Con los alumnos de Public Choice vemos a Bruno Frey en “La relación entre eficiencia y la organización política”, donde compara el fracaso del estado y el del mercado. En verdad, en el caso de este último, se trata más bien de su ausencia, por la ausencia de derechos de propiedad. También, por la comparación con una situación ideal que no existe ni podría existir :
“A. El fracaso del mercado
Los mercados privados competitivos no logran un óptimo de Pareto o un resultado eficiente cuando existen externalidades o bienes públicos o cuando las economías de escala llevan a los proveedores a una posición monopolista. Éste fue el mensaje de la teoría económica de posguerra, que gozó de general aceptación. En consecuencia, el gobierno (que, según se da por sentado, tiene que elevar al máximo el bienestar social) debe intervenir para obtener un resultado más eficiente. Después de haber llegado a esta conclusión, considerándola satisfactoria, los políticos obran en consecuencia, tanto en el nivel microestructural (e. g., nacionalizando empresas o llevando a cabo políticas estructurales) como en el macroestructural (adoptando una política fiscal y monetaria de neto corte keynesiano).
Esta concepción, que dominó la escena económica hasta fines de la década del sesenta y parte de la del setenta, todavía existe en la actualidad. Si bien no es sorprendente que muchos políticos continúen aprovechando esta invitación a aumentar las actividades gubernamentales, también comparten este punto de vista destacados representantes de la teoría económica. Por ejemplo, en el enfoque neoclásico de la economía pública, los impuestos y los precios públicos se determinan sobre la base del supuesto de que el gobierno eleva al máximo el bienestar social.
- El fracaso del gobierno
El advenimiento de la moderna economía política (que incluye la elección pública, el nuevo institucionalismo y el análisis de los derechos de propiedad y de los costos de transacción), en la que se da por sentado en todos los aspectos que el gobierno es un actor endógeno dentro del sistema político-económico, afectó notablemente la ortodoxia respecto del fracaso del mercado (por ejemplo, véanse los trabajos de Mueller, 1989; Eggertsson, 1990, y Frey, 1983). En este enfoque se analizan cuidadosamente las propiedades de los sistemas de toma de decisiones políticas.
El “Teorema de imposibilidad general” (Arrow, 1951, cuyo antecedente es Condorcet, 1795), que establece la conclusión fundamental de que bajo supuestos “razonables” no existe un equilibrio político entre opciones siempre que se tomen en cuenta las preferencias individuales, despertó gran interés entre los eruditos. Los resultados electorales revelan una inestabilidad cíclica; en el caso de los asuntos multidimensionales, pueden abarcar todo el espacio político, incluyendo los resultados ineficientes (McKelvey, 1976).
Otros fracasos políticos también han sido objeto de un profundo análisis: debido al problema de los bienes públicos involucrado, los votantes no tienen demasiados incentivos para informarse acerca de la política y para participar en los procesos electorales; el resultado medio de una elección resultante de una competencia perfecta entre dos partidos en general no es eficiente; no todos los intereses en juego tienen la misma capacidad de establecer grupos de presión política (Olson, 1965); y las burocracias y la búsqueda de rentas constituyen un elemento adicional para desnaturalizar las asignaciones destinadas a lograr eficiencia.
Sobre la base de estos y otros fracasos políticos se ha llegado a la conclusión de que el gobierno no puede superar las deficiencias del mercado. Lo que ocurre en la realidad es más bien que la intervención política impide aun más la eficiencia. Un ejemplo de esto es el incentivo gubernamental en favor de la creación de un ciclo de negocios (Nordhaus, 1989) que incremente sus posibilidades de reelección.
- El fracaso del gobierno es más significativo que el fracaso del mercado
La moderna economía política ha alcanzado resultados tan convincentes que en este momento los eruditos ortodoxos piensan que los fracasos del mercado tienen menos importancia que los fracasos políticos. Esta creencia se afianza aun más por el redescubrimiento de la proposición de Coase (1960) de que si los derechos de propiedad están bien definidos y los costos de transacción son bajos, las externalidades no impiden el funcionamiento de un mercado eficiente. Además, se considera cada vez más que las ganancias de las empresas monopolistas son un indicador de eficiencia en la producción. De estos resultados se desprende que los mercados funcionan bien y la política funciona mal (véase un análisis de este tema en Wintrobe, 1987, pp. 435-6, o en Wittman, 1989, pp. 1.395-6), y en consecuencia habría que reducir generalmente la intervención gubernamental o eliminarla por completo, reservando la asignación de recursos a los mercados privados.”
