Con los alumnos de la UBA Económicas vemos el Cap XVII de La Acción Humana de Mises, que se titula “El interés, la expansión crediticia y el ciclo económico”. Allí, antes de analizar las teorías del ciclo económico, elabora sobre los “efectos que sobre el interés originario provocan las variaciones de la relación monetaria”:
“Al igual que cualquier otro cambio de las circunstancias del mercado, las variaciones en la relación monetaria pueden influenciar la tasa del interés originario. Con arreglo a las tesis de los partidarios de la interpretación inflacionaria de la historia, la inflación, generalmente, incrementa las ganancias de los empresarios. Razonan, en efecto, así: suben los precios de las mercancías más pronto y en mayor grado que los salarios, Obreros y asalariados, gentes que ahorran poco y que suelen consumir la mayor parte de sus ingresos, vense perjudicados, teniendo que restringir sus gastos; se favorece, en cambio, a las clases propietarias, notablemente propicias a ahorrar una gran parte de sus rentas; tales personas no incrementan proporcionalmnte el consumo, reforzando, por el contrario, la actividad ahorradora. La comunidad, en su conjunto, registra una tendencia a intensificar la acumulación de nuevos capitales. Adicional inversión es el fruto engendrado gracias a esa restricción del consumo impuesta a aquellos estratos de la población que suelen gastar la mayor parte de sus ingresos.
Ese ahorro forzoso rebaja la tasa del interés originario; acelera el progreso económico y la implantación de adelantos técnicos. Conviene advertir, desde luego, que tal ahorro forzoso podría ser provocado, y en alguna ocasión histórica efectivamente lo fue, por actividades inflacionarias. Al examinar los efectos que las variaciones de la relación monetaria provocan en el nivel de los tipos de interés, no debe ocultarse que tales cambios, en determinadas circunstancias, pueden, desde luego, alterar la tasa del interés originario. Pero hay otra serie de realidades que igualmente deben de ser consideradas. Conviene, ante todo, percatarse de que la inflación puede, en ciertos casos, provocar ahorro forzoso; pero en modo alguno constituye éste efecto que invariablemente hayan de causar las actividades inflacionarias. Depende de las particulares circunstancias de cada caso el que efectivamente el alza de los salarios se rezague en relación con la subida de los precios. La baja del poder adquisitivo de la moneda, por sí sola, no provoca general descenso de los salarios reales. Puede darse el caso de que los salarios nominales se incrementen más pronto y en mayor proporción que los precios de las mercancías *.
Por otra parte, no debe olvidarse que la propensión a ahorrar de las clases adineradas constituye mera circunstancia psicológica, en modo alguno imperativo praxeológico. Cabe que quienes vean sus ingresos incrementados, gracias a la actividad inflacionaria, no ahorren tales excedentes, dedicándolos, en cambio, al consumo. Imposible resulta predecir, con aquella apodíctica certeza característica de los teoremas económicos, cómo en definitiva procederán aquéllos a quienes la inflación privilegia. La historia nos ilustra acerca de lo que ayer aconteció; pero nada puede decirnos de lo que mañana sucederá. Constituiría omisión grave el olvidar que la inflación igualmente pone en marcha fuerzas que abogan por el consumo de capital. Uno de los efectos de la inflación es falsear el cálculo económico y la contabilidad, apareciendo entonces beneficios puramente ficticios. Si las cuotas de amortización no se aplican teniendo bien en cuenta que la reposición de los elementos desgastados del activo exigirá un gasto superior a la suma que estos últimos en su día costaron, tales amortizaciones resultan, a todas luces, insuficientes. Es por ello erróneo, en caso de inflación, calificar de beneficios, al vender mercaderías o productos, la totalidad de la diferencia entre el correspondiente costo y el precio efectivamente percibido.
No es menos ilusorio el estimar ganancia las alzas de precios que los inmuebles o las carteras de valores puedan registrar. Son precisamente esos quiméricos beneficios los que hacen a muchos creer que la inflación trae consigo prosperidad general. Provoca, en efecto, alegría y desprendimiento en gastos y diversiones. Las gentes embellecen sus moradas, se construyen nuevos palacios, prosperan los espectáculos públicos. Al gastar unas inexistentes ganancias, engendradas por falseados cálculos, los interesados lo que en verdad hacen es consumir capital. Ninguna trascendencia tienen quiénes personalmente sean tales malgastadores. Igual da se trate de hombres de negocios o de jornaleros; tal vez sean asalariados cuyas demandas de mayores retribuciones fueron alegremente atendidas por patronos que se consideraban cada día más ricos; o gentes mantenidas con impuestos, pues, generalmente, es el fisco quien absorbe la mayor parte de esas aparentes ganancias.
