Venezuela e Instituciones

Está claro que la calidad de las instituciones en Venezuela es de lo peor. En el Índice de Calidad Institucional que elaboro aparece en el puesto 184 de 192 países. Al final de todo está Corea del Norte, un objetivo a alcanzar.

Quiero considerar aquí un argumento que he escuchado estos días en boca de todos los funcionarios y politicos chavistas, justificando su posición, uno que es común a todos los populismos latinoamericanos. Este es: hemos ganado 16 de 17 elecciones, no se puede torcer la voluntad popular, sería violar la democracia. A partir de allí, todas las protestas de estudiantes y opositores son «destituyentes», fruto de minorías que quieren avasallar los derechos de la mayoría, que ya se expresara en las urnas.

Este es un tema de filosofía política más que de economía, pero la calidad institucional es determinante para el desempeño económico. Y «calidad institucional» podría traducirse en tres palabras: límites al poder.

Esto es algo incomprensible para esa vision populista, donde la mayoría otorga un poder ilimitaoa al líder carismático para que promueva… el bienestar de la mayoría. ¿Y cómo vamos a limitarlo en eso?

El argumento choca con toda la tradición de la filosofía política moderna. En particular, desde la perspectiva contractualista, los individuos se suman al contrato social para una mejor protección de sus derechos, que ya poseen de antes, y están dispuestos a otorgar el monopolio de la coercion al Estado, en tanto éste actuará para defender y proteger esos derechos. Y están dispuestos a que el conductor de ese Estado sea electo democráticamente por una mayoría en tanto no viole ese contrato, violando sus derechos. Si la mayoría viola esos derechos, el contrato cae.

Uno de los capítulos del libro se llama «Limitaciones al oportunismo político», y comenta brevemente distintas propuestas para limitar el abuso de poder que incluyen algunas planteadas por los autores de Public Choice (como límites a los impuestos, al gasto, etc) y otras de tipo constitucional y de larga tradición como las cartas de derechos, la separación de poderes, etc. Una que menciona es la resistencia y la revolución.

En general, en cuanto a la defensa de los derechos individuales, han tenido más exito las resistencias pacíficas que las revoluciones violentas. Éstas han generalmente terminado en dictaduras. La caída del socialismo en Europa es el mejor ejemplo de las primeras.

Por ahora, lo de Venezuela parece ser una resistencia pacífica, y Leopoldo López, aunque no quiero realizar comparaciones, actúa en el modelo de Ghandi, se presenta ante una justicia que considera injusta, que viola el derecho básico de libertad de expresión.

¿Cuándo se justifica una conducta de este tipo? Cuando las instancias republicanas no existen y la minoría ve sus derechos avasallados sin poder defenderlos. No hay separación de poderes, no hay justicia independiente, la prensa es acosada. En este caso «la ley», viola derechos de la minoría, en particular el derecho a expresarse. La ley es legal, pero es inmoral. La mayoría ganó, pero es totalitaria.

Tal vez debamos decir que la calidad institucional de una democracia se define por la protección a los derechos de las minorías, siendo que la gestión del Estado quedan en manos de la mayoría. Esto ultimo impide que las minorías puedan sojuzgar a las mayorías, falta ahora que las mayorías respeten a las minorías.

O que consideren una solución a la Nozick, la más absoluta descentralización. Así, los que quieren estatismo viven juntos y se expropian entre sí; y los demás se agrupan donde se respetan sus derechos. Esto permitiría no imponer una determinada visión a nadie, tampoco la nuestra a los chavistas. Y para quienes se preocupan por la nacionalidad, tampoco implica necesariamente la secesión, simplemente que en algunas localidades, o municipios, por ejemplo, haya precios libres, se puedan realizar marchas, publicar todo tipo de opiniones; mientras que en otros rija el igualitarismo absoluto. La única condición a respetar es la libertad de salida, de unos a otros.

¿Qué tal chavistas? ¿Aceptarían ese desafío? Es fácil redistribuir lo ajeno, mucho más duro es redistribuir lo propio. Quisiera ver cuántos quedan en las jurisdicciones igualitarias. Por eso no se puede salir de Corea del Norte, o de Cuba.

