Más allá de la Sociedad de Beneficencia, florecía la ayuda social voluntaria. No es cierto que el Estado benefactor vino a llenar un vacío

Hemos visto en forma general las actividades que realizaba la Sociedad de Beneficencia.

No obstante, la Sociedad de Beneficencia no era un ejemplo puro de beneficencia privada, y al ser creada por el estado y siendo parcialmente financiada por éste, todas sus buenas obras de auténtica caridad antes mencionadas quedaban sujetas a la voluntad política.

Pero no fue la única, por supuesto. Además de la Sociedad de Beneficencia de Buenos ayuda Aires surgieron otras en las provincias (Mendoza 1857, Rosario 1854, San Juan 1858, San Luis 1857, Tucumán 1852, Corrientes 1858, Santa Fe 1860).

Por otro lado, la actividad de la Sociedad Conferencia de San Vicente de Paul en todo el país mostraba en el año 1940 la existencia de 207 establecimientos entre los que encontramos 32 colegios y escuelas, 4 “platos de sopa”, 56 casas de pobres, 5 casas de viudas, 40 casas de ancianos, 3 asilos de mendigos, 12 hospitales, 20 consultorios, 7 farmacias, 2 dispensarios, 1 sala de primeros auxilios, 8 botiquines, 1 lazareto, 3 casas cuna, 3 “gotas de leche”, 7 talleres, 1 barrio obrero, 1 casa del canillita y 1 correccional.

En el año 1909 María del Carmen Coni funda la Sociedad de Asistencia a domicilio de enfermos pobres en la preocupación de la situación de los pobres ante las enfermedades. Dicha sociedad, creada y mantenida con recursos privados, tenía como finalidad asistir a los enfermos pobres en su propio domicilio prestando ayuda material y espiritual a través de profundas convicciones religiosas. En sus memorias correspondientes a los años 1911 y 1912 se reflejan los objetivos de la institución.

“He aquí el triple objeto de esta sociedad, consolidar, aliviar y endulzar al pobre en sus enfermedades. Velar por la salud individual y pública, mediante la asistencia “persona” del enfermo en su propio domicilio, para evitar la agravación de las enfermedades y el contagio de las infecciones, y traer al corazón dolorido las dulcísimas insustituibles fuerzas de la  religión.”[1]. Otras instituciones destacadas de la época incluían la Sociedad de Patronato y de Repatriación, la Sociedad Española de Beneficencia, la Sociedad Filantrópica Francesa del Río de la Plata, la Sociedad Italiana de Beneficencia, la Deutscher Krankenverein, The British Philantropic Society, todas ellas además responsables de la construcción y administración de los hospitales, Español, Francés, Italiano, Alemán y Británico.

El espíritu solidario aún se encuentra vigente, aunque debilitado. Las restricciones a la libertad, particularmente la económica, redujeron los niveles de riqueza alcanzados generando menos ricos con capacidad para dar y más pobres con necesidades. Varias décadas de economías reguladas, alto gasto público e incontables programas sociales han desplazado a la solidaridad voluntaria y ha incrementado la pobreza, en lugar de reducirla.

[1]  “Sociedad Asistencia a domicilio de enfermos pobres: Memoria correspondiente a los años 1911-1912”, (Buenos Aires, Imprenta La Leonesa, 1912), pag.5.

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