Tal vez uno de los ejemplos más evidentes de fracaso de las regulaciones estatales, donde predominan los criterios políticos sobre los económicos, sea el caso del agua. El precio “político” del agua termina promoviendo su despilfarro, como veremos, tanto en el sur, como en el norte.
En un podcast reciente de EconTalk, Russ Roberts conversa con David Zetland, profesor de la Universidad de Leiden en Holanda: http://www.econtalk.org/archives/2015/03/david_zetland_o.html
Abre la conversación con lo que los alumnos de Derecho pensarán que es el tema central, el “derecho al agua”:
“Russ: Nuestro tema hoy es el agua, la materia de la vida, y lo que la economía tiene que decir al respecto. Estaremos hablando de su nuevo libro, “Living with Water Scarcity”, disponible gratis en Internet. Mucha gente sostiene que el agua es un derecho, una necesidad, y nadie debería pagar por ella. ¿Qué responde a ello?
Zetland: Hay tres respuestas. La primera es que el agua puede que sea un derecho, pero llevar el agua hasta tu casa o tu canilla o tu campo si eres campesino, va a costar algo en términos de energía, infraestructura y otras cosas. Segundo, si el agua es un derecho –y, por ejemplo, si la vas a dar gratis- entonces la gente va a usar mucha agua en base a ese precio. Y eso puede generar un problema de escasez porque la demanda es mayor que la oferta. Tercero, lo que surge en las discusiones sobre el agua como un derecho humano es que tan sólo que lo hagas un derecho no significa que el gobierno vaya a entregarte el agua. Parece una falacia que desvía la atención, porque la gente se distrae con leyes y derechos en lugar de temas más importantes como la de un régimen sobre el manejo del agua.”
Daniel Shapiro comenta sobre el tema en el blog “Bleeding Heart Libertarians”: http://bleedingheartlibertarians.com/2015/04/pricing-water/
“Es una práctica muy común poner un precio más bajo –a veces mucho más bajo- que su precio de mercado, lo que significa, por supuesto, que la demanda excede a la oferta. Las consecuencias de esto en los países rico como los Estados Unidos incluyen daño ambiental –en parte de California los acuíferos se están vaciando en forma insostenible, también río y lagos enteros, fomento de la urbanización ya que las nuevas comunidades no pagan el costo de su demanda adicional.
Lo que encontré más sorprendente fueron las consecuencias para los países más pobres, donde el subsidio al agua es más pronunciado. Dice Zetland: ‘Una situación típica en la India, por ejemplo, es que el precio es muy bajo. Entonces, no hay ganancias para la empresa. Proveerán agua solamente al centro urbano, no a la periferia o los barrios marginales. Y además la proveen durante ciertas horas del día. Es un escenario típico de país pobre. Lo que sucede entonces es que la gente tendrá que conseguir agua de tanques cisterna, bombear todo lo que encuentren. Esto tiende a generar presión negativa, hace fluir los derrames de las cloacas, si es que éstas existen. Entonces tienen contaminación y todo tipo de problemas en la oferta. Y esto tiene directamente que ver con un gobierno que pone un precio fijo sobre el agua porque creen que es la forma adecuada de ayudar a los pobres.”
“Los controles de precios a menudo dañan a la misma gente que se quiere ayudar. Algo que aprendí de este podcast es que los controles de precios sobre el agua son una de las formas más perniciosas de control, particularmente en países pobres. O, para ponerlo en forma más positiva, un precio adecuado del agua es una reforma que traería enormes beneficios a la gente más vulnerable del planeta.”
Ryan McMaken comenta sobre el problema en California y la influencia del ‘lobby’ agrícola: http://mises.org/library/drought-and-failure-big-government-california
“El gobernador de California, Jerry Brown, anunció que los ciudadanos y pequeños negocios –entre otros- verán restringido su uso de agua, que será monitoreado y sujeto a duras penas si los agentes estatales determinan que se ha utilizado mucha agua. Notablemente ausente de esta lista de aquellos sujetos a restricciones están los mayores usuarios de agua: los granjeros.
