El precio del agua y la conciencia sobre el agua

Comentaba ayer que el problema de recursos que se agotan es por la falta de precios, y que la existencia de estos depende de la configuración de derechos de propiedad. Cuando un recurso no tiene propietario, todos tienen incentivo para consumirlo pero nadie para cuidarlo, o mejorarlo. Así es como el recurso se agota, se depreda. Cuando la propiedad es estatal existe un propietario, que se ha demostrado no ser bueno, ya que sucumbe a las tentaciones o presiones políticas.

Tomemos el caso del agua, planteado en un artículo de la revista La Nación:  http://www.lanacion.com.ar/1677270-bendita-agua

El estado es el propietario del agua, o la provee directamente, o subcontrata a alguna empresa para que lo haga. En todos los casos establece la tarifa, que no es un precio, sino una suma establecida administrativamente. Esa tarifa puede tener diferentes objetivos. Así lo comenta el artículo:

“En Madrid sólo se baña el arquero. Si un equipo quiere pagar lo mismo de agua que en Buenos Aires sólo él podrá ducharse: el agua cuesta once veces más. Un departamento de dos ambientes de Las Cañitas paga 34 pesos bimestrales contra los 35 euros (374 pesos) de uno en la capital española. En Bogotá, Colombia, depende mucho de la categoría en la que juegues: hay subsidio estratificado, por lo que un vecino del estrato 3 paga alrededor de 160 pesos y al del 5 la boleta le llega por 1150 pesos. Si nuestro equipo viene de Brasil, podemos recibir sólo a ocho jugadores: con nuestro bolsillo no podríamos pagar la ducha de los otros tres, porque la boleta es de 44 reales mensuales (144 pesos).”

Drop in water

Las tarifas son claramente diferentes, pero eso no debería extrañarnos, ya que la disponibilidad de agua no es la misma en todos lados, y sería lógico esperar precios más altos en lugares con mayor escasez. Donde es más escasa hace falta reducir su consumo y el precio genera ese incentivo. Seguramente la gente no despilfarra mucha agua en Madrid, si no es por su consciencia, por su precio. Pero aquí el objetivo es otro:

“Para Carlos Ben, presidente de AySA, hay una decisión política que determina la boleta: «Nosotros la consideramos un derecho humano; otros, un bien de mercado. Entonces, no es el mismo enfoque económico. En todos los casos siempre se podrá establecer un costo o un precio. En el nuestro lo que establecemos es un costo de operación; en otros, como en Europa, un precio. El agua no puede ser comercial porque está vinculada con la vida, con la inclusión social, con la salud; sería muy difícil para un gobierno decir el que puede pagarla vive y el que no puede pagarla no vive».”

Por supuesto que el agua está vinculada con la vida, no podríamos vivir sin ella, pero a los precios locales no existe ningún incentivo para cuidar su consumo que no sea la consciencia. La pregunta es: ¿y si eso no es suficiente?. Veamos estos casos: “En Francia «se mide hasta el baño que usted toma, de ahí trasladan hasta el último costo a la persona que utiliza agua. Chile subsidia al usuario según la condición económica y social. El gobierno le da dinero a la persona para que pague su factura», dice Ben.”

Tanto en Francia como en Chile el precio refleja más la natural escasez y no promueve su descuido. En el caso chileno se subsidia el consumo de las personas de bajos recursos, pero no se incentiva el cuidado de su consumo. Si a uno le pagan la cuenta del agua es lo mismo que si fuera gratis; no resuelve el problema del exceso de consumo.

La discusión, no obstante, se vuelve emocional, más que el bien en sí.

“En el último Foro Global de Creación de Valor Compartido que organizó Nestlé, en Cartagena de Indias, hubo un panel de expertos en agua. Allí Asit Biswas, presidente de Third World Centre for Water Management, dijo que se puede vender cualquier cosa, pero agua, jamás, porque es un bien emocional. Energía, comida, metales, cereales, no hay problema. Agua, no. «Trabajé en Canadá, cada político que dijo que vendería agua a Estados Unidos a la siguiente elección estaban fuera de carrera. Cualquier político que diga que venderá agua a otro país comete suicidio político.»

