La ley de Say: toda oferta crea su propia demanda. Malinterpretada y abusada

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA, vemos a Jean Baptiste Say (1767-1832), un ‘clásico’ francés quien nunca debe haber sospechado la importancia que adquiriría en la política económica del siglo XX. Seguramente han conocido la famosa “Ley de Say” presentada como “toda oferta crea su propia demanda”. Desde el punto de vista, digamos, del ‘marketing’, la frase parece absurda; nadie tiene garantizado que simplemente por ofrecer algo exista alguien que esté dispuesto a comprarlo. Pero, ¿es eso lo que dijo Say?, o ¿es eso lo que quiso decir?

La lectura es sobre el capítulo de su libro ‘Tratado de Economía Política’ donde precisamente presenta esta idea:

Jean Baptise Say, A treatise on political economy, capítulo XV «Of the demand of market for products»: http://www.econlib.org/library/Say/sayT15.html#Bk.I,Ch.XV

En castellano: http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/33_10_Say.pdf

“Una persona que dedique su esfuerzo a invertir en objetos de valor que tienen determinada utilidad no puede pretender que otros individuos aprecien y paguen por ese valor, a menos que dispongan de los medios para comprarlo. Ahora bien, ¿en qué consisten estos medios? Son los valores de otros productos que también son fruto de la industria, el capital y la tierra. Esto nos lleva a una conclusión que, a simple vista, puede parecer paradójica: es la producción la que genera la demanda de productos.”

“Si un comerciante dijera: «No quiero recibir otros productos a cambio de mi lana; quiero dinero», sería sencillo convencerlo de que sus clientes no podrían pagarle en dinero si antes no lo hubieran conseguido con la venta de algún bien propio. Un agricultor podrá comprar su lana si tiene una buena cosecha. La cantidad de lana que demande dependerá de la abundancia o escasez de sus cultivos. Si la cosecha se pierde, no podrá comprar nada. Tampoco podrá el comerciante comprar lana ni maíz a menos que se las ingenie para adquirir además lana o algún otro artículo con el cual hacer la compra. El comerciante dice que sólo quiere dinero. Yo digo que en realidad no quiere dinero, sino otros bienes. De hecho, ¿para qué quiere el dinero? ¿No es acaso para comprar materias primas o mercaderías para su comercio, o provisiones para su consumo personal? Por lo tanto, lo que quiere son productos, y no dinero. La moneda de plata que se reciba a cambio de la venta de productos propios, y que se entregue en la compra de los de otras personas, cumplirá más tarde la misma función entre otras partes contratantes, y así sucesivamente. De la misma manera que un vehículo público transporta en forma consecutiva un objeto tras otro. Si no puede encontrar un comprador, ¿diría usted que es solamente por falta de un vehículo donde transportarlo? Porque, en última instancia, la moneda no es más que un agente que se emplea en la transferencia de valores. Su utilidad deriva de transferir a sus manos el valor de los bienes que un cliente suyo haya vendido previamente, con el propósito de comprarle a usted. De la misma manera, la próxima compra que usted realice transferirá a un tercero el valor de los productos que usted anteriormente haya vendido a otros. De esta manera, tanto usted como las demás personas compran los objetos que necesitan o desean con el valor de sus propios productos, transformados en dinero solamente en forma temporaria. De lo contrario, ¿cómo es posible que la cantidad de bienes que hoy se venden y se compran en Francia sea cinco o seis veces superior a la del reinado miserable de Carlos VI? ¿No es evidente que deben haberse producido cinco o seis veces más bienes, y que deben haber servido para comprarse unos a otros?”

Y aquí el párrafo que diera lugar a esa interpretación llamada “Ley de Say”. ¿Parece tan ilógico como alguien (¿quién?) lo quiso presentar?:

“Cuando un producto superabundante no tiene salida, el papel que desempeña la escasez de moneda en la obstrucción de sus ventas en tan ínfimo que los vendedores aceptarían de buen grado recibir el valor en especie para su propio consumo al precio del día: no exigirían dinero ni tendrían necesidad de hacerlo, ya que el único uso que le darían seria transformarlo inmediatamente en artículos para su propio consumo.

Esta observación puede extenderse a todos los casos donde exista una oferta de bienes o servicios en el mercado. La mayor demanda estará universalmente en los lugares donde se produzcan más valores, porque en ningún otro lugar se producen los únicos medios de compra, es decir, los valores. La moneda cumple sólo una función temporaria en este doble intercambio. Y cuando por fin se cierra la transacción, siempre se habrá intercambiado un bien por otro.

Vale la pena señalar que desde el instante mismo de su creación el producto abre un mercado para otros por el total de su propio valor. Cuando el productor le da el toque final a su producto, está ansioso por venderlo de inmediato, por miedo a que pierda valor en sus manos. De la misma manera, quiere deshacerse del dinero que recibe a cambio, ya que también el valor del dinero es perecedero. Pero la única manera de deshacerse del dinero es comprando algún otro producto. Por lo tanto, la sola creación de un producto inmediatamente abre una salida para otros.”

14 pensamientos en “La ley de Say: toda oferta crea su propia demanda. Malinterpretada y abusada

  1. Resumen
    En su ensayo “De la demanda o mercado de productos”, Jean Baptiste Say explica cómo funciona la demanda y analiza distintos elementos relacionados a ella. La primera conclusión a la que arriba el autor en su análisis es que es la producción la que genera la demanda de productos, esta idea es central para poder comprender lo que luego explicará Say. Los comerciantes dicen que desean dinero a cambio de sus productos, pero este dinero lo utilizarían para comprar otros productos, por lo tanto lo que quieren como resultado final no es dinero, sino más productos. De esta manera, el dinero sirve para transformar temporalmente el valor de los productos. Say utiliza este concepto para demostrar que es erróneo decir que “la falta de ventas se debe a la escasez de dinero”, aclarando que en realidad es la falta de productos la que genera escasez en la demanda. Es más, el autor plantea que la falta de dinero puede ser un símbolo se prosperidad y que puede resolverse fácilmente. En relación al mercado de productos, Say explica que cuando se crea un producto se abre un mercado para otros por el total de su propio valor; por lo tanto, el éxito de un producto es beneficioso para otros.
    Otro tema que analiza el autor, es el caso de los miembros de la sociedad que no son productores de bienes (como los curas, funcionarios públicos, médicos), aclarando que la demanda por parte de ellos no es distinta a la de los productores, sino que suelen reemplazar a estos en el mercado con su dinero. El ejemplo que nos muestra Say para ilustrar esto es el de un cura, el cual cobra su sueldo de los impuestos que pagan los productores y los reemplaza en el mercado comprando productos que estos quizás no comprarían. De esta manera, los productos que consume el cura suplantan a los que habría comprado el productor. Desarrollando este tema, el autor afirma que “es casi imposible que la compra de un producto pueda verse afectada, de no ser por el valor de otro bien”, de esto saca distintas conclusiones:
    1. El mercado de una comunidad va a ser más extenso y ágil mientras más numerosos sean los productores y más variada sea la producción.
    2. Los individuos van a tener interés en la prosperidad de los otros y el éxito de un rubro va a beneficiar a los otros. Este principio se traslada también al ámbito internacional, los países se van a beneficiar de la prosperidad de sus vecinos.
    3. Teniendo en cuenta lo desarrollado en el punto anterior, la importación de productos extranjeros no perjudica la industria ni la producción nacional, ya que estos productos se compran con productos internos y, además, se pueden exportar los bienes locales.
    4. No es el consumo lo que beneficia al comercio, ya que el deseo de consumir existe, el problema es conseguir los medios para hacerlo. Estos medios se consiguen a través de la producción, por eso los gobiernos deberían estimular la producción y no el consumo.
    La conclusión a la que nos permite llegar Say es que un país con una producción abundante y que continuamente expanda su mercado tendrá una gran demanda y esto le dará prosperidad. Por el otro lado, un país con una producción baja y limitada tendrá una demanda decreciente, lo cual tendrá como consecuencia costos de producción más altos que el valor de los productos, desempleo (por una producción capital intensiva), miseria, etc. Say plantea que esta producción decreciente puede ser revertida únicamente con “frugalidad, inteligencia, actividad y libertad”.
    Novedoso
    Me resultó muy interesante la propuesta de Say de que es el valor que se brinda al mercado a través de la producción el que genera prosperidad y no el consumo. Esto me pareció novedoso ya que habitualmente observamos a los gobiernos decir que van a estimular el consumo para mejorar la situación económica del país, tomando así medidas que no suelen tener efectos positivos, como la inyección de dinero, la cual genera inflación. Say explica en su ensayo que la escasez del dinero no es la causante de la falta de demanda, sino que sería mucho más beneficioso para la economía que los gobiernos se enfocaran en fomentar una producción que agregue valor al mercado. Además, es muy innovadora la manera en la que traslada sus conceptos al ámbito internacional, concibiendo al mundo como un gran mercado en el que cada país aporta valor a este mismo y la prosperidad de uno es la de todos. Esta idea se contrasta mucho con las conocidas “guerras económicas” que han tenido lugar en el ámbito internacional y con muchas sanciones que se han impuesto unos países a otros.
    Otro aspecto que me pareció muy original de este ensayo es la explicación del lugar que ocupan en el mercado quienes no generan valor a través de la producción. El ejemplo del cura para ilustrar cómo se puede distorsionar de cierta forma la demanda es muy interesante y le genera a uno curiosidad por entender hasta que punto puede afectar la redistribución del dinero al mercado.
    Preguntas al autor
    1. Say plantea que los productores desean dinero para comprar otros productos, ¿qué lugar tiene el ahorro en su lógica?
    2. ¿Qué consecuencias puede tener para una sociedad tener un exceso de ciudadanos que no producen bienes (curas, funcionarios públicos) a comparación de quienes sí aportan a la producción?
    3. ¿Qué medidas adecuadas podría tomar un gobierno para estimular la producción?