A medida que progresa la inflación, un número cada vez mayor va advirtiendo la creciente desvalorización de la moneda. Las personas imperitas en asuntos bursátiles, que no se dedican a negocios, normalmente ahorran en cuentas bancarias, comprando deuda pública o pagando seguros de vida. La inflación deprecia todo ese ahorro. Los ahorradores se desaniman; la prodigalidad parece imponerse. La postrera reacción del público, la conocida «huida hacia valores reales», constituye desesperada intentona por salvar algo de la ruina ya insoslayable. No se trata de salvaguardar el capital, sino tan sólo de proteger, mediante fórmulas de emergencia, alguna fracción del mismo. El principal argumento esgrimido por los defensores de la inflación y la expansión es bastante endeble, como se ve. Cabe admitir que, en épocas pasadas, la inflación, a veces, provocara ahorro forzoso, incrementándose el capital disponible. De ello, sin embargo, no se sigue que tales efectos hayan de producirse siempre; más probable es que prevalezcan las fuerzas que impulsan al consumo de capital sobre las que tienden a la acumulación del mismo. Lo que, en todo caso, no puede dudarse es que los efectos finales sobre el ahorro, el capital y la tasa del interés originario dependen de las circunstancias particulares de cada caso.
Lo anteriormente expuesto, mutatis mulandis, puede igualmente ser predicado de los efectos y consecuencias propios de las actuaciones deflacionarias o restriccionistas.”
Aste María Belén
N° de Registro: 865569.
1- Mises en su capitulo XX titulado ´El Interés, la expansión crediticia y el ciclo económico´´ de su libro La Acción Humana, tal cual como hemos visto en su capitulo sobre El Dinero, comenzará este haciendo una mención sobre cómo los cambios interpersonales se efectúan por medio del dinero, por lo tanto el interés se origina sobre los préstamos monetarios. Refutará de nuevo la teoría que avala la condición del dinero como neutral, y dirá que el mismo no solo no se aplica en la realidad sino que también repercute sobre el interés originario, con lo cual este último tampoco es neutral. El dinero tiene tanta fuerza que repercute sobre la tasa de interés, al mismo tiempo puede repercutir sobre el mercado crediticio, sobre la oferta y demanda de préstamos influyendo así sobre la tasa de interés de mercado. Aquel individuo que da créditos es el único que percibe un interés bruto. En su siguiente sección comenzará criticando las compensaciones positivas y negativas propuestas ya que tienen contradicciones lógicas. Dado que los precios cambian, haciéndolo en diferentes proporciones como se ha hecho énfasis anteriormente, los hombres actúan de formas diferentes como respuesta a esos cambios, los empresarios readaptan sus estrategias para obtener el mayor lucro posible y estas acciones especulativas tienen consecuencias sobre la estructura de precios y, por lo tanto, sobre el interés de mercado. Ante la espera de un alza en los precios los prestamistas solo otorgaran créditos a un interés mayor, el demandante de este crédito lo hará si la rentabilidad de su proyecto es capaz de absorber este mayor costo. Continuará detallando la compensación por las variaciones de precios pero cómo la teoría es completamente diferente a lo que sucede en la realidad, pueden amortiguar los efectos pero nunca suprimirlos. En el caso de un aumento exacerbado de los precios ningún interés bruto parece los suficientemente grande para el prestador, con lo cual dejara de hacer prestamos e invertirá el dinero sobre los bienes reales, en este momento el mercado crediticio se paraliza. Así da comienzo a su siguiente sección y cómo las diferentes tasas de interés en aquel mercado se deben al componente empresarial. Por lo tanto como hemos visto la fuerza del Dinero perturba el interés. Continuará presentando los efectos de la inflación sobre el ahorro y las tenencias de dinero y como esto repercute sobre el interés.
2- Puntos a Destacar:
Es interesante el hilo que mantiene Mises en todos sus capítulos, como une los temas que ha ido presentando en sus capítulos anteriores para permitirle al lector comprender todo su planteo de una forma conjunta o integrada.