La agricultura es el 80% del consumo de agua del estado, pero 2% de su economía. Para ponerlo más claro: bajo el nuevo plan de agua de Jerry Brown, se puede usar un galón de agua subsidiada para producir una sola almendra en el desierto, pero si te das una ducha muy larga debes prepararte para una multa de 500 dólares por día.”
Pienso que la regulación que hace el Estado de algunos servicios públicos como el agua suele ser a veces desmedida y desproporcionada y ésto es producto de políticas en las que supuestamente se busca el llamado » bien común» pero en realidad no lo es tal. Pienso que muchas veces las políticas públicas y los políticos en general buscan su beneficio personal abusando de bienes que en la sociedad se reputan escasos y que permiten la subsistencia de la sociedad. No se les da la dimensión verdadera que ellas tienen ,o más bien , se dice que es en beneficio de los pobres dichas políticas cuando en verdad es todo lo contrario , perjudican a los pobres en beneficio de las empresas o de las grandes corporaciones. Creo que es muy común éste tipo de acciones en aquellos estados en los cuales hay una fuerte intervención del estado en la manipulación de éstos derechos y ello no debería ser así porque son recursos que le pertenecen a todos y es injusto que un gobierno determine a quien proveérselos más o a quien menos.
A su vez también me parece un disparate restringir el uso del agua para cada individuo , cuando se le otorga a los agricultores la potestad de usar mucho mas agua subsidiada sin costo alguno. Lo único que hacen con ésta determinación es perjudicar a los más débiles extendiendo la brecha cada vez más y generando un Estado cada vez más injusto. También creo que debe haber una ley suprema que regule éstos recursos escasos para todos los habitantes y que no quede a libre discrecionalidad de un gobierno.
Opino que con respecto a la utilización del agua corriente nos encontramos en un extremo que no es para nada positivo. Si bien consideró que tener agua corriente es un derecho la pregunta es: ¿Hasta donde la utilización indiscriminada y sin límites de este derecho no nos van a perjudicar en la futura percepción de este derecho por las generaciones futuras?. En nuestro país, por ejemplo, un 70% del agua corriente se destina a la agricultura y de esta menos del 30% es aprovechada por los cultivos, un desperdicio notable. A mi entender, la única solcuion para que todos tomemos consciencia del uso del agua es aumentar el precio del servicio de agua. Creo que de esta única manera todos vamos a cuidar el consumo de agua. Y por supuesto las empresas proveedoras de agua al tener más ganancias van a poder invertir en tantos lugares de Argentina que aún hoy tienen que seguir sacando agua de un pozo manualmente.
Que el agua es un recurso escaso y que pese a esto, su uso desmedido e irresponsable en vez de reducirse se acrecienta diariamente, no es secreto. He escuchado que se pronostica, inclusive, una futura guerra azul o líquida; metáfora que alude a los evidentes conflictos bélicos que pueden vaticinarse ante la inevitable disminución de disponibilidad de agua potable en el mundo. Recurso que, irónicamente, es vital pero aún así no es beneficiario de los cuidados que debería.
Coincido plenamente en los terribles hábitos que, me incluyo, adquirimos respecto de este valioso recurso. Y también coincido que esta situación, en gran parte, se debe al bajísimo precio con el que el mismo es ofrecido en el mercado, entre otras cuestiones como falta de educación ambiental y regulaciones más estrictas frente al despilfarro. Recuerdo claramente, como en Argentina, hace unos años se restringieron los subsidios sobre la energía eléctrica, lo que provocó una especie de paranoia generalizada ante el escalamiento de los precios de la luz. Instantáneamente todos eramos ecologistas, apagábamos luces por doquier, desenchufábamos electrodomésticos y si era necesario no usábamos elementos que consumieran gran cantidad de energía eléctrica. Cuando nos tocaron el bolsillo, ahí es que tomamos conciencia del uso desmedido de tal recurso. Y sin embargo, respecto del agua seguimos igual de ignorantes.
