Una pena la muerte de Robin Williams. Muchos artistas han muerto por exceso de consumo de drogas y alcohol aunque en este caso la diferencia es que, aparentemente, no fue ese consumo el que directamente le produjo la muerte sino que lo habría llevado a cometer suicidio.
Cada vez que surge una noticia impactante como ésta vuelve a aparecer el debate sobre el consumo de todo tipo de sustancias y su control por parte del estado. Bueno, en este caso en particular, ese control no parece haber funcionado. ¿Se justifica? ¿Hubiera sido diferente el caso si el consumo de drogas fuera legal? Bueno, el de alcohol lo es.
Michael Huemer ha escrito uno de los libros de filosofía política más importante de los últimos tiempos: http://www.amazon.com/The-Problem-Political-Authority-Examination/dp/1137281650
Precisamente, cuando trata la legitimidad de este tipo de acciones lo hace al analizar todo tipo de leyes paternalistas, las cuales serían injustas ya que se utiliza la coerción contra ciertos individuos sin la adecuada justificación. Una de ellas es la prohibición del consumo de drogas. Estas pueden dañar su salud o sus relaciones con otras personas, perder su trabajo, etc. Hay en los Estados Unidos más de medio millón de personas presas por consumo o tráfico de drogas. ¿Se justifica?
Huemer pone este ejemplo: supongamos que Sam está en contra del cigarrillo por sus graves daños a la salud. No solamente trata de evitarlos sino que lanza una proclama a la comunidad anunciando que nadie puede fumar. Luego, te encuentra fumando, te atrapa y te encierra en el sótano de su casa. Ahí quedarás encerrado con ladrones, violadores y asesinos durante el próximo año. Seis años se quedará quien te los vendió. ¿Actuó Sam correctamente?
No parece ser que su afán por que otros tengan una vida más saludable justifique esa acción, pero lo de Sam no es distinto de lo que hace el gobierno y hasta podría estar más justificado: Huemer dice que el tabaco es siete veces más mortífero (en promedio, por usuario) que otras drogas ilegales, por lo que incluso estaría más justificado que el gobierno para hacer lo que hace.
¿Por qué tendría esa función el estado? Bueno, hay que leer ese muy recomendable libro que trata sobre la justificación de la autoridad y la aceptación de la obediencia.
Distinto sería el asunto si Sam saliera a la calle, atrapara a un asesino y lo encerrara, siguiendo un adecuado y abierto proceso de pruebas y testimonios. Tal vez, aceptaríamos eso como una «contribución a la sociedad».
Otro tema así “’extremo”, en el sentido que desata grandes pasiones y discusiones es el de la prostitución. Nada menos que The Economist se juega en su tapa a presentarlo y a argumentar en favor de su desregulación: http://www.economist.com/news/leaders/21611063-internet-making-buying-and-selling-sex-easier-and-safer-governments-should-stop
El título:, “Una elección personal», ya dice todo sobre el contenido. Lo nuevo es que argumenta que el desarrollo de un mercado del sexo por Internet lo hace más sencillo y más seguro. Las prohibiciones están fracasando en todo el mundo. Es condenable, por supuesto, si hay algún tipo de “trata” que implica coerción, pero sostiene la revista que es difícil creer que todas las mujeres que se dedican a ello están allí por la fuerza.
El desarrollo del mercado en Internet lo hará más abierto, con más información para los que contratan, con calificaciones y control de calidad, con páginas web que informan sobre la confiabilidad de los sitios que lo ofrecen, con ratings, rankings, marcas, etc.
En fin, ahí van, dos temas que seguramente generan buena polémica. Al menos, el filósofo y la famosa revista no tienen prejuicios para tratarlos.
Tratando de buscar una respuesta a la pregunta de «si hubiera sido diferente el caso del actor si el consumo de drogas fuera legal», considero que no todo pasa por el control que realice el Estado como autoridad, sino que el Hombre desde siempre tiende a transgredir los limites impuestos en una sociedad determinada en un tiempo determinado. Creemos que somos inmortales, que todo lo podemos y que nada nos va a pasar, me parece que es hora que entendamos que ciertas cosas no se deben realizar no por el hecho de que exista una ley que lo prohíba o porque es repudiado moralmente por otros, sino porque vivimos en sociedad, nos relacionamos todo el tiempo y no se puede vivir en armonía si cada uno hace todo lo quiere todo el tiempo, es aquí donde me surge la pregunta de ¿en qué momento perjudicamos a un tercero con nuestras acciones? , si tenemos diferentes valores y diferentes parámetros de moral. Aquí es donde entra el Estado para organizar la sociedad y no vivamos en caos, ya que si todos actuamos como Sam seguramente por uno u otro acto terminaríamos todos encerrándonos unos a los otros. Creo que el problema no es el consumo de drogas sino el exceso, como también lo es alcohol. Seria ideal llegar a un punto de equilibrio en este tema, donde existen opiniones encontradas y claramente opuestas donde cada uno defiende su postura pero no arribamos a ninguna solución.