De nuevo su énfasis sobre la imaginaria construcción de la economía de giro uniforme, la cual considera al dinero como neutral. El Interés es aquí único, aquella tasa que coincide con el interés originario según la relación entre el precio de los bienes presentes y futuros es neutral. Pero dado que la neutralidad del dinero no se puede verificar en el mundo real, la relación monetaria varia debido a la demanda de dinero para su tenencia y su consumo, generando así una variación en los precios de bienes y servicios. Como se ha hecho mención en su capitulo previo los precios de todos los bienes no cambian en igual proporción ni tiempo, dando lugar a cambios en los ingresos de los individuos y por lo tanto sobre los determinantes del interés. Si los cambios en los precios pudieran ser previstos, como refleja la Teoría Cuantitativa del Dinero, el interés también seria neutral, dado que se pueden prever en su totalidad las variaciones del poder adquisitivo del dinero.
Otro punto es aquel que hace referencia a un alza prevista de los precios, cómo esto desencadena en un encarecimiento del interés bruto de mercado, por lo tanto un descenso sobre el nivel esperado de precios ocasiona un descenso del interés. Dado que el dinero repercute de diferente manera sobre los precios, la compensación entre aquellos que aumentaron y los otros que disminuyeron no se anula completamente sino que al contrario uno prevalece sobre el otro. Para que existiera este efecto nulo debería existir pleno y perfecto conocimiento del futuro, lo cual no es posible de observar en la realidad.
Por último podemos destacar como en el mercado crediticio los tipos de interés brutos no son uniformes. Es un mercado no homogéneo, diferenciará a los créditos según su duración y su forma jurídica. Todo esto irrumpe con la Teoría Neoclásica.
3- ¿El riesgo o la incertidumbre acerca del futuro nivel de precios, es el único componente que tienen en cuenta los empresarios en la conformación del Interés? ¿Ese seria el único lugar para las expectativas de los agentes?
¿Podría decirse que la estructura de precios de una economía varia no solo por los cambios en las cantidades de dinero sino también por las acciones de los individuos en base a lo primero?
En Dinero, Crédito y Bancos se ve que El Sistema Bancario es generador de dinero secundario a través del incremento en la cantidad de préstamos que otorga. ¿Contempla Mises esto? ¿Qué efectos tendría esto según él sobre la Economía?
(Me costo mucho entender este capitulo, me gustaría si pudiéramos tratar este tema sobre el Interés en clase.)
1) En el capítulo XX de su obra “La acción humana”, Mises va a hablar sobre el mercado de crédito, las tasas de crédito y qué ocurre cuando se altera una de las variables. Sobre las tasas de interés va a decir que el mercado maneja no solo las de interés “puro”, y que cuando se otorgan créditos tienen un objetivo más bien empresarial y especulativo, cuyo futuro resultado resulta incierto. Quien presta dinero a otro sabe que puede perder la totalidad o, al menos, parte del correspondiente principal. Analiza también la compensación por variación de precios como componente del interés bruto de mercado. Distingue respecto de la tasa de interés el “Interés originario”,”Riesgo empresario” y “Compensación de precios” (cuando hay inflación y aumento de tasa de interés). Sobre el mercado crediticio va a decir que los tipos brutos de interés que el mercado crediticio engendra no son uniformes: los precios varían, por lo que los hombres se deben acomodar a tales variaciones.
2) Resulta interesante la postura de Mises al considerar la crisis como algo positivo, lo “bueno” ya que implica el reajuste posterior, así como la parte negativa del auge. La expansión crediticia empobrece, llega a la conclusión de que se estaría comparativamente mucho mejor (Si comparamos el año esperado sin la crisis de por medio se estaría mucho mejor que habiendo atravesado la crisis). Las crisis, nos dice Mises, no vienen por una sobreinversión, sino producto de malas inversiones. El auge lleva a los agentes a malgastar en “torpes inversiones” los siempre escasos factores de producción. Así se reduce por exceso de consumo las disponibilidad de capital y lleva al empobrecimiento de las masas suponen los supuestos beneficios del auge. Las crisis, al contrario del auge, hace retornar los factores de producción a aquellos cometidos que mejor permiten satisfacer las necesidades más urgentes necesidades de los consumidores
3) ¿Qué objetivo debe perseguir un interés “prudente”?
