Con los alumnos de Public Choice vimos a Gordon Tullock en un artículo donde se pregunta por qué crece el estado. Analiza distintas teorías:
“En primer lugar, se suele creer que de un modo u otro la democracia lleva al desarrollo del gobierno porque los políticos estiman que los gastos son una buena manera de comprar votos. Desde el punto de vista teórico, siempre me ha parecido que esto es un poco difícil de entender, porque parecería que la reducción de los impuestos sería una mejor forma de obtener votos. Sea como fuere, resulta claro que hasta 1930 los políticos no estaban haciendo esto en gran escala.
Puesto que es evidente que los Estados Unidos eran tan democraticos (y sus políticos tan interesados en los sobornos) antes de 1930 como lo fueron después, parecería que hay que descartar esta teoría. A modo de digresión, tal vez debería decir que los gobiernos dictatoriales parecen desarrollarse tan rápido como los democráticos, lo cual también plantea cuestiones acerca de esta teoría en particular.
La segunda teoría, que goza de gran popularidad y que no es coherente con esta serie, es la rachet theory, que sostiene simplemente que cada vez que el gobierno se desarrolla de manera muy acentuada a través de una guerra o, posiblemente, una gran depresión, la disminución de los gastos después de la guerra no es suficiente como para hacer que el nivel básico de gastos retorne a lo normal. Como es obvio, esto no constituye una explicación del largo período de estabilidad a pesar de algunas crisis muy grandes que implicaron importantes aumentos en los gastos gubernamentales. El gobierno sólo mostró signos de desarrollo después de 1930. Incluso entonces, aunque después de la segunda guerra mundial los desembolsos gubernamentales fueron mayores de lo que habían sido antes, y después de la guerra de Corea, mayores que en 1949, la curva ascendente básica no parece haber sido muy afectada por estas dos rachets. Esto continuó después de 1953.
Otra teoría, propuesta a fines del siglo xix por un economista alemán y denominada «ley de Wagner» en su nombre, dice simplemente que la sociedad moderna, la industrialización, la urbanización, etcétera, provocan el desarrollo del gobierno. Si pudiera explicarse así el desarrollo del gobierno alemán en la década de » 1880, habría que deducir a partir de esas cifras que los Estados Unidos en la década de 1920 estaban menos industrializados, adelantados, etc., que Alemania en la de 1880, lo cual es evidentemente absurdo. Y así, nuevamente, tenemos una teoría ampliamente difundida a la que contradicen los datos disponibles. La última teoría general es la de la enfermedad de Baumol. Baumol ha señalado, o por lo menos ha supuesto, que el gobierno es esencialmente una industria de servicios, y que es difícil lograr eficiencia en esas áreas. La mejora de la eficiencia en el resto de la economía significa que los salarios se elevan y que la demanda general de todos los bienes, incluso los del gobierno, crece de tal modo que los gastos de éste aumentan más rápidamente que los del sector privado.”
Luego propone otras: el crecimiento del servicio civil en el estado, Keynes y Bismark. Aquí sobre estos dos últimos:
La segunda posibilidad es lo que podríamos llamar una hipótesis keynesiana, y es que durante el florecimiento de la economía keynesiana, aproximadamente desde 1937 hasta, quizás, unos diez años atrás, el desarrollo gubernamental se vio favorecido por varias corrientes intelectuales. Claro que el problema es que Keynes no estaba particularmente a favor del desarrollo del gobierno. Discutió la necesidad de financiar el déficit en ciertas circunstancias, de ahí el libro Déficits, de Buchanan, Rowley y Tollison, pero no apremió de manera específica a los gobiernos más importantes.
Por supuesto, podría decirse que Keynes, de hecho, sugirió que las varias expansiones experimentadas por el gobierno eran un modo de producir déficit, pero no era éste el tema principal de su argumentación. Sea como fuere, no era más que un estudiante cuando comenzó el desarrollo de Inglaterra (fig. 2).
Una tercera explicación posible es la introducción del impuesto a los réditos en 1914, lo cual supone una demora bastante considerable aunque, por cierto, es posible. Sin embargo, hay una dificultad básica, y es que el desarrollo gubernamental en otros países no puede atribuirse a nuestro régimen impositivo. Más aun, algunos de ellos implementaron muy poco el impuesto a los réditos.
Durante las presentaciones previas de este trabajo, algunos sugirieron que un factor causal podía haber sido el abandono del patrón oro. En los Estados Unidos ocurre mucho más tarde, con la administración Nixon. En otros países se plantea el mismo problema temporal.
La última explicación posible, y que asimismo sólo puede ser puesta a prueba considerando otros países, es el bismarckismo. El príncipe de Bismarck fue el inventor del estado benefactor en Ale-mania, y de allí se extendió a otros países. Desde el punto de vista de la prueba, Alemania es un país poco conveniente, ya que no existen estadísticas comparables durante un lapso suficientemente prolongado. El gobierno central apenas se formó en la década de 1870, y después sufrió cambios drásticos debido a la guerra, la revolución y el régimen nazi.
La tesis bismarckiana resulta particularmente adecuada para explicar el continuado crecimiento del gobierno, puesto que en su mayor parte se debe a transferencias, y no a un aumento estructural.”