Excelente artículo sobre el vino Famiglia Bianchi Malbec, que acaba de ganar un concurso en Francia como el mejor vino tino del mundo y que, sin embargo, es barato, ya que su precio es (hasta ahora) de 96 pesos, o unos 10 dólares.
http://www.lanacion.com.ar/1674347-puede-un-vino-de-96-pesos-ser-el-mejor-del-mundo
El artículo presenta algunos comentarios muy útiles para explicar el papel que cumplen los costos en la formación de los precios. Hemos señalado en las clases que el valor es algo subjetivo, no objetivo, que depende de las valoraciones “subjetivas” de demandantes y oferentes, y que no puede explicarse a través de teorías que señalan al valor como originado en el trabajo o el costo de producción, o a la utilidad en la demanda y los costos en la oferta.
Sin embargo, la experiencia diaria pareciera indicar lo contrario: uno ve que el verdulero compra su mercadería, luego le agrega un porcentaje que cubra sus costos y le genere una ganancia y así establece su precio de venta. Algo similar plantea el artículo cuando se pregunta si un vino bueno es necesariamente caro o, como en este caso, resulta elegido como el mejor del mundo, pero es barato.
En primer lugar, el artículo señala que, en términos generales, existe un vínculo entre precio y calidad:
«A la hora de catar a ciegas, es posible que un vino de 80 pesos esté a la par de uno de 500, o uno de 40 con uno de 300. Todos pueden obtener buenos puntajes. Sólo que en la media, los vinos elaborados en gamas mayores de precios, y, por lo tanto, más cuidados, ofrecen mayor cantidad de matices y, por ende, suelen obtener puntajes más altos, porque se acercan más a la experiencia tope que busca un catador», agrega Hidalgo, creador de Vinómanos, la primera wine app de la Argentina.”
Este malbec ganó la competencia, ciega, es decir, los jueces cataban los vinos sin saber cuáles eran, pero el consumidor no va “ciego” a comprar, y por eso hay otros factores que entran en juego.
Ahora viene el argumento respecto a los costos:
“… hasta cierto punto el precio del vino refleja el costo de elaboración y, a mayor costo, es de esperar mayor calidad. «Hay una franja en la que el precio tiene justificación de costos: uvas más caras, barricas más caras, botellas más caras, enólogos y profesionales altamente remunerados, bodegas costosas. Esa cuenta se verifica siempre por debajo de los 50 o 60 pesos. Ahí, cada peso de aumento en los costos se traduce en un aumento del precio del vino. Esa brecha se estira hasta los 100/120 pesos hoy, aunque con la inflación es difícil establecer una barrera. De ahí en más, el precio no responde al costo, sino a un planteo comercial: si es más o menos exclusivo, a quién le habla la marca y quiénes son sus consumidores», explica Hidalgo.”
En verdad, como veremos luego con más detalle, el bodeguero que decide gastar “más” en un vino de 50 pesos lo hace tomando en cuenta “costos de oportunidad”, ya que en ese momento el dilema que se le presenta es si gasta más en mejores barricas o botellas para este vino, o gasta ese dinero en otra cosa, en otro vino, o en otra actividad. La evaluación de esas distintas alternativas es “subjetiva”, ya que lo hace evaluando potenciales ganancias futuras, pero inciertas.
«A partir de los 150 pesos, el precio de una botella se explica por una cuestión de marketing y de posicionamiento -coincide Fabricio Portelli, periodista especializado en vinos y sommelier-. El problema es que muchas bodegas miran a la de al lado para fijar sus estrategias de marketing y, entonces, si una sube el precio por alguna razón específica, las de al lado también lo suben. Por eso hay muchos vinos con precios inflados y consumidores que nunca llegan a terminar de enganchase con esas marcas.»