  2. RESUMEN
    El texto trata sobre las concepciones que tienen los empresarios sobre el mercado y sus distintas respuestas acerca de posibles problemas. Explica que en realidad las personas no quieren dinero a cambio de sus productos, sino que lo que puede comprar, osea otra mercadería, con ese dinero.
    Las ventajas de que cuantos más productores y más variada sea la producción más grande será el mercado. También que el beneficio individual siempre termina favoreciendo a otra rama de mercado y estimulando el comercio en todas sus fases. Por ejemplo, que le vaya bien al campo y la cosecha es de suma importancia y la base para el resto de los rubros.

    NOVEDOSO
    Decir que la falta de ventas se debe a la escasez de dinero implica confundir los medios con la causa. La moneda se cree como la más importante de todas las mercancías, como el fin y objeto de todas las transacciones, a pesar de que no es más que un medio.
    La meta de un buen gobierno debe ser estimular la producción; la de un mal gobierno, el consumo.

    PREGUNTA
    ¿Sí la moneda no es más que un medio para conseguir otro producto, porque hay diferentes monedas en los distintos países y no solo una?

  3. RESUMEN
    Jean Baptiste Say comienza este capítulo comentando una situación que ve entre los empresarios de su época: muchos de ellos se quejan de la dificultad para vender sus productos, reclamando un consumo activo. Sin embargo, no están seguros de cómo hacer para llegar a ese consumo activo que tan bien les vendría, y termina reclamando al Gobierno medidas que, en el fondo, les son contraproducentes. Say subraya a lo largo de todo el capítulo que el dinero no es más que el vehículo del valor de los productos: lo que realmente valen son los productos en sí, y el dinero es nada más y nada menos que una mercancía más, que se utiliza como mediador entre el valor de dos o más productos.
    El autor sostiene que es la producción la que genera el consumo, ya que para que determinados productos se vendan, es necesario a su vez que el potencial consumidor haya producido bienes y haya podido venderlos, con lo cual se encuentra en condiciones de comprarle a otros productores el fruto de su trabajo. Say sostiene que lo que en realidad busca el hombre son productos, y no dinero, ya que el fin de la búsqueda de obtención del dinero es nada más y nada menos que la adquisición de productos. Si no se vende, no es porque el dinero escasee, sino porque los demás productos escasean.
    Say explica con el ejemplo de un cura el hecho de que la compra de un producto solo puede ser realizada con el valor de otro producto: el productor que cree que entre sus consumidores hay quienes no producen, se equivoca, pues incluso un cura recibe el dinero de un productor que obtuvo dicho dinero con la venta de un producto. Al fin y al cabo, el dinero que tiene dicho cura, proviene de una producción material.
    Así, se demuestra que la sola producción de un producto estimula la venta de otros productos: una buena cosecha no favorece solo al productor agropecuario, sino a los mercados de todos los demás productos.
    El autor explica también por qué cada uno está interesado no solo en su propia prosperidad sino también en aquella de quienes lo rodean: esto a aplica incluso a las Naciones del mundo, puesto que nada puede ganarse de pueblos que no tienen nada para dar.
    Respecto a la importación de productos extranjeros, Say considera a la misma como ventajosa para la industria nacional, ya que la única manera de comprar bienes extranjeros es vendiendo bienes nacionales.
    Ya hacia el final del capítulo, el autor dice que para estimular el consumo hace falta ayudar a los consumidores a generar ganancias que los coloquen en el rol de compradores. Es irrelevante la rama de la industria a la que se dedique un país, siempre que se tenga en cuenta que es la producción activa la que estimula la demanda de productos en general, por paradójico que pueda sonar. Finaliza diciendo que los productos se venden mejor cuando las Naciones tienen más necesidades, es decir, en aquellas Naciones más civilizadas, y que tienen más que ofrecer a cambio.

    NOVEDOSO/SORPRENDENTE
    Uno de los conceptos que más interesante me resultó fue el de que el dinero no es más que un vehículo que traslada el valor de un producto hacia otro producto. Dentro de esa misma definición, me llama la atención también el uso del autor del término «valor», limitando su significado al valor monetario de la mercancía, sin especificar cómo cree que se construye dicho valor. Quizá desarrolla este tema en otro capítulo del libro, pero al menos en este, no encontré muy desarrollado ese término. Encuentro al menos parcialmente cierto eso de que el dinero es un vehículo, pero me confunde que unos párrafos más abajo, diga que el dinero es también una mercancía, como si hubiera pasado, en unas pocas líneas, de ser un mero instrumento a ser un objetivo en sí mismo, casi con el mismo estatus que un producto industrial o agrícola. No sé si terminé de comprender qué cree el autor que es el dinero.
    Coincido con su punto de vista de que es poco relevante qué rama de la industria decide desarrollar un país en cuestión, pero me desconcierta su calificación de «fútil» a la clasificación de países en agrícolas, manufactureros y comerciantes. Él sostiene que si una nación triunfa en la agricultura, desarrollará también sus manufacturas y su comercio, lo que hará a la vez que la agricultura se encuentre mejor que antes. No me convence la parte de la manufactura: si bien es cierto que un país agrícola próspero aumentará sus tasas de comercio, no necesariamente aumentará de la misma manera su sector de producción industrial, siendo que puede directamente importar las manufacturas industriales de países que se encuentren en una situación análoga a la suya con la agricultura, pero con la industria.

    PREGUNTAS AL AUTOR
    1. ¿Qué rol cree que cumple el Estado en la ayuda a los consumidores con el fin de estimular su poder de compra?
    2. ¿Cuál cree que es la solución al problema de producción de aquellos productos que son necesarios, pero cuyas ganancias son escasas, o incluso menores que el costo de su producción?
    3. Plantea el ejemplo de la mayor ganancia de un mercader en Londres que en un pequeño pueblo de España, pero, ¿qué tan real es esa «ganancia mayor», sabiendo que en Londres todos ganan más, y por lo tanto el costo de vida es mayor que en un pueblo de España?