RESUMEN
Cuando no se cumplen las condiciones (supuestos) del Modelo de Competencia perfecta, se acepta que el Estado, a razón de ser el responsable del incremento del bienestar social, debe intervenir. Esta posición surgida en época de postguerra y aún famosa reposa sobre el supuesto de que el gobierno es el que eleva el bienestar social. Sin embargo, el estado no es sino otro objeto inmerso en la dinámica social y por tanto, de mercado. Si se compara el mercado con las elecciones, los resultados muestran una condición desfavorable para lo segundo: ineficiencia. El problema de esta ineficiencia es que genera, como agente más ineficiencia. Para contrarrestar, la asignación de recursos le corresponde al Mercado. Mucha atención ha recibido el análisis racional de elección en las democracias, sin embargo, para otros tipos de gobierno, no se ha hecho. las decisiones democráticas son eficientes si: hay información, bajos costos de transacción, los grupos de presión están en función de utilidades, claro está, sin implicaciones de no ineficiencia. Es por tanto importante siempre garantizar la competencia. Una figura que lo hace es el federalismo.
NOVEDOSO
Existe una discusión entre la eficiencia y la ineficiencia, usualmente se acepta que la primera obedece al mercado y la segunda a las condiciones políticas de la elección social. Así las cosas, el autor propone que puede haber una relación de eficiencia, incluso en la política. Puesto que puede existir un grado de competencia, incluso en el «mercado político» Así mismo, presenta al federalismo como una forma gubernamental que garantiza esa condición de competencia, así como la democracia directa que hace que los ciudadanos puedan expresar sus preferencias y romper el monopolio de los políticos. Una muestra de este monopolio es la ausencia casi total de los referendos. Existe incluso peligro en instituciones salidas de la misma democracia, como por ejemplo, la Unión Europea: esta desalienta la competencia, generando normativas que limitan y homogeneizan los productos, y así mismo se encarga de centralizar todo hacia Bruselas, aunque en la norma se trate de una unión de países independientes, en la práctica se vive una “Eurocracia”.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo puede garantizarse Competencia política entre entidades político-administrativas sub nacionales, bajo condiciones de centralización, o de descentralización no federalizada?
2. Si la mayoría acepta que el Estado es el encargado de la “felicidad pública” y éste no es otra cosa que una institución que no permite la competencia, favoreciendo la constitución de monopolios de políticos. ¿Puede pensarse en la derogación de esta figura?
3. Los referendos, las consultas populares, los plebiscitos son herramientas democráticas que trasforman las sociedades “representativas” a “participativas”. ¿Puede existir una figura adicional que tenga las ventajas de estas herramientas en regímenes monárquicos, dictatoriales o no-democráticos?
-Resumen del texto: 10 renglones
El texto desarrolla una comparación muy interesante entre un Sistema de Libre mercado en Economía y el modelo democrático en el ámbito político. En el texto se citan ejemplos de los tipos de mercados posibles al igual que los sistemas políticos posibles, para desarrollar de esta manera las analogías, que se basan en países y casos reales. Adicionalmente aparece el concepto de Federalismo como una particularidad en la democracia, el cual está más o menos presente según las características y objetivos de cada Nación. Y finalmente se analiza la dinámica de la obtención de votos, las estrategias, el rol de los ciudadanos y el de los políticos, como funciona en cada una de estos ámbitos la votación.
– Lo novedoso o sorprendente en el texto.
Me pareció muy interesante el análisis puntual del desarrollo de diferentes democracias desde la perspectiva y comparación del funcionamiento de un mercado libre, por ejemplo cuando se desarrolla la eficiencia del mercado y la democracia: ciclos, costos de transacción, grupos de presión; La competitividad de las organizaciones políticas, etc. Es como si razonándolo de esta manera, se ordenaran todos los conceptos políticos de una forma mucho más lógica y clara para alguien que hasta el momento solo estaba mirando la economía.
