Los políticos persiguen el interés general, o….

Estamos viendo con los alumnos de Derecho una introducción al análisis de la política. Una de las primeras premisas que este análisis cuestiona es el supuesto de que el objetivo de un político es el interés general, a diferencia de cualquiera de nosotros en el mercado donde perseguimos el interés personal (lo cual no descarta que incluya ocuparnos e interesarnos por otros).

Una teoría tiene que servirnos para comprender mejor la realidad, y ese supuesto, que persiguen el interés general, no nos permite comprender situaciones como las descriptas en esta nota, donde se informa que un funcionario habría designado a 22 familiares, amigos y allegados en distintos puestos gubernamentales. ¿Podemos entender esto asumiendo la búsqueda del interés general?

http://www.lanacion.com.ar/1685653-liuzzi-nombro-en-el-gobierno-a-22-familiares-amigos-y-allegados

La economía asumió ese supuesto bajo el nombre de “dictador benevolente”. Esto es lo que dice el libro:

En toda sociedad hace falta un mecanismo que permita que se expresen las preferencias de los individuos y luego señales que guíen a los productores a satisfacerlas. En el caso de los bienes privados, hemos visto cómo el mercado cumple ese papel. También vimos que se presentan problemas para que lo cumpla. En el caso de los bienes públicos es la política; es decir, los ciudadanos expresan sus preferencias por bienes colectivos y hay un mecanismo que las agrega y envía una señal a los oferentes (en este caso las distintas agencias estatales) para satisfacerlas. Como veremos, éste también se enfrenta a sus propios problemas.

El siguiente análisis de las fallas de la política se basa en el espíritu de aquella famosa frase de Winston Churchill (1874-1965): “Muchas formas de gobierno han sido ensayadas, y lo serán en este mundo de vicios e infortunios. Nadie pretende que la democracia sea perfecta u omnisciente. En verdad, se ha dicho que es la peor forma de gobierno excepto por todas las otras que han sido ensayadas de tiempo en tiempo”.

Churchill nos dice que no hemos ensayado un sistema mejor,  por el momento, pero que éste no puede ser considerado perfecto. Por ello, cuando se ponen demasiadas expectativas en él, pueden frustrarse, ya que la democracia no garantiza ningún resultado en particular (mejor salud, educación o nivel de vida), aunque ciertas democracias lo hacen bastante mejor que las monarquías, o las dictaduras.

Por mucho tiempo buena parte de los economistas se concentraron en comprender y analizar el funcionamiento de los mercados y olvidaron analizar el papel que cumplen los marcos institucionales y jurídicos, los gobiernos. Analizaban los mercados asumiendo que funcionaban bajo un “gobernante benevolente”, definiendo como tal a quien persigue el “bien común” sin consideración por el beneficio propio; coincidiendo en esto con buen parte de las ciencias políticas y jurídicas . Posee el monopolio de la coerción, tal como define al Estado la ciencia política, pero lo ejerce en beneficio de los gobernados.

Por cierto, hubo claras excepciones a este olvido. Inspirados en ellas, autores como Anthony Downs o James Buchanan y Gordon Tullock iniciaron lo que se ha dado en llamar “análisis económico de la política” en el contexto de gobiernos democráticos, originando una abundante literatura. Su intención era aplicar las herramientas del análisis económico a la política y el funcionamiento del estado, pues la teoría política predominante no lograba explicar la realidad en grado satisfactorio.

Uno de los primeros pasos fue cuestionar el supuesto del “gobernante benevolente” que persigue el bien común; porque, ¿cómo explicaba esto los numerosos casos en que los gobiernos implementan medidas que favorecen a unos pocos? O más aún, ¿cómo explicar entonces cuando los gobernantes aplican políticas que los favorecen a ellos mismos en detrimento de los votantes/contribuyentes?

Decidieron, entonces, asumir que al igual que el individuo en el mercado, quien persigue su propio interés, no el de otros, en la política sucede lo mismo. En el mercado, esa famosa “mano invisible” de Adam Smith lleva a que dicha conducta de los individuos termine beneficiando a todos. En el Estado, ¿sucede lo mismo? En particular en el Estado democrático, porque se supone que gobiernos tiránicos o autoritarios desde ya que no dan prioridad a los intereses de sus gobernados.

