Los alumnos de Eseade leen a Jean Baptiste Say (1767-1832), un ‘clásico’ francés quien nunca debe haber sospechado la importancia que adquiriría en la política económica del siglo XX. Seguramente han conocido la famosa “Ley de Say” presentada como “toda oferta crea su propia demanda”. Desde el punto de vista, digamos, del ‘marketing’, la frase parece absurda; nadie tiene garantizado que simplemente por ofrecer algo exista alguien que esté dispuesto a comprarlo. Pero, ¿es eso lo que dijo Say?, o ¿es eso lo que quiso decir?
La lectura es sobre el capítulo de su libro ‘Tratado de Economía Política’ donde precisamente presenta esta idea:
Jean Baptise Say, A treatise on political economy, capítulo XV «Of the demand of market for products»: http://www.econlib.org/library/Say/sayT15.html#Bk.I,Ch.XV
En castellano: http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/33_10_Say.pdf
“Una persona que dedique su esfuerzo a invertir en objetos de valor que tienen determinada utilidad no puede pretender que otros individuos aprecien y paguen por ese valor, a menos que dispongan de los medios para comprarlo. Ahora bien, ¿en qué consisten estos medios? Son los valores de otros productos que también son fruto de la industria, el capital y la tierra. Esto nos lleva a una conclusión que, a simple vista, puede parecer paradójica: es la producción la que genera la demanda de productos.”
“Si un comerciante dijera: «No quiero recibir otros productos a cambio de mi lana; quiero dinero», sería sencillo convencerlo de que sus clientes no podrían pagarle en dinero si antes no lo hubieran conseguido con la venta de algún bien propio. Un agricultor podrá comprar su lana si tiene una buena cosecha. La cantidad de lana que demande dependerá de la abundancia o escasez de sus cultivos. Si la cosecha se pierde, no podrá comprar nada. Tampoco podrá el comerciante comprar lana ni maíz a menos que se las ingenie para adquirir además lana o algún otro artículo con el cual hacer la compra. El comerciante dice que sólo quiere dinero. Yo digo que en realidad no quiere dinero, sino otros bienes. De hecho, ¿para qué quiere el dinero? ¿No es acaso para comprar materias primas o mercaderías para su comercio, o provisiones para su consumo personal? Por lo tanto, lo que quiere son productos, y no dinero. La moneda de plata que se reciba a cambio de la venta de productos propios, y que se entregue en la compra de los de otras personas, cumplirá más tarde la misma función entre otras partes contratantes, y así sucesivamente. De la misma manera que un vehículo público transporta en forma consecutiva un objeto tras otro. Si no puede encontrar un comprador, ¿diría usted que es solamente por falta de un vehículo donde transportarlo? Porque, en última instancia, la moneda no es más que un agente que se emplea en la transferencia de valores. Su utilidad deriva de transferir a sus manos el valor de los bienes que un cliente suyo haya vendido previamente, con el propósito de comprarle a usted. De la misma manera, la próxima compra que usted realice transferirá a un tercero el valor de los productos que usted anteriormente haya vendido a otros. De esta manera, tanto usted como las demás personas compran los objetos que necesitan o desean con el valor de sus propios productos, transformados en dinero solamente en forma temporaria. De lo contrario, ¿cómo es posible que la cantidad de bienes que hoy se venden y se compran en Francia sea cinco o seis veces superior a la del reinado miserable de Carlos VI? ¿No es evidente que deben haberse producido cinco o seis veces más bienes, y que deben haber servido para comprarse unos a otros?”
Y aquí el párrafo que diera lugar a esa interpretación llamada “Ley de Say”. ¿Parece tan ilógico como alguien (¿quién?) lo quiso presentar?:
“Cuando un producto superabundante no tiene salida, el papel que desempeña la escasez de moneda en la obstrucción de sus ventas en tan ínfimo que los vendedores aceptarían de buen grado recibir el valor en especie para su propio consumo al precio del día: no exigirían dinero ni tendrían necesidad de hacerlo, ya que el único uso que le darían seria transformarlo inmediatamente en artículos para su propio consumo.
Esta observación puede extenderse a todos los casos donde exista una oferta de bienes o servicios en el mercado. La mayor demanda estará universalmente en los lugares donde se produzcan más valores, porque en ningún otro lugar se producen los únicos medios de compra, es decir, los valores. La moneda cumple sólo una función temporaria en este doble intercambio. Y cuando por fin se cierra la transacción, siempre se habrá intercambiado un bien por otro.
Vale la pena señalar que desde el instante mismo de su creación el producto abre un mercado para otros por el total de su propio valor. Cuando el productor le da el toque final a su producto, está ansioso por venderlo de inmediato, por miedo a que pierda valor en sus manos. De la misma manera, quiere deshacerse del dinero que recibe a cambio, ya que también el valor del dinero es perecedero. Pero la única manera de deshacerse del dinero es comprando algún otro producto. Por lo tanto, la sola creación de un producto inmediatamente abre una salida para otros.”
Resumen: En el texto, se plantea que la demanda desempeña un papel fundamental en el mercado de productos, según la argumentación de Say. Para que los empresarios puedan mantener precios competitivos, es necesario que comprendan las causas y circunstancias que generan demanda por sus productos, y aprovechen dichas circunstancias. Por ejemplo, un comerciante que se establezca en una ciudad rica y poblada experimentará un mayor volumen de ventas en comparación con uno ubicado en un barrio pobre, donde la población puede carecer de interés y motivación para consumir. Say reflexiona sobre la importancia de comprender la demanda en el mercado de productos y cómo los empresarios pueden aprovechar estas circunstancias para impulsar sus ventas y mantener precios competitivos. El autor sostiene que lo que los empresarios realmente desean son productos, no dinero, y que la superabundancia de productos puede afectar la demanda.
Aspecto/s innovador/es: la relación entre el dinero y los productos: como advierte Say, lo que los empresarios realmente quieren son productos, no dinero. La moneda de plata que se recibe a cambio de la venta de productos propios, y que se entrega en la compra de los de otras personas, cumplirá a posteriori la misma función entre otras partes involucradas, y así sucesivamente.
Preguntas que le haría al autor del texto:
¿Cuál sería la protección que los distintos sectores empresarios “exigen” a las autoridades?
¿Cómo afecta la tecnología a la demanda de productos?
¿Hasta qué punto el Estado debe regular la demanda de productos?
El deseo de los empresarios es contar siempre con una demanda lo suficientemente ágil como para acelerar las ventas y mantener los precios. Pero al preguntarles cuáles son las causas y circunstancias que facilitan la demanda de sus productos, se advierte de inmediato que la mayoría tiene nociones muy vagas sobre estos temas e imploran que el Gobierno les brinde una protección.
Para poder formar conceptos prácticos, claros y correctos acerca de los mercados para los productos industriales, debemos analizar cuidadosamente los hechos más categóricos y más certeros, y aplicarles las conclusiones que previamente hayamos deducido a través de un procedimiento similar.
Es la producción la que genera la demanda de productos.
Las demás personas compran los objetos que necesitan o desean con el valor de sus propios productos, transformados en dinero solamente en forma temporaria.
Por lo tanto, decir que la falta de ventas se debe a la escasez de dinero implica confundir los medios con la causa. No debe decirse que la falta de ventas se debe a que la moneda es escasa, sino a que los productos lo son. El dinero nunca es escaso para conducir la circulación e intercambio mutuo de otros valores, siempre y cuando esos valores existan. Si para facilitar el incremento en el comercio hace falta una mayor cantidad de dinero, esa necesidad se satisface fácilmente, a la vez que sirve como señal indicativa de prosperidad.
Desde el instante mismo de la creación de un producto se abre un mercado para otros por el total de su propio valor. Cuando el productor le da el toque final a su producto, está ansioso por venderlo de inmediato, por miedo a que pierda valor en sus manos. De la misma manera, quiere deshacerse del dinero que recibe a cambio, ya que también el valor del dinero es perecedero. Pero la única manera de deshacerse del dinero es comprando algún otro producto. Por lo tanto, la sola creación de un producto inmediatamente abre una salida para otros.
Por esta razón, una buena cosecha favorece no sólo al agricultor, sino también a todos los comerciantes en general. Cuanto mayor sea la cosecha, mayores serán las compras que puedan hacer los agricultores. Por otra parte, una mala cosecha afecta la venta de todos los bienes.
Conclusiones:
A. Cuanto más numerosos sean los productores, y cuanto más variada sea su producción, más ágil, numeroso y extenso será el mercado para esa producción. Los mercados serán más rentables para los productores, ya que los precios suben en la medida que crece la demanda.
B. Cada individuo está interesado en la prosperidad general del resto, y que el éxito de una rama de la industria promueve el de todas las demás.
C. La compra e importación de bienes del exterior no va en detrimento de la industria ni de la producción interna o nacional, ya que nada puede comprarse de los extranjeros si no es con productos domésticos que, a su vez, encuentran una salida en este comercio externo.
D. La promoción del consumo no produce beneficio alguno para el comercio, ya que la dificultad radica en obtener los medios, y no en estimular el deseo de consumir. Por lo tanto, la meta de un buen gobierno debe ser estimular la producción; la de un mal gobierno, el consumo.
Por último, el autor presenta el concepto de producción decreciente argumentando que la misma responde a los errores de un Gobierno, por ejemplo, cuando la producción se estanca, o crece a un ritmo inferior al consumo, la demanda va decreciendo gradualmente. El valor del producto es inferior a los costos de su producción.
Me resultó sorprendente lo que Say argumenta al formular que la oferta es la que genera demanda de bienes, y que para estimularla es condición incrementarla para que la economía de una comunidad funcione. También quiero destacar la convicción del autor en cuanto a la defensa de enfocarse en la producción y no en el consumo para que un país sea próspero.
1. A lo largo del texto Ud. dice: “Si para facilitar el incremento en el comercio hace falta una mayor cantidad de dinero, esa necesidad se satisface fácilmente, a la vez que sirve como señal indicativa de prosperidad”.
¿Qué relación encuentra entre la emisión monetaria desenfrenada versus su afirmación respecto a que una mayor cantidad de dinero en circulación es señal de prosperidad? ¿Cómo aplica su posición si tomamos como referencia la situación de Argentina, dónde existe gran cantidad de dinero en circulación pero la economía no crece?
2. Si Ud. plantea que la meta de un Gobierno eficiente es estimular a los empresarios de un país a producir, ¿cómo compite este argumento con el de favorecer la importación de bienes del exterior?
3. Ud. afirma que un buen Gobierno debe incentivar la producción por sobre el consumo, ¿Por qué cree que el Gobierno Argentino recurre al consumo para intentar reactivar la economía?
1) Resumen
DE LA DEMANDA O MERCADO DE PRODUCTOS
Jean Baptise Say explica la demanda y como la misma es impulsada por la producción de otros bienes y no por la cantidad de dinero en circulación.
Para él, la moneda es un medio, no un fin en sí mismo, ya que toda la producción es cambiada por moneda antes de convertirse nuevamente en producto. Es por ello que la creación de un producto abre un mercado para otros por el total de su propio valor.
Plantea que es la misma oferta la que genera la demanda de un bien según las necesidades, los hábitos, la industria y los recursos naturales de cada país.
El éxito de una rama de la industria promueve el de todas las demás, generando mayor demanda por parte de esos que se encuentran en el sector exitoso inicialmente, y luego trasladándose a los demás.
2) Lo novedoso
El planteo de que el consumo no abre mercados, es decir, el consumo por sí mismo no produce beneficio alguno para el comercio, ya que la dificultad radica en obtener los medios y la producción es la que provee dichos medios. Una nación es próspera cuando la producción nacional bruta excede el consumo bruto. La creación de un nuevo bien implica la apertura de un mercado para otros productos, el consumo o la destrucción de un producto equivale a la eliminación de una salida para otros bienes.
La meta de un buen gobierno debe ser estimular la producción; la de un mal gobierno, el consumo.
3) Tres preguntas que le haría al autor
¿La importancia del dinero radica únicamente en su función como medio de cambio?
¿Qué rol cumple el ahorro para futuras inversiones dentro de su teoría?
¿Qué opina de la receta tan usada de emitir dinero para incentivar el consumo en momentos de crisis?
1- Según Say, la producción y la venta de bienes generan ingresos que a su vez se utilizan para comprar otros bienes y servicios en el mercado. Por lo tanto, según su teoría, no puede haber una falta generalizada de demanda en una economía, ya que la producción de bienes genera los ingresos necesarios para adquirir dichos bienes.
El sistema económico en su conjunto, la demanda de bienes y servicios siempre estará equilibrada con la oferta. En otras palabras, cuando se produce un bien o servicio, se genera automáticamente la capacidad de compra necesaria para adquirirlo.
Say sostenía que si hubiera un exceso de dinero en la economía, los precios tenderían a subir y, por el contrario, si hubiera una escasez de dinero, los precios tenderían a bajar. En esencia, creía que la economía tenía mecanismos automáticos para mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda de dinero.
2- Lo novedoso o sorprendente es la claridad con la que expone su teoría.
Es interesante también saber que el dinero era un facilitador del intercambio y la producción de bienes y servicios era la verdadera fuente de riqueza.
Me asombra saber que aun hoy en día los interrogantes siguen siendo los mismos.
3- Tres preguntas que le haría al autor:
1-Es posible imaginar un sistema económico en el cual no se utilice el dinero como medio de intercambio en la actualidad?
2-¿Cómo se relaciona el dinero con otros aspectos económicos, como el ahorro, la inversión y el crecimiento económico?
3-¿Qué medidas o políticas consideras que son apropiadas para garantizar un sistema monetario estable y eficiente para la actualidad?
DE DEMANDA O DE MERCADO DE PRODUCTOS
En este capítulo, Say plantea si la demanda genera la producción o si es la producción la que crea la demanda. El plantea que la moneda no es más que un agente que se emplea en la transferencia de valor. Decir que la falta de ventas se debe a la escasez de dinero implica confundir los medios con las causas, ya que el dinero es solo un medio. Cuando un producto es súper abundante es porque supera su propia demanda. Una sociedad es prospera cuando produce y genera la prosperidad general.
Cuando se produce de forma abundante que agregan valor a todas las ramas del comercio, se producirán aumentos en la demanda generando un círculo virtuoso de crecimiento. Por el contrario, cuando la producción se estanca la demanda va decreciendo gradualmente. El valor del producto es menor que el costo de producción, esto solo se revierte con inteligencia, actividad y libertad.
Lo novedoso es que el consumo por si mismo no abre mercado, sino que es la producción quien lo hace. Me pareció muy interesante la siguiente conclusión, la meta de un buen gobierno es aumentar la producción y la de un mal gobierno el consumo.
1.- Tiene sentido fomentar la producción en un sociedad empobrecida y sin poder de compra?
2.- Los pensamientos de Say, apoyarían la teoría del derrame?
Resumen:
Según esta ley, la producción y venta de bienes y servicios generan ingresos que, a su vez, se utilizan para comprar otros bienes y servicios. En otras palabras, la oferta de bienes crea su propia demanda. Say sostenía que no puede haber una sobreproducción generalizada y persistente en una economía libre, ya que cualquier exceso de oferta en un mercado particular se equilibraría con un aumento en la demanda en otros sectores.
Say se basa en la teoría del valor basada en el coste de producción para explicar los precios de los bienes y servicios. Consideraba que el valor de un bien está determinado por la cantidad de trabajo y capital necesarios para producirlo. Respecto a la distribución de ingresos, argumentaba que los salarios, las ganancias y los alquileres se establecen en función de las contribuciones específicas de los trabajadores, empresarios y propietarios de tierras a la producción.
Say valoraba el papel del emprendimiento y la iniciativa empresarial en el proceso económico. Consideraba que los empresarios eran agentes clave en la coordinación de los recursos productivos para satisfacer las necesidades de los consumidores y mejorar la eficiencia económica.
Say critica las políticas mercantilistas y proteccionistas que restringen el comercio internacional y la libre competencia. Abogaba por la liberalización del comercio y la promoción de la competencia como medios para impulsar el crecimiento económico y mejorar el bienestar general.
Tenía una visión optimista sobre el crecimiento económico y la capacidad de la economía para autorregularse en ausencia de intervención gubernamental. Creía en la capacidad de la economía de generar empleo y mejorar el nivel de vida de la población a medida que la producción y el comercio se expandían.
Lo novedoso e interesante del Tratado de Economía Política radica en su visión optimista sobre la capacidad de autorregulación del mercado, su enfoque en la importancia del emprendimiento y su defensa de la liberalización del comercio y la competencia. Sus ideas influyeron en el desarrollo posterior de la teoría económica y proporcionaron una base para el pensamiento económico liberal clásico y la defensa del libre mercado.
Tres preguntas al autor:
Usted basó su teoría del valor en el coste de producción. ¿Cree que esta teoría aún es válida en la economía actual, donde hay una mayor complejidad y diversidad en los procesos de producción?
Cómo ve usted el papel del comercio internacional en la prosperidad económica y cómo abordaría los desafíos actuales en el ámbito del comercio internacional?
¿Podría explicar cómo ve el papel del empresario en la coordinación de los recursos productivos y cómo fomentaría el espíritu emprendedor en una economía?