Caps 2 y 3: fallas de mercado y políticas públicas. ¿Y ahora también los bienes públicos globales?

Con los alumnos de OMMA Madrid vemos los Caps 2 y 3, donde se trata la teoría de las así llamadas «fallas de mercado» y consideramos también las soluciones de políticas públicas que se proponen. El tema de la existencia de bienes públicos «globales» plantea un tema interesante, ya que quienes plantean que los bienes públicos han de ser provistos por el Estado deberían sostener la necesidad de un Estado global. Y si aceptan que algunos bienes públicos globales son provistos ahora in tal Estado, entonces puede ser que se provean sin necesidad de un monopolio.

El proceso de globalización, o la movilización de recursos por todo el mundo, plantea, para algunos autores, no solo la necesidad de bienes públicos nacionales, sino también “globales”. Sus características principales serían (Kaul et al 1999, p. 2) las ya mencionadas de no exclusión y no rivalidad en el consumo, y que sus beneficios sean “cuasi universales” en términos de países —cubriendo más de un grupo de países—, pueblos —llegando a varios, preferiblemente todos—, grupos poblacionales y generaciones —extendiéndose tanto a generaciones presentes como futuras, o por lo menos cubriendo las necesidades de las generaciones actuales, sin eliminar las opciones de desarrollo para generaciones futuras—. En tales circunstancias, pocas cosas quedan fuera de esta definición y la lista de bienes públicos aumenta considerablemente.

Estos autores clasifican a los bienes en públicos puros y públicos impuros. Los primeros fueron definidos antes y a nivel global se presenta como ejemplo la paz, ya que, “cuando existe, todos los ciudadanos de un país pueden disfrutarla y su gozo, digamos, por poblaciones rurales no reduce los beneficios de las poblaciones urbanas”. Ya hemos comentado antes el grado de colectividad de la defensa; ahora se suman también en esta categoría la provisión de la ley y el orden, y un buen manejo macroeconómico. En cuanto a los bienes públicos impuros, serían aquellos que cumplen parcialmente con las características mencionadas: es decir, son parcialmente no rivales o parcialmente no excluyentes. Como ejemplo, Kaul y otros plantean el caso del consumo de una comida nutritiva, que a primera vista parece ser un bien privado, pero que también brinda beneficios públicos, ya que mejora la salud y con ella la posibilidad de adquirir habilidades para desempeñar un trabajo productivo, lo cual beneficiaría no solamente a la familia, sino también a la sociedad en su conjunto, pese a que los beneficios inmediatos sean mayormente privados.

Está claro que con esta definición no hay bien o servicio alguno que no tenga algún tipo de impacto en los demás. Y en tanto vivamos en sociedad, parece que esto es inevitable. La discusión no es que produzcan o no produzcan algún tipo de impacto, sino cómo considerar si ese impacto es negativo o positivo, siendo que las valoraciones son subjetivas, y si el Estado es el único capaz de proporcionar determinados bienes. Así, “males” públicos demandarían soluciones colectivas que serían “bienes” públicos, incluyendo, según Kaul y otros, las crisis bancarias, crímenes y fraudes en Internet, problemas sanitarios debidos al mayor comercio y transporte de personas, y también del incremento de actividades riesgosas, como el abuso de las drogas y el tabaquismo.

Un programa para aliviar la pobreza en África, por ejemplo, sería un bien público global si, además de mejorar la situación de esa población contribuyera también a prevenir conflictos, o a fortalecer la paz internacional, o a reducir el deterioro ambiental, o a mejorar las condiciones sanitarias globales. Las organizaciones internacionales y las ONG internacionales serían las que proporcionan este tipo de bienes públicos globales (Martin 1999).

Pero si se pudiera justificar la existencia de cualquier bien o servicio con efectos para terceros por el hecho de ser proporcionado por el Estado, o a través de organismos internacionales financiados por los Estados, o en última instancia por contribuyentes nacionales, entonces prácticamente “todo” tiene características de bien público. Un bien público “puro” no sería ya un bien económico, como en el caso del aire puro; y todos los demás serían “impuros” y sujetos a ser proporcionados mediante decisiones políticas, y no por la decisión de los consumidores tomadas en el mercado.

