En un post anterior encabezado por la pregunta si unos nacieron para gobernar y otros para ser gobernados, la cita del autor terminaba planteando que si no es posible ni conveniente obtener los mismos resultados, había que garantizar el mismo trato bajo la ley.
Creo encontrar en las respuestas y comentarios de los alumnos a éste y otros posts una visión que trata a los derechos y libertades políticas en forma diferente que los derechos y libertades económicas. No importa quién los haya escrito pero tomo dos de esos comentarios para considerarlos:
“En mi opinión, no nacieron unos para gobernar y dirigir y el resto de para ser gobernados y dirigidos. Todos tenemos el derecho de gobernar. Algunos nacen con la facilidad de afrontar proyectos, tomar decisiones y “ponerse al hombro” un grupo de personas y otros se sienten más cómodos siguiendo a la persona con que se identifican por su forma de pensar o ser.
Todas las personas nacen con un talento a explotar; venimos al mundo a actuar, y tenemos la posibilidad desde nuestro lugar de “cooperar con otros para alcanzar los objetivos que ningún individuo solo podría alcanzar”. Queda en cada uno ver en que momento lo exterioriza y si tiene la oportunidad de hacerlo; esto tiene que ver con la personalidad de cada uno. Pero sin dudas, todos tenemos derecho a gobernar, siempre desde un lugar responsable y debidamente formados para el desafío que implica el gobernar a otros.”
Lo que se plantea aquí es que todos tenemos el derecho a participar o no de la competencia política. Podemos hacerlo o no; recibimos el mismo trato bajo la ley y el sistema político; no hay ninguna demanda de trato diferencial para igualar las posibilidades políticas de los distintos ciudadanos. Ahora presento otro:
“Evidentemente, los derechos de los ciudadanos han ido evolucionando a lo largo del tiempo, con esto me refiero a que se han introducido aquellos que no eran considerados en décadas pasadas, protegiendo por ejemplo la figura del niño y la mujer con tratados internacionales. Pero creo que aún hoy, no podemos hablar de igualdad en cuanto a derechos; no todos los habitantes de una misma Nación cuentan con las mismas posibilidades de acceder a ellos. Si bien en la Argentina, considero que se ha avanzado con la incorporación del matrimonio igualitario por ejemplo, todavía nos encontramos con muchas trabas para que determinados sectores tengan libre acceso a sus derechos. Asimismo, pienso que no podemos hablar de igualdad de derechos cuando un niño en el norte del país no puede acceder a la misma educación que uno que vive en cualquier ciudad de otra provincia. Llevándolo a nivel mundial, por supuesto que este tema es mucho mas complejo, pero hablando a nivel país, pienso que falta mucho para decir que todos los habitantes cuentan con los mismos derechos.”
Esta visión hace hincapié en el resultado (‘no podemos hablar de igualdad de derechos cuando un niño…).
Me parece ver que muchos estudiantes aceptan sin mayor duda una visión “negativa” de los derechos políticos (somos libres de participar o no, si queremos, pero no tenemos ‘derecho’ a ningún resultado en particular, esto es, por ejemplo, a ser electos) pero una visión “positiva” de derechos relacionados con resultados, en general económicos, (se debe obtener un cierto resultado).
¿Existe una contradicción? ¿Si hay simplemente un derecho a participar de la política debería extenderse esa idea al resto de nuestras acciones? Es decir, tenemos derecho a participar o no de las actividades económicas pero no tenemos derecho a ningún resultado en particular.
O deberían, al igual que proponen igualdad de resultados económicos, garantizar la igualdad de resultados políticos? Algo de eso hay, porque hay, por ejemplo, una cuota ‘femenina’ en muchos congresos. ¿Estarían dispuestos también a proponer una cuota para pobres o la asignación de sitios en el Congreso según los niveles de ingreso per cápita? Por ejemplo, 20 escaños para los votantes de tanto a tanto ingreso anual, otro 20% para los otro tanto ingreso anual y así?
Me parece que no les gustaría la idea, pero me pregunto por qué no tienen problema en aceptarla en cuanto a los resultados económicos se refiere.
De acuerdo con Martin el problema es la distorsion que ha sufrido el concepto de «Derecho», el constructivismo lo considera una herramienta mas para obtener resultados, y los ingenuos o superficiales caen a pie juntillas en la trampa. Es obligación de todos los profesores de Derecho, filosofia y economia evidenciar la generación constante de pseudo ciencia.
En primer lugar, el plantear una diferenciación entre los derechos económicos y los políticos es partir de una premisa falsa, donde la economía resulta alejada de la política, tratando a la economía como ciencia exacta, en lugar de una ciencia social que debe propender a satisfacer las necesidades de la población.
