James Buchanan realizó un fundamental aporte a la ciencia económica al introducir y desarrollar el “Análisis Económico de la Política”, conocido como Public Choice. Allí, desarrolla una visión del proceso político como si fuera un “mercado” y las acciones de los votantes fueran similares a las decisiones que toman como consumidores.
Ludwig von Mises parece tener una visión opuesta, pero tal vez complementaria, no contraria a ese enfoque del Public Choice. En lugar de ver a la política como un mercado, Mises ve al mercado como una democracia.
Así, por ejemplo, en un artículo publicado en 1936 “El Orden Económico y el Sistema Político (Wiener Wirtschaftwoche), dice:
“El mercado selecciona a los emprendedores y capitalistas –los hace ricos; el mercado también los puede volverlos nuevamente pobres y removerlos de su posición si fracasan en satisfacer las necesidades del consumidor. Es cierto que en el mercado hay derechos universales de voto pero no iguales. El poder del voto aumenta con el tamaño del ingreso. Pero este mayor poder de voto es, el mismo, resultado de un voto en el mercado. Puede ganarse y mantenerse solamente pasando la prueba del mercado, a través de un manejo exitoso de los medios de producción en consonancia con los deseos de los consumidores. En una economía capitalista que no está restringida por la acción del estado, la propiedad es el resultado de un plebiscito diario de los consumidores, quienes tienen un mandato soberano e irrevocable. Aunque la propiedad de la tierra tienen un origen pre-capitalista, la riqueza de los propietarios debe pasar este examen para ser preservada; por lo tanto, los bienes inmuebles también están sujetos a la ley del mercado.”
Pero luego, Mises analiza la democracia política y aquí sí parece diferenciarse de Buchanan. Mientras éste es un “escéptico” respecto a la “perfección” de la democracia para plasmar los deseos de los votantes, Mises parece ser un “ultra-optimista”, no parece haber en su análisis lugar para las “fallas de la política” que con tanto acierto ha desarrollado la escuela de Public Choice.
“La estructura de la democracia política se corresponde con la estructura democrática del mercado. El ciudadano tanto como el consumidor decide quién debe dirigir la producción según sus deseos; de la misma forma que reemplaza al emprendedor y al capitalista que no satisface las necesidades de consumo con otros hombres, también tiene el poder en sus manos de reemplazar a los líderes políticos que no llevan donde el votante quiere ir. Así como el mercado busca que la producción se dirija según los deseos de los consumidores, una constitución democrática asegura que el poder gubernamental sea ejercido según los ideales políticos del electorado.”
La posición de Mises es luego retomada por Bryan Caplan en el libro “The Myth of the Rational Voter”: http://www.amazon.es/The-Myth-Rational-Voter-Democracies/dp/0691138737
Allí, la posición “miseana” de Caplan es básicamente la siguiente: el problema no es que la democracia “fracasa” y los políticos se alejan de lo que quieren los votantes…, el problema es lo que quieren los votantes! Estos persiguen teorías erróneas y luego, los políticos las proveen incluso aunque no crean en ellas, pero tienen que hacerlo para ganarse el apoyo de los votantes. Caplan no niega que luego estos persigan sus propios intereses.
El economista James M. Buchanan realizo un gran aporte a la ciencia económica al desarrollar la teoría de la elección u opción publica, conocida como public Choice, con la cual gano el Premio Nobel de economía en 1986.Con dicha teoría Buchanan descubrió que era posible la aplicación de la economía a las decisiones políticas , y también a la de los ciudadanos, tratando de analizar las fallas del gobierno y como afectan las decisiones que toman las autoridades políticas a todos los individuos de la sociedad. Sostiene que son los ciudadanos, quienes deben tener la posibilidad de elegir entre las diversas opciones existente en le mercado, y de esa forma controlar las decisiones de los actores públicos e intervenir en las mismas.
La Teoría de la elección u opción pública comprende dos ramas: La elección publica positiva, que estudia las decisiones colectivas o publicad de los agentes políticos, y La economía política constitucional que pretende desarrollar un marco institucional que aminore el poder político frente a la sociedad civil.