Me parecen fundamentales las regulaciones respecto de este recurso, que por el simple hecho de etiquetarlo dentro del catálogo de derechos humanos, no implica su distribución gratuita. Actualizar y adecuar el precio del agua al real, podría ser un primer paso hacia la concientización del irresponsable e irracional uso que efectuamos de ella. Una vez captada la atención de los consumidores, afectando sus patrimonios con un aumento de las tarifas, tal vez de esa manera se pueda colaborar con la causa.
Se debe tener en cuenta que ni todos los derechos son absolutos ni operativos. El simple hecho de tener un derecho no implica que el Estado deba obligatoriamente brindármelo. Muchos derechos son programáticos y requieren reglamentaciones en su prestación. El derecho al agua podría ser uno de ellos, tomando en cuenta que la limitación de los derechos según las circunstancias, posibilidades, políticas integrales y demás cuestiones que deben ser consideradas, no implica violación de ellos.
Si bien reconozco que el agua es un recurso que por ser natural pertenece a la totalidad de la población mundial sin hacer distinciones, considero que por ser esta un recurso no renovable, en su precio debe verse reflejada esta característica, es decir que debería tener un precio no tan bajo porque el costo que se paga por su uso no responsable es muy alto.
Lamentablemente en la sociedad en que vivimos el bajo porcentaje de personas que realmente toman conciencia del daño que hace el uso indiscriminado de un recurso no renovable y tan importante para la vida, como lo es el agua, lleva a que el Estado deba ejercer un mayor control y su regulación debería ser más restrictiva.
Me gusto el articulo relacionado con lo visto en clase y es un caso patente de fracaso en la regulación estatal. Después de la lectura del artículo me quedo con la frase de que hagas el agua un derecho no significa que el gobierno vaya a entregarla y el acertado ejemplo práctico final.
El caso del agua es uno de tantos que demuestra la necesidad de una intervención estatal, pero de una manera extremadamente cautelosa.
El problema con el que lidia la Argentina hoy en día es que, mientras el resto del mundo empieza a darse cuenta del valor que tiene el agua, y avanza en su regulación, en nuestro pais el agua no se valora, suponiendo que es un bien que poseemos en exceso, y al mismo tiempo haciendo la vista gorda al hecho de que una gran porcion de los habitantes no tienen acceso a aquello que otros tantos damos por sentado.
Es cierto, y en ese sentido esta nota sirve para abrir los ojos, que los controles de precios pueden terminar perjudicando a quienes mas necesitan el agua: los ricos no tendrán problema en pagar el agua y la utilizarán en exceso, y los ingresos de las compañias prestadoras no serán suficientes para modernizar y perfeccionar sus metodos de extracción. Al mismo tiempo, el ejemplo de California demuestra un control gubernamental que flaquea en cuanto a la forma de distribuir el agua.
Todo ello no quita que en el asunto del agua (al igual que, por ejemplo, en materia energética) es imperativa la existencia de un estado presente, que sirva de apoyo para las empresas (sean estatales o privadas) encargadas de la distribución del agua, y vele porque este bien llegue a todos, puesto que el agua efectivamente es un derecho, pero que tiene su precio, al igual que la educación y el acceso a la salud, solventados mediante impuestos.
Pienso que una de las alternativas seria cobrar por el consumo que cada uno hace el agua, asi como pagamos de luz o de gas lo que consumimos y por ello tratamos de regular el consumo hogareño, teniendo en cuenta que cuanto más consumimos más deberemos pagar. No se si la gente toma tanta conciencia de la importancia de ahorrar energia o de no desperdiciar el agua o si les interesa, es demasiado excesivo el uso y derroche que hace la gente de este recurso y eso lo veo todo el tiempo..Pero tal vez al tener que limitar el consumo para no tener que pagar altos numeros por el servicio seria la unica manera en que cada uno, desde su casa comenzara a cuidarla.