Como veremos, al cambiar ese supuesto básico la visión que se obtiene de la política es muy distinta: el político persigue, como todos los demás y como él mismo fuera de ese ámbito, su interés personal. ¿Existe un mecanismo entonces, similar a la “mano invisible” en el mercado que guíe las acciones de los políticos hacia conseguir o contribuir a los fines que persiguen los ciudadanos? Este enfoque, llamado en general “Teoría de la Elección Pública” (Public Choice) se centra en los incentivos, de ahí que también se lo llame análisis económico de la política.

Pero no son los incentivos el único problema que se presenta en el supuesto del dictador benevolente, también está el problema de la información, similar al planteado por Mises y Hayek en relación a la planificación económica aunque originalmente presente en un autor anterior .

Estos dos cuestionamientos plantean entonces dos principales problemas para el funcionamiento de la política como mecanismo para satisfacer las necesidades de la gente: un problema de información relacionado a la formación de las preferencias y su “revelamiento”, los medios y procedimientos para satisfacerlas y un problema de incentivos, por los que las acciones de los representantes deben dirigirse a ese objetivo.

14 pensamientos en “Los políticos persiguen el interés general, o….

  1. Quería agregar al articulo, una conclusión que saque de la clase del día de ayer, en donde referido al tema que si los políticos persiguen o no su propio interés a la hora de realizar sus actos de gobierno, es que al ser personas, como el resto de la sociedad, tienen una ideología y una formación particular y por ende distinta a la de la mayoría de los votantes, que lo eligieron o no en las elecciones, por ello, ante determinadas situaciones estas formas de ser y pensar , son la que lo llevan a tomar decisiones que no cubren el interés general de la sociedad o como ocurrió en algunos casos , el hecho de llevar adelante ciertas políticas que le jugaron en contra.

    • Bueno si, obviamente que son personas como todos nosotros y no los voy a juzgar por ello; pero no hay que olvidar que son funcionarios públicos que han sido electos por una determinada mayoría (votantes «apasionados» como por votantes «racionalmente apáticos» o «irracionales») que les ha encargado la ardua tarea de, precisamente, velar por nuestros intereses, por nuestros derechos. No quiero dar a entender que no estoy de acuerdo con respecto a que el político persigue su propio interés, dado que realmente es así y ello se visualiza claramente en las políticas de estado que día a día escuchamos y que son en pos de sus intereses o de ciertos sectores de la economía (lobby) y, generalmente, dichas políticas perjudican al resto de la sociedad. A partir del análisis planteado en el texto ¿deberíamos naturalizar este hecho de que el político persigue su propio interés en detrimento de los votantes?

      • Coincido. Definitivamente creo que no debemos naturalizar que los políticos persigan SOLO su propio interés, elegimos democráticamente a nuestros gobernantes, los cargos se renuevan, y es ahí donde recae nuestra responsabilidad como votantes de repudiar sus muestras de ambición desmedida. El desarrollo de los medios de comunicación puso a disposición de una porción mayoritaria de la sociedad el conocimiento sobre los asuntos públicos que en otra época estaba reservado pequeños grupos. Pero esto no fue suficiente para limitar el uso ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de influencias, el lavado de dinero, la malversación entre otras cuestiones. Considero que uno de los problemas centrales es la educación e información, los ciudadanos no podemos basar nuestro voto en soluciones momentáneas, planes sociales o promesas porque ese es el germen de la persecución de más y más poder de los políticos. Comprometerse e informarse es la única forma de repudiar estas cuestiones, de lo contrario estaríamos dejando todo en manos de terceros inaccesibles para el debate.

  2. En lo que respecta a este artículo, mi reflexión es que: sería imposible imaginar que una persona sea completamente objetiva en lo que hace, siempre están en juego: valores, ideales, intereses, educación, preparación para ocupar su puesto, etc., el inconveniente se plantea cuando, influenciado por tales circunstancias los funcionarios toman decisiones las cuales no son de acuerdo a la necesidades de los votantes/contribuyentes. Claro que también es importante recordar el problema que existe al interpretar esas necesidades, la falta de información es un problema de ida y vuelta, el contribuyente/votante manifiestan sus necesidades, y el funcionario las escucha, interpreta, y emite una decisión que pocas veces es satisfactoria.
    Por otro lado es imposible entender que alguien deja de ser sí mismo al entrar a su oficina, renunciando a perseguir sus intereses, pareceria que viciado por ello, su compromiso con los resultados de su gestión se limita solo a la malversacion de fondos sin importar la repercucion de sus decisiones, vinculado con que las asignaciones de recursos no son propias sino de los contribuyentes/votantes, pareceria ser menos «importante» su efectiva asigancion, cuando en realidad vemos que si las asignaciones fuesen particulares los resultados claramente toman relevancia.