Aquí, ya claramente la demanda es subjetiva y el precio poco tiene que ver con el costo incurrido. Pues cuando se compra un vino no se busca solamente una determinada calidad. Dice el artículo:
“… Iglesias advierte que la calidad del vino no es el único factor que orienta la elección del consumidor. «La mayoría de los consumidores cuando abren una botella buscan la imagen de determinada botella en la mesa o el saber que al regalar un vino van a quedar bien. Y a veces todos esos factores no te los cubre sólo la calidad del vino: te los cubre el peso de la etiqueta. Y creo que eso también es respetable.» «Cada uno sabe lo que puede invertir en una botella de vino -afirma Portelli-. En función de eso, deberá primar la ocasión de consumo y qué quiero lograr: quiero impactar, quiero quedar bien con un regalo, quiero cumplir o que todos hablen del vino. Para lograr este tipo de cosas, hay que hacer el mínimo esfuerzo de informarse un poco.»
Estas valoraciones son claramente subjetivas. Entonces, del lado de los demandantes, está claro que dependerá de las preferencias de cada uno: unos buscan calidad, otros buscan marca, otros impresionar a quien lo invitó a comer, o impresionar a mis invitados, etc.
Es más, seguramente el precio del Famiglia Bianchi va a subir, pero no ya, o solamente, por el afán de lucro de sus productores, es que ahora nos está ofreciendo otra cosa. Aunque físicamente sea el mismo vino, en verdad no lo es. Ahora llego al asado con los amigos y llevo «el mejor tinto del mundo». ¿Cuánto vale eso? Mucho para algunos, nada para otros. Depende de las valoraciones subjetivas que son diferentes en cada uno de nosotros.
¿Y del lado de los oferentes? ¿Sus valoraciones, que llevan a establecer sus precios, dependen de sus costos?
Pues todo depende de qué costos estemos hablando. Si se trata de los costos contables, de los costos de producción, de cuánto me costó producir un vino, está claro que influyen pero no en el precio sino en la decisión de producir futuros vinos, para lo cual tomo en cuenta esos costos históricos, pero sin ninguna seguridad de que se repetirán en el futuro, por eso son “subjetivos”. En el momento en que la familia Bianchi se plantea hacer este malbec o no, realizará un cálculo de costos esperados y de ingresos esperados, y si el resultado es positivo, avanzará en su producción.
Pero una vez que el vino ha sido producido, lo que enfrenta el productor no es ya los costos de producción, que son costos del pasado, hundidos, sino “costos de oportunidad”. El costo de oportunidad son las otras alternativas que uno deja de lado cuando toma una decisión. Ahora la familia Bianchi tiene que decidir a qué precio lo ofrece, o si lo retiene para más adelante, o si lo mezcla con otro, etc.
En ese sentido, el costo de oportunidad de este malbec a 96 pesos puede bien haber sido ofrecerlo a 250 pesos o a 50 pesos. Pero, ¿qué cantidad se iba a vender a un precio o a otro? Tal vez lo ponían a 250 y no se vendía, o le quitaba mercado a otra marca de la misma bodega, y el resultado era negativo. Tal vez lo ponían a 50 y se vendía apenas cubriendo sus costos de producción pero deteriorando su marca, porque ahora quedaba catalogado como un vino “barato” que ya no da un servicio de “prestigio” al regalarlo a un amigo o socio.
Esa valoración respecto a las distintas posibilidades, es decir, respecto al “costo de oportunidad” es claramente subjetiva, vinculada con eventos futuros, y apenas relacionada con el costo de producción, que todo productor quiere recuperar, por supuesto, pero que no “determina” el precio al que finalmente se vende.
Excelente artículo sobre el vino Famiglia Bianchi Malbec, que acaba de ganar un concurso en Francia como el mejor vino tino del mundo y que, sin embargo, es barato, ya que su precio es (hasta ahora) de 96 pesos, o unos 10 dólares.
http://www.lanacion.com.ar/1674347-puede-un-vino-de-96-pesos-ser-el-mejor-del-mundo
El artículo presenta algunos comentarios muy útiles para explicar el papel que cumplen los costos en la formación de los precios. Hemos señalado en las clases que el valor es algo subjetivo, no objetivo, que depende de las valoraciones “subjetivas” de demandantes y oferentes, y que no puede explicarse a través de teorías que señalan al valor como originado en el trabajo o el costo de producción, o a la utilidad en la demanda y los costos en la oferta.
Sin embargo, la experiencia diaria pareciera indicar lo contrario: uno ve que el verdulero compra su mercadería, luego le agrega un porcentaje que cubra sus costos y le genere una ganancia y así establece su precio de venta. Algo similar plantea el artículo cuando se pregunta si un vino bueno es necesariamente caro o, como en este caso, resulta elegido como el mejor del mundo, pero es barato.
En primer lugar, el artículo señala que, en términos generales, existe un vínculo entre precio y calidad:
«A la hora de catar a ciegas, es posible que un vino de 80 pesos esté a la par de uno de 500, o uno de 40 con uno de 300. Todos pueden obtener buenos puntajes. Sólo que en la media, los vinos elaborados en gamas mayores de precios, y, por lo tanto, más cuidados, ofrecen mayor cantidad de matices y, por ende, suelen obtener puntajes más altos, porque se acercan más a la experiencia tope que busca un catador», agrega Hidalgo, creador de Vinómanos, la primera wine app de la Argentina.”
Este malbec ganó la competencia, ciega, es decir, los jueces cataban los vinos sin saber cuáles eran, pero el consumidor no va “ciego” a comprar, y por eso hay otros factores que entran en juego.
Ahora viene el argumento respecto a los costos:
“… hasta cierto punto el precio del vino refleja el costo de elaboración y, a mayor costo, es de esperar mayor calidad. «Hay una franja en la que el precio tiene justificación de costos: uvas más caras, barricas más caras, botellas más caras, enólogos y profesionales altamente remunerados, bodegas costosas. Esa cuenta se verifica siempre por debajo de los 50 o 60 pesos. Ahí, cada peso de aumento en los costos se traduce en un aumento del precio del vino. Esa brecha se estira hasta los 100/120 pesos hoy, aunque con la inflación es difícil establecer una barrera. De ahí en más, el precio no responde al costo, sino a un planteo comercial: si es más o menos exclusivo, a quién le habla la marca y quiénes son sus consumidores», explica Hidalgo.”
En verdad, como veremos luego con más detalle, el bodeguero que decide gastar “más” en un vino de 50 pesos lo hace tomando en cuenta “costos de oportunidad”, ya que en ese momento el dilema que se le presenta es si gasta más en mejores barricas o botellas para este vino, o gasta ese dinero en otra cosa, en otro vino, o en otra actividad. La evaluación de esas distintas alternativas es “subjetiva”, ya que lo hace evaluando potenciales ganancias futuras, pero inciertas.
«A partir de los 150 pesos, el precio de una botella se explica por una cuestión de marketing y de posicionamiento -coincide Fabricio Portelli, periodista especializado en vinos y sommelier-. El problema es que muchas bodegas miran a la de al lado para fijar sus estrategias de marketing y, entonces, si una sube el precio por alguna razón específica, las de al lado también lo suben. Por eso hay muchos vinos con precios inflados y consumidores que nunca llegan a terminar de enganchase con esas marcas.»
Aquí, ya claramente la demanda es subjetiva y el precio poco tiene que ver con el costo incurrido. Pues cuando se compra un vino no se busca solamente una determinada calidad. Dice el artículo:
“… Iglesias advierte que la calidad del vino no es el único factor que orienta la elección del consumidor. «La mayoría de los consumidores cuando abren una botella buscan la imagen de determinada botella en la mesa o el saber que al regalar un vino van a quedar bien. Y a veces todos esos factores no te los cubre sólo la calidad del vino: te los cubre el peso de la etiqueta. Y creo que eso también es respetable.» «Cada uno sabe lo que puede invertir en una botella de vino -afirma Portelli-. En función de eso, deberá primar la ocasión de consumo y qué quiero lograr: quiero impactar, quiero quedar bien con un regalo, quiero cumplir o que todos hablen del vino. Para lograr este tipo de cosas, hay que hacer el mínimo esfuerzo de informarse un poco.»