  4. Resumen:
    Jean Baptiste Say, en el capítulo “De la demanda o mercado de productos”, nos explica una relación que, como él dice, podríamos llamar paradójica; cómo la producción es la causante de que, a su vez, haya una mayor demanda de productos, y así aún más producción. Cuando no hay suficiente demanda de un determinado producto, en lugar de culpar a la escasez de dinero, como hacen muchos empresarios, se tendría que analizar el nivel de producción de diferentes áreas de la economía. Jean Baptiste Say expone que el dinero es un simple medio de intercambio, un agente para transferir valores, no es la más importante de todas las mercancías, aunque así lo parezca. En realidad ninguno de nosotros quiere dinero, sino que queremos otros bienes y utilizamos dicho dinero para conseguirlos. Según el autor, todos estamos interesados en la prosperidad general de los demás ya que la prosperidad y el éxito en un sector de la economía implica prosperidad y éxito en los demás sectores. Nos da el ejemplo de un agricultor cuyas compras dependerán de cuán buena o mala sea su cosecha. Si es buena, podrá comprar una mayor cantidad de productos a otros productores, estimulando así la prosperidad. En cambio, si su cultivo es escaso, no podrá realizar demasiadas compras y perjudicará a los sectores externos a él, enfatizando nuevamente la idea de interdependencia propuesta por Adam Smith. Si una nación está rodeada de naciones opulentas y fructíferas, seguramente se verá beneficiada justamente por dichas condiciones y las relaciones que pueda entablar con ellas. Analiza el mismo fenómeno a diferentes escalas, la interdependencia de los diferentes sectores dentro de una misma economía y la interdependencia entre los diferentes Estados y cómo se pueden afectar mutuamente.
    Sorprendente/novedoso:
    Una cuestión interesante es el punto que hace Jean Baptiste Say acerca de que en realidad no se debe promocionar el consumo en sí dado que el deseo a consumir no tiene que ver con la obtención de medios. Lo que sí se debe estimular es la producción, la cual ayudará a volver a ese círculo vicioso ya que al estimular la producción, como ya hemos visto, se estimula la demanda de productos y así sucesivamente. Si hay una gran demanda, habrá una mayor cantidad de productos compitiendo en el mercado y, consecuentemente, también habrá rendimientos abundantes. En cambio, si la producción se estanca o no crece lo suficiente como para sobrepasar el consumo, la demanda no crecerá. Al no crecer la demanda tampoco crecerá la producción y la sociedad se verá atrapada en condiciones negativas lo cual se podrá revertir mediante “frugalidad, inteligencia, actividad y libertad”.
    Preguntas al autor:
    – ¿Qué quiere decir el autor cuando dice que el hombre que vive de la producción de los demás se limita a tomar el lugar del productor, en detrimento de la población? ¿Lo dice porque no estaría contribuyendo al ciclo de mayor producción-mayor demanda?
    – Si todos los individuos están interesados en la prosperidad del resto, ¿qué pasa al momento de competir? ¿Se refiere únicamente a la prosperidad general y no a casos más específicos?
    – ¿Por qué se necesitaría de una restricción en la producción de otros bienes para que se genere la sobreproducción de un bien determinado? ¿De qué manera se genera esta relación causa-consecuencia?

  5. Jean Baptiste Say empieza su texto explicando la mirada errónea de la mayoría de los empresarios, la cual implica que si se encuentran en un periodo de demanda lenta y difícil la culpa es de la escasez de la moneda. Pero, resalta que cuando se pregunta las causas del comportamiento de la demanda se sabe poco. Con esto en mente, refuta este pensamiento de los empresarios con la idea de la utilidad de los bienes y qué significa en realidad la moneda. Llega a su primera conclusión: la producción es la que genera la demanda de productos. Explica que los comerciantes piensan que quieren más dinero, pero en realidad lo que quieren son más bienes, gracias a su utilidad. Entonces, Say explica sobre la moneda que: “Su utilidad deriva de transferir a sus manos el valor de los bienes que un cliente suyo haya vendido previamente, con el propósito de comprarle a usted”. Si la primer premisa planteada fuese sostenida, entonces los empresarios confunden los medios con la causa. Por otra parte, Say concentra su texto en explicar sectores de la sociedad que no son productores, pero sí tienen este concepto de la demanda incorporado. Esta demanda no le es diferente a la de los productores, y lo ejemplifica con un cura, en el caso de que éste cobrase su sueldo de los impuestos, en el mercado compra productos que los compradores no comprarían, tomando su lugar. Finalmente, afirma que decidir si se compra un producto o no, se ve afectado casi siempre por el valor de otro bien y con esto deduce 4 conclusiones. En primer lugar, si hay una comunidad con numerosos productores, va a existir una comunidad con extenso mercado. En segundo lugar, como distintas ramas del mercado dependen del éxito de la otra, se va a generar un ambiente próspero y un interés en el éxito ajeno. Otra conclusión es que, si existe el deseo individual de que otros rubros prosperen, si se importan productos no se ve afectada la producción internacional. Por último, que lo más importante es conseguir los medios para consumir, porque el deseo siempre existe.
    Personalmente lo que encontré sorprendente, es la manera que tiene Say de explicar cómo mientras un bien pierde, otro tiene ganancias excesivas. Ya que las ganancias son estímulos, la manera en que la escasez y la sobreproducción persistan son los medios violentos. Cuando el mal político desaparece, los medios de producción son impulsados. Y con esto explica que si existiese la libertad de producción, “es poco probable que un tipo de producción superara a todas las demás y que sus productos se abarataran en forma desproporcionada.”
    ¿Existe alguna manera de evitar los medios violentos por parte de los Estados?
    ¿Hay que tomar medidas sobre aquellos que no generan demanda y solamente consumen de la producción del resto?
    En cuanto a la emisión monetaria por parte de los Estados, ¿por qué lo hacen si en realidad el valor no está puesto en la moneda?

  6. Jean Baptiste Say:

    Resumen del paper:

    En esta ocasión, hemos leído a Jean Baptiste Say, el capítulo relacionado a la demanda o mercado de productos. El autor comienza su desarrollo afirmando una de las cuestiones más discutidas a la hora de hablar de economía, ¿Los policy makers deben estimular la producción o el consumo de productos?
    Say es muy claro en su paper, comienza la redacción afirmando que la dificultad en una economía no radica en producir bienes, sino que el flagelo está en la disposición de bienes, los productos existirían a grandes cantidades si habría demanda o gran cantidad de mercados disponibles. Usualmente, los dueños del capital, afirman que sus productos no tienen demanda u obtienen bajos beneficios por su producción y que esto radica en la escasez de stock de moneda, lo que a menudo lleva a hacer lecturas erróneas sobre la realidad del problema de esta economía, el cual es la falta de producción general y disponibilidad de colocar estos productos para ser vendidos posteriormente, a cambio de la obtención de un medio de valor que será utilizado para obtener otro bien. O sea, el productor que mencione con anterioridad, no puede esperar que otra persona pueda adquirir el bien que ofrece si no tiene en su poder un medio de valor para comprárselo, el cual será utilizado posteriormente para adquirir otro bien y así constantemente. Un productor que vende tazas al por mayor, llega un momento que decide dejar de cambiar su producto (con alto valor de trabajo y especialización, ya que no todos saben hacer tazas) por otros bienes, por lo que decide pedir unidades monetarias. Es imposible que este fabricante obtenga lo que pide si a su vecino de pueblo, que es agricultor y posee una granja, se le escaparon los animales y se le incendio su cosecha, la cual no pudo intercambiar por moneda para adquirir las tazas para que su familia meriende todas las tardes. Tomando lo visto con anteriores autores, como Adam Smith, a ninguno de los dos les conviene que los animales del granjero se escapen, ya que el primer productor se quedó sin vender sus tazas, ahora se ve obligado a salir a cazar animales para poder alimentarse y en el caso del segundo personaje, tampoco le conviene que el fabricante de tazas cierre su emprendimiento, ya que se vería obligado a aprender a hacer tazas. Este entramado de conclusiones, nos lleva a afirmar que es la producción la que genera la demanda de productos. Say continua sus declaraciones, afirmando que los seres humanos en el fondo queremos productos a cambio de productos. Una persona produce un bien, lo intercambia por dinero para comprar otro bien, este último productor adquiere un servicio y así sucesivamente. El dinero, al fin y al cabo, es simplemente una reserva de valor y un medio de intercambio o un agente de transferencia de valores que las personas utilizamos para hacer más sencilla nuestra vida y no estar obligados a transportar gran cantidad de bienes para realizar trueques o para solucionar el problema de la coincidencia, ya que si un productor de manzanas quiere comprar un auto de lujo es poco probable que el productor de autos de lujo le acepte intercambiar un auto por un millón o dos millones de manzanas, sino que debería vender manzanas por un largo periodo de tiempo a cambio de unidades monetarias para poder adquirir el deseado auto. De todas formas, lo que afirma Say es correcto, las personas no nos alimentamos de dinero, un peluquero ofrece un servicio a cambio de un costo no para coleccionar billetes, sino para comprar su alimento, pagar la educación de sus hijos, etc. Ahora bien, ¿La falta de ventas se debe a la escasez de dinero? Say dice que no. Casi toda la producción se intercambia por moneda antes de volver a convertirse en producto, por lo que la falta de ventas no es que falta moneda, sino que faltan productos. En el caso de que falte moneda, los productores se organizarían para intercambiar su producto por otros productos, sin medios de intercambio de por medio. Desde el momento que un emprendedor produce un bien, quiere venderlo lo antes posible para obtener el medio de intercambio, el cual también quiere quitarse de encima lo antes posible para que no se devalúe, este camino abre y allana el terreno a otros productores, ya que el dinero que la persona de arriba se quitó de encima le cayó a otro productor que le ofreció su producto, dándole la posibilidad de crecer en una rama de la economía que hasta podría ser distinta a la del primer productor.
    Aquí comienza la parte del paper, quizás, que más ideas me dejo sobre cómo se debe conducir una economía. Anteriormente mencione el ejemplo de un agricultor que había tenido problemas con su ganado y su agricultura, imaginemos que ahora hay lluvias constantes por meses y su cosecha de soja crece a tasas agigantadas. Esto se junta con el hecho de que China, de repente, triplica la compra de soja a este país, llevando el precio al triple. Esto traería efectos colaterales positivos en todas las ramas de la economía, repercute positivamente, por ejemplo, en la persona que fabricaba tazas del ejemplo, ya que ahora el dueño del ganado posee más capital, por lo que puede comprarle las tazas. Una recesión o un incremento de la producción repercute en todos los ámbitos de la economía. Say afirma que todo tiene un límite, hay productos que tienen sobreproducción y ya no pueden ser vendidos, el autor explica este fenómeno diciendo que es probable que sea por la situación económica de la sociedad o por la falta de demanda general de estos productos. Esto, a su vez, puede traer que el déficit en la venta de un producto este llevando al incremento de ventas de otros productos, lo que puede ser por una causa política, por ejemplo: Un gobernante de un país X determina que a partir de hoy se prohíbe el uso de computadoras de escritorio. Esto obligaría a incurrir en pérdidas a las empresas que solo producen este tipo de computadoras. En cambio, las empresas que producen solamente notebooks, por ejemplo, obtendrían los clientes que viran obligados hacia otras opciones de computación para poder seguir asistiendo a sus clases online o a cumplir con su trabajo home office.
    El autor comienza a cerrar su paper citando situaciones en donde los consumidores deben decidir qué bien consumir, ya que no se puede consumir dos bienes a la vez teniendo una restricción presupuestaria. Un cura, que obtuvo el dinero de un seguidor de la religión, adquiere una sotana, lo que limita y anula la posibilidad del cura de poder pagar el pack fútbol para ver los partidos el fin de semana. Es casi imposible que la compra de un producto pueda verse afectada, de no ser por el valor o la adquisición de otro bien. Esto surge por varios motivos:
    • Mas productores haya en una comunidad, más producción y más variada sea, más mercado hay.
    • El éxito de una rama de la economía repercute en el resto de la economía. Mas prosperidad exista, mejor. Todo el ingreso extra es intercambiado por otros productos. + población, + producción, (también es verdad que habrá + competencia dentro de un mercado, será beneficioso para los compradores, pero los vendedores deben adaptarse e intentar mejorar) + ventas.
    • La importación de bienes extranjeros no viene a destruir la industria nacional. Las personas no pueden comprar otros productos sin vender los suyos, es como el ejemplo del ganadero y las tazas. Para adquirir bienes, necesitamos vender bienes también.
    • Promocionar el consumo o incentivarlo, no va a traer beneficios generales. La dificultad esta en otorgar medios para producir y no en estimular el consumo. Hay gobiernos que desean crear economías solventes estimulando el consumo, cuando, en realidad, se debe estimular la producción.

    Llamativo/interesante:

    El paper tiene muchos puntos muy interesantes, pero creo que me voy a quedar con dos puntualmente. En primer lugar, me llamo la atención el punto realizado por el autor sobre el rol de la moneda en la sociedad. La moneda es un bien más de la economía, es una creación para solucionar algunas cuestiones relacionadas a las dificultades en los intercambios directos entre productos. Las personas utilizan la moneda como reserva de valor o medio de intercambio, otorgándole la confianza general como para utilizarla. Las personas utilizan pesos para comprar caramelos, carne o ropa. Pero para ahorrar para las vacaciones de enero compran dólares, debido a la devaluación constante y sostenida del peso nacional que dificulta el hecho de sostener el valor de la riqueza a lo largo del año. Dicho de otra manera, las personas le otorgamos la confianza al peso para ser medio de intercambio, vendiendo servicios y comprando bienes con el mismo dinero que recibimos, pero no le damos la confianza general para ser reserva de valor. Siguiendo con este punto, el autor menciona que el dinero puede dejar de cumplir el rol de relevancia o importancia que le damos como sociedad, el cual no tiene mucho sentido según Say, ya que al fin y al cabo nosotros necesitamos bienes para sobrevivir. Tal así que, en situaciones de crisis o destrucción de la moneda, creamos otra cuasimonedas a las cuales le otorgamos la confianza para ser medio de intercambio o directamente comerciamos sin moneda en el medio. En el año 2001, nuestro país atravesó una crisis durísima. El gobierno nacional y algunos gobiernos provinciales otorgaron bonos durante la crisis económica en los años 2001-2002 que circulaban de la misma forma que la moneda de curso legal, teniendo las mismas dimensiones que los billetes que circulaban legalmente y originalmente en el país, algunas de ellas recibían los siguientes nombres: Lecop, Patacón, Federal, Petrom, Quebracho, Petrobono, etc. También, en un contexto tan complicado, apareció el comercio por trueque. Las personas fabricaban alimentos u otros productos, que cambiaban por otros productos en ferias, sin monedas en el medio. En este tipo de situaciones es donde más se puede ver la teoría de Say.

    Jhon Stuart Mill:

    Sobre la influencia del consumo en la producción:

    Breve resumen:

    Este texto es bastante similar al de Say, ambos autores coinciden en la idea de producción, consumo y el origen de la riqueza nacional. Los creadores de políticas le dan demasiado interés al consumo y al incentivar el consumo mediante emisión monetaria, buscando una gran demanda y un gasto de dinero general. El hecho de incentivar la producción y la industria mediante un gasto gubernamental importante y la redistribución de la riqueza mediante impuestos cada vez queda más relevado, ya que la idea de Mill se aleja de las costumbres de los gobiernos de quitarle dinero a las personas para “enriquecer más”. Mill afirma que el consumo no necesita incentivos, los productos ya están consumidos, sea con el objetivo de disfrutar del bien o de reproducirlo.
    Existen dos personas, una que gasta todo su ingreso, hasta su último centavo, y otra que gasta con moderación con el objetivo de invertir el resto y reproducirlo. La primera persona no es más consumidora que la segunda, la diferencia es que la persona que consume en primer lugar, está colaborando con la producción de otros bienes desde la lógica de Say, pero su consumo según Mill desaparece. En cambio, desde la lógica de Mill, el segundo está generando bienes de igual valor con lo que no está consumiendo. Los gobiernos, mediante la limitación y el robo desmesurado en búsqueda de la riqueza, simplemente están limitando el ahorro, por ende, limitando la reproducción de otros bienes. Lo que un país necesita para enriquecerse no es el consumo sino la producción, donde hay producción no falta el consumo.
    Jhon Stuart Mill continúa planteando escenarios en donde la teoría del incentivo del consumo seria planteada, por ejemplo, en escenarios que no tienen en cuenta, por ejemplo, en el caso de extranjeros llegando al territorio nacional a consumir, ya que aportaría a la riqueza nacional, aunque, otros autores opinan que siempre y cuando un consumidor utilice la riqueza en forma productiva. O sea, no gastándola en comer, beber y vestirse.
    En términos generales, el paper gira en torno a la idea de consumo que han colocado en un pedestal algunos teóricos, cuando, en realidad, no es la idea central en una economía. El estado debe centrar su estrategia en base a la productividad y la producción de una sociedad, como bien afirma Adam Smith en la riqueza de las naciones.

    Interesante/novedoso:

    Personalmente, me llamo mucho la atención la idea de venta y ciudad. Jhon Stuart Mill explica brevemente la idea de donde se debe vender o donde se debe producir. La idea de Mill es que un productor debe tener en cuenta el lugar de producción, que debe estar lo más cerca posible del consumidor final para ahorrar gastos de logística. También, un productor debe tener en cuenta los costos a la hora de producir, ya que hay lugares donde los costos de producir un determinado bien son ostentosamente menores que en otros lugares. También, se debe tener en cuenta los costos de almacenamiento del stock.
    En segundo lugar, Mill afirma que a la hora de vender al por menor es indiferente el lugar de producción, ya que si estamos en un lugar levemente habitado hay que sumar a las personas de los alrededores que seguramente se acercan a adquirir productos que no consiguen en otro lugar más cercano. En el caso de que comiencen a llegar mucha cantidad de personas ajenas al lugar, el productor deberá emplear más cantidad de capital, por ejemplo, pidiendo inversiones. Esto traerá una mejora para las personas ya que colocaran su capital en el rendimiento de actividad más alto.
    Quiero agregarle un tercer punto a Mill, que quizás en la época que redacto el paper no se le daba demasiada importancia. En la actualidad, las empresas deben analizar las restricciones existentes a la producción en relación al medio ambiente. Hay empresas que suelen elegir lugares para colocar sus empresas que no tengan tanta cantidad de limitaciones a la actividad.

    Frederic Bastiat:

    Lo que se ve y lo que no se ve:

    Breve resumen:

    Personalmente fue el texto que menos comprendí. Haciendo un resumen breve, creo que el autor intenta diferenciar aquellos académicos que VEN las cosas y aquellos que PRESIENTEN las cosas. Es por eso que el economista Bastiat da el ejemplo del vidrio roto. Lo que se ve es que, hay un niño, que arroja una piedra y rompe un vidrio. Los padres se hacen cargo de la situación y le dan dinero para que esta familia reponga el vidrio. Esta familia compra el vidrio y lo coloca, le paga al vidriero y paga el flete que trae el vidrio. Suponiendo la línea que citaba el autor, y dando un ejemplo propio, el vidriero con ese dinero se compra un paquete de papas fritas y el dueño del flete encargado de la logística paga dos entradas al cine, por ejemplo. LO QUE SE VE es una rotura de vidrio, LO QUE SE PRESIENTE es una reactivación de la economía. El autor luego hace otros puntos, por ejemplo, ¿Qué hubiese pasado si no se rompía el vidrio?
    ¿Qué pasaría si se dejan de romper los vidrios? ¿Qué pasa si el dueño del flete, en lugar de ir al cine, se compra tres paquetes de yerba y se queda en su hogar mirando una película?
    El autor cita otro ejemplo, sobre el ejército. Lo que se ve, en una economía, es el hecho de sostener hombres en la línea del ejército que defiendan al país, lo que NO SE VE es el hecho del costo al contribuyente por hacerlo.

    Llamativo/interesante:

    Me llamo mucho la atención como el autor aplica el costo de oportunidad a la hora de tomar decisiones y como esto puede impactar en una economía. Similar al ejemplo que cite, sobre el fletero y el vidriero, Bastiat cita el caso de desemplear a un montón de personas. Por un lado, la población tendrá un alivio en su carga impositiva, ya que no debe sostener 100 mil personas en un ejército, pero por el otro lado tiene el costo de oportunidad de 100 mil personas desempleadas. Yo puedo no pagar los impuestos, teniendo el costo de oportunidad de ir a la cárcel, pero teniendo más dinero en mi bolsillo o viceversa, decido pagar mis impuestos para no ir preso con el costo de oportunidad de no ir al cine esta noche. El gobierno constantemente se enfrenta a un costo de oportunidad a la hora de invertir, ya que debe analizar si invertir en salud o educación, ejercito o viviendas, etc.

    Preguntas:

     ¿Afecta a la teoría de Say la existencia de monopolios o de empresas nacionales que no permiten el surgimiento de otras empresas del mismo rubro?

     ¿A qué se refiere el autor con que la moneda enseguida fluye al mercado, porque toda la producción gravita naturalmente en la dirección que más se la demanda?

     ¿Impacta en la teoría de Say la existencia de una sociedad con consumo totalmente descabellado sin intento de reproducción?

  7. Of the demand or market for products – Jean-Baptiste Say

    Resumen:

    En este escrito, Say, trata de solucionar un problemático sofisma que era muy presente en su época y que incluso revivió con más fuerza hace unos años gracias al keynesianismo. El sofisma consiste en sostener que la demanda de productos es baja porque no hay suficiente oferta de dinero en la economía.
    A esto, el célebre economista, responde que no tiene sentido y a lo largo del escrito explicará porque es así. Primero que nada, explica que esto no es posible, porque en realidad lo que habilita a que haya demanda de un producto es que haya oferta de otros, así es la producción la que permite la demanda de productos. Esto es derivable de que nunca podría una persona demandar un producto sino posee los medios para demandarlo, es decir, uno puede tener muchas ganas de ir al cine, pero si no tiene el dinero para pagar la entrada, jamás le será posible. En otras palabras, primero debe hacerse del dinero para luego poder ir al cine. Sin embargo, esto puede seguir siendo susceptible al sofisma inicial, porque se puede seguir sosteniendo que si le diéramos dinero que cada uno desea, podrían demandar todos los productos que quisieran, sería tan simple como imprimir dinero y se alcanzaría la salvación económica.
    Pero Say va más allá y para respaldar su primera respuesta, explica como el dinero no es la causa de la riqueza, sino un simple medio de intercambio. Say explica que no es que los vendedores desean el dinero por él mismo sino por lo que pueden comprar con él, es decir, en última instancia, por lo único que entregarían su producción es a cambio de otra. El dinero en palabras de Say, no es más que el agente de transferencia de valores en una economía, no es más que un señalador. Así, señalar que es debido a la escasez de dinero que no hay demanda de productos, no es más que una falacia. Es confundir, el medio por la causa, dirá el autor. El dinero sólo es un medio que usamos para facilitar los intercambios, es un medio de intercambio indirecto. En última instancia, lo que importa es que coexistan bienes concretos que satisfagan necesidades para que haya un intercambio. En pocas palabras, lo que realmente permite la demanda de un producto, es que haya producción de otros
    Es así como el autor sigue y explica cómo es que, en realidad, que haya una producción prospera en cualquier rama de la economía, termina beneficiando a todos los que comercian bienes. Mientras que una mala producción, los perjudica. En consecuencia, pasa a dar razones por las que se puede dar una baja demanda de cierto producto, que sería cuando la oferta de un bien sobrepasa su demanda corriente, las razones por las que puede pasar esto son: 1) porque hubo una caída en la producción de quienes comúnmente demandan el bien 2) porque el bien en cuestión se produjo de más.
    Una vez resuelto el problema central, a su vez, explica como los impuestos y las restricciones políticas, pueden desordenar este sistema. Say explica que lo que sucede cuando se recaudan impuestos que luego son usados en gastos estatales, es en realidad un posicionamiento del político en el lugar del productor. Con esto se refiere a que, cuando el político se adueña del dinero de un ciudadano, lo que sucede es que interviene en la mitad de un intercambio. El pagador de impuestos, entrego un bien y recibió dinero con el que pensaba comprar otros bienes. Pero en el medio, el estado le quita su dinero y en vez de demandar los productos del ciudadano, demandará otros, para los que él no entrego nada a cambio. En pocas palabras, el político que nada produce económicamente demanda con dinero de otros los bienes que él desea. Así el estado es el único que no produce para demandar bienes, sino que utiliza la producción de otros y con sus acciones puede generar grandes caídas de demanda repentinas en ciertos sectores, porque priva de dinero a aquellos que las compraban/comprarían comúnmente.
    Finalmente, el autor da ciertos principios generales que resumen lo ya dicho y hace hincapié en la idea de que finalmente en el comercio, la prosperidad de un sector económico beneficia a todos los sectores, porque permite que haya una mayor demanda de sus productos. Esta conclusión la extrapola a la gran necesidad de eliminar las barreras al comercio y los aranceles tanto a nivel interno de un país como al nivel internacional. Es gracias a su inexistencia que nos podemos beneficiar de la producción de otros países y ellos pueden aprovechar la nuestra.

    Lo novedoso:

    Me pareció brillante todo lo expuesto por Say, en 5 páginas pudo explicar la causa de la riqueza, que es únicamente la producción y el crecimiento de esta, enterrando así el mito de que produciendo dinero y consumiendo más es como una economía puede avanzar. Son 5 páginas que destrozan la idea del multiplicador keynesiano y la teoría monetaria moderna, algo tan necesario para poder encaminar las sociedades a la prosperidad. Es muy claro explicando la función del dinero y como el comercio beneficia a todos y nos hace realmente socios a todos, formando así una sociedad. A su vez, explica con gran elegancia como la idea de que el estado es completamente improductivo y que jamás hay algo gratis en economía, cualquier transacción económica involucra un intercambio de producciones.
    Preguntas para Say:

    ¿Cuál sería el rol del estado para usted en una sociedad?

    ¿Tengo entendido que el Sr. Keynes lo leyó a usted, considera que lo interpretó correctamente?

    ¿Por qué cree que sus ideas fueron olvidadas de pronto?

  8. Resumen
    En su escrito “De la demanda o mercado de productos”, Jean Baptise Say argumenta que la demanda de productos no es generada por una mayor cantidad de dinero, sino por la producción. El autor destaca que es erróneo pensar que consumiremos más a medida que más dinero tengamos ya que la moneda no es más que un medio para transferir valor. En cambio, para poder demandar y consumir productos lo que necesitamos hacer es generar ese valor que luego se traducirá en el dinero, y la única manera de hacerlo es produciendo nosotros mismos. Al fin y al cabo, los individuos terminan intercambiando bienes por bienes ya que el agricultor vende su cosecha (producción) que tiene un valor que se traduce en dinero (medio) y compra lana, lo que finalmente implica que se intercambió un bien por otro indirectamente. Entonces, podemos decir la misma creación de un producto crea salidas para otros bienes y el ciclo se reproduce en toda la sociedad, por lo que las autoridades deberían asegurarse siempre de que exista libertad de producción para que el ciclo continúe. A partir de todo este razonamiento, Jean Baptise Say propone algunas ideas claves: primero, la única manera de generar valor es produciendo, por lo que se no se debe estimular el consumo ya que no genera valor. Segundo, la prosperidad de una rama de la industria promueve el éxito de todas las demás, por lo que decir que un país es únicamente agrícola o industrial es arbitrario porque para que una rama tenga éxito, otras tuvieron que ser prósperas anteriormente. Por último, la importación y exportación de bienes sigue la misma lógica, generamos valor en la industria nacional que luego usamos para comprar en el exterior. En pocas palabras, el autor concluye que mientras más producción, más demanda habrá y se conseguirán mayores ganancias y salarios, lo que a su vez se traduce en prosperidad general.

    Lo novedoso/importante
    A lo largo del texto, me pareció interesante la manera en la que expone la lógica del funcionamiento de la oferta y la demanda, así como también el concepto de autorregulación del mercado. Me parece que el autor deja estas ideas muy en claro cuando propone que la sobreabundancia de producción únicamente existe cuando se produce por encima de la demanda (es decir, no siguiendo las preferencias de los consumidores) o cuando se restringe la producción de otros bienes, alterando las reglas de juego ya que las personas no son capaces de producir el valor necesario para comprar los productos que ahora se encuentran en abundancia en el mercado. Estas ideas son incluso contemporáneas a nuestro tiempo y, aunque no haya utilizado los mismos términos, podemos entender que se estaba refiriendo a las mismas cosas. También, me pareció sumamente importante la distinción que realiza entre valor y dinero, dejando en claro que siempre va a haber moneda física pero es únicamente un medio de intercambio ya que el valor real que se le asigna se debe gracias a la producción. Es decir, la moneda en sí no produce valor, sino que es la producción la que genera valor y, finalmente, organiza la demanda.

    Preguntas
    Hoy en día el dinero es capaz de producir valor gracias a la posibilidad de invertir, ¿cómo entraría la inversión y la generación de valor a partir del dinero en su teoría?
    ¿Qué se puede hacer desde el gobierno para asegurarse la libertad de producción?
    ¿Qué sucede cuando un individuo decide no utilizar el valor que creó con su producción y ahorrar?

  9. 1)
    Jean-Baptiste Say comienza diciendo que un hombre utiliza su laburo para crear objetos de valor que tienen utilidad alguna, solo puede esperar que otros los compren si tienen los medios para hacerlo. Estos medios son, según Say, los valores de otros productos. Hace la aceptación de que la producción es lo que abre la demanda de otros productos. Dice que la gente no está interesada en conseguir dinero por su trabajo, sino que está interesada en conseguir el poder adquisitivo que el dinero otorga para comprar otros bienes y servicios. Say dice que cuando un producto superabundante no tiene salida.

    Say explica que cuando un producto no tiene salida, la escasez de moneda no afecta esto, ya que, como el valor del dinero es el poder adquisitivo que tiene, el comerciante estaría dispuesto a intercambiar otros productos a cambio del que él produce. Según Say, esta observación es aplicable en todos los casos en donde haya oferta de bienes o de servicios en el mercado.

    Say dice que la reducción de la producción de un producto resulta en la superabundancia de otros. Esto se debe a que cuando no hay producción, el comerciante no vende nada, y cuando no vende no hay ganancias, por lo que no tiene algo que intercambiar por otros productos, lo que reduce una baja en producción, así generando un círculo vicioso de decadencia económica.

    Say termina diciendo que en una sociedad que produce abundantemente y siempre agrega productos nuevos a su producción, se producen ganancias, ya que la demanda es grande y siempre se están produciendo nuevos productos y servicios que generarán demanda, lo que continúa el ciclo de producción. Pero, cuando en una sociedad la producción es estacional, la demanda baja, los productos pierden valor, lo que resulta en una baja de producción, sube el desempleo y bajan los sueldos. Esta miseria económica resulta en la migración de su población, la vuelta del barbarismo y la escasez. La única manera de curar esta situación, según Say, es la inteligencia, el trabajo y la libertad de hacerlo.

    2)
    Me parecen muy interesantes algunos puntos que hace Jean-Baptiste Say. Sus planteos se ven claramente reflejados en la realidad económica de los distintos países hoy en día. Evidentemente, como dice Say, si la producción baja, el consumo del productor baja, lo que genera menor producción del lado del que sería el vendedor de lo que el productor compraría. Si se crean las condiciones económicas para disuadir la producción o incentivar la reducción de la producción, tu sociedad está en camino a la catástrofe económica.

    A primera vista uno podría pensar que lo que explica Say, que una baja de la producción resulta en una baja de la demanda, lo que tiene la consecuencia de una baja en los precios y una pérdida general de poder adquisitivo en la sociedad que se contagia a otros rubros de producción, es contradictorio al concepto de oferta y demanda. Esto se debe a que el concepto de oferta y demanda dice que si baja la oferta, sube la demanda, lo que genera una subida de precios, y hace que la oferta suba por consecuencia. Pero si se analiza más detenidamente, esto no es contradictorio a lo que explica Say, ya que puede suceder dentro del marco de disminución de producción y poder adquisitivo de una sociedad. Por ejemplo, en Argentina, un país con producción casi inexistente y una población con muy bajo poder adquisitivo, por 10 dólares te compras 30 piezas de sushi, una comida lujosa y cara. Como todo producto, el precio está decidido por la oferta y la demanda. Sin embargo, en Estados Unidos, un país con una producción e innovación altísima y una población con un poder adquisitivo muy superior, con 10 dólares te alcanza para comprar una Big Mac, comida barata y de baja calidad. Este precio también está decidido por la oferta y la demanda. Entonces, ¿por qué existe semejante diferencia? Porque la baja producción en Argentina resulta en una población menos adinerada, lo que hace que el efecto de oferta y demanda funcione exactamente igual que en Estados Unidos, pero con valores más bajos, ajustados al menor nivel adquisitivo de los argentinos.