3 pensamientos en “Venezuela e Instituciones

  1. Para dar un poco más de perspectiva de que significa ser “minoría” en Venezuela conviene recordar los resultados de las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias, y hacer un breve comentario de las mismas:
    Presidenciales (2013): Oposición 50.7% de los votos, Chavismo (49.1%); 78.7 % de participación.
    Además del estrecho resultado, cabe destacar que este proceso electoral fue impugnado por el candidato opositor Henrique Capriles Radonski dado que el proceso fue viciado de principio a fin. Esto es, desde la interpretación de la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ante la inhabilidad constitucional del para entonces vicepresidente Nicolás Maduro Moros para postularse como candidato a la presidencia (no se había decretado la muerte de Chavez, etc), pasando por la violación del reglamento electoral (uso abusivo de los fondos del fisco para apoyar la campaña, etc).
    Dicha impugnación no fue reconocida en ningún momento por el Poder Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia (cuyos miembros son manifiestamente chavistas).
    Parlamentarias (2010): Oposición 52% de los votos, Chavismo (48%); 66.5 % de participación.
    En este proceso se produce un extraño resultado, el gobierno es minoría electoral pero resulta con la mayoría parlamentaria (¿?). Esto debido a una perversa desviación de la Ley Electoral llevaba a cabo por la anterior Asamblea Nacional, de mayoría chavista, que modificó la histórica división de los circuitos electorales, de manera que se favoreció los estados el interior del país (de mayoría chavista). Por cierto, hace pocos meses atrás se le otorgaron amplios poderes habilitantes al presidente Maduro, de manera que el Parlamento se “inhabilita” de una de sus principales funciones.
    Venezuela en estos momentos se encuentra en medio de una gran crisis económica (desabastecimiento, alta inflación, déficit de divisas, alto gasto público), social (delincuencia, impunidad, muertes) y política, por todo lo anteriormente mencionado.
    Toda esta situación ha propiciado un legítimo reclamo de la oposición (“la minoría”). Por un lado, Leopoldo Lopez, ha hecho, junto a María Corina Machado (Diputada) y Antonio Ledezma (Alcalde Metropolitano) el planteamiento de salir a la calle de manera pacífica a protestar y exigir un cambio en el gobierno, estrategia mejor conocida como La Salida (entendida por algunos, quizás no por error, como un cambio “inmediato” de gobierno), apoyada por un sector importante de la oposición. Mientras que por otro lado, Henrique Capriles Radonsky ha mantenido una actitud más “pasiva”, planteando un proceso más lento, progresivo, con un enfoque electoral, mediante la toma de las calles, trabajando más cerca a la gente en los barrios, la base chavista.
    Ante los legítimos reclamos de la oposición, la respuesta del gobierno ha sido por un lado tildarla de pequeño grupo fascista, tarifado por el imperialismo (si increíble escuchar este discurso en pleno siglo XXI), y por el otro utilizar la fuerza, mucha represión (muertos, heridos, desaparecidos) para persuadir las marchas y protestas, sin que hasta el momento de escribir estas líneas la fiscalía y el Poder Ciudadano se hayan manifestado a favor de los Derechos Humanos de los factores de oposición, ni repudiado la actuación del poder Ejecutivo.