Estas valoraciones son claramente subjetivas. Entonces, del lado de los demandantes, está claro que dependerá de las preferencias de cada uno: unos buscan calidad, otros buscan marca, otros impresionar a quien lo invitó a comer, o impresionar a mis invitados, etc.
¿Y del lado de los oferentes? ¿Sus valoraciones, que llevan a establecer sus precios, dependen de sus costos?
Pues todo depende de qué costos estemos hablando. Si se trata de los costos contables, de los costos de producción, de cuánto me costó producir un vino, está claro que influyen pero no en el precio sino en la decisión de producir futuros vinos, para lo cual tomo en cuenta esos costos históricos, pero sin ninguna seguridad de que se repetirán en el futuro, por eso son “subjetivos”. En el momento en que la familia Bianchi se plantea hacer este malbec o no, realizará un cálculo de costos esperados y de ingresos esperados, y si el resultado es positivo, avanzará en su producción.
Pero una vez que el vino ha sido producido, lo que enfrenta el productor no es ya los costos de producción, que son costos del pasado, hundidos, sino “costos de oportunidad”. El costo de oportunidad son las otras alternativas que uno deja de lado cuando toma una decisión. Ahora la familia Bianchi tiene que decidir a qué precio lo ofrece, o si lo retiene para más adelante, o si lo mezcla con otro, etc.
En ese sentido, el costo de oportunidad de este malbec a 96 pesos puede bien haber sido ofrecerlo a 250 pesos o a 50 pesos. Pero, ¿qué cantidad se iba a vender a un precio o a otro? Tal vez lo ponían a 250 y no se vendía, o le quitaba mercado a otra marca de la misma bodega, y el resultado era negativo. Tal vez lo ponían a 50 y se vendía apenas cubriendo sus costos de producción pero deteriorando su marca, porque ahora quedaba catalogado como un vino “barato” que ya no da un servicio de “prestigio” al regalarlo a un amigo o socio.
Esa valoración respecto a las distintas posibilidades, es decir, respecto al “costo de oportunidad” es claramente subjetiva, vinculada con eventos futuros, y apenas relacionada con el costo de producción, que todo productor quiere recuperar, por supuesto, pero que no “determina” el precio al que finalmente se vende.
El concepto de costo de oportunidad fue desarrollado por un economista austriaco, Friedrich von Wieser (1851-1926), uno de los fundadores de lo que luego se llamaría “Escuela Austriaca” de economía.
Más de uno nos hemos asombrado con este premio y más aún con su precio! Es extraño pensar que el mejor vino del mundo cueste tan solo $95 apróx. No hay mejor ejemplo que éste para explicar que el valor es algo totalmente subjetivo y que no depende más de las valoraciones de los demandantes y oferentes. Cuándo digo que «es extraño pensar» ya reafirmo esto.
El demandante busca calidad, imagen. Tal como dice el artículo, la etiqueta y el precio del vino son los únicos dos elementos que se consideran por parte del consumidor para elegir los productos que se le ofrecen en un supermercado.
Por parte del oferente, considero que no tardarán mucho en aumentar los precios del mismo, porque como se dijo, ya no es el mismo vino al ser considerado como mejor «vino del mundo», incluso la mayor demanda va a ser la que lo lleve a un precio muchísimo mas alto.
En conclusión, vemos como esta relación costo-calidad se va derrumbando y
como el marketing y posicionamiento de ciertos productos son los que hacen inflar los precios. ¿A caso este vino podría haber sido considerado de «baja calidad» sin antes haber sido catalogado como el mejor vino del mundo?. Veremos en unos días como el valor de este producto va a estar sumamente alejado de sus costos de producción y nos preguntaremos ¿Qué fue lo que hizo que aumentará tanto o que creciera tanto la demanda?, y la respuesta será nuestras valoraciones.