Que tanto evitan el consumo las prohibiciones ?
Que tanto favorecen económicamente las prohibiciones ?
Dejas de consumir por que esta prohibido?
La respuesta en casi todos los casos será negativa.
Entonces, cual es el beneficio que obtenemos de ella?
Seguramente vos ninguno, si en cambio los intervinientes en toda la cadena de producción, comercialización, distribución, sin olvidar la protección que se
requiere para que ello se desarrolle ”normalmente”.|
es un negocio millonario, un negocio en negro millonario, un negocio libre de impuestos.
Algo que corrobora tu comentario es, por ejemplo, la ley seca en Estados Unidos, algo que en la actualidad es legal, en un momento y en ciertos Estados lo ilegalizaron; lo que no sólo no impidió el consumo, sino que favoreció el mercado negro y que los traficantes se enriquezcan, en donde se seguía comercializando el alcohol a un alto costo, ya que la demanda (a pesar de estar prohibido) se mantenía, y la oferta disminuyó.
Claramente, la causa de fallecimiento del actor no se debe a la legalidad o la ilegalidad de estas sustancias sino a ciertas circunstancias personales mas profundas que influyen al exceso en el consumo de las mismas.
Mas alla de eso, coincidiendo con lo que decis, creo que la permision o prohibicion del consumo no es el factor relevante, sino que detras de esto se esconde un negocio millonario que llena los bolsillos de muchas personas y a las cuales, para que sus nombres no figuren en las primeras planas y su negocio sea mas redituable, les conviene que el mismo permanezca en la clandestinidad.
Personalmente creo la prohibición no es efectiva para reducir el consumo ,sino que muy por el contrario contribuye a la construcción de un negocio mundial y violento , y que la misma prohibición y oculta-miento que conlleva, ayuda a aumentar el acceso ,en muchos casos, de personas en situación de vulnerabilidad , como podría , y solo digo podría porque no conozco la situación del actor, haber tenido influencia en el consumo de Robin Williams, sin tener ninguna importancia el nivel de vida o clase social del individuo.
Leyendo el artículo y con éste, el tema de la prohibición del consumo de drogas y alcohol a través de normas paternalistas, entiendo que si bien en el caso de Robbin Williams el control estatal parece no haber funcionado (toda vez que no evitó el consumo por parte del actor y con éste, el consiguiente el suicidio del mismo) creo que atendiendo las proporciones de consumo que existen a nivel mundial y considerando que el bien jurídico que el Estado intenta proteger es la salud de las personas, en mi opinión personal se justifica la prohibición en cuestión en tanto considero que la legalización de la droga sólo facilitaría el acceso a la misma y llevaría a aumentar el consumo global.
Sin perjuicio de ello, atendiendo el ejemplo y la cita de Michael Huemer en cuanto a las consecuencias que le podrían acarrear a una persona detenida por el incumplimiento de la norma, creo que se debiera pensar en el castigo que le corresponde a la persona en cuestión a los efectos de efectivamente lograr a través de la imposición y sanción una “contribución a la sociedad”.
Por último, y como una reflexión en relación a la prohibición del cigarrillo y la prostitución, pienso que el Estado no debiera desentenderse de ambos temas sino adoptar campañas de concientización para informar a la gente pero respetando el principio de autonomía de la voluntad y la esfera privada de las personas.
Paula, no considero que el control estatal no haya funcionado en este caso en particular, sino mas bien, se plasma un choque de bienes jurídicos a proteger por el Estado. ¿Que se considera mas importante, velar por el bienestar de la sociedad toda o el derecho a la privacidad? ¿Hasta donde estamos dispuestos a restringir nuestro derecho a la privacidad en pos de un mayor cuidado por parte del Estado de nuestra salud? ¿ El estado no podría tranquilamente avasallar nuestro derecho a la intimidad con este argumento? Particularmente, considero que es una pena la muerte de este gran actor, pero sigo pensando que la no injerencia del Estado en estas situaciones sigue siendo la mejor opción, pues entiendo que es mas importante tutelar el derecho a la intimidad. Para proteger la salud se pueden realizar diversas campañas de concientización y evitar así el intento del estado por tener cada día un mayor control sobre la esfera individual de los particulares.