    ¿Cuál es la diferencia entre Estados Unidos y Argentina? Que la libertad al trabajo, a la producción y a la innovación en Estados Unidos es de un grado tan alto que sería inimaginable en Argentina, lo que resulta en estos valores inferiores, tal como teoriza Jean-Baptiste Say.

    3)

    ¿Cuál es el rol del estado en una sociedad en la que hay un alto nivel de producción?

    ¿De qué maneras puede el estado incentivar un aumento de producción?

    ¿Hay casos en los que una intervención del estado en la economía pueda aumentar la producción, la innovación, la riqueza y el poder adquisitivo de la gente en una sociedad?

  10. Resumen:
    Say nos presenta en este texto situaciones que se relacionan con la moneda, la demanda y la producción de un bien. En pocas palabras el rol que realmente tienen los productos y la moneda. Básicamente va en contra de lo que sostienen los empresarios: que el problema de la escasez/variación en la cantidad de demanda, en el mercado, es consecuencia de la escasez de moneda, pero en realidad, cuenta Say, este no es el caso ya que la moneda es solo un paso intermedio entre producción y producto, es temporal. El principio que presenta Say es el siguiente “es la producción la que genera la demanda de productos”, con este principio se refiere a que con el bien que logra producir un productor obtiene ganancias (dinero o en especie) con las que compra otros productos que también desea o necesita pero que al no producirlos él mismo, necesita producir su propio bien para obtener ganancias y adquirir este otro producto. Demostrando así que a pesar de que la moneda es un paso esencial en la circulación del mercado, es simplemente un paso más. Y que la escasez de moneda no es la causa de la variación de demanda. En cuanto a los productos, Say también desarrolla el tópico de la disponibilidad de productos al sostener que “si hay demanda constante, va a haber disponibilidad de productos”, ya que al haber una demanda no solo constante, pero además ágil (es decir que acelera las ventas y mantiene los precios, como menciona), por consiguiente, el flujo de dinero con el que el productor puede seguir produciendo y así vender su bien genera un ciclo que se mantiene en un óptimo funcionamiento y así cubrir dicha demanda a través de la cual obtiene ganancias con las que continua produciendo. Termina por desarrollar qué es lo que sucedería en una sobreproducción del bien, en una destrucción del producto y cómo estas circunstancias empeoran las condiciones y arruinan el ciclo.

    Novedoso/interesante:
    En pocos párrafos Say nos demuestra el verdadero rol que juega la moneda en cuanto al intercambio y desmiente las creencias de los empresarios como menciona casi al principio del texto donde cuenta que creen que las variaciones en la cantidad de demanda son a causa de la escasez de moneda. Cuando lo que en realidad impulsa todo el circuito del mercado es la producción. Es el inicio de todo. A mi parecer es interesante que siendo las ganancias lo que estereotípicamente más buscan los empresarios, en especial en moneda, verdaderamente la moneda es solo un paso intermedio en el ciclo del mercado, es temporal. ¿O quién no ha escuchado decir alguna vez “la plata va y viene” ?, pero ahora esa frase tiene un significado adicional. Que sea temporal no equivale a que sea innecesario, es un paso vital en este ciclo. De otra manera no tendría la importancia que se le atribuye a día de hoy, y esa importancia está debidamente justificada. No solo logra esto Say, sino que en relación a su breve pero exitosa explicación del error de los empresarios, situándonos en el contexto histórico de Say, el período en que él vivió, es sorprendente que incluso en este período él ya logró presentar el principio que sostiene en este fragmento y a su vez desmentir la creencia de los empresarios sobre la relación de la cantidad de demanda y la escasez de moneda.

    3 preguntas:
    1) Cuando desarrolla una de las conclusiones hacia el final del fragmento, menciona que “cada individuo está interesado en la prosperidad general del resto”, ¿podríamos entonces decir que es semejante (o una versión inversa incluso) al fenómeno de la mano invisible de Adam Smith?
    2) ¿Considera que entonces profesiones como abogado, cura o doctor, a pesar de ser vistos como productores según su perspectiva, son entonces productores inferiores en algún sentido a los productores de bienes comunes?
    3) Para hacer entender la realidad del mercado a los empresarios, ¿qué les diría?

  11. El texto explica de forma breve pero muy clara una de las leyes más importantes de la economía; la producción de bienes y servicios lo que genera la demanda de otros bienes y servicios, el dinero, como explica Say, no es mas que una representación contable y fungible del valor de otros bienes y servicios. Say explica que no es, necesariamente, la falta de dinero (efectivo) lo que impide las transacciones, sino la falta de bienes producidos por una parte de la economía, esto implica, dice Say, que lo que genera el aumento de las ganancias de un sector es el aumento de productividad en otro/s. Finalmente, Say explica que el consumo de un sector que no ha producido ningún bien o servicio demandado y consumido por otro, forzosamente ha tenido que extraerlo de un sector que sí lo haya hecho.

    Primero me gustaria remarcar que la Ley de Say sigue vigente a pesar de que, en su época, se basaba en la teoría del valor objetivo, la cual a pesar de haber sido superada por la del valor subjetivo, esta no solo no es un detrimento, sino incluso la refuerza.
    Pero lo que realmente me interesa remarcar es lo especifico que es Say al remarcar: «El mismo principio nos lleva a la conclusión de que la promoción del consumo
    por sí mismo no produce beneficio alguno para el comercio, ya que la dificultad radica en obtener los medios, y no en estimular el deseo de consumir.» Es decir ya en esa época existía la noción de que aumentar el consumo sin aumentar la productividad no hace sino desviar recursos de un sector a otro, o sea, consumir capital que permite el aumento del producción de bienes y servicios a futuro. Y me interesa porque el texto es muy claro sobre lo que es la Ley de Say, y sin embargo hubo y hay individuos que parecen malinterpretarla para llegar a conclusiones ya refutadas por el propio Say.

    ¿Podría considerarse los servicios que proporciona el Estado (seguridad y defensa) cómo una forma de producción diferente al resto? en el sentido de que consume recursos de toda la economía para ofrecer servicios de uso real muy limitado.

    ¿Puede la expación violenta de un país, es decir la conquista e integración de nuevos territorios, resultar beneficiosa para estos últimos?

    ¿Podría usted aceptar que el valor de las mercancías es en realidad subjetivo y no objetivo, y que no es determinado por el trabajo?

  12. Resumen:
    En el texto del autor Jean Baptiste Say explica detalladamente como funciona económicamente una nación.
    Desde la importancia de un mercado liberal hasta de explicar los fenómenos de demanda y oferta.
    El autor explica cómo actúa el comerciante, desmintiendo el hecho de que solo quieren el dinero de un producto de un intercambio. Afirma de que en realidad solo quiere los productos ya que la moneda solo cumple una necesidad temporaria de transferencia de los valores.
    Además, explica la importancia de la demanda en un mercado. La razón es que es una buena señal que las personas demanden cierto producto.
    Lo que recibe el vendedor lógicamente es dinero, este intercambio hace que continuamente el agente busque invertir en otros productos para no quedarse solo con este dinero. Esto se debe al temor por perder ganancias.
    A partir de esto, se ven beneficiados varios sectores ya que funcionan en conjunto en la economía, el éxito o perdida de un mercado afectará siempre a todos los mercados.

    Novedoso:
    De la afirmación “Es casi imposible que la compra de un producto pueda verse afectada, de no ser por el valor de otro bien” me pareció importante detallar las 4 conclusiones.
    Las 4 conclusiones que finaliza el texto de Jean Baptiste Say me parecieron importantes y novedosas para detallar en esta sección.
    La primera de todas hace hincapié en explicar cómo pueden funcionar de mejor forma los mercados. Producir a cantidades, diferenciar el producto a través de más variedad son unos de los aspectos por el que podría llegar a aumentar la demanda esperada.
    Siguiendo con la segunda, explica que el éxito de una rama influencia a las demás. En esta afirmación es interesante analizar sobre los mercados monopólicos.
    Además explica que el comercio varía y depende del lugar en el que está. El ejemplo de Polonia y Westfalia contra París y Londres me pareció importante.
    La tercera conclusión, aplica a la compra extranjera, donde el autor remarca que no hay daños para la producción interna o nacional. Esto es importante ya que se suele pensar lo contrario.
    Por último, el autor explica la necesidad de crear un producto para que sea capaz de generar la apertura de un mercado, siendo un factor muy necesario para una economía favorable.