  3. Ahora, ante la torpe exteriorización de sus intereses, hablando de Liuzzi, mas que una denuncia efectuada por La Nación, ¿qué otro tipo de control se puede efectuar?. Quizá sea sancionado internamente y bajando algún escalón en su «carrera política», pero los ciudadanos, como ya vimos, no poseen mayor interés en controlar o regular estos casos para evitar repeticiones.
    Desenmascarada la figura del dictador benevolente, no nos quedaría mas que suscribirnos a la confianza delegada a los mandatarios y repudiar sistematicamente tales comportamientos, hasta tanto no haya una efectiva regulación para evitar la inherente superposición de intereses personales de los representantes sobre los de la sociedad.

  4. con respecto al articulo publicado por La Nación y teniendo en cuenta lo visto en clase y percepción personal teniendo en cuenta el contexto en el crecí no me sorprende la noticia porque lamentablemente esto se ha visto muchas veces estas actitudes en funcionarios públicos.
    El tiempo y el ejercicio de la política se aleja de aquella percepcion de un mercado que este bajo un gobernante benevolente que persigue el bien comun ya que se debe considerar el beneficio propio. el gobernante al igual que el individuo en el mercado persigue su interés propio. como vimos en clase también es dificil entender como el gobernante si bien persigue su propio interes produce medidas contraproducentes como por ejemplo en Argentina las medidas agropecuarias que se podrían traducir en que dichas medidas son destinadas a la mayoria de la población por encima de una parte que participa de la actividad económica principal. Mi conclusión es que si bien los individuos persiguen su interes propio no deberia pasar lo mismo con los representes elegidos en elecciones porque ellos tienen un compromiso de buscar el bien comun de la poblacion y actitudes como la Liuzzi no hacen mas que las personas comunes dejen de confiar en los representantes.

  5. En mi opinión los políticos que hoy tenemos en nuestro país sólo tienen como interés ser elegidos o en su caso, reelectos. Los veo cegados por la ambición del poder, de mantener su carrera política y de derrotar al gobierno actual. Sólo buscan la manera de obtener votos, buscan fórmulas políticas de las que no sé que esperar de ellas (se compone de personas que hasta hace un par de meses no coincidían en absolutamente nada muy gracioso y triste a la vez). Sólo veo como llenan las paradas de techitos amarillos o del color que los represente y no veo que se construya un techo para los que duermen en la calle (sólo por nombrar una de las tantas cosas que pasa la gente sin recursos). No veo a ningún político interesado en la pobreza, en la educación, en como suplir las carencias que muchas familias están pasando. En definitiva, no vi ningún gobierno que se interese de verdad por el pueblo pero si se interesan en acomodar amigos. “Solo buscan su propio beneficio, y que el gobierno que sigue que se las arregle, mientras tanto que la gente viva como pueda”

  6. http://contrapeso.info/2012/democracia-y-bien-comun/
    En el link que adjunte podemos observar como el autor hace una clara diferenciación de lo que nosotros, como ciudadanos, creemos que es la democracia y lo que en realidad apunta a ser.
    Los ciudadanos entendemos que hay democracia “…cuando las personas de una sociedad buscan el bien común procurando el bienestar de todos y anteponen los intereses comunes o sociales a los intereses individuales propios.”
    O sea que la persona debe dar prioridad a los beneficios de los demás sobre los beneficios propios.
    Pero en realidad, la democracia, explica que “en su sentido original no incluye esa idea. La democracia es simplemente un sistema político que divide el poder gubernamental de tal manera que se defienda la libertar del ciudadano ante posibles abusos de un poder gubernamental excesivo.”
    Además agrega que la rivalidad entre “bien común, general o social vs. Bien personal” está dada por la omisión, o sea la falta de definición, de qué se entiende, o qué incluye el bien social; haciendo que cualquiera lo defina a su modo y conveniencia, “lo que llevaría a sacrificar el bienestar del resto ante el suyo.”