Creo que depende también el tipo de marca que uno quiera posicionar en el mercado y para ello antes de poner un producto en el mercado se hacen estudios previos un vino puede ser bueno regular o malo pero lo que la gente compra «es lo que ve», la marca y alguien que tenga el poder adquisitivo para adquirir un vino caro por mas que sea el mejor vino del mundo dudo que compre el vino de $96 por otro lado al hacerse tan meatico va a tener mas demanda porque mas personas van a querer adquirir el vino y por ende va a haber un faltante de stock lo que va a producir un aumento del precio por lo cual me pregunto ¿el vino mejor vino del mundo a 96$ hasta cuando? y es por eso que cumple una función tan importante el estudio previo del mercado y como va a impactar ese nuevo producto y también como va a impactar la publicidad que se realice sobre el mismo que desde mi punto de vista es un factor muy importante a tener en cuenta.
Luego de leer el articulo coincido con que el valor es algo subjetivo, que depende de las valoraciones de cada uno respecto de una cosa determinada. si bien es cierto que existen otros factores «objetivos» que hacen al valor del producto en definitiva somos los demandantes quienes les asignamos el valor. Es verdad que que el precio es algo comercial , porque a la hora de comprar un producto tenemos en cuenta el prestigio o la marca del producto para determinar si vale o no vale comprar ese producto a ese determinado precio y en muchas ocasiones terminamos pagando precios altísimos por un producto que si fuese de otra marca «no reconocida» no lo pagaríamos.
Es un excelente caso para evidenciar la «subjetividad» del valor de los productos, el cual podemos trasladar a otros casos, como por ejemplo la ropa, con los jeans, las camisas, etc. Todo comienza con un análisis de costos, lo cual evidencia que habría una relación precio producto, en el caso de la ropa, la calidad de la materia prima, la capacitación del personal, alquiler de locales en centros comerciales, etc. son factores que influyen en los precios, ahora bien luego se supera una barrera que evidencia que el valor del producto no se debe ya a una cuestión de costos sino a una cuestion de marca, de etiqueta, de valoración. Como explicar sino que un pantalón de jean pueda costar desde $250.- hasta mas de $1000.- en ciertas marcas, justamente el precio no refleja solo los costos, sino otros factores subjetivos, ya en el campo del marketing, de la publicidad y otros. Este reflejo subjetivo del precio, se va acentuando cada vez mas, desde que a veces ya con el solo hecho de que un producto sea mas caro, supone ser mejor (sin tener consideracion de los costos) y al terminar escogiendo los productos en relación al precio, terminamos acentuando esa tendencia, por que justamente cuando uno hace un regalo escoge un vino de valor elevado, bien visto, para quedar bien. Personalmente creo que ese precio subjetivo, llega alcanzar valores completamente irrazonables.
Muy buen articulo! Me parece muy buen ejemplo este de los vinos para mostrar claramente las dos posturas que veníamos viendo en clase sobre las teorías objetivas del precio (las cuales fundamentan el precio a partir del costo de producción) y la teoría subjetiva (que explica el valor a partir de lo que esa cosa significa para uno mismo) Nunca me hubiese imaginado que un vino de precio tan bajo podría llegar a estar cerca de ser uno de los mejores del mundo. Seguramente esto sea porque de alguna forma lo primero con lo que asociamos un precio es con todos los costos que se tuvieron que afrontar para la fabricación, inclinándonos por la teoría objetiva del valor. Pero luego de leer este articulo me doy cuenta que se puede aplicar el mismo concepto a muchas otras cosas, y tal como dice el articulo de La Nación, derribar el prejuicios sobre la relación costo-calidad.
Probablemente, luego de este reconocimiento la demanda de este vino suba y así también lo haga su precio (ya sea por nuevos demandantes que quieran probarlo influenciados por el marketing de este premio, en los cuales me incluyo; o para quienes también quieran lograr cierta imagen regalando «el mejor vino del mundo», por ejemplo). Y esto inclinaría la balanza para la teorías subjetivas otra vez.
