El Institute of Economic Affairs de Londres presenta esta interesante conversación sobre la tecnología del “fracking” utilizada ahora en la industria petrolera y del gas, una innovación que ha cambiado el presente de la industria y el mundo de la energía:
“Los opositores del Fracking argumentan que siempre fue una mala idea, debido al cambio climático. Reducir las emisiones de carbono significa reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Entonces, desarrollar una nueva industria del gas es hacer lo contrario. Las encuestas han demostrado consistentemente que el fracking es impopular. Cuando tres activistas anti-fracking fueron liberados de la cárcel, fueron recibidos con aplausos. El público, dice el periódico The Guardian, se adelantó al gobierno al darse cuenta de que renunciar a esta industria tiene sentido.
Pero al reunirse el Gerente Digital de IEA, Darren Grimes, en el podcast de esta semana, con Natascha Engel, quien recientemente renunció a su cargo como gobierno del gobierno, Natascha argumenta que la necesidad de «hacer algo» con respecto al cambio climático empujará a los políticos a tomar malas decisiones, y casi seguro peor. En el pasado, la política apresurada nos ha llevado a conducir vehículos diesel ahora desacreditados. Estamos talando bosques tropicales para hacer espacio para que el aceite de palma proporcione biocombustible. Estamos quemando pellets de madera «renovables» que son significativamente más emisores de carbono que el carbón que desplazaron. Ahora, el gobierno, en respuesta a la presión ambiental, ha instituido una prohibición de facto del fracking.
La conversación en: https://livefromlordnorthstreet.podbean.com/e/is-fracking-compatible-with-a-fossil-free-future/
El conocimiento de cada detalle de lo que se decide a nivel político requiere dedicación e investigación. El cual es ajeno al público en general y, lamentablemente, también a los políticos. Los políticos están muy influenciados por la opinión de sus electores y esa opinión, que no ciencia, de sus electores muchas veces ha sido producto de gentes emocionalmente predispuestas a armar el caos donde no lo hay. El caso del fracking tiene mucho de esto. La solución es ilustrar al máximo a la opinión con argumentos científicos sobre los efectos negativos del fracking igual que sobre los positivos. Sin fracking Colombia, hablando solo de mi país, entraría a depender de importaciones que pesarían fuertemente sobre la economía nacional,disminuyendo la prosperidad a la que podemos aspirar. Algo muy similar se ve que ocurriría al Reino Unido, según lo plantea el podcast.
Cuando el público está en contra de un producto, lo castiga de la forma en que sabe hacerlo, deja de consumirlo.
Si la gente se encuentra en contra del fracking, la forma de combatirlo, es dejando de consumir el producto.
Si eso no ocurre, una hipótesis posible es que el precio competitivo de los productos y servicios donde interviene el producto del fracking, genera un incentivo mayor que la consciencia ambiental.
Es decir, la culpa es del consumidor, no del productor.