Stiglitz (1999), por ejemplo, considera que el “conocimiento sobre el desarrollo” es un bien público que debería ser provisto por instituciones como el Banco Mundial. Es cierto que las ideas tienen características de bien público, ya que, una vez producidas, su costo de reproducción es mas bien bajo. Esto lleva a dicho autor a pensar que serán “subproducidas” en el mercado, problema que se puede superar con la provisión pública. Sin embargo, el ejemplo no podría ser peor elegido: una gran cantidad de autores han escrito sobre el tema y propuesto enseñanzas sobre el mismo, desde Adam Smith en La riqueza de las naciones hasta una gran cantidad de autores contemporáneos. ¿Por qué hacen eso, si luego, cuando un país se desarrolla —siguiendo, por ejemplo, las enseñanzas de Adam Smith— este o sus sucesores no pueden excluir a quienes implementaron esas ideas y no pagaron por esos beneficios? En otros términos: una vez que dicen cómo se desarrolla un país, nadie parece que les va a pagar por ello; entonces no habría propuestas y el mercado fracasaría en proporcionarlas.

Nada de eso sucede en la realidad, sino todo lo contrario: hay un sinnúmero de libros y artículos sobre las causas del desarrollo económico; un activo mercado de ideas donde compiten las propuestas de Stiglitz con muchas otras. ¿Por qué ofrecen los autores estas ideas, si luego no pueden cobrar por ellas? Existe una gran cantidad de incentivos para hacerlo: el autor cobra un porcentaje por las ventas de sus libros; es invitado a conferencias donde recibe honorarios, viaja a lugares que nunca conocería de otra forma y se aloja en los mejores hoteles; puede llegar hasta recibir el Premio Nobel, que, además de ser un premio suculento, le garantiza un flujo de ingresos asegurado de ahí en adelante, como sabe muy bien el mismo Stiglitz, que lo ha recibido[1].

[1]. “Gran parte del conocimiento que se necesita para el desarrollo exitoso no es patentable; no es el conocimiento que subyace en nuevos productos o procesos. Más bien, es conocimiento fundamental: cómo organizar empresas, cómo organizar sociedades, cómo vivir vidas más saludables de forma que ayudan al medio ambiente. Es conocimiento que afecta la fertilidad y el conocimiento acerca del diseño de políticas económicas que promueven el crecimiento económico” (Stiglitz 1999, p. 318). “Las ideas presentadas hasta aquí dejan en claro que ese conocimiento es un bien público, y sin un apoyo público activo, habrá una sub-provisión de ese bien. Las instituciones internacionales, incluyendo al Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) cumplen un papel especial en la producción y diseminación de este conocimiento” (p. 319).

10 pensamientos en “Caps 2 y 3: fallas de mercado y políticas públicas. ¿Y ahora también los bienes públicos globales?

  1. CAPITULOS 2 y 3

    Resumen

    Los capítulos 2 y 3 del libro tratan sobre las supuestas fallas de mercado y la solución que se propone a las mismas desde las políticas públicas. Estas fallas son principalmente cuatro: competencia imperfecta (monopolios, cárteles, conductas abusivas, etc), bienes públicos, externalidades y asimetrías de la información. A lo largo del capítulo se muestran las diferentes formas en que el sector público intenta corregir estas fallas mediante las regulaciones o la vía impositiva. Sin embargo, queda patente la falta de incentivos del sector público para ser eficiente en la provisión de bienes y servicios así como la presencia de “fallas de política” no estando el Estado, por tanto, exento de problemas.

    Puntos novedosos

    Me ha parecido muy ilustrativo el ejemplo del fracaso del Estado en la preservación del medioambiente en América Latina precisamente por uno de las fallas de mercado que en teoría debería corregir: el de los bienes públicos.

    Así mismo, la tesis de Pigou de internalizar los costes de las externalidades mediante impuestos me ha parecido original y, aunque no exenta de problemas, es una línea interesante de investigación.

    Por último, nunca me había planteado la problemática de los bienes públicos en un contexto internacional (motivado principalmente por la globalización). En efecto, si atendemos a la definición de bien público y lo aplicamos a un contexto internacional, la cantidad de bienes susceptibles de ser considerados públicos aumenta notablemente así como la justificación para crear adminsitraciones supranacionales que aumenten el poder público a costa del mercado (con los evidentes problemas de cálculo económico y de incentivos que ello significaría)

    Preguntas al autor

    En el caso de los supuestos casos de competencia imperfecta, ¿No estaríamos cayendo en una suerte de falacia del Nirvana? Si primero construimos un modelo de competencia perfecta (el Nirvana) donde se establecen unos principios que no son realistas (conocimiento perfecto de todos los agentes, ausencia de barreras de entrada y salida de los mercados, empresas y consumidores infinitos y precio aceptantes, productos homogéneos, etc) y, posteriormente observamos que la realidad no se corresponde con nuestro Nirvana… ¿por qué concluimos que el fallo está en la realidad y no en nuestro modelo irreal e inalcanzable? Lo que es más, ¿por qué creemos que si bien el mercado tiene fallos el Estado carece de ellos y por lo tanto puede solucionarlo todo? El Estado en este análisis parece una especie de Dios omnisciente, omnipotente y omnipresente que carece de los problemas que se le atribuye al mercado.

    Hoy en día no existe actividad que no esté legislada o intervenida por el Estado (desde la vía impositiva a las regulaciones de todo tipo). En este contexto, en el que el mercado queda distorsionado por las políticas públicas y no puede funcionar como lo haría en una hipotética economía de mercado libre, ¿hasta qué punto podemos atribuir al libre mercado los problemas que se generan en la sociedad?

    En cuanto al papel del Estado como garante de los individuos ante las fallas de mercado, ¿hasta qué punto podemos decir que el sector público persigue el interés general y no el suyo propio? Escuelas de pensamiento como la Public Choice ya han venido señalando que el interés de los individuos en el poder es el suyo propio ante todo (y, de forma secundaria, el interés general)

  2. CAPITULOS 2 y 3
    Resumen
    Los capítulos 2 y 3 del libro tratan sobre las supuestas fallas de mercado y la solución que
    se propone a las mismas desde las políticas públicas. Estas fallas son principalmente
    cuatro: competencia imperfecta (monopolios, cárteles, conductas abusivas, etc), bienes
    públicos, externalidades y asimetrías de la información. A lo largo del capítulo se muestran
    las diferentes formas en que el sector público intenta corregir estas fallas mediante las
    regulaciones o la vía impositiva. Sin embargo, queda patente la falta de incentivos del sector
    público para ser eficiente en la provisión de bienes y servicios así como la presencia de
    “fallas de política” no estando el Estado, por tanto, exento de problemas.
    Puntos novedosos
    1. Me ha parecido muy ilustrativo el ejemplo del fracaso del Estado en la preservación
    del medioambiente en América Latina precisamente por uno de las fallas de
    mercado que en teoría debería corregir: el de los bienes públicos.
    2. Así mismo, la tesis de Pigou de internalizar los costes de las externalidades
    mediante impuestos me ha parecido original y, aunque no exenta de problemas, es
    una línea interesante de investigación.
    3. Por último, nunca me había planteado la problemática de los bienes públicos en un
    contexto internacional (motivado principalmente por la globalización). En efecto, si
    atendemos a la definición de bien público y lo aplicamos a un contexto internacional,
    la cantidad de bienes susceptibles de ser considerados públicos aumenta
    notablemente así como la justificación para crear adminsitraciones supranacionales
    que aumenten el poder público a costa del mercado (con los evidentes problemas de
    cálculo económico y de incentivos que ello significaría)
    Preguntas al autor
    1. En el caso de los supuestos casos de competencia imperfecta, ¿No estaríamos
    cayendo en una suerte de falacia del Nirvana? Si primero construimos un modelo de
    competencia perfecta (el Nirvana) donde se establecen unos principios que no son
    realistas (conocimiento perfecto de todos los agentes, ausencia de barreras de
    entrada y salida de los mercados, empresas y consumidores infinitos y precio
    aceptantes, productos homogéneos, etc) y, posteriormente observamos que la
    realidad no se corresponde con nuestro Nirvana… ¿por qué concluimos que el fallo
    está en la realidad y no en nuestro modelo irreal e inalcanzable? Lo que es más,
    ¿por qué creemos que si bien el mercado tiene fallos el Estado carece de ellos y por
    lo tanto puede solucionarlo todo? El Estado en este análisis parece una especie de
    Dios omnisciente, omnipotente y omnipresente que carece de los problemas que se
    le atribuye al mercado.
    2. Hoy en día no existe actividad que no esté legislada o intervenida por el Estado
    (desde la vía impositiva a las regulaciones de todo tipo). En este contexto, en el que
    el mercado queda distorsionado por las políticas públicas y no puede funcionar como
    lo haría en una hipotética economía de mercado libre, ¿hasta qué punto podemos
    atribuir al libre mercado los problemas que se generan en la sociedad?
    3. En cuanto al papel del Estado como garante de los individuos ante las fallas de
    mercado, ¿hasta qué punto podemos decir que el sector público persigue el interés
    general y no el suyo propio? Escuelas de pensamiento como la Public Choice ya han
    venido señalando que el interés de los individuos en el poder es el suyo propio ante
    todo (y, de forma secundaria, el interés general)

