En los últimos años han proliferado los análisis basados en la Economía Conductual (Behavioral Economics), mostrando cómo los seres humanos no somos racionales como la teoría económica predominante plantea. A partir de allí se han sugerido todo tipo de regulaciones a los mercados como si quienes regulan no sean tan poco racionales como los demás, o incluso más.
Es el tema que se trata en este artículo en el Journal of European Public Policy: “A behavioral approach to the rational choice analysis of the limits of state action”, por Peter J. Boettke & Christopher J. Coyne, de George Mason University: https://doi.org/10.1080/13501763.2022.2144419
“Algunos economistas argumentan que la ignorancia, las complejidades del mundo real y las fallas del mercado socavan la capacidad de los mercados autorreguladores para operar de una manera que se aproxime a un proceso eficiente. En debates más recientes, los procesos cognitivos, en forma de diversos sesgos, se han convertido en el principal foco de atención analítica. Este documento contradice estas afirmaciones. En lugar de responder redoblando el compromiso con los modelos de elección racional, argumentamos que los individuos que pueblan nuestro modelo son muy imperfectos, al igual que el mundo en el que viven. Los agentes económicos son actores humanos, no computadoras. Poseen creencias y expectativas, esperanzas y miedos y formulan sus propósitos y planes en consecuencia. Se esfuerzan por lograr los fines deseados y hacen lo mejor que pueden con las limitaciones que enfrentan. En el proceso de lucha, las personas confían en las instituciones para hacer frente a su ignorancia, gestionar la incertidumbre y el riesgo y descubrir estrategias de respuesta para lograr sus objetivos. Nuestro análisis enfatiza los procesos de filtrado de arreglos institucionales alternativos que permiten a las personas imperfectas navegar por el mundo.”