  2. En muchas ocasiones he escuchado la siguiente frase: “Venezuela es una democracia porque a Chávez lo eligió el pueblo”. Ahora bien, me pregunto ¿Venezuela es una democracia? Y la verdad que no, hace tiempo dejo de ser una democracia, y me atrevo a decirlo ya que si el gobierno utiliza las Fuerzas Armadas, la Policía y la Justicia para perseguir y encarcelar a quienes no piensen como ellos, no hay medios de comunicación libres, ahora hasta mata ciudadanos con total impunidad, ¿alguien tiene alguna duda respecto si Venezuela dejó o no de ser una democracia? En este contexto cabe aclarar que el concepto de Democracia no se agota en el hecho de ser elegido por una mayoría sino que se trata de un concepto mucho más amplio, en donde si bien las decisiones son tomadas por la mayoría, siempre deben respetarse los derechos de la minoría; cada persona puede pensar distinto y expresarlo sin ser mal vista o recibir castigos por ello. Sin embargo, en el mencionado país sucede todo lo contrario; hoy en día, como todos sabemos, se vive una crisis tanto política, económica como social, lo que sucede es básicamente un país desesperado por sufrir las tasas de inflación y de homicidios más altas del mundo, una falta de libertad de expresión total y escasez de productos de primera necesidad, entre muchos otros problemas serios. Y como si todo ello fuera poco, los venezolanos cuando llegan a su casa y prenden el televisor, es como si nada malo estuviese pasando. No obstante, Nicolás Maduro ha decidido ignorar a la mitad del país que está pidiendo cambios y alguna esperanza de que les vaya mejor y ha optado por una brutal represión que ya dejó más de diez muertos, entre ellos varios estudiantes, agravando aún más la situación. Por otro lado, desde el punto de vista económico, la inflación en Venezuela es una de las más altas. Los productos subieron un 56,2% en 2013, según cifras oficiales, pese a la existencia de controles de precios. Asimismo, el país sufre de escasez: los productos básicos regulados por el Estado (papel higiénico, la leche y el aceite) usualmente no se encuentran. Y cuando sí están disponibles, hay que hacer largas colas para adquirirlos. Pese a ello, el gobierno acusa a los comerciantes de boicotear el sistema, mientras que otros creen que invertir y producir en Venezuela no es un negocio rentable. Por último, haciendo referencia a un párrafo del artículo respecto a que “este es un tema de filosofía política más que de economía, pero la calidad institucional es determinante para el desempeño económico. Y “calidad institucional” podría traducirse en tres palabras: límites al poder”. Me pregunto ¿Cómo se limita a un gobierno que se muestra indiferente a los evidentes problemas? ¿Por qué tanto negacionismo? ¿Cuántos muertos más deben haber para que se arriba a una solución?

    • Respecto a la situación que se está viviendo hoy en día en la ciudad de Caracas, me gustaría hacer varias distinciones:
      En primer lugar, quisiera aclarar que los medios de comunicación tienen una gran incidencia en el mundo y no todo lo que «se dice que pasa» es cierto.
      Las fuerzas no salen a «perseguir a nadie q piense distinto»,
      Todos los venezolanos tienen derecho a expresarse libremente.
      Y los únicos estudiantes son los que salen pacíficamente a marchar por la Av. Miranda los fines de semana y a exponer su descontento contra el gobierno… El resto que sale a destruír las Instituciones, cortar calles, incendiar comercios, bocas de metro, etc, no son estudiantes, es la clase opositora (a favor de Capriles) que busca derrocar al gobierno de Maduro que fue electo democráticamente. Y es así como las fuerzas salen a actuar, para preservar no sólo la seguridad del pueblo sino también a las personas.
      En segundo lugar, Venezuela está sufriendo una gran crisis económica y una importante inflación. La escaséz de alimentos se debe a que importan todo tipo de productos (carnes, frutas, leche, etc), la única fuente principal propia es el petróleo.
      Por último quiero dejar en claro que ninguna política de gobierno es perfecta. Y que es más importante incluír que excluír, porque una sociedad son todos.
      El gobierno de Maduro, con sus falencias, busca estabilizar la gran crisis que están sufriendo y apuesta a la paz y a la armonía, dejando de lado la confrontación de los grupos opositores apoyados por EE.UU. (La gran potencia que busca desestabilizar cualquier país para satisfacer sus propios intereses)

      Lo que comparto en éstas palabras fue mi experiencia personal de lo que viví durante los meses de enero y febrero que por motivos personales residí en el Municipio de Chacao, Altamira, Caracas en donde lamentablemente se produjeron los disturbios.
      Fue una vivencia que me tocó vivir de cerca y que para bien o para mal me la llevo conmigo…

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