Vemos con los alumnos de Eseade al Adam Smith del libro “Teoría de los Sentimientos Morales”, que parece ser diferente del autor de “La Riqueza de las Naciones”. Muchos han planteado una contradicción entre la visión que Smith tiene del ser humano en uno y otro texto. ¿De dónde salió este problema? ¿Es realmente así? Ya buscaremos aclarar este dilema.
Bueno, parece estar presente ya en el primer párrafo del primer capítulo de la Teoría. Dice así:
“Por más egoísta quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos de su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros de tal modo, que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla. De esta naturaleza es la lástima o compasión, emoción que experimentamos ante la miseria ajena, ya sea cuando la vemos o cuando se nos obliga a imaginarla de modo particularmente vívido. El que con frecuencia el dolor ajeno nos haga padecer, es un hecho demasiado obvio que no requiere comprobación; porque este sentimiento, al igual que todas las demás pasiones de la naturaleza humana, en modo alguno se limita a los virtuosos y humanos, aunque posiblemente sean éstos los que lo experimenten con la más exquisita sensibilidad. El mayor malhechor, el más endurecido transgresor de las leyes de la sociedad, no carece del todo de ese sentimiento.”
¿No es, acaso, Adam Smith quien nos habla de que las personas persiguen su interés personal, que no esperamos de la bondad del carnicero que éste tenga en su comercio la carne que necesitamos para nuestra comida de hoy? ¿Qué no apelamos a su bondad sino a su interés? Gran parte de la economía parece haberse quedado en estos aportes del autor y profundizado su visión del individuo egoísta denominado “maximizador de utilidad” y, en particular, de utilidad monetaria.
1) Resumen
Adam Smith en la sección I de su libro “Teoría de los sentimientos Morales” hace hincapié en los sentimientos que tenemos las personas los unos con los otros, en la búsqueda de empatía, en ponerse en el lugar del otro desde la imaginación, la simpatía. Juzgamos las emociones de los demás según la correspondencia que tengan con las nuestras, esto es, que cuando las emociones del otro coinciden con las nuestras, le damos mérito a su dolor o alegría, caso contrario las desaprobamos. Frente a temas triviales es indiferente que nuestras opiniones difieran, pero cuando se trata de problemas personales y sentimientos somos más susceptibles y buscamos la comprensión.
En “La Riqueza de las Naciones”, libro IV, capitulo 2, Adam Smith habla principalmente sobre los efectos de las regulaciones estatales en el comercio. Al restringir la importación de bienes extranjeros, mediante aranceles elevados o prohibiciones, se asegura en cierto grado un monopolio para la industria nacional que los produce. Esto estimula a la actividad, pero no significa que aumente el nivel de actividad de la sociedad ni que lo oriente en la dirección más conveniente.
Ninguna reglamentación del comercio es capaz de elevar la actividad de ninguna sociedad más allá de lo que permita su capital; sólo desvía una parte del mismo en una dirección que en otro caso no habría tomado.
Cada individuo se esfuerza por encontrar la inversión más beneficiosa para su capital y busca dirigir la actividad para que la producción alcance el máximo valor posible. Lo mueve su propio beneficio y no el de la sociedad. Sin embargo, esto naturalmente lo conduce a preferir la inversión que resulta más beneficiosa para la sociedad, una mano invisible los conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos. Al perseguir su interés frecuentemente fomentarán el de la sociedad.
2) Lo novedoso o sorprendente
Faceta más filosófica al hablar sobre los sentimientos y pasiones de las personas, cuando siempre lo he asociado a temas meramente económicos.
Además del concepto de mano invisible, destaco cómo Adam Smith juzga en cierta forma la intervención estatal en el comercio. Plantea que toda intervención del Estado para dictar a los ciudadanos cómo invertir sus capitales es inútil y/o perjudicial. Si la producción nacional puede llegar al mercado tan barata como la extranjera, la intervención es inútil. Si no puede hacerlo, será perjudicial. Nunca intentar hacer en casa lo que le costaría más hacer que comprar.
Sostiene que hay dos casos en los que resultará beneficioso imponer alguna carga sobre la actividad extranjera para estimular la nacional: cuando una actividad en concreto es necesaria para la defensa del país; y cuando se impone una tasa local sobre la producción nacional.
3) Tres preguntas
¿Cómo haría para eliminar la totalidad de impuestos a la exportación e importación que tiene hoy la Argentina?
¿Cree que la liberación del comercio en el país mejoraría la calidad de vida de los argentinos?
¿Qué opina sobre la intervención del gobierno para “corregir” los fallos del mercado? Ej. Coste sociales por contaminación.
En la Sección I de la Teoría de los sentimientos, Adam Smith explora el papel de la simpatía en la naturaleza humana y cómo ésta afecta las relaciones entre personas. Advierte que, a pesar de que el hombre puede ser considerado egoísta, existen elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los demás. Incluso cuando no obtiene ningún beneficio personal, la felicidad de los demás es necesaria para él mismo, al menos por el sólo hecho de obtener placer al presenciarla. Esta primera sección se centra en la importancia de la simpatía en nuestras vidas y cómo nos conecta con los demás, incluso cuando somos egoístas por naturaleza.
