Uno de los primeros aportes al estudio de las diferencias culturales en los países, que luego diera pie a investigaciones acerca de su impacto en los negocios, o en las instituciones, ha sido el trabajo de Geert Hofstede. En base a eso Tomáš Evan, de la Czech Technical University in Prague y Vladimír Holý de Prague University of Economics and Business presentan los resultados de su investigación en un paper titulado “Cultural Diversity and Its Impact on Governance”.
En base a las categorías desarrolladas por Hofstede, los autores consideran el impacto que tienen los inmigrantes en la cultura local, y en la propia, y en qué manera esto influye en las instituciones. Las conclusiones son intuitivas, obviamente esa influencia corre en los dos sentidos. Así lo presentan:
“El impacto de esos cambios es mayor de lo que sugeriría el tamaño de la población nacida en el extranjero. Claramente, toda la población reacciona ante los recién llegados de una manera que provoca interacción y crea cambios significativos en la cultura del país anfitrión. No podemos, sin embargo, precisar en qué medida los cambios se deben a la presencia directa de población extranjera y en qué medida los cambios en la cultura del país de acogida se deben a la interacción de la población mayoritaria, o más bien de ambas culturas. La naturaleza de los datos sugiere que la reacción de la población mayoritaria supera el cambio derivado de la mera presencia de la población nacida en el extranjero.”
“Hay tres caminos para disminuir la diversidad cultural. La asimilación cultural es la preferida naturalmente por la cultura mayoritaria creando una sociedad donde todos los valores e instituciones importantes están unificados y las personas de diferentes razas, etnias, incluso religiones, culturalmente distintas al principio, son finalmente poseedores de la misma cultura. La segunda opción es la divergencia cultural donde, en la medida de sus números y habilidades en campos particulares, cada grupo cultural distinto aporta algunos valores propios a la cultura en constante cambio. A estas instituciones mestizas se les ha llamado melting pot. Finalmente, existe el concepto teórico de pluralismo cultural, o ensalada cultural, donde cada cultura convive en su propio espacio junto a otra, permaneciendo ambas claramente identificables. Si bien es probable que exista cierto nivel de integración económica (lenguaje común, normas sociales rudimentarias), la diversidad cultural disminuye muy lentamente, si es que lo hace. Incluso desde el punto de vista de una gran minoría vocal, esta no es una buena solución para la diversidad cultural. problema. Muchas de las cuestiones negativas (ver más abajo), como la mala distribución de los bienes públicos, son problemáticas en este caso. Las dos primeras opciones significan renunciar a gran parte de la identidad cultural, mientras que la segunda no elimina ninguna de las luchas, de hecho, llevaría a la balcanización de la sociedad.”
https://arxiv.org/abs/2112.11563v1