Por otro lado, se plantea una cuestión a sopesar, como el compañero Cozza Hugo lo hizo anteriormente, en torno a la conveniencia de la legalización del consumo de drogas o no. Mas allá de ver quien gana mas o menos con esta situación, sería importante analizar si todas las drogas tienen el mismo efecto, si algunas de ellas generan un perjuicio grave e inminente en el individuo. Creo que los diversos países se deben esta charla porque entiendo que la legalización de la misma, para ciertas sustancias, retraería a los grandes productores ilegales en la producción y distribución por ser económicamente no rentable.
Y por último, quería abordar el tema de la legalización de la prostitución, y tratar, como generalmente en el derecho penal y constitucional se hace ¿Sobre que bien jurídico es mas importante velar, la moral y las buenas costumbres o el derecho al desarrollo individual? Particularmente creo que deberíamos abstraernos de ciertos moralismos éticos y religiosos y entender que, siempre que sea una decisión personal del individuo que decide utilizar su cuerpo como su medio de trabajo para conseguir los bienes y servicios necesarios para satisfacer sus necesidades, no sería erróneo permitir esta actividad, y sobre todo, regularla severamente, para que, las personas que se dediquen a la prostitución, puedan tener un seguro médico, y tener los mismos derechos que cualquier otro trabajador, y entiendo esta situación podría en gran medida desmantelar las redes ilegales de trata.
En cuanto al consumo de drogas, tanto la legitimidad como la efectividad de las leyes que lo reprimen, han sido tema de debate desde hace tiempo.
Me atrevo a asumir que la mayoría de mis compañeros están familiarizados con el ensayo de Carlos S. Nino que se titula «¿Es la tenencia de drogas para consumo persona una de las acciones privadas de los hombres de artículo. 19 de la CN?», ya que se trata de un texto predilecto de muchos profesores de Derecho. Además, acerca de la misma temática, encontramos importantes fallos de la CSJN como los casos «Bazterrica» y «Arriola».
En lo que respecta a su legitimidad, en todos ellos se plantea la pugna existente entre la penalización del consumo de drogas y el ámbito de reserva que consagra el mencionado artículo 19 de la CN.
En líneas más o menos generales, sostienen que la prohibición constitucional de interferir en las conductas privadas de los hombres “responde a una concepción según la cual el Estado no debe imponer ideales de vida a los individuos, sino ofrecerles libertad para que ellos los elijan.” Así, “las conductas del hombre que se dirijan sólo contra sí mismo, quedan fuera del ámbito de las prohibiciones que puede imponer la ley.“
De esta manera, se estaría invadiendo la esfera de la libertad personal excluida de la autoridad de los órganos estatales.
Además, con respecto a la efectividad de estas medidas de prohibición, se menciona en algunos de ellos que no está probado que la prevención penal sea un remedio eficiente para el problema que plantean las drogas; sino que sería más aconsejable adoptar medidas de salud preventivas, con información y educación disuasiva del consumo enfocada sobre todo en los grupos más vulnerables, especialmente los menores.
En base a lo expresado en dicho textos, considerando y exponiendo sus
argumentos, no es mi intención desmerecer la gravedad del fenómeno global que amenaza a todos los países del mundo, sino plantear la ineficacia y hasta lo perjudicial que resulta esta herramienta –la prohibición de consumo de drogas-. Importa un enorme dispendio judicial y policial cuyos recursos se emplearían mejor si se persiguiera al traficante. El procesamiento de los usuarios sólo los estigmatiza y no aporta nada en su recuperación, tal como ocurre en el texto expuesto con la acción de Sam.
Claro está que no podemos estar seguros de qué hubiera pasado si el consumo de drogas hubiese sido legal en el caso de famoso actor, ni tampoco contamos con toda la información acerca de las causas o factores que lo llevaron al trágico final; pero puedo suponer que de haber contado con ayuda médica, psicológica y, sobre todo, familiar, tal vez no hubiera llevado a cabo el suicidio.
En cuanto al consumo de drogas, tanto la legitimidad como la efectividad de las leyes que lo reprimen, han sido tema de debate desde hace tiempo.
Me atrevo a asumir que la mayoría de mis compañeros están familiarizados con el ensayo de Carlos S. Nino que se titula «¿Es la tenencia de drogas para consumo persona una de las acciones privadas de los hombres de artículo. 19 de la CN?», ya que se trata de un texto predilecto de muchos profesores de Derecho. Además, acerca de la misma temática, encontramos importantes fallos de la CSJN como los casos «Bazterrica» y «Arriola».