Es por eso que Buchanan como sostiene el texto, es un “escéptico” respecto a la “perfección” de la democracia para plasmar los deseos de los votantes. Si lo comparamos con la realidad, considero que es verdad que debemos ser los ciudadanos, cada uno de nosotros los que debemos de alguna manera controlar las decisiones de las autoridades, pero el problema esta en que muchos de nosotros no contamos con las herramientas suficientes debido a la falta de información con la que contamos.
Me pareció interesante ver la vinculación que tiene la “democracia” con el “mercado”, y si se me permite agregar, no solo con este ultimo a secas, sino con lo que es el “Mercado Capitalista”
Leyendo a algunos autores que expusieron sobre el tema me pareció interesante mencionar la posición de Sartori que afirma que “la democracia se podría asumir bajo la acepción particular de la “democracia económica”, entendida como la búsqueda de la “[…] igualdad económica, por la eliminación de los extremos de pobreza y riqueza y, en consecuencia, por una redistribución que persigue el bienestar generalizado”
Entonces, la “Democracia”, entendida en estos términos no seria compatible a la economía de mercado capitalista, dado que en esta los individuos definen la asignación de acuerdo a los recursos que poseen individualmente, los que en su distribución son altamente desequilibrados y desiguales.
Según Robert Dahl el desarrollo de la cultura esta asociado con la economía libre. El señala que si bien la economía libre es una condición para la vida democrática, ésta genera inevitablemente desigualdad en los recursos políticos de que pueden disponer los ciudadanos. Así, una economía capitalista de mercado daña seriamente a la igualdad política, por cuanto los ciudadanos que tienen disparidades en relación a la posesión de bienes económicos, difícilmente podrán igualarse políticamente. Debido a la desigualdad en recursos sociales, algunos ciudadanos obtienen una influencia significativamente mayor que otros sobre las decisiones políticas y las acciones del gobierno
El entiende que el capitalismo sin intervención y regulación estatal no puede subsistir en países democráticos al menos por dos razones:
a) Las instituciones básicas del mismo capitalismo de mercado exigen una extensa regulación e intervención estatal. Asuntos vitales como mercados competitivos, propiedad de las unidades económicas, ejecución y respeto a lo contratado, prevención de monopolios, etc., dependen de políticas, leyes y acciones por parte del gobierno. Una economía de mercado entonces no es completamente auto-regulada, ni tampoco puede llegar a serlo.
b) Si no hay intervención estatal, muchos individuos y grupos pueden resultar dañados en este juego de intercambio. Los actores económicos movidos por su interés personal no tienen incentivos para preocuparse por el de otros, ni menos por el del colectivo cuando se trata de buscar sus utilidades.
Las respuestas entonces, el ciudadano las busca en el gobierno, en las instituciones políticas y en sus representantes, y el gobierno se ve obligado a intervenir para alterar un resultado que de no hacerlo dañaría a otros ciudadanos.
Buen día.
Particularmente estoy de acuerdo con la postura de James Buchanan donde ve al proceso político como si fuera un mercado. En ambos casos hay consumidores, en el caso del mercado, compran un producto/ servicio; y del lado del proceso político con el voto se podría decir que compran una ideología, una promesa.
Las acciones de lo votantes se comportan como la de los consumidores. Como consumidor elijo el producto / servicio que satisfaga mejor mis necesidades y me de un valor agregado. En el caso de los votantes ocurre algo similar, se vota a quien se crea que pueda satisfacer una necesidad, y resolver ciertos problemas de interés social y particular.
Pero es menester señalar, que así como un consumidor o votante te compra o elige, puede que ocurrir que también no te compre más o te deje de elegir ,¿ y por que?, veamos un sencillo ejemplo:
El supermercado» Dia % » sostiene como su promesa » Si pagás más es porque querés». Si vamos a dicho Supermercado, espero que cumpla su promesa (que ofrezca productos con los precios más bajos del mercado), cuando ya no la cumpla, es decir, si voy y no veo diferencia en precio con respecto a otros supermercados, cambio de lugar de compra, y si » Dia % » no cambia su estrategia, probablemente, su clientela comience a disminuir, obteniendo en consecuencia menores utilidades, y en el peor de lo casos dicha empresa desaparezca del mercado.