  3. RESUMEN DEL TEXTO
    Los capítulos 2 y 3 hacen referencia a las fallas del mercado y cómo los estados aprovechan este concepto para intervenir y «corregir» dichas fallas, surgidas principalmente a raíz de la definición de competencia perfecta, un concepto ideal y por lo tanto inexistente basado en los siguinentes supuestos:
    – Productores de pequeño tamaño en relación al mercado, y por lo tanto incapaces de influir en el precio (son tomadores de precios).
    – Productos homogéneos, imposibilidad de diferenciarse de los competidores.
    – Información y conocimiento perfecto del mercado (datos dados).
    – Igualdad de tecnología y organización empresarial.
    – Libre entrada y salida del mercado.
    Justificando su accionar en que el comportamiento real del mercado se «aleja» del comportamiento óptimo que debería tener, los estados intervienen mediante regulaciones, prohibiciones, patentes, impuestos, promociones, suministrando productos y servicios, distorsionando los precios relativos, que son en definitiva el sistema de información que sirve para los individuos puedan tomar decisiones, haciendo el mejor uso posible de los recursos escasos.
    TEMAS NOVEDOSOS O IMPORTANTES
    Considero importantísimo y algo en lo que se debería tener sumo cuidado, es en la validación y aprobación de teorías ya que, como queda demostrado, comenzar con supuestos equivocados (ideales), acaba teniendo consecuencinas gravísimas en el desarrollo social y económico. Por ejemplo cuando se habla de las externalidades (en rigor, toda acción genera efectos en terceros), se justifica que tanto en las positivas como negativas no se generan los incentivos óptimos, a saber, en las primeras porque no es posible recoger los beneficios y en las segundas porque se distribuyen los costos, y por lo tanto es el estado el que debe regular, proveer, prohibir. Pero, cuál sería el incentivo óptimo si este se refiere a un mundo absolutamente irreal?
    TRES PREGUNTAS AL AUTOR
    1- A raiz del carácter sub-óptimo ¿No sería justamente sub-óptimo cuando interviene un gobierno? Dado que en un mercado libre necesariamente la cantidad óptima es la que intercambian voluntariamente vendedores y compradores.
    2- Cuál es el criterio con el que se define si un bien es público y cuál es el límite? Entiendo lo de no rivalidad y no exclusión, pero con ese criterio, si por ejemplo el televisor de mi casa está frente a la ventana apuntando a la vereda y veo fútbol todos los domingos, de tal modo que quienes pasan pueden detenerse a ver el partido, podría ser considerado un bien público?
    3- Por otro lado, cuando se considera un externalidad negativa, qué se tiene en cuenta? Ya que las valoraciones son subjetivas, por ejemplo un monumento, al igual que una obra de arte, puede ser negativo para algunos y positivo al mismo tiempo para otros.