En lo que respecta a su legitimidad, en todos ellos se plantea la pugna existente entre la penalización del consumo de drogas y el ámbito de reserva que consagra el mencionado artículo 19 de la CN.
En líneas más o menos generales, sostienen que la prohibición constitucional de interferir en las conductas privadas de los hombres “responde a una concepción según la cual el Estado no debe imponer ideales de vida a los individuos, sino ofrecerles libertad para que ellos los elijan.” Así, “las conductas del hombre que se dirijan sólo contra sí mismo, quedan fuera del ámbito de las prohibiciones que puede imponer la ley.“
De esta manera, se estaría invadiendo la esfera de la libertad personal excluida de la autoridad de los órganos estatales.
Además, con respecto a la efectividad de estas medidas de prohibición, se menciona en algunos de ellos que no está probado que la prevención penal sea un remedio eficiente para el problema que plantean las drogas; sino que sería más aconsejable adoptar medidas de salud preventivas, con información y educación disuasiva del consumo enfocada sobre todo en los grupos más vulnerables, especialmente los menores.
En base a lo expresado en dicho textos, considerando y exponiendo sus
argumentos, no es mi intención desmerecer la gravedad del fenómeno global que amenaza a todos los países del mundo, sino plantear la ineficacia y hasta lo perjudicial que resulta esta herramienta –la prohibición de consumo de drogas-. Importa un enorme dispendio judicial y policial cuyos recursos se emplearían mejor si se persiguiera al traficante. El procesamiento de los usuarios sólo los estigmatiza y no aporta nada en su recuperación, tal como ocurre en el texto expuesto con la acción de Sam.
Claro está que no podemos estar seguros de qué hubiera pasado si el consumo de drogas hubiese sido legal en el caso de famoso actor, ni tampoco contamos con toda la información acerca de las causas o factores que lo llevaron al trágico final; pero puedo suponer que de haber contado con ayuda médica, psicológica y, sobre todo, familiar, tal vez no hubiera llevado a cabo el suicidio
Yo no creo que hablar de drogas, alcoholismo y prostitución genere algún tipo de prejuicio, al contrario debería ser un tema a tratar y discutir, ya que en nuestra sociedad a diario vemos que cada vez mas mujeres ejercen la prostitución y no por estar coaccionadas, sino por elección propia y gusto como así también por necesidad.
No niego que existe un negocio que obliga a las mujeres a ejercer este tipo de actividad, y que en él se mueve mucho dinero, que tiene gran cantidad de demandantes generando aun mas la necesidad de tener varios oferentes, creando en la sociedad un circulo bastante vicioso, me atrevería a decir que imposible de terminar.
En relación a lo leído en el articulo publicado, voy hacer mi enfoque en cuanto a las adicciones de las drogas y el alcohol.
Siendo mi humilde opinión, no considero que estos temas sean un problema que afecte solo a la gente que tiene poder, riqueza y fama, es decir, un estatus social mucho mas elevado, sino que en nuestro país estos temas afectan y muy gravemente a los sectores mas precarios, siendo los mas vulnerables por encontrarse en una situación de desesperación por no poder cubrir sus necesidades básicas haciendo hincapié en la educación, trabajo, entre otros factores.
Para terminar, mi conclusión personal es que se deberían tomar medidas mas efectivas al respecto, para que como país podamos reducir los niveles de adicciones.
Es un tema muy interesante para discutir. En mi opinión creo que las acciones individuales y que sean dentro del ámbito de la privacidad no deberían ser sancionadas siempre y cuando no hay un perjuicio a terceros. Esto es avalado por el Art. 19 de nuestra constitución y el fallo de la Corte Suprema en el año 2009 http://www.lapoliticaonline.com/nota/38489/ Es importante el rol del estado como ente regulador de las distintas situaciones y más aún a la hora de aplicar políticas educativas al respecto pero no como un “estado represor” de las decisiones intimas de cada persona. No creo que la moral tenga lugar en esta discusión debido a que la moral es algo subjetivo a la persona, es decir que cada uno tiene una moral distinta a los demás asi tampoco las leyes paternalistas. El estado debe dar a su población la mayor cantidad de herramientas para que los individuos estén informados y así poder tomar su propia decisión. No concuerdo con las prohibiciones de este tipo de acciones porque dan lugar a que las cosas sucedan o sigan sucediendo en una esfera externa al estado.
Justo en el día de ayer el diario Clarín publicó esta nota: http://www.clarin.com/ciudades/trabajadora-sexual-derechos_0_1193280754.html que comparte la línea del artículo publicado por economist.com. Comparto que hablar de la legalidad/ilegalidad y regulación de la prostitución, como de las drogas, (¿y por qué no incluir el alcohol y el tabaco?), son temas claramente sensibles y se encuentran posiciones encontradas. Creo que la gran mayoría (lamentablemente no puedo decir «la totalidad») de las personas condenan la trata de personas y la explotación sexual de menores, y eso es indiscutible que debe ser repudiado por la sociedad y penado por el Estado, además de realizar acciones de prevención; pero donde se puede generar el debate, es en cuanto a la prostitución como elección, a las trabajadoras (y trabajadores) sexuales, que precisamente lo realizan como trabajo, y por decisión propia, por la razón que sea. Hay dos cosas que son innegables: que indagando en la prostitución se encuentra explotación de menores y trata de personas; y que a su vez, se encuentran personas que realizan esta profesión, labor, oficio, o como quiera llamársele, por elección propia y con su consentimiento.
En el mundo existe de todo, desde países en los que la prostitución es ilegal pero prácticamente no es penado, otros donde es ilegal y se pena la oferta sexual, otros donde se pena la demanda, otros donde no es ilegal la prostitución en sí pero son ilegales los prostíbulos o la publicidad, otros donde es legal la prostitución pero no hay regulación, y algunos donde es legal y está regulada. Pero hay una cosa en común que tienen todos: en todos ellos se ejerce la prostitución. En todos ellos hay demanda, y donde hay demanda, puede haber oferta. Y por ello, hay que dejar de tenerlo como tabú, y abrirnos al debate, a escuchar distintas opiniones, y considerar el regular esta cuestión. Se puede aprender de los países donde se encuentra regulado; por lo menos aquellas estadísticas serán las que mejor reflejen la realidad, que las estadísticas (claramente no oficiales) de lugares donde se encuentra prohibido.
La regulación se puede dar de muchas maneras, poniendo «en blanco» la profesión, inscribiéndose las/los trabajadoras/es sexuales en monotributo y pagar impuestos, controles periódicos (¿y obligatorios?) de enfermedades de transmisión sexual, control y habilitación de lugares destinados a tal fin, habilitación de zonas determinadas para la oferta, regulación de la publicidad de oferta sexual, charlas de concientización para prevenir y evitar la trata de personas, charlas de concientización en contra de la violencia de género, charlas de concientización para prevenir enfermedades de transmisión sexual, etc. Y ello conlleva algunas ventajas, como ser la concientización en las materias recién nombradas, el separar lo que es la trata de personas de lo que es la prostitución como trabajo y por elección, y así facilitar la diferenciación para denunciar y atacar el problema, el disminuir las coimas a los funcionarios y policías, que haya más trabajadoras/es independientes en vez de en trabajar en relación de dependencia de un proxeneta que las/los gerencie y explote, que puedan realizar denuncias sin que haya opresión, etc.
Y acá quiero aclarar algo, si de mi comentario parece que soy un «pro-prostitución», se equivocan, no es algo que comparta. Es lo mismo que a quienes estén a favor de la despenalización del aborto, o despenalización de la tenencia de estupefacientes sean «pro-abortos» o «pro-drogas», y sean abortistas y drogadictos. Simplemente me parece que de estos tres temas es mejor el debate, a la censura, porque todo se termina haciendo igual, sólo que en vez de regularlo, prevenirlo, y concientizar a la población, se termina realizando «por izquierda».
Para finalizar, tambièn quiero aclarar que no tengo una postura completamente tomada, estoy abierto a la discusión y a opiniones distintas. Es más, como expuse anteriormente, esa es mi postura, en estos temas sensibles lo que menos hay que hacer es evitarlos, lo mejor es el debate.
Saludos.
La prohibición al consumo de drogas es una de las tantas prohibiciones que existen en un cuerpo normativo en el cual el Estado no pena la consecuencia de una conducta en concreto como por ejemplo si lo hace en un delito como el homicidio, sino que pena en abstracto, es decir por el potencial riesgo a terceros que podría generar esa conducta, que en este caso es drogarse.
El hecho de prohibir el consumo o la venta de drogas no parece tener una justificación racional y menos aun en una lógica liberal. El drogarse en si no genera ningún tipo de daños a terceros y el potencial riesgo no parece ser tan grande si lo comparamos con otras sustancias no penadas como el alcohol o medicamentos de venta libre.
Lo cierto es que convivimos con miles de este tipo de normas. Manejar sin cinturón de seguridad o sin casco son dos ejemplos en los que el Estado se inmiscuye en la libertad de los hombres aun con mayor fuerza. En estos casos el Estado nos obliga a protegernos nuestra vida sin siquiera estar en riesgo ningún tipo de daño a terceros y lo cierto es que son normas que en general no han tenido criticas por parte de los ciudadanos.
Tampoco la prohibición de determinadas conductas parece ser efectiva para frenar o reducir la misma, en los últimos años la venta y consumo ha crecido significamente, por lo que pareciera que el consumo de drogas va a continuar según la gente quiera o no drogarse y no por una norma que lo prohíba. El economista Levitt y el periodista Dubner en su libro Freakonomics argumentan que el único posible freno al consumo de las drogas seria en vez de centrar las penas mayores en la venta es decir el narcotrafico, seria conveniente hacerlo en el consumo por ejemplo poniendo la pena de muerte en aquellas personas que se las descubra consumiendo.Es decir mientras haya consumidores dispuesto a comprar, siempre habrá oferentes aunque sea riesgosa la venta, por lo que en todo caso el culpable es el consumidor y no el vendedor que solo le acerca el producto. Por supuesto que la tesis es exagerada e irreal y nadie propondría esa solución, pero expone muy bien la problemática.
El gran dilema que tiene el mundo jurídico es pensar todo en términos de sancionar lo prohibido. Tal vez la forma de evitar ciertos comportamientos no deseados por la sociedad como por ejemplo drogarse, no sea simplemente prohibiéndolos y sancionando el incumplimiento sino sea poniendo incentivos para no realizar ese comportamiento, será tarea de los legisladores pensar en ello.
Fermín Villar
Ambos temas los creo recurrentes, constantes, sin respuesta exacta y, por eso mismo, categóricamente opinables. Es por eso que, lejos de establecer certezas, acumular información, estadísticas y demás, emitiré mi propia opinión.
Me sucede creer, independientemente de que sea la misma Constitución Nacional la que lo permita, refiriéndose a las acciones privadas de los hombres, que uno es quien decide sobre sí mismo y elige, opta por consumir drogas, alcohol o, en su caso prostituirse. El «problema» se genera con todo lo que hay alrededor de este tipo de prácticas. Por ejemplo, cuando hay abusos (en el consumo como en la prostitución); cuando hay falta de conocimiento, cuando se vuelven inmanejables las consecuencias, cuando se convierte en la única opción, cuando se afecta a terceros, etc.
Por esto mismo es que considero que el rol del Estado como tal debería consistir, justamente, en tratar de evitar este tipo de consecuencias más que en prohibirlas, penarlas y no emitir ningún tipo de información acerca de las mismas. Creo que debe brindar permanente información, prevenir acerca de las prácticas y estar atentos a los excesos en cualquier ámbito. Y, en caso de que esto no sea suficiente o, haya casos en los que no funcione, contar con alternativas reales y eficaces que ayuden a lograr este primer objetivo. Si bien esto conlleva un gran trabajo y una constante cooperación desde diferentes áreas, lo creo aún más afectivo que la directa e indiscriminada sanción.
Creo que por un lado tenemos las cosas prohibidas, como son las drogas, la prostitución y agregaría otro tema de debate, el aborto. Y por el otro están las legales, tales como el tabaco y el alcohol, ¿pero algo hace que las prohibidas por tener tal categoría dejen de estar presentes en nuestra sociedad? por atentar contra la moral o buenas costumbres o lo que en alguna época donde se hicieron las leyes se consideraba como tal, ahora no puede modernizarse? Deberíamos encontrar un punto en donde se legalicen y principalmente se regularicen las situaciones. Así como se informa de los daños que produce el consumo excesivo del alcohol y el tabaco, se puede dar la información adecuada y suficiente para el resto de las sustancias. En el caso del actor no creo que el consumo legal hubiera cambiado las cosas, esta en cada uno tomar las decisiones sobre su propia vida y es lo que debemos priorizar, siempre y cuando no afectemos a terceros. Es por este motivo por el cual considero que en temas como la prostitución y el aborto se deben brindar una correcta y amplia información que sea accesible a toda la sociedad y realizarse los controles adecuados. Así como debe eliminarse la trata, se deben realizar los controles y supervisar que cada mujer que decida por su propia voluntad ejercer esta actividad cuente con exámenes de salud y demás controles como en cualquier otro trabajo. Y al aborto, ¿por qué seguir prohibiéndolo? para que mujeres de las clases más bajas sigan muriendo porque no tienen los medios ni los recursos para acudir a un lugar donde realizar este procedimiento de la forma adecuada mientras los que están mejor posicionados económicamente pueda realizarlo en forma privada aunque no menos clandestina. Esta en cada uno la decisión que va a tomar y como Estado debería garantizarse que siempre sea llevada adelante de la mejor forma para no afectar la vida ni la salud de las personas.