En Política es similar, votamos un candidato en función de la promesa que hace para que lo votemos. Si no cumple su promesa (necesidad social-individual que prometió, antes de llegar al poder, que iba a cumplir o satisfacer), probablemente pierda credibilidad, ocasionando que muchas personas que lo votaron lo dejen de votar, perdiendo así un gran caudal de votos, o que tal vez la gente ya no lo vote más, pudiendo ocurrir que en ciertos casos ante el descontento y la presión social pueda verse obligado a renunciar antes que termine su mandato. Con lo cual considero que puede establecerse que la estructura de la democracia política se corresponde con la estructura democrática del mercado.
Alan Ricco.
“De esta forma, Buchanan pone en cuestión uno de los conceptos elementales de la democracia representativa: la delegación de los asuntos de los ciudadanos en manos de políticos profesionales. Precisamente, esta delegación hace que las pensiones, la educación, la salud, las relaciones laborales y también el medio ambiente queden a merced de decisiones burocráticas en manos de políticos que no necesariamente se guían por el «bien común».
Pero, ¿cuál es la alternativa a este paradigma? Buchanan, siguiendo a Wicksell, propone un cambio de reglas. Imaginemos que se presenta un proyecto público ¿Cómo estar seguros que amerita el gasto? Buchanan afirma que «el costo lo amerita si los que se benefician pagan lo suficiente para cubrir los costos del proyecto. Así que debe haber algún tipo de arreglo o esquema tributario por medio del cual uno puede lograr un acuerdo general unánime. Se puede utilizar la regla de la unanimidad como una medida contra la cual se calcula el nivel de eficiencia en el sector público» (Buchanan, 2001)” (1)
Considero la postura de James Buchanan acertada, aunque no útil para la época actual. La regla de la unanimidad que propone para la toma de decisiones plantea una utopía difícil o imposible de llevar a cabo.
Viendo el caso de argentina con 42 millones de habitantes sería imposible lograr la unanimidad, si la habría con respecto a ciertos derechos considerados fundamentales por el mayor número de la sociedad. No sería tan fácil en torno a ciertos derechos de segunda o tercera necesidad, debido aquí las cuestiones socioculturales diferencian el pensamiento de las personas y la escala de valor con la que miden.
La respuesta de Buchanan y Tullock a este conflicto es que hay ciertas decisiones que deberán ser tomadas unánimemente por el conjunto colectivo, mientras que hay otras de menor importancia que podrán ser tomadas por reglas menos rigurosas abandonando la regla de la unanimidad.
Aplicando esta regla, seguramente se lograría que el conjunto de dirigentes electos respeten las decisiones de quienes representan, sin apartarse de estos intereses, aunque su real aplicación queda en tela de juicio.
(1) http://www.ieep.org.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=1803&catid=43:liberalismo-economico&Itemid=101
Concuerdo con la postura de James Buchanan donde ve al proceso político como si fuera un mercado
En el mercado los consumidores adquieren de los productores determinados bienes y servicios con el objeto de satifacer sus necesidades, teniendo en mi mira su escala personal de deseos, correlativamente en el ambito politico los votantes nos comportamos como consumidores ya nos encontramos frente a un » mercado de ideas o ideologias» que cada uno de nosotros «adquirimos » en base a cual de las mismas » representan » mejor nuestros valores morales, culturales, economicos, etc.
Cuando el productor elegido por el consumidor logra colmar sus necesidades , èste lo seguirà eligiendo, de modo inverso, cuando no satisface las mismas, cambiara de productor.
Lo mismo ocurre con la politica, si el politico plasma en la realidad la » idea-ideologia» propuesta, el votante se sentira satisfecho y lo votara nuevamente,a contrario sensu buscarà otro que detente sus mismos ideales.
La posición de caplan es la mas acorde a lo que ocurre en la actualidad. El clientelismo politico culmina en decisiones que no son necesariamente lo mejor para la sociedad entera ya que no persiguen el bien común sino agradar a la mayor cantidad de votantes aun cuando sus necesidades no son realemte satisfechas; esto es luego utilizado por quienes detenten el poder para perseguir sus fines particulares.
Me gustaría resaltar de la interesante teoría de Buchanan la aplicación como método de estudio del individualismo metodólogico.
Realiza su análisis haciendo eje en el individuo racional que busca satisfacer sus intereses particulares y maximizarlos.
Señalo esto para oponerlo al sociologismo, estructuralismo, historicismo, puntos de partida de las ciencias sociales, en mi opinión, poco eficaces al poner abstracciones de la razón por encima del individuo racional. Esto no implica la negación de la importancia de las ideas, de las abstracciones colectivas, etc,. como determinantes de la acción individual, solo remarco su dudosa eficacia como puntos de partida para un análisis científico social.