Concuerdo totalmente con este articulo, cualquier producto mas allá de los costos tiene un valor agregado que considero si no es el mas importante que es la significación al adquirir ese producto. Cada uno de ellos trae impreso el valor que uno le da, esto trae un sentido de pertenencia. Se adquiere mucho mas que un vino, con una botella adquirís un estatus, una apariencia, como bien se menciona. Lo que quiero decir con esto, es que pueden existir muchos vinos considerados baratos que superan en calidad a uno que cuadriplica en dinero, pero aquí se valoran otros aspectos mas allá de la calidad y costos, es la pertenencia y la apariencia que conlleva esta etiqueta. Particularmente en nuestra cultura el vino tiene una valoración especial. Esta esto que se menciona en la nota, comprar un buen vino para impresionar a alguien, poner un buen vino en la mesa para quedar bien, etc. No va a ser lo mismo ni el precio ni la significación de este vino luego del concurso. Antes era un simple vino, económico, al alcance de mucha gente.. Luego del concurso este se convirtió en el mejor vino del mundo, aumentando la demanda, por ende el precio por lo que inferirá en la exclusividad que tendrá. Todo dependerá de la valoración que cada uno le de. Para alguien va a seguir siendo el vino de los domingos de la Bodega Bianchi y para otros representa el mejor vino del mundo en el que seguramente al probarlo lo sentirán aun mas delicioso siendo este el mismo de siempre. La subjetividad tiene un rol importante, la demanda sin dudas se incrementara como así también su precio.
Como mujer debo mencionar el ejemplo de la ropa, todos sabemos que en muchas de las marcas los fabricantes son los mismos. Es decir, el mismo que le fabrica un jean a una determinada marca considerada de primer nivel es el mismo que le fabrica un jean a uno de menor categoría, con la única diferencia es la etiqueta. Esa etiqueta de 1 cm es lo que hace que el jean valga 8 veces mas que en la otra. Siendo el mismo fabricante, la misma tela, los mismo hilos, etc. El valor va a ser el mismo. Pero lo que una tiene y la otra no es ese rectanculo de un cm que hace ser parte de un mundo, una imagen. Tengo una valoración subjetiva, un incremento de la demanda por consecuencia un aumento en el precio que hace que para algunos la valoración aumente. Convirtiéndose en un circulo vicioso.
Excelente noticia. Bianchi siempre ha tenido buenos vinos y éste a un precio muy
bajo, lo que muestra que el precio no siempre es reflejo de la calidad y que el costo depende de las preferencias de los consumidores, es subjetivo, y de la demanda. Ahora que nos enteramos (tenemos información) de que es bueno, seguramente la demanda aumentará y el precio con ella. también nos demostrará que no siempre los consumidores dan cuenta de la calidad por sí y necesitan de informaión y publicidad para impulsar la demanda
Excelente artículo por medio del cual se puede apreciar claramente como el valor subjetivo posee una mayor gravitación que el valor objetivo en la conformación del valor de un producto. En este caso, el valor objetivo del vino está dado por los costos de producción, es decir aquellos costos que son necesarios afrontar para poder producir el producto en cuestión (cuánto cuesta producir un vino). A su vez, se observa el papel fundamental que cumple el valor subjetivo en la formación del valor de un producto, en este caso va a estar dado por el hecho de si el vino es más o menos exclusivo, quienes son los consumidores del mismo, su calidad, prestigio, etc. Es aquí donde se puede ver cómo juega un papel muy importante la estrategia del marketing comercial: dada la circunstancia de que ha sido considerado el mejor vino del mundo es indefectible que su precio suba, aunque la calidad del vino en si continúe siendo el mismo. Ahora la mayoría de las personas van a querer consumir o al menos probar “el mejor vino del mundo”, lo que va a generar un gran aumento en la demanda.
Además, este artículo permite observar que el precio no siempre es correlato de calidad, aunque teóricamente debiera ser de este modo. Esto es debido a que el consumidor siempre paga la marca del producto que está comprando, dejándose llevar por la opinión que la sociedad tiene sobre el mismo (como muy bien describe el artículo en cuestión las preconcepciones y prejuicios que pueden asociarse a su etiqueta”).