¿Qué rol ocupa el Estado y el Banco central en las política crediticia?
¿Siempre en el auge los agentes van a tomar malas decisiones de inversión, el único camino posible va a ser una eventual crisis?
1)Mises señala que al modificarse la relación entre demanda de dinero y las existencias de éste, también se modifica el nivel de precios de la economía y como los precios de los distintos bienes varían en diversa cuantía consecuentemente se modifican los precios relativos.
Destaca el rol del prestamista quién también cumple una función empresarial especulando y asumiendo un riesgo dado que el futuro resultado podría no ser favorable estando su suerte atada a la del capitalista tomador del préstamo, siendo este riesgo morigerado en presencia de instituciones consolidadas.
De este modo se posiciona en contra de quienes consideran a los acreedores explotadores sin entrañas y a los deudores inocentes oprimidos.
Sostiene que los tipos brutos de interés en el mercado crediticio no son uniformes, dado que el componente empresarial, varía según las específicas circunstancias de cada operación.
Respecto a la visión que sostiene que la inflación, suele incrementar las ganancias por un aumento relativo del precio de las mercancías respecto del de los salarios, aumentando el ahorro y la inversión de la economía, Mises considera que de ninguna manera este hecho constituye una consecuencia inevitable de los procesos inflacionarios.
2)Mises resalta el carácter ilusorio que puede llegar a tener la inflación cuando se estiman las ganancias dado que se genera una complicación en la contabilidad y en el cálculo empresarial pudiendo generarse un aumento del gasto inspirado en falsas ganancias generando una caída de la inversión y una descapitalización de la economía.
En este aspecto que señala el autor se encuentra implícito el concepto de ilusión monetaria tan utilizado posteriormente en la ciencia económica.
3)¿Pueden, para el autor, las existencias de dinero aumentar por acciones del sector privado o solo dependen de las decisiones del Banco central?
¿Es la inflación un fenómeno puramente monetario?
¿Puede suponerse que la inflación impulse una concentración de la economía al ser menos los empresarios capaces de realizar un correcto cálculo económico?
Agustín Cianfagna
Registro: 874282
En el capítulo XX “El interés, la expansión crediticia y el ciclo económico”, Mises abarca los inconvenientes que pueden surgir del dinero y del poder adquisitivo de este, y como a su vez afecta a los bienes y a las personas dado que el dinero no es neutral, provocando que los bienes y servicios estén en constante cambio de su valor. Por otro lado hace mención a los distintos tipos de interés, los créditos existentes en donde se puede enmarcar que la economía de mercado es un sistema social y a su vez estos pueden ser de corto y largo plazo, y de cómo las variaciones monterías influyen en los intereses de mercado. Estas provocan una inflación general del mercado, con la salvedad de que lo que no aumenta son los salarios, pero sí incrementa las ganancias de los empresarios, dado que los precios de las mercancías suben en mayor medida que los salarios. A su vez la inflación y la expansión crediticia tienen como resultado el alza del interés bruto, el cual si bien aumenta, resulta bajo en comparación con dicha inflación.
Como aspecto a destacar y distintivo de otras escuelas económicas, se puede nombrar la no neutralidad del dinero y como sus variaciones implican consecuencias diversas en la economía. Por otra parte el rol del empresario como prestamista y su rol especulativo en la economía, y como dicho componente empresarial hace que los tipos de interés brutos no sean uniformes. A su vez y contradiciendo en parte a la teoría keynesiana, resulta destacable el hecho de que la inflación incrementa la ganancia de los empresarios y propietarios a costa de los trabajadores, y que esta a su vez provoca un ahorro forzoso, acumulando nuevos capitales, provocando una rebaja en la tasa de interés originaria y acelerando el progreso económico e implantando adelantos técnicos.
Al autor le preguntaría:
1) ¿Considera que en los últimos 10 años de la Argentina, caracterizada por una alta inflación, se dio el fenómeno de ahorro forzoso y acumulación de nuevos capitales?
2) ¿Considera acertada la teoría de la Curva de Philips en relación a la inflación y el empleo?
3) ¿Consideraría acertada la afirmación de que el origen de la inflación está estrechamente relacionada con la acumulación de capital. Esto es, aumentando los precios por sobre los costos de producción las firmas obtienen una ganancia?
En una economía monetaria con inflación ¿Como afectan las decisiones de negocios?