Y la aplicación del método no finaliza en la explicación de la conducta del votante racional en las elecciones democráticas, ya que no quedan afuera los políticos y burócratas. Esto último es importante, si comprendemos que la participación en el espacio público no hace perder, y esto no debería ser aclarado, la humanidad.
Se sigue entonces que un político difícilmente puede gobernar a favor de toda una sociedad por la evidente imposibilidad de comprender los numerosos y diversos intereses individuales. Por esto es importante la existencia de mecanismo de control ciudadano de los actos de gobierno.
Estoy de acuerdo y creo acertado el aporte de James Buchanan acerca del “Análisis Económico de la Política». Me parece que el proceso político bien puede ser visto como el mercado mismo, ya que dentro de este proceso hay diversidad de etapas, opciones, propuestas -o se supone debe haber-, «posibilidades» y me atrevo a asegurar que con el mercado sucede exactamente lo mismo. Del mismo modo, las acciones, o mejor dicho: las elecciones de los votantes pueden ser perfectamente comparables, semejantes con la de los consumidores.
Pero me resuena y me cuesta concordar con la visión de Ludwing Von Mises al ver el mercado como una democracia. Si bien lo que postula Mises no me convence, me he comenzado a preguntar si la idea que tengo de democracia no resulta demasiado utópica.
“El mercado selecciona a los emprendedores y capitalistas –los hace ricos; el mercado también puede volverlos nuevamente pobres y removerlos de su posición si fracasan en satisfacer las necesidades del consumidor.»
Me cuesta asociar esta frase a la idea de democracia, en primer lugar, porque no todos están en iguales condiciones, y es a partir de aquí que todo lo que se desprenda ya no concuerda.
Se supone que en democracia el pueblo mismo es quien se gobierna, a través de sus elecciones, del voto, por ejemplo. No creo que suceda lo mismo con el mercado. Al contrario.
Si bien el mercado no puede estar ajeno a las elecciones o posibilidades de los consumidores/votantes me parece que éste está muy por encima de éstos, que poco o casi nada el mercado esta atento a ellos. Pareciera ser que cada vez se excluye más que incluir. Y es acá mismo donde comienzo a preguntarme y hasta casi confirmar que lo mismo acontece con lo que se llama hoy «democracia».
Tanto el consumidor como el votante deciden, si, deciden, pero, ¿deciden?
¿Cuentan con toda la información para decir que deciden?, la información con que cuentan es positiva, objetiva, real, sincera, y si es alguna de ellas o todas, en que porcentaje.
Sin dudas son similares, los que manejan tanto el mercado como los políticos tienen el mismo objetivo, ambos informan lo que les conviene, ambos buscan su beneficio personal, además, los políticos están dentro del mercado, son una parte del mercado.
No tendría que ser así, tendría que ser bien diferenciado, tampoco tiene que ser uno u otro, ni uno por encima del otro, tranquilamente y es como debería ser complementarse, pero cuando todos tiramos para nuestro lado no vamos para ninguno y entonces en vez de que el camino sea uno y para adelante, es una lucha de poder, una lucha por ganar sin importar costos.
Nuestra educación, nuestra ambición, nuestro egoísmo, nosotros, nosotros, nosotros, no permite ni que predomine el estado ni el mercado ni el monarca, ni nada, necesitamos que nos controlen, debemos entender que lo mejor es el equilibrio, complementarse, que de esa manera el crecimiento será para todos, pero podremos entender que dejarnos de lado es un beneficio para nosotros, para todos, o ¿queremos todo para nosotros?
¿Hay fallas o realmente funciona? Según entiendo tanto el mercado como la democracia presentan fallas.
Desde el punto de vista del mercado para poder lograr el Óptimo de Pareto se debe alcanzar el Equilibrio Gral. de Competencia y si esto no se verifica es porque hay fallas en el mercado, entonces tiene que intervenir el Estado, y creo que esto se asimila en algunos aspectos con los fundamentos de la economía política de Mises que son 3:
La civilización: La sociedad humana es una civilización de deseosos de cooperar entre sí.
El gobierno: El Estado es el aparato de coacción y el gobierno es el conjunto de personas y entidades encargadas de manejar ese organismo de coacción.