Muy buen artículo, es un buen ejemplo de la subjetividad de los valores,
refleja lo que ocurre a diario cuando las personas realizan el gasto cotidiano teniendo en cuenta sus preferencias y el objetivo que necesitan satisfacer con el bien en cuestion. Muchas veces se puede encontrar un producto a un precio en un lugar y el mismo a uno muy elevado en otro, lo cual solo se explica si se tiene en cuenta otros factores que no sean solo el del costo como una cuestion de clase social, poder adquisitivo, marcas, etc. Este fenomeno se puede explicar de mejor forma mirando las fabricaciones que hacen determinadas marcas y venden a un precio mas bajo que el de costo, con lo cual queda evidenciado que para dicha empresa vale mas destriur cierta competencia que la perdida en la que incurre por eso el costo ni reflejaria el minimo para cubrirlo. Por otro lado solo la subjetividad justifica el intercambio comercial dado que el vendedor le asigna mas valor al dinero de las personas y la gente le asigna más valor al producto del comerciante por lo cual se torna posible ese trueque.
Este artículo no solo afirma que el valor de las cosas es algo subjetivo para cada uno de los consumidores, sino que además considero que sirve para mostrarnos y de alguna manera desterrar ciertos mitos que incorporamos como ciertos, como ser el hecho de que consideramos que un producto es mejor respecto de otro por tener un costo mayor. En el caso particular de los vinos y sus costos, cuento con una experiencia personal que coincide con muchas ideas expuestas en el artículo respecto de ciertos objetivos buscados por quienes elaboran un vino; de paseo en la ciudad de Mendoza, en busca de algunos vinos para regalar, un vendedor me explicaba que hay muchísima bodegas familiares muy pequeñas cuyos vinos tienen una mejor calidad que muchos aquellos de renombre y que lo que buscan no es vender los vinos a un alto costo, sino que, buscan la exclusividad y el prestigio de la marca elaborando menores cantidades de botellas que las demás bodegas, dejando ver así que cada unidad que producen tiene un mayor cuidado y un mejor tratamiento que no podrían tenerlo en caso de que la producción sea mayor. Esto me lleva a concluir que la fijación del precio esta estrechamente relacionada con los objetivos del productor pero que no siempre están relacionados con el afán de lucro inmediato sino que se persiguen otros motivos como ser el posicionamiento de una marca, la exclusividad del producto y lo más importante es que no siempre buscan lograr los mencionados objetivos ofreciendo el producto a un precio altísimo para que solo pueda adquirirlo una cierta clase de gente sino que sus productos están orientados a la mayoría de los consumidores ya que su precio así lo permite.
Me resulto muy interesante el articulo en cuanto a que en el vemos presente el papel que juega el valor respecto de los bienes con los que convivimos todos los días. Y como juega la subjetividad del sujeto a la hora de demandar tal o cual producto o servicio.
¿Puede un vino de 96 pesos ser el mejor del mundo?, la respuesta sencillamente pareciera ser si. Y entonces el vinculo entre precio y calidad jugaría hasta cierto limite, como dice el articulo por ejemplo cuando se invierte en insumos mas caros. Pero también es cierto, que que las empresas a la hora de fijar determinados precios, toman en cuenta estrategias de marketing y competencia. Me pregunto si con el tiempo esto se traducirá en que las empresas comiencen a invertir mas en marketing/ publicidad y menos en insumos sin que ello implique quizás una baja de calidad, en el afán de hacer conocido su producto y de esta manera construir y posicionar una marca.
Excelente el articulo. Entiendo que en estos casos se trata más bien de la rentabilidad generada por la inversión al tomar en cuenta cual es el riesgo que es aceptado para realizarlo, además de, como bien comentaron demás compañeros, sacar conclusiones en forma de valoraciones al ver el riesgo más que nada que la oportunidad genera a su vez, despertando conciencia de esto.
Siempre que se lleva a cabo un negocio, ya sea, para inciarlo, como así también, eligiendo invertir en ese negocio, y no en otro, se estudia que es lo que se gana con uno, y que se deja de ganar al no elegir las otras opciones. Elegir entre ellos es arriesgarse por uno y ver lo que se pierde en la opción que se descarta, como todo en la vida son elecciones y el riesgo, nos guste o no, esta implícito y cuando se asume una oportunidad por sobre otra en cierto punto también creo que existe un costo de oportunidad.