    Preguntas:
    1. Además de la política liberal, ¿podría otra subsistir para una nación o es imposible este hecho?
    2. ¿Sería riesgoso si se abren empresas en un mismo territorio con una producción similar?
    3. ¿Qué otras ventajas tiene un comerciante de vender en territorios económicamente favorables?

  13. Guía Jean Baptiste Say
    De la demanda o mercado de productos

    Resumen:
    Como bien plantea el título del ensayo, Say demuestra de forma elocuente como la inversión en capital productivo y el comercio son aquellos que promueven la prosperidad en los países. Inicia por eliminar el concepto de que el dinero es el fin último del intercambio, y lo reemplaza por una concepción mas utilitarista del dinero, el de comprar más productos y aumentar nuestra producción mediante el consumo de la producción de otros. Detalla el devenir del dinero en la economía como medio de cambio, demostrando que este fluye a lo largo de las ramas productivas y permite la unificación de los valores utilizando su primordial función, la unidad de cuentas. En adición, Say demuestra como la demanda es aquella que marca el valor mostrando cómo el fruto de la producción de cada individuo es aquella que le da su poder de compra y le permite obtener los productos que requiere.
    Luego, el autor explica como la sobreabundancia de un producto se debe a la injerencia de un problema externo en el mercado, haciendo que este derive ganancias excesivas a una rama productiva y quitándoselas a otras. Este punto denota una clara enseñanza en los términos tanto de precios, donde la abundancia los derrumba, y en términos de dirigencia estatal en el mercado. Say explica cómo si se interfiere creyendo que es la forma mas beneficiosa de promover la riqueza, solo se esta quitando prosperidad a otra rama productiva que sería la elegida por el cause natural. Aquí es donde se produce un desbaratamiento del sistema de valoraciones y se incrementa desproporcionadamente las ganancias y los productos particulares, llevando a una sobreabundancia derivada de una subcompra de esos mismos productos.
    Siguiendo con el ensayo, Say hace un enorme punto a favor de la liberalización de las importaciones demostrando que estas son beneficiosas para una nación. Sobre este punto, menciona como en una primera instancia, toda importación es comprada con exportación, ergo, para comprar hay que tener algo para vender, por lo que al prohibir que se compre, se prohíbe que se venda y se perjudica al productor local. Luego, vemos como el bloqueo de venta por bloqueo de compra deriva en la falta de salida para productos locales, haciendo que se geste una sobreabundancia y una disminución del poder de compra, disminuyendo así la demanda total del país.
    Finalmente, el último punto que Say toca, es el del buen y mal gobierno. Aquí el autor explica como el consumo improductivo no hace más de devorar las posibilidades de apertura de mercados y la prosperidad de la nación. Él menciona como es sumamente necesario que la producción promueva mas producción, y que esta no acabe simplemente en un consumo vago e ineficiente. Sobre este punto recalca la necesidad de que un buen gobierno promueva la inversión y la provisión de capital para incentivar la producción, llevando a un mayor consumo, y que el gobierno no incentive el resultado final, debido a que de lo contrario se consumirá todas sus reservas de capital e hipotecará su producción futura.

    Novedad:
    Sobre este texto tengo varias cuestiones que he de felicitar. Es imperante notar la actualidad del mismo en la Argentina con cada política consumista que promueve el gobierno de turno y la gran mayoría de los anteriores. Es claro aquí el punto sobre la necesidad de la inversión para aumentar el consumo y no viceversa; no se puede aumentar la producción mediante el estímulo del consumo (Recomendaría enormemente a toda autoridad fiscal y monetaria en este país leer este fragmente). Aprecio sumamente el punto realizado sobre el proteccionismo, demostrando que este no es mas que pernicioso para la población y sus empresarios, y agrego que el desincentivo a la venta queda en absurdo luego de comprender este fragmento de Say.
    Luego, considero sumamente relevante y ejemplificador el punto de que, al liberalizar las importaciones, permitiendo las exportaciones masivas mediante el uso de las ventajas comparativas, derrama a lo largo de las ramas productivas del país un impulso económico supremo a cualquier impulso estatal. Esto se ve claramente en el régimen económico chileno, donde priman las exportaciones de minerales y productos marinos, e ingresa todo el mundo con sus varios productos a Chile. Este es, creo yo, el mayor ejemplo de lo planteado por Say a la hora de hablar de cómo los productos compran productos, los minerales compran tecnología, automóviles, etc.
    Finalmente, no quiero dejar de mencionar el punto que viene a colación cuando Say habla de que los productos compran productos, siendo este que, la prosperidad de una nación deriva en mayor prosperidad de sus naciones vecinas. Aquí hace relevancia la frase de Alberdi sobre la prosperidad propia y de la de los vecinos y permite demostrar cómo para comerciar es necesario tener la capacidad de exportar y tener a quien exportar.
    Preguntas:
    ¿Qué opinaría el autor sobre el cepo y los impuestos a las exportaciones en Argentina?
    Considerando que la producción compra producción, ¿Podríamos considerar que el mundo actual es una red compleja de interdependencias económicas que depende de la capacidad de venta de las distintas naciones?
    ¿Es el dinero sólo un medio de cambio? ¿No aplica la popular frase, ‘El dinero atrae dinero’?
    Franco Marconi.

  14. Resumen
    Jean Baptiste Say centra su ensayo en la idea de que la demanda de productos es generada por la producción. El individuo no quiere el dinero por sí mismo, lo que quiere son productos. La moneda es solo un agente que se emplea en la transferencia de valores. Cuando compramos objetos, lo hacemos con el valor de nuestros propios productos, transformados en dinero temporalmente. Por otra parte, Say resalta que la sola creación de un producto abre un mercado para otros por el total de su propio valor. Por eso, ejemplifica que una buena cosecha favorece no solo al agricultor, sino también a todos los comerciantes. Como conclusiones, afirma que cuanto más numerosa y variada sea la producción, más ágil y extenso será su mercado. Por otro lado, cada individuo está interesado en la prosperidad del resto, ya que el éxito de una rama de la industria promueve el de todas las demás. Por eso, a una nación le conviene la prosperidad del vecino. Además, la importación de bienes del exterior no va en detrimento de la producción local, ya que nada puede comprarse si no es con productos domésticos que, a su vez, encuentran una salida en este comercio externo. También sostiene que el consumo no abre mercados, sino que la destrucción de un producto equivale a la eliminación de una salida para otros bienes. Por lo tanto, la meta del gobierno debe ser estimular la producción, no el consumo.

    Lo novedoso
    Es interesante el punto principal que plantea Say, que la producción genera la demanda de productos. En la actualidad muchos creen que fomentar el consumo aumentará la demanda, pero Say lo refuta muy claramente. El consumo no produce beneficios para el comercio, ya que destruye mercados. Por otro lado, es de vital importancia la perspectiva que tiene sobre el dinero como un simple agente útil para la transferencia de valores. En el fondo, la gente quiere productos, no dinero. Y son nuestros productos transformados temporalmente en dinero los que nos permiten comprar otros objetos. Además veo novedosa la idea de que cada individuo está interesado en la prosperidad del resto, porque la opulencia del vecino puede beneficiarlo. Tiene un gran paralelismo con Adam Smith, que plantea que el individuo se interesa por los demás por su egoísmo, por los beneficios que puede traer la simpatía con el otro. Por último, plantea claramente el dilema entre importación y producción local, aclarando que no una no va en detrimento de la otra. Hoy en día no percibimos este razonamiento en la sociedad, más bien todo lo contrario.

    Preguntas al autor
    1. ¿No cree que la sociedad actual cada vez más consumista va en contra de sus ideas? ¿no está siendo fomentado en mayor medida el consumo que la producción? ¿Qué rol tienen o deberían tener los gobiernos en esto?
    2. Usted afirma que el gobierno siempre debe estimular la producción. ¿Cuál es su postura acerca de los monopolios? ¿La pérdida irrecuperable de los monopolios no afecta a la producción?
    3. ¿Cree que estimular el consumo trae beneficios temporales a corto plazo, mientras que estimular la producción mejora la macroeconomía a largo plazo?

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