A raiz de esto las empresas proveedora del servicio obtendrian mayores ganancias que deberian utilizar para que ya no exista mas esto de que mientras algunos limpiamos las veredas o regamos las plantas con agua potable en otro punto del pais existe gente que ni siquiera tiene el servicio, lo ideal seria que las empresas puedan y quieran brindar un servicio mas igualitario.
Este tema del agua barata y derrochada es aplicable a varios servicios acá en Argentina. Así como con el agua, también con la electricidad y el gas, se han tenido por años tarifas subsidiadas que producen un uso no sustentable de los recursos, no tanto porque estos sean no renovables sino porque lo que no se sostiene es la presión del consumo sobre la infraestructura de producción y distribución, ocasionando problemas en el suministro cuando no directamente interrupción del servicio. En otro aspecto, también se replica en nuestro país el ejemplo de lo que pasa en la India con el agua: encargados de edificios que charlan en la vereda mientras dejan correr el agua – para usar el ejemplo más común aunque hay muchos-, mientras que en otras zonas de la misma Buenos Aires, los habitantes tienen que ducharse de noche tarde para tener suficiente fluido, como la consecuencia leve. En el otro extremo de las consecuencias dañosas están los barrios que todavía no tienen agua corriente. También sucede así con el gas: las piletas de natación de las casas con agua templada, mientras el costo de la garrafa es muy alto para las personas que no acceden a gas de red. Todos los comentarios anteriores parten del reconocimiento del derecho al agua. Ahora me pregunto: qué derecho tenemos a derrochar aquello a lo que todos tienen derecho?
Primero, fueron los hombres y las mujeres. Después, fue el Estado.
Antes de que fuera el Estado, hombres y mujeres podían, con los frutos de la Naturaleza, satisfacer todas sus necesidades vitales.
Antes de que fuera el Estado, hombres y mujeres podían, con las fuentes de agua, satisfacer toda su necesidad de agua.
Después, fue el Estado.
Y no fue una imposición de la Naturaleza. Fue una creación de esos hombres y esas mujeres.
Y esos hombres y esas mujeres no crearon al Estado para que éste se apropiara de los frutos de la naturaleza, imposibilitando que ellos satisficieran todas sus necesidades vitales.
Y esos hombres y esas mujeres no crearon al Estado para que éste se apropiara del agua, imposibilitando que ellos satisficieran su necesidad de agua.
Esos hombres y esas mujeres crearon al Estado, justamente, para que todos los hombres y todas las mujeres pudieran, como mínimo, satisfacer todas esas necesidades.
Esos hombres y esas mujeres crearon al Estado, justamente, para que hombres y mujeres no imposibilitaren que otros hombres y mujeres satisficieran esas necesidades, ni hablar del Estado mismo; para que todo hombre y toda mujer pudiere, incluso en aquellos casos en los cuales la Naturaleza no lo hacía efectivamente, satisfacer, como mínimo, sus necesidades vitales, satisfacer su necesidad de agua.
El derecho al agua debe estar garantizado, por su relación directa con el derecho a la vida: Ningún hombre ni ninguna mujer podría vivir más que unas pocas horas sin agua.
El Estado no puede apropiarse del agua, afectando ese derecho. Ni hablemos de someter la satisfacción de ese derecho al capricho de los privados.
El Estado debe garantizar ese derecho. El Estado debe construir la infraestructura necesaria para garantizar ese derecho (los impuestos no son una donación gratuita al Estado: éste debe reinvertirlos en pos del interés común). Y si debe subsidiar el agua, que la subsidie. No estamos hablando de un subsidio a un producto de lujo (que, increíblemente, existen).
De la ineficacia de las regulaciones específicas, no se deriva la inutilidad de las regulaciones en general. Se deriva, como mucho, la ineptitud de los reguladores específicos.
