¿Hay un componente «genético», que determina o influye quienes pueden llegar a ser emprendedores?

Este es un tema bien polémico. Krammer, Sorin y Gören, Erkan de University of Exeter Business School y Carl von Ossietzky University, Oldenburg publican un paper titulado “Wired in? Genetic traits and entrepreneurship around the world: https://mpra.ub.uni-muenchen.de/107309/

No niegan la importancia de cuestiones económicas, regulatorias, educacionales, culturales, para explicar por qué algunas personas son más emprendedoras que otras, o por qué lo son más en ciertas sociedades que en otras. Pero agregan el aspecto genético que ya de por sí “genera” discusión y controversia. Así lo presentan:

“Hay varios mecanismos potenciales a través de los cuales las configuraciones genéticas afectan probabilidad de los individuos de participar en actividades empresariales y, por lo tanto, el emprendimiento promedio en un país o región. Primero, los rasgos genéticos desencadenan ciertos comportamientos a través de mecanismos químicos que incluyen neurotransmisores, neuropéptidos y otros procesos que ocurren en el cerebro. Posteriormente, los neurotransmisores se han relacionado con la novedad y la sensación, la búsqueda (Thiel, Houston y Schwarting, 1998). Es más probable que los empresarios sean buscadores de sensaciones, es decir, tienen una necesidad de experiencias variadas y complejas que implican mayor grados de búsqueda de riesgo y novedad, es decir, novedad en términos de desarrollo de productos, entrada a mercados, encontrar consumidores, etc.—(Nicolaou et al., 2008). Además, tanto la sensación como la búsqueda de la novedad son altamente hereditarios (Cloninger et al., 1998), por lo que es probable que influyan actividades empresariales a largo plazo.

En segundo lugar, las configuraciones genéticas tienen repercusiones en el comportamiento al influir en la toma de riesgos y la extraversión de los individuos, que a su vez puede impulsar o inhibir a los individuos a actuar.

Las características de personalidad como la extraversión y la apertura a nuevas experiencias han sido correlacionadas fuertemente con la tendencia a convertirse en emprendedor usando una muestra grande de gemelos del Reino Unido y EE. UU. (Shane et al., 2010). Además, tanto el neuroticismo como la extraversión se ha encontrado que median el efecto de los rasgos genéticos en la propensión de las mujeres a convertirse en empresarios, mientras que la extroversión mediaba los efectos del entorno en la propensión de los hombres a ser emprendedores (Zhang et al., 2009).

Finalmente, la evidencia existente sugiere que ciertas configuraciones genéticas también pueden hacer individuos más receptivos a los estímulos ambientales, lo que fomenta el espíritu empresarial. El entorno social puede reforzar el efecto de los factores genéticos en la vida de las personas, la tendencia a ocupar roles de liderazgo, mientras que un entorno familiar desfavorable reduce el impacto de los genes (Judge et al., 2012). Además, la educación, el entorno familiar y social todos interactuan con las características genéticas que influyen en las elecciones de los individuos para comenzar su propio negocio (Quaye, Nicolaou, Shane y Harris, 2012) o cambiar sus trabajos actuales (Chi et al.,2016). Juntos, estos hallazgos refuerzan la idea de que los genes pueden afectar positivamente el emprendimiento tanto directo como indirecto.”

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