  7. Como vemos en el artículo creo que los dos problemas de información y el otro de incentivos general que los políticos de hoy en día, de todos los niveles del estado no sólo los puestos tales como presidente o jefe de gabinete están presentes. De todas formas yo no los llamaría «problemas» propiamente dichos o, si se los llama así que se aclare que esos problemas se originan por culpa precisamente de ellos, los gobernantes. El problema de información quizás si podría aceptarse que es ocasionado de una manera mas «natural» pero el de incentivos es una relación total con la corrupción, que creo que está presente en todos los regímenes de gobierno y me quedo con una frase que dijimos en clase que «la democracia no es la mejor forma de gobierno pero sí quizas, hasta hoy en día probada la menos mala o nociva»

  8. No debería de soprendernos la nota publicada en el diario La Nación donde se afirma que un funcionario designó a familiares y amigos en puestos políticos. Estamos acostumbrados a que los políticos hagan partícipes a sus allegados. Por lo tanto no creo que busquen el interés general de los ciudadanos, sino que persiguen sus intereses personales y económicos, y es por ello que fingen un interés por el bienestar general de la sociedad para reclutar votos y así mantenerse incesantemente en el poder.
    Sin embargo suele ocurrir que meses antes de llegadas las elecciones, los políticos persiguiendo su interés personal de ser reelegidos, realicen obras públicas (ya sea repavimentación de calles y avenidas, reparación de espacios verdes, etc), y que con estas obras se satisfaga el interés general de las personas. En este caso se persigue el «bien común» pero encubriendo un futuro beneficio propio que es el voto.

  9. Este articulo lo relaciono con lo que escuche en una charla política que asistí. El narrador (político actual) comentó un viejo dilema con el que se encuentran los políticos electos.
    Los políticos suelen prometer acciones (en el sentido mas amplio) durante sus campañas. Una vez electos e insertados en el sistema político se encuentran con información y datos que no poseían a la hora de prometer su accionar.
    En el caso de un ejemplo donde sirviéndose de estos nuevos datos y realidades, el cumplimiento de la acción prometida generaría graves consecuencias no beneficiosas para el país, ciudad o municipio, etc. su accionar se ve condicionado
    Se da un supuesto con dos opciones:
    1-realizar la acción que se había prometido aunque esto genere consecuencias no beneficiosas para la sociedad (quizás a largo plazo), pero cumple con su palabra y mantiene su imagen política (beneficio personal) .
    2- no realizar la acción, disminuyendo su imagen política y no cumpliendo con lo prometido, pero en beneficio real de la Nación.
    Un gran dilema entre el beneficio personal del político o el beneficio general de la sociedad.
    Y ahora, incluso si el político opta correctamente por el beneficio de la sociedad, en muchos casos (siempre dependiendo de la jerarquía del puesto y de la medida) podría significar el fin de su carrera política. Irónico.

  10. Este tema me interesó desde el primer momento. Por ello preferí dejar el comentario para este día. Sin dudas las mayoría coincidió en que los politicos argentinos persiguen sus propios intereses. Lo cierto es que efectivamente la mayoría haría lo mismo. Por ello la respuesta a la pregunta que surgió en clase sin dudas sería que si, las personas se rigen por sus impulsos y por tanto en el desempeño de las funciones públicas van a seguir haciendo lo mismo.
    En este comentario yo digo que a pesar que la mayoria de los politicos argentinos siguió esta suerte de «regla», lo cierto es que existen muchas personas capaces de no perseguir sus propios interes. Gandi es un ejemplo, si bien lucho por un motivo cuando asumió funciones con poder nunca se llenó de plata pese a que todos proponían que ello fuese asi. Incluso en el filme rodado se puede observar dichas conductas pese a que se lo trata de no hacer tan impoluto.

  11. En este punto, adhiero a lo expresado por un famoso anarquista, como lo es Kropotkin, quien consideraba que “todos los individuos, desde el punto de vista individual, actúan motivados por sus propios intereses”. Aplicando lo dicho a nuestro tema, sostengo que los políticos tienen como principal objetivo ganar las elecciones y así llegar al poder. Aunque, como consecuencia de ello, se derive que también persiga el interés general, puesto que deberá cumplir con lo que la sociedad quiere para poder llegar a dicha posición.
    Considero que desde esta perspectiva existe un mecanismo similar a la “mano invisible” en el mercado, que guía las acciones de los políticos a contribuir a los fines que persiguen los ciudadanos.

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