Más que emocional, el agua parece satisfacer una necesidad concreta y específica. ¿Cuál es la diferencia entre el agua y la comida, por ejemplo? Pues que primero nos moriríamos de sed que de hambre. Para que un bien tenga precio no hace falta que sea o no emocional, simplemente que sea escaso. ¿Es escasa el agua? Parece que no mucho, pero que podemos estropear su calidad:

“El sueño de la pyme húmeda tercermundista es papel mojado: nadie va a comprarnos agua. Tampoco van a invadirnos. Porque a la guerra se va porque quiero sacarte algo que sólo vos tenés o algo que se me acabó. Y pasa que el agua no se acaba. Comellas explica que la cantidad que hay en el planeta, en todos los estados posibles (líquido, sólido y gaseoso), «es casi exactamente la misma que ha existido desde millones de años. De producirse un significativo incremento en la radiación solar (lo que sería un cataclismo que nada tiene que ver con el cambio climático), probablemente siga siendo también la misma en el futuro».

Lo que sí pasa(rá) es que, porque somos cada vez más -en 1950 la población urbana de América latina era de 64 millones, en 2010 era de 458 y para el CAF en 2030 seremos 566 millones- y contaminamos igual y más, puede que se agote por un tiempo, cambie su estado, distribución y calidad. Por un tiempo en estas cosas quiere decir entre 100 y 300 años; eso dice Ben que tarda en recuperarse una napa subterránea contaminada.

Entonces, las medidas como la reutilización de la toalla en el hotel y no dejar correr el agua mientras te afeitás cobran sentido. Ecológico (realmente importan y sirven las conductas austeras), psicosolidario (estoy haciendo algo por el mundo) y económico: en el Faena Hotel, por ejemplo, el 30% de los huéspedes usa la toalla para más de una ducha. Por esa política de uso racional del agua el hotel ahorra 80 mil pesos al año.”

Termina el artículo con un subtítulo: “Educar es clave”. El punto que hemos querido expresar aquí es que un precio “educa”. El hotel Faena puede apelar a la consciencia de sus pasajeros, también podría cobrarle por toalla usada. En algunos, tal vez clientes de hoteles muy caros, apelará más la consciencia ya que el costo de una toalla adicional no es mucho; a otros, en otros hoteles o en sus casas, el costo de una toalla adicional los motivará a usar la misma.

A todos nos motivan tanto incentivos monetarios como no monetarios, hacemos cosas por el dinero pero también por otro tipo de motivaciones. No parece acertado apelar solamente a unos y no a otros.

11 pensamientos en “El precio del agua y la conciencia sobre el agua

  1. Me parece un tema bastante complejo, ya que interevienen muchos factores, y es delicado opinar algo concreto al respecto. Me pareció interesante y bastante objetivo el artículo.

    En cuanto a mi opinión personal, concuerdo en las politicas adoptadas en Bogotá -en cuanto a la diferenciación del valor del consumo del aguar de acuerdo al estrato social que se ocupe-, no así si dicha categorización se llevara a cabo en base a la ubicación geográfica de la persona. Ya que, si bien lógicamente debería reducirse el consumo en los lugares en los cuales existe menor cantidad de este recurso, también considero que el Estado es uno sólo; y éste debe garantizar igualdad de conduciones para todos sus habitantes. Con lo cual parecería injusto -y sería de un Estado ineficiente- que en ciertas zonas la población pueda acceder a un recurso más que en otras. Asimismo, respecto a la política de subsidios chilena, me parece que es bastante similar al caso colombiano, no encuentro una diferencia sustancial, ya que la finalidad es la misma -excepto que haya comprendido mal las comparaciones-.

    Sostengo esta opinión dado que, si buscaramos incentivar el cuidado del bien que se considera escaso a través de una elevada tarifa, entiendo que esa «conciencia» de cuidado del agua solamente estaría siendo efectiva en los sectores con menores recursos económicos. Lógicamente, una familia de una clase económica baja tendería a cuidar más este recurso, que otra de un nivel económico más privilegiado. Si bien, podrán decirme que es mayor el número de personas con pocos recursos, con lo cual la política económica terminaría siendo efectiva, igualmente la considero injusta.

    Ahora bien, entiendo que resulta necesario concientizar a la población sobre la necesidad de reducción del consumo del recurso. Esa conciencia deberia comenzar desde los niveles educativos más básicos y ser sostenida a través de diversos medios de comunicación, de modo que deje de ser una mera campaña preventiva, y se convierta en un hábito.

    Sé que estoy siendo algo utópico; y que a fines de cuentas la única medida real que surte efecto inmediato es la económica, pero personalmente creo que deberíamos buscar otras alternativas, al menos a largo plazo. Con lo cual, por lo pronto, si debiéra tomar una decisión gubernamental al respecto, tal vez optaría por el sistema de diferenciación de valores que se aplicó en Bogotá, de acuerdo al estrato social de que se trate, pero aumentando considerablemente el valor del servicio. De modo qué, dicho incremento sea tan visible para los habitantes de clases bajas como los que tienen un nivel económico más privilegiado.

    Saludos.-

  2. Me resulto interesante la comparación de nuestro caso con el de otros países en cuanto al consumo de agua. Yo sostengo que, como es una frase muy usada y un tanto desgastada, la educación es todo. Es sumamente importante concientizar a las personas en el uso moderado del agua, y de otros recursos también, pero a veces eso lleva tiempo y las soluciones tienen que darse mas rápidamente. No comparto la solución chilena, no me parece bien que sea el Estado quien pague lo que uno consume de agua, porque justamente así no educa, no hace tomar conciencia, y puede así llegar a un consumo innecesario justamente porque no es el usuario quien hará frente al costo del mismo. Lamentablemente creo que la conciencia y el cuidado entra por donde mas duele, y para todos lo que siempre duele es el bolsillo. No se si como medida de castigo, “aquel que gasta mas de la cuenta sera multado”, pero si con incentivos, premio a quienes cuiden del uso del agua, lo haga racionalmente. La discusión se parece mucho a la que tuvimos este verano con el tema de la energía eléctrica, como esta subsidiada y es “barata” entonces las personas no la cuidan y derrochan. Considero necesario una regulación al uso y abuso del agua, como de la energía eléctrica inclusive, quizás sin tener que “meter a todos en la misma bolsa”, aunque, insisto, para que realmente entiendan, pareciera que solo se puede atacar al bolsillo…

  3. El articulo me resultó muy interesante al abordar un tema de vital importancia, como es el agua, recurso esencial para satisfacer necesidades básicas en la vida de cualquier ser humano en la sociedad. El tema que se plantea en el artículo es un problema presente en la actualidad, que cada día ocupa más la atención, no solo de científicos, sino también de políticos y en general, de muchos de los habitantes del planeta.
    La escasez de este recurso obliga a reiterar una llamada a la moderación de consumo por parte de la población a nivel mundial, ya que sin su colaboración, por más esfuerzos técnicos y/o políticos que se llevan a cabo, estos resultarían insuficientes.
    Me quisiera centrar en dos puntos que considero importantes. Por un lado la cuestión respecto a considerar el agua como un “derecho humano” o un “bien de mercado”; obviamente el agua es un derecho de todo ser humano que, bajo ningún punto de vista, puede ser privado. Ahora bien, si lo consideramos como un derecho el agua no puede ser comercial lo cual, desde mi punto de vista, si a las personas no se les cobra por dicho servicio probablemente no tengan incentivos para cuidarlo. Y aquí, es donde me interesa relacionarlo con un segundo aspecto mencionado en el artículo que tiene que ver con “la educación”. Al respecto considero que el “precio” es educar; Ello se pone en evidencia en todos los ámbitos, ya que las personas son consciente de sus actos y por ende, generalmente, los limitaran cuando “les tocan el bolsillo” (frase vulgar pero representativa de nuestra sociedad). No obstante, este incentivo monetario para algunos tendrá relevancia; mientras que para otros no. En este contexto, es importante las políticas públicas del Estado en torno al precio, puesto que en Argentina existe un precio que no es transparente y en esta misma línea se puede comparar con lo que está ocurriendo con la energía, que es la consecuencia lógica de improvisaciones, ineptitudes y falta de transparencia del gobierno en estos últimos 11 años. Por último, no hay que perder de vista que tales actitudes en muchos casos son consentidas o disimuladas por gran parte de la sociedad; por ello la importancia de educar y concientizar a la población pues a largo plazo, quienes nos vemos perjudicados (por lo incrementos de las tarifas, la escasez de los recursos) somos nosotros, ya que estos problemas, como el problema energético, por su magnitud, ya trasciende y afecta a toda la economía.