En segundo termino, si bien existe el cupo femenino en el ejercicio legislativo y el mismo se encuentra establecido por ley con un piso del 30% de mujeres del universo de legisladores, nos encontramos con enorme dificultades para que dicho cupo se respete, existiendo provincias con una participación femenina muy por debajo de dicho piso.
En otro orden de cosas, segmentar el acceso al poder legislativo por nivel de ingresos, tiene su parte positiva dado que permitiría hacer oír las voces y por sobre todo dar representación de cada uno de los diferentes sectores sociales, sus intereses y sus necesidades. Sin embargo, una sociedad que cuenta con un tercio de su actividad economía desarrollada de forma no registrada, presenta un fuerte limitante a la medida, siempre sin mencionar la susceptibilidad al lobby, dado que el mismo trasciende las diferentes clases sociales, no quedando circunscrita en ninguna de ellas en particular.
Para fundamentar el siguiente postulado: ¿Cual podría ser el esquema de segmentación? ¿Basado en que parámetros? ¿Cuales son los fines a los que apunta?
Acerca de la cuota femenina en el Congreso seria bueno leer este articulo :http://vallartaopina.net/2014/10/02/en-dos-siglos-las-mujeres-gobernaran-en-la-tierra/. En cuanto a las desigualdades según las cifras, el 37% de los jóvenes no termina la secundaria y el 20% no estudia ni trabaja. El 12% de los niños de entre 5 y 17 años debe hacer alguna actividad laboral y dos de cada 10 hogares requieren asistencia pública, con un total de 23,5% que necesitan un programa de asistencia social permanente. A pesar del esfuerzo asistencial, uno de cada cuatro de estos 500.000 hogares no accede al valor real de la canasta básica alimentaria. En el día de hoy el INDEC reconoció que la mitad de los ocupados gana $5500 ,sin contar la cantidad de sueldos en negro que también existen. Si estas cifras no cambian la igualdad de derechos tendrá cada vez una brecha mas grande. Y cada vez menos los habitantes de esta Nación tendrán las mismas posibilidades de acceder a estos derechos . Es mas no tendrán ni siquiera los mínimos derechos ni dignidad necesarios para vivir.
En mi opinión, convendría diferenciar entre tener derechos y hacer valer los derechos. Todos tenemos derecho a recibir una buena educación, salud, vivienda, etc. El problema se encuentra en cómo hacer valer dichos derechos en un contexto donde se presentan distintas limitaciones. Por ejemplo, los niños del norte del país tienen los mismos derechos que los de los grandes centros urbanos pero por cuestiones económicas, culturales e, incluso, geográficas, no reciben la misma calidad educativa. Precisamente, es allí donde el Estado debe intervenir brindando medios y recursos necesarios para disminuir dicha brecha.
Asimismo, creo que los cupos no pueden ser un fin en si mismo sino un medio para modificar antiguas pautas culturales. Por ejemplo, la mujer no participa en política por una cuestión cultural, ya que si fuera por su cantidad, son mayoría, podrían ocupar todos los cargos. La segmentación social no es recomendable por cuanto no tiene límites visibles. Podríamos segmentar por género, nivel de ingresos, nivel de educación, raza, aspecto físico, religión, etc., hasta llegar al límite es decir, al individuo en si mismo. Por lo tanto, el único factor a considerar es la capacidad e idoneidad de la persona sin distinción de ninguna naturaleza. Las ideas y los conceptos no tienen género, raza, color, etc.
Es la educación, la manera de modificar antiguas pautas culturales que restringían a los distintos sectores sociales en el desarrollo de sus actividades. En el pasado, en las facultades, prácticamente no había mujeres. Hoy en día, sin necesidad de ley de cupo y, mediante un buen trabajo educativo, estas igualan e, incluso, superan en matriculación a los hombres.
Finalmente, los derechos deben ser iguales para todos. Mientras que, los resultados, serán el producto de nuestras acciones.
Interesante. Recuerdo que, después de haber estudiado las diferencias entre los Derechos Civiles y Políticos y los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, me hice una pregunta similar.
Cuando uno estudia Derechos Económicos, Sociales y Culturales, inmediatamente, se presenta el problema que éstos tienen:
El cumplimiento de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales exige, por parte del Estado, y a diferencia de los derechos de primera generación, una contraprestación positiva, un actuar. Y esta contraprestación positiva es una contraprestación económica: El Estado debe destinar activos al cumplimiento de estos derechos.
Esta diferencia es reconocida por el mismísimo Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, cuando, en el artículo 2°, inciso 1, establece que “Cada uno de los Estados partes en el presente Pacto se compromete a adoptar medidas, […] ‘hasta el máximo de los recursos de que disponga’, […] para lograr […] la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos”.