A modo de conclusión, creo que nada tiene que ver el costo de oportunidad con el de producción que se quiere recuperar, por supuesto, ya que, como bien comentó en el articulo, la primera es subjetiva, y se consiguiente de acontecimientos futuros. La valoración, por otro lado, si bien trabaja con distintas metodologías, suele contener esa cuota de subjetividad o de “valor social” para la determinación del coste final. A mi criterio, tiene un lugar muy frecuente cuando se trata de piezas únicas, exclusivas, y es entonces precisa la valoración para determinar un precio base, por así llamarlo, que es lo que va a hacer un aumento (o no) por los compradores interesados.
Considero muy acertado el artículo el el sentido de que cada sujeto le da un valor subjetivo al artículo. En este caso, el vino ha sido catado de forma «ciega», sin tener en cuenta el valor de aquel y su valor agregado, y de este modo los jueces lo han elegido. Contrastándo este hecho con la realidad social, los sujetos solemos considerar como mejor a lo más caro, sólo valorando su precio y no conociendo el proceso que le ha hecho adquirir tal valor.
Por otro lado, la fijación del precio está totalmente relacionada con los objetivos del productor y no tanto con la calidad del mismo, sólo buscando una exclusividad dentro del mercado y el reconocimiento de la marca por creer que la calidad viene aparejada con el precio del mismo.
Un artículo verdaderamente enriquecedor. Cuán importante son las valoraciones personales, qué poderosa influencia tiene la subjetividad de cada individuo.
Cuando uno decide adquirir del mercado determinado producto, a esa decisión han concurrido diversos factores, como ser: el dinero del cual uno dispone para realizar el gasto, la información con la que uno cuenta sobre el prestigio de determinada Marca, etc.
En ciertas ocasiones, como bien quedó señalado en el artículo, uno solo busca quedar bien, impresionar a invitados u ofrecer, sin importar el costo, el “mejor vino del mundo”. Es aquí donde el precio del producto ya no se ve como el verdadero costo de producción, aquí se invertirá en algo más que sólo en eso. La etiqueta significará más, será más valorada que el contenido mismo.
El mejor vino del mundo a bajo costo, a mi criterio, baja el prestigio y por ende no estará jamás en el mismo nivel que las grandes marcas. Es por ello que considero, como varios de mis compañeros que han emitido sus comentarios anteriormente, que el precio se elevará prontamente luego de ganar dicho concurso.
¿Quién podría pensar que un vino de $96 sería el mejor del mundo? ¡Y claramente lo es! Coincido con los comentarios anteriores respecto a que dicho artículo es un excelente ejemplo de que el valor de un bien es subjetivo (no objetivo), ya que si la gente no consumiera el vino, significa que no lo están valorando y por ende, no sería demandado por los consumidores. En definitiva el valor está en la cabeza de uno, cada uno de nosotros valoramos subjetivamente un determinado bien y eso es lo que indica el valor de las cosas, más allá que coincido en que hay una franja en la que el precio tiene justificación de costos. Finalmente, luego de leer el artículo me pregunto si el vino seguirá conservando el mismo precio o aumentará; y para decidir ello, tal como se explica, la familia Bianchi deberá enfrentarse con los “costos de oportunidad” e igualmente, las valoraciones en torno a las distintas alternativas, también serán subjetivas.
Creo que el valor es algo subjetivo, que depende de las valoraciones de cada sujeto en particular. Además existen otros factores “objetivos” que hacen al valor del producto, serán los consumidores quienes establecerán el costo del mismo. Hasta cierto punto el precio del vino refleja el costo de elaboración y, a mayor costo, es de esperar mayor calidad. Sin embargo con la inflación es difícil establecer un limite. De ahí en más, el precio no responde al costo, sino a un planteo comercial: si es más o menos exclusivo, por lo tanto las distintas empresas miraran a los costados para evaluar las estrategias de marketing.