  4. El capítulo dos del libro se enfoca en los obstáculos que tiene la economía para llegar a su punto óptimo; punto de sincronía entre mercados que en la realidad es inalcanzable por la irrealidad de sus supuestos. A estos obstáculos se les llama fracaso del mercado y la solución típica es optar por la regulación y la provisión estatal; podemos pensar en mercados poco competitivos, efectos negativos no intencionados de ciertos bienes, bienes que difícilmente serán provistos por privados (tanto a nivel local, como global), información no distribuida universalmente, y los procesos históricos inconvenientes. El capítulo tres del libro se enfoca en las soluciones estatales para el fracaso del mercado; entre ellas podemos encontrar a las siguientes: políticas anti monopolio en búsqueda de competencia e impuestos para desincentivar externalidades negativas. Un problema general para todas las políticas públicas es la dificultad de adquirir todo el conocimiento necesario para aplicar una política pública exitosa. Cabe resaltar que la escuela austriaca opta por simplemente recomendar la eliminación de barreras que dificultan la competencia.

    Temas novedosos:

    El intento de enriquecer el cálculo o comparativo de riqueza de las naciones me parece un proyecto muy interesante. Claramente, el cálculo del PIB tiene grandes limitaciones y es necesario contar con una visión más holística de la condición nacional.

    El problema del medio ambiente es mucho más complejo lo que los medios de comunicación permiten ver; los actores que están actuando en favor y en contra de la salud del planeta no están plenamente claros y es necesario observar el detalle de las políticas públicas y del discurso ecologista.

    Preguntas el autor:

    1) ¿Podría un modelo de autogestión de comunidades pequeñas ser una alternativa a la dicotomía entre intervención estatal y libre mercado? ¿Podría funcionar la implementación de políticas de común acuerdo entre pobladores de una comunidad pequeña?

    2) ¿Deberían de concederse derechos de usufructo sobre bienes ambientales del Estado a pequeñas comunidades rurales? ¿Gestionarían de manera sostenible a dichos recursos?

    3) ¿Es posible justificar ciertas intervenciones estatales desde el trabajo de Adam Smith? En ciertas porciones de su trabajo parece ser simpatético con la educación pública y la seguridad nacional.

  5. Resumen:

    El concepto de fallos de mercado surge de comparar la realidad con una construcción imaginaria, útil para saber cómo el mundo no funciona, pero inexistente, que refleja un equilibrio paretiano inalcanzable en la realidad, y sólo existente en la teoría.
    Ante tal “falla” de la realidad frente al modelo imaginario, se impulsa la intervención del Estado (que se conceptualiza de manera utópica) para que acerque la realidad al modelo del Nirwana del Equilibrio General.
    Los supuestos fallos de mercado son la competencia imperfecta, ya que los supuestos del modelo de competencia perfecta, como información perfecta de todos los agentes, homogeneidad del producto, cantidad infinita de empresas todas iguales con la misma estructura de costos, que son tomadores de precios, etc no se dan en ningún mercado real del mundo. Los políticos sugieren ante esta supuesta falla del mercado la creación de una agencia reguladora de la competencia, que evalúe el poder de dominio de las empresas y evalúe la calidad de la competencia; las externalidades negativas y positivas, que llevan a que los mercados produzcan demasiado poco de aquellos bienes con externalidades positivas, para cuya corrección los políticos sugieren subsidios, y que llevan a una sobreproducción de los bienes que presentan externalidad negativas, en cuyo caso los políticos quieren frenar su producción en base a impuestos; la existencia de bienes públicos, que presentan las características de no exluibilidad y no rivalidad en el consumo, cuya producción estaría reservada técnicamente a la provisión estatal; la presencia de información imperfecta o asimétrica, a raíz de la cual el Estado tendría que obligar la revelación de cierta información por medio de la legislación; la supuesta presencia de monopolios naturales por razones de tamaño técnico, por lo que el Estado tendría que monopolizar la provisión o, al menos, regular al proveedor privado; y la “dependencia del camino”, que atraparía a la sociedad en un estándar sub-óptimo tecnológico, del cual sólo se saldría mediante la imposición estatal de un nuevo estándar técnico.
    Para la corrección de estas fallas de mercado, tradicionalmente se recomienda la intervención de la mano visible del Estado a través de políticas públicas que fomenten la competencia, la imposición de impuestos y subsidios pigouvianos, el suministro estatal de bienes públicos, y la intervención regulatoria en el caso del medio ambiente.

