos un estatus superior a una regulación.

Desde 1952, St. Andrews en conjunto con la Asociación de Golf de Estados Unidos son los que establecen las normas, en reuniones que se realizan cada dos años, aunque originalmente tampoco era el objetivo, ni tal vez lo es ahora, de “establecer” normas, sino de uniformarlas, de armonizar.

No todas las evoluciones son positivas. Creer esto es lo que se llama el problema de Pangloss. Este es un personaje de Voltaire en Cándido, a quien le suceden toda clase de infortunios pero sale de ellos diciendo que para algún bien ha de ser, pues Dios seguramente no desearía el mal para nadie.

“Birdie” parece que nació en Estados Unidos, la palabra “bird” se usaba para designar todo lo que muy bueno, como ahora usan “cool” o los venezolanos “chévere”. De allí pasó a birdie, y como venía de un pájaro, de allí se derivó “Eagle”. Luego llegó el “Albatross”.

Algo similar puede decirse de la evolución de los equipos, y de las modas a vestir. Todos sabemos que los palos eran originalmente de madera, y que hoy las “maderas” no tienen nada de tal.

En fin, no pretendo ser un historiador del golf, para eso está el British Golf Museum (http://www.britishgolfmuseum.co.uk/) en St. Andrews, y el USGA Museum and Arnold Mongool Center for Golf History en Far Hills, New Jersey (http://www.usgamuseum.com/). También el World Golf Hall of Fame en St. Augustine, Florida (http://www.worldgolfhalloffame.org/) o el Canadian Golf Hall of Fame en Oakville, Ontario (http://rcga.org/cghf).

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