– Tres preguntas que le haría al autor:
1) ¿Una democracia federal sería el modelo ideal en la política si la comparamos con un modelo de libre mercado?
2) ¿Cómo podría regularse el hecho de que un fracaso de gobierno es más significativo que un fracaso de mercado?
3) Más allá de Suiza, el referéndum popular es eficiente?
Public choice. Fermín Garay
La relación entre la eficiencia y la organización política. Bruno S. Frey.
El texto aborda la relación entre organización política y mercado. La idea aceptada luego de las guerras mundiales, es que el mercado tiene fallas, y que no puede alcanzar el “Optimo de Pareto” o un resultado satisfactorio. Por lo tanto, era misión del gobierno suplir estas falencias. ¿Pero acaso el gobierno no tiene también fallas? ¿Era lógico pensar que allí donde hay un mercado imperfecto, puede existir un gobierno perfecto? El análisis demuestra claramente que las fallas del gobierno son aun peores que la del mercado. Hoy, la economía política muestra de manera contundente que los fallos de la organización política son más significativos que los del mercado, sobre todo luego de la obra de Ronald Coase. Cuando los derechos de propiedad están claramente delimitados, el mercado logra superar muchas de sus deficiencias. Sin embargo, Frey plantea varias líneas de mejoramiento del sistema democrático que pueden disminuir también muchas de sus falencias.
Primero me intereso la idea de que muchas de las llamadas “fallas del mercado” resultan de una comparación con una visión idealizada del mismo. Una visión del mercado que parece derivar del uso de las matemáticas y su consistencia formal. Sin embargo la compresión correcta del mercado debe basarse en la realidad humana tal cual es, y entonces muchas de sus aparentes fallas se ven relativizadas, dado la naturaleza del fenómeno estudiado. También pude ver que existe una visión en extremo negativa de los mecanismos democráticos en comparación con el funcionamiento político, que si bien las diferencias entre ambos aspectos son notorias, hay que pensar también en las alternativas al sistema democrático, y como estas alternativas resultan mucho peores en cuanto a eficiencia y solución de problemas. Frey plantea varios mecanismos institucionales que mejoran el funcionamiento democrático, como el federalismo y los referendos. El ejemplo de Suiza muestra que mediante estos mecanismos se puede disminuir en gran medida el abuso de los políticos hacia la población.
1) ¿Puede explicar un poco más la forma en que los políticos realizan “coaliciones” en contra de los votantes?
2) ¿De qué manera se puede luchar por implementar las metodologías que señala Frey en democracias tan abatidas como las de Latinoamérica?
3) ¿Podría explicar los “costos de transacción” en el ámbito político?
El supuesto “fracaso” de un mercado incompleto y el evidente fracaso del estado.
Por Bruno Frey
Resumen por Esteban Gamboa
Se puede o es posible construir modelos, bajo ciertos supuestos, de competencia perfecta. Se mantiene la idea de que el Estado es el encargado de buscar el mayor bienestar para todos, por lo anterior cuando se detecta que la balanza se inclina más de un lado, se dice que debe intervenir. Pero el gobierno es un actor más en la sociedad y en todo los que a esta le compete. Al comparar las elecciones con el mercado, lo primero que salta a la vista es que los incentivos de ambos no son iguales. La falta de información e incentivos tangibles para el votante, hace que su interés disminuya, y sea más pasional que racional, entre mayor información, bajos costos de transacción, y con poca intervención de los grupos de presión, las decisiones pueden ser más eficientes.
La comparación del ámbito político con el mercado, nos hace ver que si se ordena la política, como el mercado en función de la descentralización y la competencia, el desarrollo de la democracia, bajo un sistema federal, como el de Suiza por ejemplo, estimula la competencia a razón del libre mercado. Elementos tales como ciclos, costos de transacción, de mercado propiamente hasta ese momento, dejan ver que la competitividad de las organizaciones políticas, potencia una mejor calidad de servicios y decisiones, más participación y disminuye el poder de coacción de un gobierno centralizado. De esta forma la política se vuelve más sencilla de entender, más lógica, fluye de manera clara para las personas que no se interesan por considerar que es complicada.
¿El federalismo es la respuesta?
¿Son la competencia y descentralización tan eficientes siempre?
¿Requiere ajustes estos modelos, en el tiempo?