  4. Es dificil dar una opinion al respecto acerca de si es necesario ponerle un precio al consumo del agua o no. Creo que las explicaciones acerca de que con el mismo se va a incentivar su uso mas responsable son muy solidas, pero debemos tener en cuenta tambien que como dijo el presidente de AySA tambien creo que es un derecho humano , y que el estado debe garantizarle el uso y consumo de la misma. Por mi parte creo que habria que encontrar un equilibrio entre estas dos posturas, y de acuerdo a como hacen en Chile, subsidiando a los lugares de menores recursos puede ser una solucion, el tema aqui seria de la manera en que se subsidia, y ahi es donde podemos encontrar un punto de equilibrio, en la forma de subsidiarlo. Si una persona consume X cantidad de agua en un mes, el Estado le subsidiara Y cantidad de agua ( en forma de porcentaje), pero a esa X cantidad de agua creo que habria que ponerle un limite ( teniendo en cuenta condiciones de vida, cantidad de integrantes en la familia, etc) al cual si se esta por encima del mismo, el subsidio bajara o directamente no se aplicaria a esa cantidad de agua consumida.
    Creo que de esta forma podria haber un equilibrio para que el agua llegue a la mayor cantidad de personas posibles con un pseudo precio.

  5. Entiendo que es un tema sumamente complejo, más teniendo en cuenta su calificación como bien imprescindible para la subsistencia humana.
    Al comenzar a leer el artículo estaba totalmente convencida de que no resultaría nada malo un aumento en la tarifa para lograr así que el usuario o consumidor realice una utilización mas racional del agua; sin embargo también creo entender a nuestro Regulador Central que manifiesta que el carácter «sumamente necesario» de dicho recurso impide que sea pasible de una aplicación de una suerte de «tarifazo», por lo que me resulta correcto el bajo costo del mismo. Por lo tanto, plantearía como posible solución la simple colocación de medidores en los domicilios de los usuarios, de esta manera cada uno abonaría una tarifa proporcional al uso del servicio; y para evitar que el «rico» consuma de más ya no habría otra solución que no sea la de recurrir a los valores o principios.. aquello que hace a la integridad de la persona y esta por fuera de toda negociación; las personas deberán apelar a su educación y conciencia no solo por la ecología sino por las futuras generaciones… tema que lamentablemente excede al Derecho y se origina en los hogares.-

  6. En la clase del lunes pasado comentó sobre el escrito, es cierto que los recursos se agotan si no se cuidan, más aún, sin propietario.
    Si el Estado provee el servicio o contrata a una empresa para que se encargue del mismo, se factible que se establezca una tarifa. Sería lógico y equitativo que se acuerde según la capacidad económica de cada ser humano, y la zona en la que habita.
    Quiénes aplican este tipo de políticas son Francia, Chile, Madrid, Colombia. Sólo tomando en cuenta el tema la tarifa elevada, sin intentar trascender ese campo, dando un ejemplo del aprendizaje de tomar consciencia de cuidar el recurso agotable del agua.
    El Estado debería realizar una campaña masiva y con un impacto fuerte en la sociedad para que cada uno pueda cuidar el recurso escaso. Pero el cambio sólo depende de cada ser humano según la cultura, educación, aprendizaje.

  7. «A todos nos motivan tanto incentivos monetarios como no monetarios, hacemos cosas por el dinero pero también por otro tipo de motivaciones. No parece acertado apelar solamente a unos y no a otros.» Esta es la frase que considero más acertada del artículo. Que el agua es un recurso necesario para la vida nadie lo discute, ya la OMS ha hecho hincapié en su importancia y cómo la contaminación de la población esta generando estragos en diferentes partes del mundo. Puede verse más información en: http://www.who.int/features/factfiles/water/es/

    Por otro lado, tampoco se puede negar que el agua dulce (aquella para el consumo humano) es un recurso finito que merece atención y cuidado. Con esta información parecería acertado que se fije un precio por el valor del agua el cual limite a las personas a consumir menos. Tuve la suerte de viajar y comprobar que esto efectivamente ocurre. Pero creo a su vez, que la cuestión excede al simple costo monetario, sería muy razonable que también se incentive a los consumidores a su cuidado a través de otras formas: sea educación en las generaciones más jóvenes o debitando impuestos en las grandes empresas si demuestran que han efectivamente consumido o contaminado menos.