Por más de que se encuentran “prohibidas” estas cuestiones no se eliminan y creo que como sociedad debemos encontrar una forma de coexistir todos en la medida que no dañemos al otro.
Ambos temas los creo recurrentes, constantes, sin respuesta exacta y, por eso mismo, categóricamente opinables. Es por eso que, lejos de establecer certezas, acumular información, estadísticas y demás, emitiré mi propia opinión.
Me sucede creer, independientemente de que sea la misma Constitución Nacional la que lo permita, refiriéndose a las acciones privadas de los hombres, que uno es quien decide sobre sí mismo y elige, opta por consumir drogas, alcohol o, en su caso prostituirse. El “problema” se genera con todo lo que hay alrededor de este tipo de prácticas. Por ejemplo, cuando hay abusos (en el consumo como en la prostitución); cuando hay falta de conocimiento, cuando se vuelven inmanejables las consecuencias, cuando se convierte en la única opción, cuando se afecta a terceros, etc.
Por esto mismo es que considero que el rol del Estado como tal debería consistir, justamente, en tratar de evitar este tipo de consecuencias más que en prohibirlas, penarlas y no emitir ningún tipo de información acerca de las mismas. Creo que debe brindar permanente información, prevenir acerca de las prácticas y estar atentos a los excesos en cualquier ámbito. Y, en caso de que esto no sea suficiente o, haya casos en los que no funcione, contar con alternativas reales y eficaces que ayuden a lograr este primer objetivo. Si bien esto conlleva un gran trabajo y una constante cooperación desde diferentes áreas, lo creo aún más afectivo que la directa e indiscriminada sanción.
Al leer el articulo en lo primero que pensé fue en la constitución y en particular el articulo 19 de la misma, que encuadra perfectamente en los temas de los que estamos hablando, ya que tanto el consumo de drogas como el ejercicio de la prostitución entran dentro de la PRIVACIDAD de las personas, en lo que cada uno elige y decide hacer, mas específicamente al derecho a la intimidad que establece dicho articulo, el cual sostiene que las personas tiene el derecho a disponer de una esfera o espacio privado sin que el Estado o los particulares se entrometan, siempre y cuando no perjudiquen a terceros ni a la moral ni el orden publico. Cuado el articulo enfatiza diciendo que dichas acciones están exentas de la autoridad de los magistrados, creo que mas allá de lo que el estado pueda hacer, esta en cada uno decidir que hacer y que no, ya que de nada serviría que el estado prohibiera en este caso el consumo de drogas o el ejercicio de la prostitución ya que estaríamos en presencia de una interferencia perfeccionista por parte del estado, en donde es el estado el que identifica un plan de vida ideal, sin dejarnos derecho a optar ni decidir, de nada serviría este tipo de accionar por parte de las autoridades. Que nos garantiza que si hubiera habido un accionar distinto por parte del estado Robin Williams no hubiera llegado al mismo final, que es lo que hubiera cambiado , no lo sabemos, pero de lo que estoy segura es que cada uno es dueño de sus acciones y por lo tanto de sus consecuencias. Haciendo una analogía, que puede ser que no tenga nada que ver y que hasta resulte poco serio con este tema, pienso en ese capitulo de los Simpson, en donde el alcalde decide instalar cámaras en toda la ciudad para controlar a los ciudadanos, y que termina con un punto ciego en donde las cámaras no llegaban a captar nada y que se volvió un espacio en donde cada uno hacia lo que quería, de que sirvió el control en ese caso.
Con respecto al tema de la prostitución, se me viene a la mente el famosos rubro 59 que existe en nuestro país, el cual fue por decreto en al año 2011 prohibido, en donde lo que se buscaba era prohibir, valga la redundancia, la publicación de avisos en los medios de difusión con ofertas de avisos sexuales, pero de que sirvió, que fue lo que cambio, como dicen muchos, hecha la ley hecha la trampa.
En mi opinión respecto al tema del consumo de drogas, creo que hay opiniones muy amplias al respecto, ya que si el estado las prohíbe, no las elimina, porque su prohibición da lugar a que se lleve acabo un negocio millonario, que va por detrás del estado, es decir, el estado puede prohibirlas, pero eso no quiere decir que la gente no lo consuma, o imaginemos que el estado da el buen visto y las legaliza, no creo que se pueda evitar la muerte por excesos de drogas, ya que en ese caso, el estado en vez de controlar la seguridad de las personas permitió que se de el pase libre al consumo de una sustancia que en exceso ocasiona la muerte, y esta comprobado que el consumo de drogas genera una adicción por lo que, una vez que se consume, siempre se quiere más, entonces como evitar que se termine en eso? si bien cada uno puede hacer lo que quiera en su ámbito privado, que pasa si trasciende ese ámbito y perjudica a un tercero.
