Norberg y el progreso: la salud y la riqueza de los países están relacionadas, incluso cuando progresan otros

Hay, creo, dos razones por las cuales predomina el pesimismo en la avalancha de noticias que recibimos a diario: la primera de ellas es que las buenas noticias no generan tantos lectores como las malas, la normalidad se asume como tal, mientras que el accidente o el crimen serían la excepción; la segunda es que todo el que quiera promover algún cambio ‘revolucionario’ (no evolutivo) en la sociedad, debe antes mostrar que todo anda mal, ya que por eso se necesita el cambio.

Al respecto, una serie de autores (Matt Ridley, Steven Pinker y ahora Johan Norberg) han escrito sendos libros presentando una visión contraria, esto es, optimista, del progreso de la sociedad y el ser humano, sobre todo a partir de la llegada de la sociedad liberal y el capitalismo. Las referencias y los números son contundentes. Aquí algunos del libro  Johan Norberg, Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future:

“Cuanto más rico es un país, más saludable. Las variaciones en el ingreso pueden explicar hasta el 70% de la variación en la mortalidad infantil. Ningún país con un ingreso per cápita sobre 10.000 dólares tiene una tasa de mortalidad infantil por sobre el 2%. Gente más rica puede invertir más en salud e instalaciones de agua, y puede costearse más alimentos y medicamentos. Pero no es solamente que la humanidad está enriqueciendo, por lo que puede permitirse un nivel de vida más alto. Esa no es siquiera la causa principal. Aún más importante es que un nivel de vida decente es cada vez más barato.

Los indicadores de salud para un cierto nivel de ingresos están mejorando todo el tiempo. Un país con un ingreso per capital de $1.000 tenía una tasa de mortalidad infantil de 20 por cada 100 nacimientos en 1900. Un país a ese exacto nivel de ingresos en el 2000 tiene una tasa de mortalidad infantil de solo 7 por cada cien nacimientos. Por lo que aun si un país no hubiera experimentado ningún crecimiento económico en cien años, la mortalidad infantil se habría reducido en dos tercios. Un país con un PBI per capital de $3.000 hoy tiene la misma expectativa de vida como se hubiera predicho para un país con un PBI per capital de $30.000 en 1870. Esa es la gran historia de la salud de nuestro tiempo: bajos precios por una buena vida.”

“Es un resultado de la globalización, que hace más fácil a los países utilizar el conocimiento y la tecnología que tomó generaciones y enormes cantidades de dinero para generar. Es bien difícil desarrollar la tecnología de las células, la teoría de los gérmenes en las enfermedades o una vacuna contra la viruela, pero es muy fácil utilizarla una vez que otros lo han hecho. La infraestructura que ha sido creada para el comercio y las comunicaciones también hace más sencilla la transmisión de ideas, ciencia y tecnología a través de las fronteras, en un círculo virtuoso.”

“Resulta interesante que, aun cuando hay una fuerte relación entre la salud y la riqueza, es difícil encontrar una relación entre la riqueza y las tasas recientes de crecimiento. El economista William Easterly ha mostrado la correlación entre los indicadores de salud de un país y el crecimiento global. En la era de la globalización, el factor más importante detrás del éxito de un país es el éxito de otros países. Aun un país como Haití, que es uno de los pocos países que es hoy más pobre que en los 1950s, ha reducido su mortalidad infantil en casi dos tercios. Haití tiene hoy una menor tasa de mortalidad infantil que la que tenían los países más ricos del planeta en 1900”.

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