El desaprovechamiento del agua por parte de los ciudadanos no revela la necesidad de su desregulación. Revela, sí, una problemática sociocultural. Problemática sociocultural que debe ser enfrentada a través de políticas socioculturales, no de medidas extrañas al objeto del problema en sí.
De la negligencia, y de la corrupción, de gobiernos intervencionistas puntuales intenta deducirse una negligencia, y una corrupción, ínsita al intervencionismo. Como si los gobiernos no intervencionistas de la Historia hubieran sido reconocidos por su diligencia, o por sus valores ético-morales…
Suecia, y, en general, todos los países escandinavos, y otros del norte de Europa, se caracteriza por el alto grado de intervencionismo estatal. Y no hay índice en el que no aplaste a las principales potencias capitalistas del mundo.
Muchas personas consideran al agua como un derecho y no como una mercancía. Viéndolo objetivamente, lo mencionado anteriormente, considero que es así, dado que sin agua el ser humano no puede subsistir, es un elemento esencial para la vida humana, para la salud básica, así como para la producción de alimentos y para la realización de actividades económicas.
El agua potable insuficiente e inadecuada, representa un problema respecto a la salud de la población mundial dado que conlleva a enfermedades.
Por otro lado hay que tener en cuenta que es un recurso finito, y cada vez hay más consumo del mismo. Si continúa la tendencia actual, en los próximos años, los seres humanos utilizarán más de agua que en la actualidad; y hay que tener en cuenta que la población mundial cada vez es más grande.
Es menester dejar en claro, que el hecho de acceder al agua no puede significar su consumo desmedido, su despilfarro. Por lo que concuerdo con Zetland el cual preceptúa «…el agua puede que sea un derecho, pero llevar el agua hasta tu casa o tu canilla o tu campo si eres campesino va a costar algo en términos de energía, infraestructura y otras cosas». «si el agua es un derecho –y, por ejemplo, si la vas a dar gratis- entonces la gente va a usar mucha agua en base a ese precio. Y eso puede generar un problema de escasez porque la demanda es mayor que la oferta».
Por último ademas de controlar los precios, que están bajos. Considero que es más importante crear conciencia, brindar información sobre la importancia del agua, y dejar sentado que es un recurso finito, que hay que cuidarlo. Porque aquí el fin de la política, es reducir el consumo desmedido, no cobrar altos impuestos.
No debemos perder de vista que el agua es un bien escaso. Por mas de que abramos la canilla (Por lo menos en capital) y podamos dejar correr el agua sin que nos apliquen multas, o lavar la vereda empujando las hojas con el chorro de la manguera, eso no significa que el agua no se vaya a terminar en algún momento. Hay partes del mundo en las que el agua se corta en ciertos momentos del día, o que el agua sale controlada por 5 minutos. Si el objetivo del estado es fijar precios bajos para que todos, y teniendo en cuenta la gente con mas bajos recursos pueda tener acceso al agua creo que están equivocados. Justamente hablamos del los precios cuidados en clase el dia jueves y terminamos concluyendo que el mas perjudicado termina siendo el consumidor. En este caso creo que emparentandolo con ese tema, nuevamente los » consumidores» de agua son los nos perjudicamos o perjudicaremos. Hay zonas de la Argentina donde no hay agua corriente y tienen que caminar kilómetros para tener acceso. No seria mejor que el precios sea un poco mas alto para poder financian la extensión de la red de agua para que verdaderamente todos tengan acceso a esto?
Ademas generaría conciencia en el uso del agua ya que existe una tendencia al derroche. Tenemos que pensar en miras al futuro. Necesitamos una buena administración para evitar la falta de agua en un tiempo no muy lejano. Con un precio mas alto habría mas conciencia, mas gente tendría acceso a la red de agua si se extendiese y con menos derroche hay mas agua para generaciones futuras.
Argentina presenta un grave problema en cuanto a la racionalidad del uso de los recursos naturales. En el año 2015, «tener conciencia ambiental» separando reciclables, limitando el uso de bolsas plásticas, etc. está librado a la decisión personal de cada uno de los habitantes.
Aquí, utilizamos agua potable para lavar autos, regar nuestras plantas, etc. En algunos país, el precio del agua es tan elevado que controlan al máximo su uso.
No creo que se pueda elevar el precio del agua en nuestro país y, como vimos en clase, los bienes que son públicos están destinados a «perderse», ya que nadie los cuida como si fuesen bienes privados. Aquí, hacen falta políticas a largo plazo, ya que no se puede solucionar con una ley el uso del agua, sino con educación y, un Estado presente que controle a las empresas contaminantes y sancione a quienes hagan un consumo desmedido del recurso.
El agua como recurso indispensable para la subsistencia de los seres vivos es un derecho implícito (Constitución Nacional). Pero creo que el centro de la cuestión gira en torno a intereses políticos, económicos y empresariales por sobre la provisión efectiva de tal derecho. Ya no se piensa en un dictador benevolente, sino que los políticos y empresarios persiguen un interés particular, asimismo da lugar a la existencia de lobby como claramente muestra el ejemplo de la nota al hacer referencia a este caso: «El gobernador de California, anunció que ciertos Sectores verán restringido su uso de agua, que será monitoreado y sujeto a duras penas si los agentes estatales determinan que se ha utilizado mucha agua. Notablemente ausente de esta lista de aquellos sujetos a restricciones están los mayores usuarios de agua: los granjeros. La agricultura es el 80% del consumo de agua del estado, pero 2% de su economía», quedando beneficios concentrados en un sector de la población por un lado y por otro costos dispersos sobre el resto.
Todo dependería también de las circunstancias de tiempo y lugar, porque no es lo mismo en palabras de Zetland «llevar el agua hasta tu casa o tu canilla o tu campo si eres campesino, porque va a costar algo en términos de energía, infraestructura y otras cosas» en la India, que en Chile o en Grecia. Incluso sucede dentro de nuestro país, donde algunas provincias y sectores de la población tienen graves carencias respecto a este vital recurso.
Por otra parte todo ello implica gasto público y cobro de impuestos, es fácil endeudarse hoy y que mañana paguen otros o recaudar con impuestos, pero aun asi lo recaudado ni siquiera se destina a temas importantes como lo es el agua, al contrario se lo deja en un plano secundario o directamente ese tema se guarda en un cajón que nadie parecería querer abrir porque es un tema relativo a los intereses mencionados supra. Con lo expuesto hasta aquí no pretendo quedarme con la idea de que por más que sea un derecho implícito debe ser provisto de manera gratuita, pues además de que la gente la va a usar base a ese precio y generar un problema de escasez, creciendo la demanda por sobre la oferta, entiendo que podríamos citar innumerables cantidad de ejemplo donde ciertos derechos, tampoco son gratuitos, como el derecho a la salud, a la educación, etc, y hoy por hoy no esta mal que asi lo sea teniendo en cuenta las circunstancias que atraviesa nuestro país, se han ido privatizando y a veces para mejor porque las posibilidades que brinda el estado es igual o mas deficiente, sin embargo el inconveniente aquí es la brecha que se genera a nivel social, causando desigualdad entre los sectores más vulnerables.