    Este artículo de Greenpeace

    http://www.greenpeace.org/argentina/es/campanas/contaminacion/agua/

    establece que las causas de perdida de agua potable son básicamente las » intervenciones humanas las cuales se dan a través del sobreuso del recurso, la contaminación, la sobrepesca y la modificación de los hábitat acuáticos. El cambio climático aparece como un quinto componente que exacerba a los otros cuatro», es por eso que me parece de vital importancia que se genere conciencia del uso correcto del agua, de la importancia de su cuidado para acompañar a la medida monetaria de control mediante un precio acorde a lo que el recurso vale. Los estados, por su parte, deberán hacer un compromiso para garantizar el acceso a este recurso vital. Fue interesante leer la solución que adopto el pueblo chileno, sin embargo no me parece totalmente apropiada para nuestro país. El problema en la Argentina considero que está ligado al hecho de que cualquier clase de subsidio carece de un control real, es por eso que este tipo de mediadas de inclusion social se desmerecen. Creo que el kit de la cuestión sería cómo poder hacer para determinar correctamente quiénes pueden verse beneficiados por esta medida y cómo controlar que ello se cumpla.

  8. El agua es esencial para la vida. Un derecho, un bien, puede considerárselo un recurso ambivalente pero aún así su importancia no está en discusión. Crear conciencia en las personas acerca de su consumo es difícil, ya sea porque se quiere cuidar su calidad, su cantidad, etc. La conciencia social debe estar dada por valores, he aquí el quid de la cuestión: valor económico o subjetivo (es decir, apreciación de cada individuo). Imprimiéndole un valor económico, lo que se podría lograr es formar conciencia en aquellos estratos en los que la capacidad para afrontar el gasto sea menor; viéndose lo contrario en aquellos sectores en los que la economía no variaría como para tomar medidas acerca del consumo. En cuanto al valor subjetivo, depende de cada individuo y de la conciencia que tenga del uso de los recursos naturales. Un equilibrio de ambos valores sería lo ideal.

    • Coincido. Es fundamental el cuidado del agua, es un elemento indispensable para nuestra vida diaria, hay que fomentar la educación en este punto para que tomemos conciencia de porque debemos cuidarla, y a veces solo tenemos que prestar atención a lo que hacemos para no desperdiciar. Pero, no son el sector agrícola (mediante la falta de sistemas de irrigación eficientes) y las industrias (utilizándola como materia prima de la fabricación de algunos productos) las que agotan en mayor medida el recurso? No debería, en principio, también concientizarse y limitar a estos sectores que utilizan el recurso para enriquecerse?

  9. Como bien surge del texto cuando un recurso no tiene propietario, todos tienen incentivo para consumirlo pero nadie para cuidarlo o mejorarlo. La disponibilidad del agua no es en todos los lugares la misma, y es lógico por lo tanto, esperar precios mas altos en lugares donde hay escasez. Por ello, seria bueno que se eduque a la población en cuanto a su utilización y cuidado. Sería lo correcto distribuir mejor y desperdiciarla menos, utilizándola adecuada y racionalmente. Alcanzando un manejo sustentable del recurso futuro, para ello es necesario que las personas conozcan la situación real del agua y participen junto con las instituciones gubernamentales en la toma de decisiones para el manejo responsable del agua. Es necesaria la participación de los miembros de la sociedad, para que desde cada una de sus actividades diarias (hogar, trabajo, escuela, etc.) consideren el valor del agua haciendo uso eficiente del recurso. Así, con la participación ciudadana se complementan con técnicas que llevan a cabo las distintas instituciones, creadas al efecto de preservar la calidad de las reservas naturales de agua.

  10. Estoy de acuerdo totalmente con lo planteado en el artículo; destaco el hecho de concientizar sobre la importancia del buen uso de recursos vitales en pos de generaciones venideras y desde una postura altruista.
    Creo que la frase “el precio educa” tiene una connotación importante, entiendo que se puede relacionar con lo que Hayek decía sobre el sistema de precios como un mecanismo para comunicar información y a través del cual ha sido posible una coordinada utilización de recursos basada en una similar división del conocimiento. También recordar en palabras del mismo autor que, uno de los problemas es como crear incentivos para que los individuos hagan los que es deseable sin que ninguno tenga que decirles lo que tienen que hacer. Estos incentivos o motivaciones podrían ser monetarios o no monetarios (cuando se considera al agua como un derecho humano, no comercial).
    Por otra parte el consumo debe ser sustentable, implica la utilización de los recursos de manera eficiente apuntando a su perdurabilidad y donde el rol del Estado es determinante en la planificación e implementación de políticas económico-jurídicas acordes con el problema .

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