Innovador: el concepto de condolencia (fellow feeling), a través de la cual, podemos sentir lo que el otro siente; y cómo nuestra imaginación y empatía nos conectan con las experiencias de los otros. Y también el concepto de simpatía, despojado de connotaciones positivas o negativas, sino dotado de “interés por toda pasión cualquiera que sea”.
1. ¿Al imaginarse uno el sentimiento del otro, no podría caer en prejuicios (subjetivos)?
2. ¿Qué piensa acerca de la diferencia entre emociones y sentimientos?
3. ¿Qué papel juega la simpatía en la economía?
Según Smith, las personas tienen una tendencia natural a preocuparse por el bienestar de los demás sin otra razón que el placer que uno obtiene al verlos felices.
Hace una distinción entre el virtuoso y humano: aquel individuo que padece por el dolor ajeno; y el mayor malhechor que es el que transgrede las leyes de la sociedad y argumenta que no carece del todo del sentimiento de compasión.
Solamente nos es posible hacernos cargo concibiendo lo que nosotros sentiríamos en una situación semejante. El problema es que nuestra imaginación tan sólo reproduce las impresiones de nuestros propios sentidos, no las ajenas.
Mas no son sólo estas circunstancias, incitadoras al dolor y al sufrimiento, las que provocan nuestra condolencia. Cualquiera que sea la pasión que proceda de un objeto, en la persona primariamente inquietada, brota una emoción análoga en el pecho de todo atento espectador con sólo pensar en la situación de aquéllas.
Define a la simpatía como nuestro común interés por toda pasión cualquiera que sea, o bien como la simple percepción de alguna emoción en otra persona.
Existen pasiones cuya expresión despertará simpatía, como así también otras pasiones que no provocarán ninguna clase de ella, sino que, antes de enterarnos de qué las ocasiona, más bien sirven para provocar en nosotros aversión hacia ellas.
En ocasiones sentimos por otro una pasión de la que él mismo parece totalmente incapaz, porque, al ponernos en su lugar, esa pasión que brota en nuestro pecho se origina en la imaginación, aun cuando en la realidad no acontezca lo mismo en el suyo.
De todas las calamidades a que la condición moral expone al género humano, la pérdida de la razón se presenta con mucho como la más terrible. Pero el infeliz que la padece, ríe y canta quizá, y es del todo insensible a su propia miseria. Pero el infeliz que la padece, ríe y canta quizá, y es del todo insensible a su propia miseria. La compasión en el espectador deberá necesariamente, y del todo, surgir de la consideración de lo que él en persona sentiría viéndose reducido a la misma triste situación.
El hombre se regocija en cuanto advierte que los otros hacen suyas sus propias pasiones, porque así se confirma en esa ayuda; pero se aflige en cuanto advierte lo contrario, porque ve afirmada su oposición.
Las personas sienten placer por la presencia de «otros» con las mismas emociones de uno mismo, y disgusto en presencia de aquellos con emociones «contrarias».
Es más probable que los demás se ayuden a sí mismos si se encuentran en un estado emocional similar.
Smith señala además que las personas obtienen más placer de la simpatía mutua de las emociones negativas que de las positivas; nos sentimos más ansiosos por comunicar a nuestros amigos nuestras emociones negativas. Por último, argumenta que la aprobación o desaprobación de los sentimientos de los demás está completamente determinada por si simpatizamos o no simpatizamos con sus emociones. Si simpatizamos con los sentimientos del otro, juzgamos que sus sentimientos son justos, y si no simpatizamos, juzgamos que sus sentimientos son injustos.
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Sorprende que en el año 1700 se haya comenzado a hablar de la importancia de las relaciones humanas. Asimismo, me llamó la atención que Smith, considerado como el padre de la economía, se explaye sobre temas de conducta y psicología social, y como el trasfondo de sus teorías tratan de explicar cómo los individuos, que no dejan de estar interesados en sí mismos, desarrollan la habilidad de “leer” las emociones y empatizar con el contexto de otras personas.
1) En el hipotético caso que un individuo engañe a otro utilizando sentimientos y pasiones ficticias a fin de simular cierto grado de empatía para con el prójimo, ¿considera que el hecho de mentir justifica los medios para alcanzar el bien perseguido?
2) Previo a que una empresa lance un nuevo producto al mercado, los especialistas de marketing piensan en cómo satisfacer necesidades tratando de situarse en el lugar de los consumidores para identificarlas; ¿considera que esta afirmación guarda relación con lo expuesto a lo largo del capítulo?
3) ¿Cómo cree que funcionará la economía de un país si despojamos al ser humano de su costado egoísta? ¿Sería una utopía?
1- En la «Teoría de los Sentimientos Morales», Adam Smith establece una conexión entre la simpatía y el sentido de propiedad. Según Smith, el sentido de propiedad no se limita solo a la posesión de bienes materiales, sino que también abarca la propiedad de uno mismo, es decir, el control y la autonomía sobre uno mismo.
Smith sostiene que el sentido de propiedad se basa en nuestra capacidad de simpatizar y ponerse en el lugar de los demás. A través de la simpatía, podemos entender las emociones y perspectivas de los demás, lo que nos lleva a respetar sus derechos y propiedades. La simpatía nos permite reconocer que los demás también tienen un sentido de propiedad sobre sus posesiones y sobre sí mismos.
Cuando sentimos simpatía por los demás, nos volvemos conscientes de que nuestras acciones pueden afectar su bienestar y sus propiedades. Esto nos lleva a respetar los derechos de propiedad de los demás y a actuar de manera moralmente responsable.
2- Lo novedoso o sorprendente de esta sección es la idea de que el sentido de la propiedad está enraizado en la empatía y la capacidad de comprender las emociones y perspectivas de los demás. Smith argumenta que este sentido de propiedad nos lleva a respetar los derechos de los demás y a buscar la aprobación y el reconocimiento social. Esta conexión entre el sentido de la propiedad y la moralidad destaca la importancia de la empatía y la consideración hacia los demás en la vida social y económica.
3- Tres preguntas que se podrían hacer al autor:
a) ¿Considera que el sentido de la propiedad puede variar en diferentes culturas o sociedades?
b) ¿Cual es el punto de quiebre en donde el sentido de propiedad se convierte en derechos de propiedad?
c) ¿Cómo se relaciona el sentido de la propiedad con la desigualdad económica?
1- En el capítulo 2 del Libro IV de «La Riqueza de las Naciones» de Adam Smith, se aborda el tema de las restricciones a la importación de bienes que pueden ser producidos internamente. Smith argumenta que, aunque la producción nacional puede ser más costosa en algunos casos, no se debe imponer prohibiciones a las importaciones, ya que esto limitaría la competencia y restringiría el beneficio general. Sostiene que el comercio internacional basado en la ventaja comparativa permite a los países especializarse en lo que producen mejor y más eficientemente. Smith también señala que la protección a la industria nacional conduce a mayores precios para los consumidores y fomenta la mediocridad en la producción.
2- Lo novedoso o sorprendente en este capítulo es la defensa apasionada de Adam Smith hacia el libre comercio y su rechazo a las restricciones a la importación. En un momento en que muchas naciones aplicaban políticas proteccionistas, Smith argumenta que la competencia internacional y el libre intercambio son beneficiosos tanto para los consumidores como para los productores. Su enfoque basado en la ventaja comparativa y la especialización económica resultó revolucionario en su época y sigue siendo relevante hoy en día.
3- Tres preguntas que se podrían hacer al autor:
a) ¿Cómo debería abordarse el tema de las desigualdades económicas entre países en el contexto del comercio internacional basado en la ventaja comparativa?
b) ¿Considera que existen circunstancias en las que las restricciones a la importación podrían ser justificadas, como la preservación de empleos locales?
c) En su opinión, ¿cómo pueden los gobiernos equilibrar la promoción del libre comercio con la necesidad de proteger ciertos sectores económicos o industrias emergentes en sus propios países?
Resumen:
Smith sostiene que el sentido de la propiedad surge de dos principios básicos de la naturaleza humana: la simpatía y la imaginación. La simpatía es la capacidad de los seres humanos para ponerse en el lugar de los demás y entender sus sentimientos y perspectivas. La imaginación, por otro lado, les permite proyectarse en el futuro y anticipar las consecuencias de sus acciones.
El sentido de la propiedad se desarrolla a través de la experiencia y la interacción social. Smith argumenta que, a medida que las personas interactúan con los demás y observan cómo otros valoran y protegen sus posesiones, aprenden a apreciar y cuidar sus propias propiedades. A través de la simpatía y la imaginación, las personas pueden percibir cómo serían afectadas por la pérdida o daño de sus posesiones, lo que aumenta su sentido de responsabilidad y cuidado hacia ellas.
Este sentido de propiedad no se limita solo a bienes materiales, sino que también se aplica a las opiniones, reputación y logros personales. Smith sostiene que el sentido de propiedad es esencial para la estabilidad social y económica, ya que promueve la cooperación y la protección de los intereses individuales y comunes.
Lo novedoso o sorprendente para mi:
Adam Smith explora cómo el sentido de la propiedad surge de la simpatía y la imaginación en los seres humanos. Destaca cómo este sentido de propiedad influye en la forma en que las personas valoran y protegen sus posesiones y cómo esto afecta sus interacciones sociales y económicas. El desarrollo de este sentido es fundamental para el funcionamiento de la sociedad y la economía, promoviendo la cooperación y la estabilidad en la comunidad.
Tres preguntas al autor:
¿Cómo ve usted la relación entre la simpatía y el desarrollo del sentido de la propiedad en los seres humanos?
¿Cuál considera que es el papel clave de la simpatía en la formación de este sentido en la sociedad?
¿Cómo cree usted que este sentido de propiedad influye en la toma de decisiones económicas y en la organización de la actividad económica en una sociedad?