Los problemas ambientales tienen una característica común: la llamada “tragedia de los comunes”, o la ausencia de derechos de propiedad que no genera incentivos para tomar en cuenta el uso y abuso de un determinado recurso. Ahora, con el cambio climático, se plantea que el planeta, en general, es un “commons”, la atmósfera no es de nadie y por ende nadie se preocupa demasiado. Hay quienes sostienen, como en el artículo que aquí se presenta, que los gobiernos deben actuar ahora para proteger al planeta en un futuro relativamente lejano. Esto plantea un debate: la verdad es que no sabemos cómo será la situación en el futuro pero si sigue como ahora, los futuros habitantes tendrán muchos más recursos y tecnologías para hacer frente al problema. ¿Deberían sacrificarse, por ejemplo, los pobres de hoy en aras de los más ricos y tecnológicos habitantes de dentro de siete generaciones?
Es lo que se plantea en este artículo: Stein, Gregory M., “Environmental Justice and the Tragedy of the Commons” (July 6, 2022). California Law Review Online, Vol. 13, p. 10, 2022, University of Tennessee Legal Studies Research Paper No. 438, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4155717
Que concluye así:
“La mayoría de los académicos en 1968 no pensaban en transformaciones globales masivas como el cambio climático, en el que los costos de muchas acciones son individualmente pequeños pero acumulativamente enormes y pueden posponerse en el futuro. Una vez que reconocemos que los efectos negativos a menudo se posponen durante muchos años, es esencial tener en cuenta que la tragedia de los bienes comunes puede extenderse en el tiempo y que los bienes comunes de Hardin son una ubicación temporal y no solo física. Tal vez deberíamos tomar una lección sobre la internalización de las externalidades de la Nación Oneida, en la que “[t]radición. . . requiere que los líderes y miembros de la nación consideren el impacto en las próximas siete generaciones al tomar decisiones.”