Las ideas: Van son la rectora de la sociedad.
Pero deteniéndome en uno de los fundamento de Mises, en el gobierno, encuentro que según él, el poder del gobierno tiene que ser muy limitado, solo para proteger la propiedad privada y la paz.
Pero mi pregunta sería ¿qué es proteger la propiedad privada? En el ámbito del derecho el concepto de propiedad privada hace referencia al poder jurídico completo de una personan sobre una cosa. La forma en que esta idea se plasma en la realidad es a través de las leyes, y es entonces en el Artículo 17 de la Constitución Nacional donde podemos ver que el Estado protege la propiedad privada: “La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley…”
Pero no me parece que se utilice el poder del legislador para proteger la propiedad privada como un medio para justificar los monopolios ya que no se lograría la competencia y me parece que sin competencia el marcado tampoco funciona, al contrario crecería la pobreza por la ambición de la minoría.
En Public Choise hay 3 conceptos:
Individualidad metodológica: que ¬¬¬¬el interés e incentivos existen en todas partes, incluso en la política. Los políticos son seres humanos y responden a los incentivos.
La toma de decisiones racionales: Los seres humanos son seres racionales en la vida política.
Énfasis en los procesos (entendido como mercado): entiende que el mercado político es igual al mercado económico; porque el mercado político genera las distintas preferencias individuales pero a diferencia del mercado económico tiene un solo resultado. Por ejemplo hay varios votantes pero un solo candidato, y las políticas tomadas son la de los partidarios de ese partido político en el poder.
“Así como el mercado busca que la producción se dirija según los deseos de los consumidores, una constitución democrática asegura que el poder gubernamental sea ejercido según los ideales políticos del electorado.” Pero es acá donde encuentro un problema: si los consumidores somos seres racionales y actuamos por incentivos, somos imperfectos y si asumimos que el mercado funciona según los ideales políticos del electorado, también tenderá a ser imperfecto porque los cargos serán ejercidos por personas que también son consumidores y también actúan por incentivos.
A su vez considero que los consumidores son egoístas y no piensan en la economía de ayer, hoy y mañana, sino que desean satisfacer sus deseos egoístas sin importar los perjuicios que pueda causar, al menos que se les ponga límites y es ahí donde creo que el Estado a través de normas constitucionales es donde tiene que intervenir, para planificar como un estado y no como un conjunto de consumidores y/o electores de determinado tiempo y espacio.
Y por último según Bryan Caplan: El problema que hay en el mundo político se basa en la ignorancia racional. Y según él hay perjuicios que son bien comunes: anti mercado, anti inmigrantes, énfasis en el trabajo, no el valor.
Pero ¿Quién puede decir a otro: vos estas en la ignorancia y yo en la razón? No somos todos seres racionales?, pues si fuera así entonces serían ignorantes los electos y los votantes. No me parece que los votantes persigan teorías erróneas sino que persiguen sus propios interés, al igual que los candidatos, porque aun si quisieran y “supieran” la manera de regular la economía, se han demostrado varios antecedentes históricos en la Argentina por la cual la economía ha decrecido por los interés ambiciosos de la minoría porque el hombre es por naturaleza egoísta además de racional.
Veo un gran acierto en la relacion y comparacion entre la economia y la democracia. Ambas se rigen por el poder de las reglas humanas y, aunque en algunos casos dichas reglas existan codificadas y debido a las cuales la politica toma un recorrido sin demasiados sobresaltos ni cambios, el fin de cada accion politica o economica es satisfacer la demanda del individuo. En el caso economico, hay un margen extremadamente amplio para el sobresalto y cambio de paradigma en el consumo y la demanda. Es decir, la economia tiene una funcion de variacion muchisimo mas amplia y dinamica que la politica.
Por otro lado, la politica actual es casi una venta de un producto. Con estrategias marketineras los dirigentes venden su marca para captar a la mayor cantidad de consumidores. Tal vez por esto, las ideas comiencen a infravalorarse cada vez mas, para comenzar a darle paso a discursos y slogans pegadizos, intentando impregnarse en el inconsciente individual, tal como lo haria la oferta en el ambito economico. Tal vez por eso la actualidad politica y la baja de precios en las ideas, lleven a la gradual quiebra de la empresa Democracia.