Siguiendo los lineamientos de la nota, creo que la gente efectivamente se distrae con leyes y derechos en lugar de temas también importantes como la de un régimen sobre el manejo del agua, habría que poner sobre la mesa la cuestión acerca de estar en presencia de un mal público, que hay que contrarrestar con un bien público, mediante políticas para proteger el recurso agua y planificar sobre el tema en cuestión, porque no se trata solo de dar provisión del mismo sino que también nos ocupa su despilfarro y contaminación y el abuso de la posición dominante que tienen las empresas hoy en día. Pero la falta de control por parte de los entes correspondientes, las erróneas políticas de precios por las autoridades regulatorias y el Ineficiente manejo de empresas dedicadas a su provisión nos enfrenta a casos como los descriptos por Shapiro: «Poner un precio más bajo que su precio de mercado, significa que la demanda excede a la oferta. Las consecuencias de esto en los países ricos incluyen daño ambiental. En los países más pobres, el subsidio al agua es más pronunciado. Asimismo Zetland agrega: Que en la India, por ejemplo, el precio es muy bajo. Entonces, no hay ganancias para las empresas. Proveerán agua solamente al centro urbano, no a la periferia o los barrios marginales. Y además la proveen durante ciertas horas del día»
Llego a la conclusión que definitivamente el estado fracasó en esta materia, entre otras.
Es sabido que el agua, es el recurso mas indispensable para la existencia de todo ser vivo y por lo tanto el mas demandado, a la vez hoy el menos valorado y no por que se desconozca su esencialidad para nuestra vida, si no por que es derrochada sin tomar conciencia de su escaces a nivel mundial. tal esencialidad es la misma que me hace entender que no es posible poner un precio para regular su consumo por que no importa el precio que tenga su demanda no sera menor si no que quizá lo que se hará es que sea inaccesible para los que menos tienen, por lo que nos lleva a entender que debe ser considerada un derecho esencial y como tal el estado debe de garantizar su acceso y debe ser el principal proveedor no solo para garantizar que todos los hombres tengan acceso a ella si no para evitar que unos pocos se beneficien en desmedro de los demás.A la vez debe llevar a cabo políticas para su razonable utilización, no a través de multas ni de impuestos, si no de medidas tendientes generar conciencia acerca de su escaces y de la necesidad de su adecuado uso. ahora de aquí a que los gobiernos entiendan eso y habiéndolo entendido se preocupen en garantizarlo es una cuestión diferente.
Me parece muy interesante y nos lleva a la reflexión… Antes que pensar en aumentar o sacar los subsidios en el agua corriente, yo pienso que tendríamos que educarnos en cuidar el agua… me refiero que hoy en día, y mas que nada en Capital Federal, vemos encargados de edificios y cualquier vecino, limpiando las veredas con la manguera abierta, sin problema alguno de perder litros de agua potable sin sentido…Pensar que en otras ciudades vecinas como es Río de Janeiro los vecinos mismos escrachan o retan a otros vecinos que usan el agua sin cuidado…
Todo depende siempre de la educación y concientización de los ciudadanos… Yo estoy de acuerdo que sea un bien con precio ya que es un recurso al que necesitamos todos los días y se ha vuelto escaso por la creciente población mundial… pero el estado debe cumplir con su rol de controlar y educar.
Me resultó muy interesante este artículo, considero que el agua es un recurso natural al que todos tenemos derecho, no obstante también pienso que no se le da el verdadero valor que merece al punto de derrochar litros y litros de agua cada vez que se abre una canilla.
Creo que el agua debe ser controlada por el estado pero ese control tendría que ser responsable y no antojadizo. Por otra parte vemos que el estado subsidia este recurso en beneficio de las personas que menos tienen siendo que esas personas en la mayoría de los casos ni siquiera tienen acceso al agua corriente.
Sería apropiado que el estado fomentara políticas de uso responsable de un recurso natural tan importante como es el agua por el bienestar de todos y de las generaciones futuras.
Estoy de acuerdo con muchos de los comentarios de los compañeros.. tenemos que cuidar el consumo del agua.. aunque muchas veces no somos consciente de ello, y pensamos que es un recurso ilimitado y que con el solo hecho de abrir la canilla sale agua porque sí, pero no nos ponemos a pensar todo el proceso detrás. Y lo que es peor, que hay gente que no tiene ni siquiera para tomar un vaso de agua potable, y nosotros la despilfarramos dejando la canilla abierta mientras nos cepillamos los dientes, o lavamos los platos, regar las plantas, lavar los autos, etc. Me parece que es parte de la cultura de nuestro país esa falta de concientización, falta de educación, es una falta por parte del estado el no motivar o incentivar a los ciudadanos a cuidar el agua o los recursos naturales, como si se hace en otras sociedades del mundo.