Pero, más que un problema ínsito a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ¿no tendrá un problema el análisis de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales desde una perspectiva diferenciada de la de los Derechos Civiles y Políticos?
Un Estado satisface los Derechos Civiles y Políticos estableciendo y manteniendo una situación política y social en la cual los individuos, por sí solos, y sin intervención del Estado, puedan gozar de esos derechos. ¿Por qué no podría un Estado satisfacer los Derechos Económicos, Sociales y Culturales estableciendo y manteniendo una situación económica en la cual los individuos, por sí solos, y sin intervención del Estado, puedan gozar de esos derechos?
Estados fuertemente interventores, en situaciones económicas apocalípticas, y altísimos índices de corrupción, sostienen que, gracias a sus políticas, y a través de las prestaciones positivas que hacen, millones y millones de personas pueden satisfacer los derechos de este tipo que tienen.
Tomemos, por ejemplo, el derecho a la vivienda. Estos Estados sostienen que satisfacen el derecho a la vivienda que las personas tienen porque establecen planes para su construcción y reparto.
Estos planes de vivienda coexisten, generalmente, con situaciones económicas caotiquísimas, en las cuales únicamente un reducidísimo número de personas puede, por sí solas, satisfacer su derecho a la vivienda.
¿Estos Estados satisfacen, realmente, el derecho a la vivienda?
Yo creo que no. Yo creo que no lo hacen ni respecto de las personas a las que les directamente se les da una vivienda. Y esto porque estas personas no podrían, sin la beneficencia del Estado, acceder a una. Estas personas y muchas otras que tampoco pueden acceder a estos planes. Tienen una vivienda, sí. Pero no el derecho a ella.
La situación económica creada y mantenida por estos Estado no permite que los ciudadanos, sin intervención del Estado, puedan, por sí solos, satisfacer sus Derechos Económicos, Sociales y Culturales. La única forma en la que la mayoría de los individuos puede satisfacerlos es con la intervención del Estado. Y esto vulnera la esencia misma de estos derechos, que son Derechos Humanos, derechos de los que todos los individuos deben poder gozar por el solo hecho de ser humanos, sin la intermediación del Estado, ni de nadie.
Considero que se diferencian los resultados debido a que no todos deseamos lo mismo, mas allá de que todos gozamos de los mismos derechos, no todos tenemos las mismas necesidades. Haciendo alusión a lo que dice Adam Smith sobre el egoísmo del hombre es que todos deseamos tener los mismos resultados económicos, todos queremos tener la mejor situación, satisfaciendo nuestras necesidades hasta lograr igual bienestar que los demás, obteniendo las mismas cosas y con el menor esfuerzo posible. Por eso es que se diferencia el resultado económico del político, porque con el resultado político no se logra sentir esa satisfacción de obtener beneficios particulares, ya que en este caso es un beneficio mas general, donde el bienestar se da a un grupo.
¿Igualdad de derechos o de resultados? Se buscan iguales resultados en la economía, no en la política…
Hay que partir de la base que todos tenemos igualdad de derechos, pero no de resultados. Los resultados se basan en las aspiraciones personales de cada individuo, por lo que un resultado objetivamente más que satisfactorio para una persona puede ser considerado por otra un resultado pobre…
En cuestiones económicas, se entiende que todos buscan el mismo resultado o estilo de resultado: tener buena estabilidad económica, más conocido como «un buen pasar», progresar día a día para poder satisfacer más fácilmente las necesidades que nos imponemos, porque al cumplir con una necesidad, inmediatamente buscamos otra necesidad para satisfacerla…
En el campo político, no todos tienen la voluntad de meterse en cuestiones políticas. Todos tienen derecho a participar en política, sin embargo a la mayoría de las personas no les interesa obtener resultados políticos porque no les importa involucrarse en ese ámbito.
Ahora me planteo, por que las personas no quieren involucarse en política? Es una cuestion de individualismo social, comodidad personal o de que ejercer el derecho a involucrarse en política implica socialmente ser mal visto porque, en nuestra sociedad, el que «se mete en política alguna ventaja personal busca»??
En mi opinión, la diferencia radica en que en el ámbito de los derechos políticos no es posible que todas las personas busquen un mismo resultado debido a que lo que cada persona desea obtener depende de sus objetivos personales. Des esta forma, sería imposible garantizar igualdad de resultados en esta cuestión. Sin embargo, la situación en el ámbito de los derechos económicos es diversa; los individuos buscan obtener los mayores beneficios posibles, por lo que sí sería posible hablar de una igualdad de resultados.