    Conceptos importantes:

    1. La idea que el equilibrio walrasiano, en realidad, es un estado de reposo imaginario, en el cual no hay competencia ni función emprendedora
    2. La idea que, en el concepto de bienes públicos, queda en realidad englobado todos los bienes privados, en alguna manera.
    3. El hecho que históricamente visto, el Estado ha producido bienes que no son públicos, y el sector privado ha producido bienes públicos.
    4. La refutación de la distribución de ingresos como falla de mercado
    5. La idea que los funcionarios públicos no pueden tomar decisiones informadas, sin que existan mercados que reflejen las preferencias y valoraciones subjetivas de todos a través de precios.

    Preguntas que le hago al autor:

    1. ¿El Derecho es un bien público? ¿tiene externalidades positivas? ¿qué implicancias tiene esto?
    2. ¿Puede resumir la teoría por la cual se puede deducir que la administración pública será un mal servidor público?
    3. ¿puede desarrollar la idea que el Estado, al ser dueño de los recursos del subsuelo en América Latina, es el causante de los problemas medioambientales?

  6. Capítulo 2 y 3
    1. Resumen
    El capítulo 2 se explica la concepción de las fallas de mercado desde la corriente neoclásica y desde la corriente austriaca. Por un lado, la primera corriente toma tiempo en explicar un mercado perfecto que realmente no existe. La información de los individuos es muy dispersa y es imposible que se pueda conocer todas sus valoraciones, intenciones y necesidades. Luego proceden a analizar las fallas de mercado que son los monopolios, oligopolios, competencia imperfecta, externalidades, bienes públicos, entre otros. Estos temas son abordados más a profundidad en el capítulo 3. De esta manera, la corriente de pensamiento austriaco considera que los mercados son imperfectos y que jamás se llegará a un solo equilibrio, sino que se tenderá a un equilibrio. La supuesta solución es la intromisión del Estado para controlar que los empresarios no abusen de dichas fallas de mercado, a través de control de precios y demás barreras legales. Sin embargo, sus “controles” solo agravan la imperfección de los mercados situación y crean barreras legales que velan por el interés de unos cuantos burócratas del Gobierno.

    2. Conceptos relevantes o nuevos:
    Un monopolio es el resultado de que un individuo o empresa ha obtenido un control total de un recurso, de tal forma que no hay un proveedor alternativo, ni tampoco un bien o servicio sustituto que pueda reemplazarlo.
    Los bienes públicos también se clasifican en bienes públicos globales, los cuales tienen las características de no ser excluyentes ni tener rivalidad en el consumo, pero además que los beneficios sean cuasi universales en términos de países
    Los precios cumplen un rol muy importante: son indicadores de la disponibilidad futura de un recurso y de su futura valuación, y también un incentivo para actuar teniendo en cuenta esa información.
    La intervención del Estado aparece entonces como una salida obvia y que existen soluciones alternativas que sería bueno tomar en cuenta. En uno u otro caso, para que las soluciones cumplan su cometido correctamente, se necesita poner en marcha un conjunto de instituciones que funcionen eficientemente.
    Los problemas de “fallas del mercado” pueden ser resueltos con políticas públicas implementadas por el Estado. No tiene fuertes incentivos para ser eficiente en la provisión de esos bienes o servicios.

    3. Preguntas:
    ¿Por qué sigue siendo más popular la teoría que las empresas tienen incentivos perversos de explotar a los ciudadanos para perseguir sus intereses que la teoría que demuestra que el Estado también persigue el interés propio y no común?

    ¿Qué efecto sobre la sociedad traería consigo si los bienes públicos son administrados por privados? ¿Habría mayor o menor acceso a estos?
    ¿Hasta qué punto las externalidades negativas por contaminación ambiental pueden convertirse de subjetivas a objetivas?

  7. RESUMEN DEL CAPITULO 2 Y 3 DEL LIBRO «EL FORO Y EL BAZAR»
    La teoría del equilibrio competitivo sirve para amoldarnos la cabeza y entender el funcionamiento de los mercados pero está basada en varios supuestos y al analizar la realidad vemos como ésta se aleja de lo propugnado por la teoría. Es lo que se llama fallas de mercado. A continuación las enumera y las explica, Competencia Imperfecta, Externalidades, Bienes Públicos y la información asimétrica. Si el mercado no funciona, ¿qué se puede hacer?. La conclusión de algunos autores y de la sociedad actual es «La acción estatal». ¿Será esta la única salida? En el capítulo 3 se expone los posibles problemas que se generan o se pueden generar cuando actúa el estado para solventar las deficiencias que las fallas pueden generar.
    PREGUNTAS AL AUTOR
    ¿En qué campos considera el Autor que es necesaria la intervención del Estado?. ¿Cuál es la opinión del autor de las personas que se definen Anarcocapitalistas?.

  8. RESUMEN
    A lo largo del capítulo 2 se aborda el tema de los fallos de mercado desde una perspectiva en la que el modelo de competencia perfecta neoclásico se toma como referencia comparativa. Toda diferencia observada con respecto a ese modelo ideal es reputada como competencia imperfecta, es decir, como un fallo de mercado.Del mismo modo las externalidades tanto positivas como negativas, los bienes públicos, la información asimétrica yla dependencia del camino son considerados fallos de mercado. La solución a estos problemas pasa por la intervención del estado a través de determinadas políticas: regulaciones para solventar la competencia imperfecta; impuestos y las subvenciones para las externalidades negativas y postivas, respectivamenre; provisión estatal de bienes públicos y servicios de control de calidad para la información asimétrica.
    IDEAS
    Me parece importate resaltar que los fallos de mercado se categorizan en relación a una idealización formal.
    Creo muy interesante una nota al pie de de Hayek en la que hace referencia a la equivocada disputa sobre planificación o no centrándose en el debate sobre quién es el que debe planificar.
    Relacionado con el punto anterior, la imposibilidad del propio estado, por mucho poder coactivo y suponiendo incluso las mejores intenciones, de lograr su cometido por el problema fundamental del conocimiento al que se enfrenta.
    PREGUNTAS
    ¿Hay algún bien o servicio que el mercado no pueda proveer y necesariamente el estado deba intervenir?
    En comunidades pequeñas en las que determinados servicios no son susceptibles de ser realizados por el mercado debería el estado proveerlos. Ejemplo: zonas rurales con escasa población.

  9. In ‘El Foro y El Bazar’, the author points out why Pareto equilibrium is both unrealistic and unachievable — with some fair criticisms from Israel Kirzner.

    He goes on to point out some important critiques of perfect competition: that producers are so small that they can have no impact on price (they are “price takers”); that they sell homogeneous products; that there exists perfect information; that they all use the same technology, have the same type of business structure; and that there exists freedom of entry and exit to and from the market. Yet real competition is much more dynamic than this.

    Elsewhere the author analyzes ‘market failures’ and shows how many of the so-called failures of the markets (if really failures at all) are, in fact, failures of the state. In the latter part of chapter 3 he gives several examples of how the environment is indeed worse off due to actions of the state, and often the justifications for particular state actions run contradictory to other actions of the state. To name just one example, fossil fuels are blamed for climate change and seen as an obvious example of market failure. The state is asked to intervene. Yet this seems to forget that fossil fuels and fossil fuel production is highly subsidized by the state in various ways. We can look to the activities of PDVSA in Venezuela and Petrobras in Brazil for obvious examples.