En primer lugar, debemos considerar el suministro de agua como un servicio público (un servicio se considera público cuando su finalidad es atender una necesidad de la sociedad en su conjunto) y desempeña un papel fundamental en el desarrollo económico y social de una nación.
El agua potable es imprescindible para que la vida misma sea posible, lo que la vuelve un elemento esencial de la propia soberanía nacional. Por eso, éste servicio público suele ser prestado por el Estado, que es el responsable de organizar y administrar los recursos de la comunidad. Asimismo puede ser ofrecido por una empresa privada, siempre que las condiciones (calidad, distribución y precio) de dicho servicio, se encuentren sujetas al control y la regulación de las autoridades estatales.
La propuesta de regular su consumo, por tratarse de un recurso escaso, mediante la aplicación de un precio elevado, no contempla los perjuicios que significarían para los sectores de bajos recursos. Es importante tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 80% de todas las enfermedades en el mundo en desarrollo, son causadas por la falta de agua limpia y saneamiento adecuado, siendo ésta una de las causas principales de enfermedades y muertes, sobre todo en los niños.
Por lo tanto, es imprescindible una política tarifaria adecuada, que diferencie el consumo residencial, del comercial, industrial y agrícola. El consumo dedicado a la producción de bienes industriales y agrícolas debe ser medido y tarifado de modo más elevado. También resulta indispensable segmentar la tarifa residencial, ya que no es lo mismo llenar una pileta de natación o regar un gran jardín (en estos casos el servicio debe ser también medido), que el darse un baño. Los costos y cargos directos e indirectos asociados con el abastecimiento de agua deben ser asequibles a todos, de hecho y de derecho, especialmente a los sectores más vulnerables y marginados de la población, sin discriminación alguna. En el caso de los sectores de bajos recursos la tarifa debe ser, de ser necesario, subsidiada por el Estado.
El acceso al agua potable es un derecho, no una enunciación, y el Gobierno tiene la obligación y los recursos, para hacer cumplir este derecho.
Finalmente, si el agua no es un derecho y simplemente es una mercancía que responde al principio de oferta y demanda, controlado por el «precio adecuado», como parece sugerir Zetland, ¿dónde quedan quienes no puedan pagarla?
La Economía tiene una definición precisa de «bien público», aunque veremos luego que esto no quiere decir que no se pueda proveer en forma voluntaria (privada). Pero la definición de «servicio público» del derecho parece muy vaga. Si es «un servicio se considera público cuando su finalidad es atender una necesidad de la sociedad en su conjunto», ¿qué es una necesidad en conjunto?
Los que toman agua son personas de carne y hueso, no la sociedad. Y de la misma forma que necesitamos agua, necesitamos alimentos: ¿Son los alumentos también una necesidad de la sociedad en su conjunto? ¿Deberían entonces proveerlos el estado?
Dada esa definición, no creo que quede claro que es lo que estado debería proveer y qué no.
Le agradezco su comentario, aprecio que el mío no fue suficientemente claro.
Por «necesidad de la sociedad en su conjunto» me refiero a todo el pueblo, sin distinciones, ya que el agua es un bien imprescindible para la vida de todos los individuos y es función del Estado «servir al pueblo».
En cuanto los alimentos, aun con sus diferencias ya que no son un bien único como el agua, sin duda son necesarios para la vida y, por lo tanto, es función del Estado garantizar el acceso a los mismos.
En ambos casos, el Estado no debe necesariamente proveerlos, pero si garantizar que estén al alcance de todos sus ciudadanos, por lo menos, en el caso de los alimentos, los de primera necesidad.