Julian Assange y WikiLeaks: ¿hasta dónde llega el poder del Estado para ocultar sus acciones?

Lleva años preso. Hace unas semanas se realizaron marchas y protestas en muchos países pidiendo por la libertad de Julian Assange, quien, recordarán, fue el creador de WikiLeaks y fuera detenido y procesado por dar a conocer documentos “clasificados”. James Bovard, autor de varios libros escribe para el Mises Wire un artículo que se titula “Julian Assange y nuestra democracia de impunidad”: https://mises.org/es/wire/julian-assange-y-nuestra-democracia-de-impunidad

Así comienza:

El sábado (1 de Octubre), las protestas en apoyo de Julian Assange se producirán en todo el mundo. En Londres, los partidarios de Assange unirán sus brazos alrededor del edificio del Parlamento. También habrá protestas frente a la sede del Departamento de Justicia en Washington (yo seré uno de los oradores), D.C., y en San Francisco, Tulsa, Denver y Seattle, así como en Australia.

Hace cuatro años, escribí una columna en USA Today en la que pedía que Assange recibiera la Medalla Presidencial de la Libertad. Mi artículo no logró convencer a la Casa Blanca de Trump y el gobierno de Biden ha retomado la persecución de uno de los más importantes contadores de la verdad de este siglo. Assange lleva años encerrado en una prisión de máxima seguridad en Gran Bretaña. Se enfrenta a la extradición para enfrentarse a 17 cargos de violación de la Ley de Espionaje por revelar información clasificada. Si los británicos entregan a Assange al gobierno de EEUU, casi no tiene posibilidades de tener un juicio justo debido a cómo se amañan los juicios en los tribunales federales.

Los últimos cuatro años han revelado por qué activistas como Assange, que lleva años recluido en una prisión británica de máxima seguridad, son vitales para cualquier esperanza de que los gobernantes rindan cuentas a la ciudadanía. El fiscal general Ramsey Clark advirtió en 1967: «Nada disminuye tanto la democracia como el secreto». En este momento, América es una democracia de impunidad en la que los funcionarios del gobierno no pagan ningún precio por sus abusos.

Assange fue blanco del gobierno de EEUU después de que su organización, Wikileaks, divulgara decenas de miles de documentos y algunos vídeos que exponían crímenes cometidos por el ejército de EEUU contra civiles afganos e iraquíes. Un informe de 2010 del Christian Science Monitor sobre la filtración señalaba que «no estaba claro cómo podrían reaccionar los americanos ante las revelaciones sobre la aparente matanza indiscriminada de civiles afganos» por parte de las fuerzas americanas. Pero el titular del Monitor captó el veredicto en Washington: «La respuesta del Congreso a WikiLeaks: disparar al mensajero». El vicepresidente Joe Biden denunció a Assange como un «terrorista de alta tecnología».”

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