    ====

    Important theme:

    I liked very much your section on Latin America & market failures. I have written on rationality in economics in the past and am always looking for good examples of how the state paternally both lightly nudges and sometimes outright forces our actions in opposite directions at the same time (and all the while it tells us that we are irrational if we do X or Y, while incentivizing us to do X or Y! I will remember your work in the future.

    ====

    Question to the author:

    I was very happy to see that you included Mankiw in the text a couple of times in the section on externalities and on public goods. From some of the other Austrian economists, I have noticed that some of them critique public goods, perfect competition, etc. without citing exactly who (which neoclassical economists) actually say the things that the Austrians critique.

    To my point, I wonder if neoclassical economics has evolved a bit on the subject of public goods? The reason I ask is because the 6th ed. of Mankiw’s ‘Principles of Microeconomics’ (2012) gives 3 conditions for a ‘perfectly competitive market’ (on pages 66 & 280):
    a. The product is homogeneous.
    b. The number of sellers are so numerous that none of them can affect price.
    c. Firms can freely enter or exit the market. However, Mankiw discounts the importance of this criteria, saying that it is “not necessary for firms to be price takers.” He only includes it at all because it “is a powerful force shaping the long-run equilibrium.”

    But in chapter 2 of ‘El Foro y El Bazar’, you provide 2 additional necessary conditions for perfect competition:
    d. There exists perfect information.
    e. That all sellers are using the same technology and have the same business structure.

    I know, of course, that not every neoclassical economist agrees with every point of every other. Neoclassical economists are not homogeneous themselves. So maybe this is the reason that I am not finding all 5 of your criteria for perfect competition in Mankiw’s work. Regardless, I would be interested to know your perspective on the two additional criteria for perfect competition that you provided that Mankiw did not.

  10. 1.
    Las fallas del mercado, son fallas que provienen de la falta de información entre los actores involucrados en el mercado, imposibilitando la coordinación entre los mismos.
    Dicha falta del ideal de un mercado perfecto, obliga a que dichas fallas sean solucionadas o por lo menos, como vemos en la realidad, se intente solucionarlas, por medio de la intervención estatal.
    Se demuestra mediante diversos ejemplos que dicho intento de solución o mejora de dichos procesos de mercado por parte de la acción estatal, en muchos casos lejos de arreglar, crean condiciones que crean ineficiencias dentro del mercado, como por ejemplo el monopolio y presiones por medio de lobbies de sectores que bloquean el bienestar común.
    A su vez se incluye el concepto de externalidades y nuevamente el rol del Estado para intervenir en ellas por medio de regulaciones o impuestos para incentivar en ciertos casos, o bloquear o disminuir en otros.
    2.
    Resulta interesante el planteamiento de la “mejora continua” de los procesos de mercado, por medio de la información que poseen los actores del mismo. El ideal de un mercado perfecto involucraría una sincronización perfecta de la información entre dichos actores, algo que para nuestra realidad, es imposible de concretarse, a lo cual en dichos vacíos de información que imposibilitan dicha coordinación, se encuentra el Estado, como solución más inmediata de los mismos, sin embargo, como dicho anteriormente, la acción estatal, está lejos de ser eficiente, siendo en muchos casos, un detonador para problemas más profundos dentro del mercado, es decir, entra para solucionar y en ciertos casos termina empeorándolo.

    3.
    ¿Es posible considerar al Estado como garante del bienestar común y como titular para solucionar las fallas del mercado, sabiendo que este está conformado por personas que posiblemente busquen únicamente su bienestar individual?
    ¿Cuáles serían las consecuencias de no tener la “acción estatal” que intenta solucionar la imperfección del mercado, dentro del mismo mercado?
    ¿Podrían las organizaciones civiles jugar algún papel dentro de la búsqueda de solución de las fallas del mercado?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *