La burocracia kafkiana: más empleados públicos, parientes y barreras para exportar desde el Norte

Parece que las noticias sobre la burocracia han dado por acumularse estos días. Por un lado, se comenta acerca de irregularidades en los nombramientos de empleados públicos, cuyo número se ha multiplicado en los últimos años: http://www.clarin.com/edicion-impresa/Empleo_publico_en_Argentina-denuncias-Estado_0_1337866302.html

Por otro, se conoció también que el presidente del Banco Central, no solamente había incrementado notablemente la planta de empleados de esa institución sino que ésta ahora incluía a su hijo y la novia: http://www.cronista.com/economiapolitica/Cuando-el-Estado-es-un-refugio-laboral-en-vez-de-un-camino-hacia-la-calidad-de-vida-20150429-0052.html El presidente del BC justificó su decisión en que su hijo, quien es estudiante de cine, está capacitado para el puesto.

Por último, seguramente todos conozcan, aunque no hayan leído, los textos de Franz Kafka, tanto “El Castillo” como “El Proceso”. En el primero, el personaje llamado K trata infructuosamente de llegar a las autoridades de un pueblo donde fue contratado como agrimensor pero nunca lo logra. En el segundo es arrestado por una razón que desconoce y nunca llega a enterarse pero el proceso continúa. En este sentido, el mejor ejemplo de lo que es la burocracia aparece en un artículo el suplemento de Comercio Exterior de La Nación titulado «La logística kafkiana»: http://www.lanacion.com.ar/1788103-la-logistica-kafkiana

El Norte es la región más pobre de Argentina, pero el transporte de sus exportaciones por el río, que se dice serían la vía más barata, se vuelven una pesadilla como la que el artículo describe.

barcazas

¿Por qué todo esto? Así lo comenta el libro:

Como en el mercado o en una empresa privada, la clave entonces se encuentra en el conjunto de incentivos que recibe y si estos permiten alinear los intereses del funcionario público con los intereses de la comunidad. Un burócrata es un empleado de una organización jerárquica que tiene el objetivo de proveer servicios públicos a veces en forma gratuita (ejército, policía, hospitales) otras a cambio de un determinado pago (tasa de justicia, ingreso a un parque nacional, pago de la emisión de pasaporte). En forma creciente los servicios provistos por estos funcionarios han dejado de ser servicios públicos tradicionales como seguridad y justicia y consisten en buena medida de bienes privados a través de redistribuciones y transferencias. Esto tiene un impacto en la actividad porque aumenta la demanda de favores y, a su vez, la posibilidad de actos discrecionales o incluso corruptos.

Las empresas también tienen sus propias burocracias aunque están en la permanente búsqueda de racionalizarlas y mejorar su eficiencia. Esto es porque compiten en el mercado y reciben sus ingresos de parte de sus clientes. En el caso de la burocracia estatal, por un lado no compite ya que son monopólicas y, por otro, no reciben sus ingresos de los clientes de sus servicios sino de los representantes que aprueban los presupuestos, quienes se vuelven entonces sus clientes. Estos, a su vez, deberían reflejar las preferencias de los electores, pero de ellos y su capacidad e incentivos para hacerlo ya hemos hablado antes.

Dado que su presupuesto está determinado, la oficina gubernamental elije una estrategia de supervivencia y crecimiento (Mitchell & Simmons, 1994). Sin la referencia de los precios y las ganancias el funcionario tratará de mejorar la posición de la oficina en relación a sus superiores, a quienes le asignan el presupuesto y a quienes sean clientes de la agencia. En ausencia de un control de eficiencia por medio de los resultados económicos las burocracias tienden a reducir sus riesgos e introducir rutinas inflexibles y difíciles de cambiar. No existen incentivos para gastar menos de lo presupuestado; es más, siempre el presupuesto es escaso y cuando se acerca el final del ejercicio hay que gastarlo todo aunque no sea necesario ya que no hacerlo significa enviar una señal de que ese presupuesto no es necesario y podría tener uno menor.

El burócrata intentará demostrar que su presupuesto no debe ser reducido en épocas de menores ingresos fiscales y que deberá crecer en las de bonanza. Y si la amenaza de reducción es inminente tiene a mano un arma dolorosa para quien decida hacerlo: reducir el servicio más fundamental e importante que brinda. Ante un recorte de presupuesto la policía no reducirá sus gastos administrativos sino las rondas de vigilancia que son muy visibles y realmente valoradas para la seguridad de la población. Se denominó a esto la “estrategia del monumento a Washington” (Mitchell & Simmons, 1994, p. 62) cuando el Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos amenazó cerrar dicho monumento, uno de los más visitados por el público, cuando se consideraba reducir su presupuesto.

3 pensamientos en “La burocracia kafkiana: más empleados públicos, parientes y barreras para exportar desde el Norte

  1. No es nada novedoso el hecho de las contrataciones por parte del Estado de empleados públicos sin el correspondiente nivel de instrucción, edad mínima requerida o antigüedad para acceder al cargo. El aumento en las contrataciones sin los requisitos requeridos implica un mayor gasto público, que podría ser utilizado en otras áreas de mayor prioridad. El tema de que no se haya dado a conocer el listado pedido es contrario a lo que se expresa en los considerandos del decreto 1172/2003 del P.E.N “Que el derecho de Acceso a la Información Pública es un prerrequisito de la participación que permite controlar la corrupción, optimizar la eficiencia de las instancias gubernamentales y mejorar la calidad de vida de las personas al darle a éstas la posibilidad de conocer los contenidos de las decisiones que se toman día a día para ayudar a definir y sustentar lo propósitos para una mejor comunidad.”

    Un término de relevancia destaco en aquél decreto, la “eficiencia”, entendida por los economistas como una relación entre fines y medios. Paul Heyne explica “Cuando decimos que una situación es ineficiente, estamos afirmando que podríamos conseguir los fines deseados empleando menos medios, o que los medios empleados podrían producir más fines.” Y en palabras de Pareto,” se alcanza un óptimo cuando ya nadie puede mejorar de situación sin que empeore la situación de los demás”

    Considero que la situación es ineficiente en dos aspectos: en un aspecto más directo, en cuanto al no cumplimiento de los requisitos para el ingreso de nuevos empleados; y por otro lado, el hecho de que los ciudadanos no pueden acceder a esa información pública. Parece que se materializa una Tragedia de los Comunes, ya que al favorecer a un sector restringido (familiares, amigos, etc. de empleados públicos ya establecidos) perjudica el acceso de gente que no está relacionada y que incluso puede tener mucha mejor calificación que los “conocidos” para poder acceder a la estructura pública.

    El otro ejemplo, de la “logística kafkiana” también nos retrotrae al Dilema del Prisionero, pero en el sentido de que las regulaciones argentinas están ideadas para desestimar que los exportadores utilicen la vía acuática, para beneficiar a otros medios de transportes como el ferroviario o el carretero.

    En resumen, se puede visualizar que en el sector público, los incentivos para llegar a la eficiencia son débiles, lo cual, agregado a la estabilidad de sus puestos, genera que los burócratas estén proclives a la corrupción y a los grupos de presión con intereses sectoriales.

  2. Nada ya nos sorprende el 11 de Agosto de 2014 se publico esto: Llamativa tendencia en el Congreso: más de la mitad de los senadores contrató a parientes
    Menem, Rojkes, Sanz, Pichetto, Reutemann, Giustiniani y Pino Solanas nombraron a familiares; hay dos ex Gran Hermano en la nómina de 70 empleados
    Por Iván Ruiz y Maia Jastreblansky |
    Beatriz Rojkés, ex presidenta provisional, nombró a tres familiares. Foto: Archivo
    Hijos, maridos, hermanos, sobrinos. También novias. La designación de familiares en el Senado dibuja un amplio árbol genealógico que no distingue ideologías, partidos ni provincias. Más de la mitad de los senadores empleó a allegados como secretarios o asesores. Son personas de confianza, técnicos con experiencia o miembros de aceitados equipos de trabajo, aseguran los legisladores. Muchos viven en las provincias, lejos del Congreso.

    Menem, Rojkes de Alperovich, Reutemann, Sanz, Santilli, Pichetto, Giustiniani y Pino Solanas son algunos de los que nombraron a familiares en sus despachos y otras oficinas parlamentarias. Cuarenta y un senadores designaron a personas de su núcleo íntimo. Se trata de casi 70 casos entre los 187.508 registros que analizó LA NACION.
    Algunos forman parte de la planta permanente de la Cámara, es decir, que permanecerán como empleados públicos cuando termine la gestión familiar. Y un grupo percibe sueldos de los más altos en la escala jerárquica parlamentaria, con salarios que superan los $32.000 mensuales sin contar extras como título universitario o antigüedad. El listado incluye una cuota de farándula: dos ex Gran Hermano caminan los pasillos del Congreso. Y todo sigue igual.

  3. La burocracia es un elemento político por el cual se satisfacen preferencias de los ciudadanos que emitieron un voto. A través de este voto se emitió una información (con todas las falacias interpretativas que se han visto acerca de qué puede entenderse que quiso significar ese voto) que fue elegir determinado gobernante, y es a través de la burocracia estatal que las ideas que el sujeto propuso puedan ponerse en marcha. Sin embargo, delegamos en estos burócratas la idea de que deben cumplir con las normas establecidas para buscar un bien común a pesar, de que, como menciona el libro, no delegamos esto en un empresario. ¿Entonces por qué lo hacemos con los funcionarios del gobierno? Parece que nuevamente la idea tradicional de que el Estado es el que debe resolver todos los problemas asoma siempre inconscientemente.
    Sin embargo el Estado parece quedar, en principio, acorralado por sus propios funcionarios. No hay control de eficiencia, con lo cual no se puede establecer si los medios empleados son lo justo para el fin que se está obteniendo, o podría utilizarse menos incluso, y obtener lo mismo. A su vez, esto se ve imposibilitado porque los mismos funcionarios son los que año a año buscan mantener el presupuesto e incluso aumentarlo sin tener en cuenta los problemas de subejecución del mismo que se ven corrientemente. Ellos (cada oficina gubernamental) expanden su presupuesto debido a que la unidad que nuclea la recaudación impositiva obtiene más ingresos, y los dispersa en oficinas menores con lo cual el incentivo a gastar es fuerte: «sumemos funcionarios, y si no se gasta todo el presupuesto, pongámoslo en nuestros bolsillos en el último tiempo así demostramos que el presupuesto alcanzó, pero tampoco sobró como para que el año entrante pueda verse reducido».
    El peor problema, a mi entender, es que esto aumenta exponencialmente, sobretodo en los últimos años de mandatos, y ningún gobernante quiere verse metido en algún embrollo de índole gubernamental, por lo que no emitirá palabra alguna para con sus oficinas gubernamentales y de esa manera no se resten votos.
    De todas maneras, algunas soluciones han sido expresadas, como por ejemplo realizar un presupuesto en base cero: es decir, al contrario de la tradicional forma de tener en cuenta cuanto se gastó en las partidas presupuestarias anteriores e implementar un presupuesto mayor sumándole variables como la inflación, por ejemplo, se trata de realmente ver cuantos funcionarios son necesarios para realizar determinadas tareas y eliminar al resto, llevando la situación a una «eficiencia» dentro del Estado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *