A 150 años: así comenzó una revolución en la economía. Menger y la teoría subjetiva del valor

Así comenzó la “revolución marginalista” en la economía. Con los alumnos de UCEMA, Escuela Austrica, vemos el libro de Carl Menger, Principios de Economía Política. Dice el autor en su capítulo III:

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“El valor de los bienes se fundamenta en la relación de los bienes con nuestras necesidades, no en los bienes mismos. Según varíen las circunstancias, puede modificarse también, aparecer o desaparecer el valor. Para los habitantes de un oasis, que disponen de un manantial que cubre completamente sus necesidades de agua, una cantidad de la misma no tiene ningún valor a pie de manantial.

Pero si, a consecuencia de un terremoto, el manantial disminuye de pronto su caudal, hasta el punto de que ya no pueden satisfacerse plenamente las necesidades de los habitantes del oasis y la satisfacción de una necesidad concreta depende de la disposición sobre una determinada cantidad, esta última adquiriría inmediatamente valor para cada uno de los habitantes. Ahora bien, este valor desaparecería apenas se restableciera la antigua situación y la fuente volviera a manar la misma cantidad que antes. Lo mismo ocurriría en el caso de que el número de habitantes del oasis se multiplican de tal forma que ya la cantidad de agua no bastara para satisfacer la necesidad de todos ellos. Este cambio, debido a la multiplicación del número de consumidores, podría incluso producirse con una cierta regularidad, por ejemplo, cuando numerosas caravanas hacen su acampada en este lugar.

Así pues, el valor no es algo inherente a los bienes, no es una cualidad intrínseca de los mismos, ni menos aún una cosa autónoma, independiente, asentada en sí misma. Es un juicio que se hacen los agentes económicos sobre la significación que tienen los bienes de que disponen para la conservación de su vida y de su bienestar y, por ende, no existe fuera del ámbito de su conciencia. Y así, es completamente erróneo llamar “valor” a un bien que tiene valor para los sujetos económicos, o hablar, como hacen los economistas políticos, de “valores”, como si se tratara de cosas reales e independientes, objetivando así el concepto. Lo único objetivo son las cosas o, respectivamente, las cantidades de cosas, y su valor es algo esencialmente distinto de ellas, es un juicio que se forman los hombres sobre la significación que tiene la posesión de las mismas para la conservación de su vida o, respectivamente, de su bienestar.

La objetivación del valor de los bienes, que es por su propia naturaleza totalmente subjetivo, ha contribuido en gran manera a crear mucha confusión en torno a los fundamentos de nuestra ciencia.”

Y luego ya se encarga de demoler la teoría del “valor trabajo”:

El valor que un bien tiene para un sujeto económico es igual a la significación de aquella necesidad para cuya satisfacción el individuo depende de la disposición del bien en cuestión. La cantidad de trabajo o de otros bienes de orden superior utilizados para la producción del bien cuyo valor analizamos no tiene ninguna conexión directa y necesaria con la magnitud de este valor. Un bien no económico, por ejemplo, una cantidad de madera en un gran bosque, no encierra ningún valor para los hombres por el hecho de que se hayan empleado en ella grandes cantidades de trabajo o de otros bienes económicos. Respecto del valor de un diamante, es indiferente que haya sido descubierto por puro azar o que se hayan empleado mil días de duros trabajos en un pozo diamantífero. Y así, en la vida práctica, nadie se pregunta por la historia del origen de un bien; para valorarlo sólo se tiene en cuenta el servicio que puede prestar o al que habría que renunciar caso de no tenerlo. Y así, no pocas veces, bienes en los que se ha empleado mucho trabajo no tienen ningún valor y otros en los que no se ha empleado ninguno lo tienen muy grande. Puede ocurrir también que tengan un mismo valor unos bienes para los que se ha requerido mucho esfuerzo y otros en los que el esfuerzo ha sido pequeño o nulo. Por consiguiente, las cantidades de trabajo o de otros medios de producción empleados para conseguir un bien no pueden ser el elemento decisivo para calcular su valor. Es indudable que la comparación del valor del producto con el valor de los medios de producción empleados para conseguirlo nos enseña si y hasta qué punto fue razonable es decir, económica, la producción del mismo. Con todo, esto sólo sirve para juzgar una actividad humana perteneciente al pasado. Pero respecto del valor mismo del producto, las cantidades de bienes empleados en conseguirlo no tienen ninguna influencia determinante ni necesaria ni inmediata.”

2 pensamientos en “A 150 años: así comenzó una revolución en la economía. Menger y la teoría subjetiva del valor

  1. En el capítulo III de “Principios de Economía Política” de Carl Menger, el autor se dedica a explicar los fundamentos detrás de la esencia y valoración de los bienes. Para Menger, el valor no es algo inherente a los bienes, no es una cualidad intrínseca de los mismos, ni menos aún una cosa autónoma, independiente, asentada en sí misma. El valor de los bienes es enteramente subjetivo y, a través de famosos ejemplos como el de los diamantes y el agua, queda ilustrada su teoría y fundamento. Lo único que considera objetivo son las cantidades de los bienes. Además, menciona que el valor de los bienes puede cambiar en cualquier momento aun para las mismas personas. Con estos postulados desarrollados con mayor profundidad en el capítulo, Menger deja atrás la teoría del valor trabajo y argumenta que lo único que importa para el valor de los bienes es su capacidad para satisfacer nuestras necesidades, porque de esto dependen nuestra vida y nuestro bienestar.

    Me pareció interesante la apreciación de Menger en como los seres humanos valoramos los distintos bienes y su separación de la teoría del valor trabajo. Resulta evidente que para los distintos agentes no importe cuanto trabajo o esfuerzo se asigne a la fabricación de bienes, sino cuanto satisface nuestras necesidades humanas. Asociado a esto, se deduce que los precios de los bienes no son determinados por los costos de producción más un margen de ganancia, sino que es a la inversa. El precio que el empresario espera obtener por la valoración subjetiva de los agentes en el mercado, es lo que lo lleva a producir ese bien con la menor cantidad de costos posibles. Los precios actúan como señales de donde producir y en cuantos costos se pueden incurrir; es fundamental una teoría subjetiva del valor para poder entender esto. Además, el autor menciona que “…lo que uno desprecia, o aprecia en poco, es deseado por otro. Lo que uno desecha otro lo busca. Puede observarse no raras veces que mientras un sujeto económico concede el mismo valor a una determinada cantidad de un bien que a una mayor de otro, hay personas que juzgan el valor de esta cantidad de forma exactamente opuesta.”. Esta cita me resulta fundamental para entender el proceso de mercado, ya que en el intercambio de bienes las transacciones se producen porque los agentes esperan obtener una mayor utilidad con esto. Para eso es necesaria una diferente valoración de los bienes entre las personas. Entiendo que si el valor fuera algo objetivo caeríamos en un juego de suma cero en el cual para que alguien se beneficie en el intercambio, implica que su contraparte se vea perjudicada, ya que lo que “valen” los bienes está determinado objetivamente de antemano. Por ende, la diferente valoración de los bienes es lo que permite que el intercambio sea beneficioso para ambos lados.

    PREGUNTAS:
    ¿Cuál es tu percepción del impacto que ha tenido la teoría del valor trabajo?
    ¿Crees que si Marx hubiera tenido una teoría de subjetiva del valor se hubiese escrito El Capital?
    ¿Qué opinión tiene sobre las obras de David Ricardo y Adam Smith?

  2. Resumen:
    En este capítulo de su libro “Principios de Economía Política”, Menger expone sus ideas en torno al fenómeno del valor. Su conclusión más importante es la comúnmente denominada “teoría de la utilidad marginal” para explicar el valor como un fenómeno subjetivo partiendo de las nociones (mas no de tales términos explícitamente) de utilidad y escasez, a saber, que el valor de un bien concreto o de una determinada cantidad parcial de la masa total de bienes de que dispone un sujeto económico es igual a la significación que para el mencionado sujeto tiene la satisfacción de las necesidades menos importantes que puede alcanzarse con aquella cantidad parcial y todavía no está asegurada por la cantidad total. Tal aseveración regiría tal cual para los bienes de primer orden (los bienes de consumo). Respecto a los bienes de órdenes superiores (los más alejados del consumo), su valor sería equivalente al valor previsible de los bienes de órdenes inferiores a cuya producción los destinan los individuos, previa deducción del valor de la correspondiente utilización del capital (o sea, la significación de aquellas otras satisfacciones de necesidades que, de no emplear el capital en tal empresa, tendrían que satisfacerse con la utilización económica de la totalidad de los bienes de orden superior que de hecho disponemos).

    Sorprendente:
    Me resultó brillante y sorprendente la meticulosidad del autor a la hora de desarrollar sus ideas. Cada término que define está detallado en demasía, pero no en vano, dado que recurre a ello a fin de dejar bien en claro aquello que pretende explicar. Así, logra que esos conceptos que expone y detalla profundamente, estén unos con los otros casi perfectamente interconectados, otorgándole, creo yo, considerable robustez a las conclusiones, anteriormente mencionadas, a las que arriba.
    En términos generales, ya conocía en cierta medida lo enunciado por él respecto al valor, por lo que no me llevé muchas más sorpresas. Como siempre menciono, me resulta curioso el hecho de que desde el inicio de la carrera de economía, si bien sí se menciona la idea de la utilidad marginal como la teoría para explicar el valor, una vez arranca el análisis de oferta y demanda a fin de explicar el surgimiento de los precios, se deja a un lado la idea de utilidad marginal como determinante del valor para los oferentes, reemplazándola por los costos de producción.

    3 preguntas al autor:
    1. ¿Podríamos decir que en definitiva su explicación del valor no es más que el uso del sentido común en torno al tema, pero expuesto, obviamente, en forma más rigurosa y detallada?
    2. Si el valor de los “medios de subsistencia” estaría entonces explicado, al igual que en el resto de los bienes económicos, por la utilidad marginal que cada individuo le asigna a los mismos, y no entonces por el factor trabajo, ¿Podríamos, por tanto, deducir que, dado que no es entonces el factor trabajo el que “agrega valor”, el concepto de plusvalía de Marx es insostenible?
    3. ¿Qué aspectos del mainstream actual en economía cree que chocarían con esta concepción mengeriana del valor?

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