No existe un «estado» global: la provisión de bienes públicos a ese nivel ha de ser voluntaria

Una teoría profundamente establecida entre la mayoría de economistas y no economistas es que existen ciertos bienes o servicios, cuyas características hace que no los pueda ofrecer el mercado en cantidades suficientes ya que como no se puede excluir a nadie la provisión se ve afectada por el incentivo a ser “free rider” o usuario gratuito de un servicio sin necesidad de pagarlo. En la teoría se llama a estos bienes “públicos”. Por otro lado, muchos economistas han mostrado cómo el mercado se las arregla para proveer bienes públicos en forma voluntaria, comenzando por un ya famoso artículo de Ronald Coase sobre la provisión privada de faros en Inglaterra.

Bien. Al margen de las discusiones históricas, lo cierto es que si se trata de bienes o servicios “globales” nos encontramos que no existe un estado global que pueda proveerlos, hay que descansar inevitablemente en la cooperación voluntaria, al menos de los más de 200 estados que existen en este mundo.

No es la intención del paper que voy a comentar, pero inevitablemente tiene que terminar proponiendo soluciones cooperativas cuando analiza el futuro del Acuerdo de París. El artículo se titula “Short-run and long-run cooperation in the Paris Agreement”, por Gabriela Mundaca de la Universidad de Delaware: http://www.journals.elsevier.com/journal-of-environmental-economics-and-management

El tema aparece ya en el resumen:

“En un modelo de juegos repetidos, determinamos las condiciones bajo las cuales la cooperación para trabajar hacia un bien público es un resultado de equilibrio entre países desarrollados y en desarrollo en un foro internacional como el Acuerdo de París. Encontramos que el monitoreo, la presión de los pares y las recompensas (financiamiento climático) son cruciales y necesarios para lograr el cumplimiento de los acuerdos realizados y así lograr objetivos comunes deseables e intereses compartidos del Acuerdo de París. Si los países y sus gobiernos están menos preocupados por la reputación de sus países y los efectos del cambio climático en el bienestar, la cooperación continua podría volverse más desafiante.”

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