No creo que la legalización por parte del estado termine con este problema, sino más bien, profundizaría otros. El estado tendría que crear políticas que ayuden a la gente a informarse, a saber de que se trata, buscar alguna forma de disminuir el consumo, ya que si se legaliza se estaría abriendo la puerta a algo que como sociedad, nadie esta preparado para afrontar.
en cuanto al tema de la prostitución, si bien es el negocio más antiguo del mundo, hoy en día mucha gente se ve sometida a esta situación por no contar con los medios necesarios para poder subsistir, otras personas son obligadas y en estos dos casos, creo que es donde el estado debería intervenir para poder sacar de esa situación a quienes lo sufren, terminar con ese trafico de gente que es un negocio millonario y muchos padecen.
hay un libro que se llama «ir de putas» de Juan Carlos Volnovich, y lo que más me dejo el libro, es que sin clientes, no hay negocio, pero bueno ahí ya nos estaríamos yendo más para otro lado, asique esa es mi opinión.
saludos!
Brenda estoy totalmente de acuerdo con vos, esto es un problema netamente educacional y de concientizacion incluso. muchas medidas que se tomaron respecto al consumo del tabaco llevaron a que, a pensar de seguir siendo un problema, la gente entienda que causa grandes índices de mortalidad. Me parece que la sociedad debería dejar de creer que es «cool» consumir estupefacientes y darse cuenta a lo que esto conlleva. Como bien dijiste si no hay clientes, no hay negocio, se legalicen o no, no resuelve el problema de fondo.
Voy a tomar la oración que dice : …»no fue ese consumo el que directamente le produjo la muerte sino que lo habría llevado a cometer suicidio.»
Hace dos días perdí a un amigo, a quien encontraron colgado en el entrepiso de su casa, donde vivía solo, en el barrio de La Boca. Una gran persona, y un joven apasionado de la música y de la vida. Quien me informó su muerte me comentó que una semana atrás, luego de haber hablado con él, lo encontró perturbado, oscuro, triste por la humanidad y la vida. Él tenía algo de eso. Pero nadie jamás pensó que sería capaz de hacer algo así.
Percibo que hay momentos en los que, frente a las situaciones y el mundo en que vivimos, algunos deciden tomar este camino. No padecía las adicciones del famoso actor (más allá de los gustos de cada uno), pero veía lo que hay afuera. Lo pudo la vida.
Qué más tiene que pasar para que se ponga un freno a toda esta locura?
Deseo de todo corazón que la sociedad progrese, que se acaben las corrupciones, que no existan más los inhumanos dedicados a hacer su plata con la vida de los demás. Pero sinceramente, no creo que ello vaya a suceder.
Generalmente, estos temas acarrean discusiones y puntos de vista contrapuestos, por lo cual deben ser tratados cuidadosamente. Últimamente es un tema bastante debatido el referido a la legalidad de las drogas y su comparación/distinción con el alcohol y el cigarrillo.
En mi opinión, el análisis de estos temas se tienen que basar en el derecho a la privacidad garantizado por nuestra Constitución Nacional, siempre y cuando no genere perjuicios para terceros. Disiento de que la prohibición de estas sustancias pondría fin al consumo de las mismas y a los problemas bilaterales que estas acarrean. Considero igualmente que son cuestiones que el Estado antes que prohibir o castigar debe atacar de raíz, debe concientizar y educar a la población, ya que esto es la base de todo.
Cuando Huemmer señala que el tabaco es siete veces más mortífero que otras drogas ilegales (y pese a eso no está prohibido), entiendo que se refiere a que existe una especie de aceptación de que el tabaco no sería tan negativo como si lo son las drogas, y esto es justamente lo que cuestiona, o por lo menos le llama la atención.
En relación a esto entra en juego también el tema del alcohol, que por mas que sea legal es causa de muerte en numerosos «accidentes» de tránsito (las comillas se deben a que son mal llamados accidentes, ya que podrían evitarse) y también es motivo de grandes problemas de salud para aquellos que lo consumen indiscriminadamente. Es por eso que también es un tema controvertido y que indudablemente requiere de la atención y el control de las autoridades, el cual hasta ahora parece ser escaso.
En cuanto a la prostitución, el tema me parece aún mas delicado. De mas está decir la aberración que significa la trata de personas y que se debe luchar para que esto acabe. Si bien la revista The Economist propone una especie de «blanqueamiento» de la prostitución, además de sostener que no todas las mujeres que se dedican a esto fueron obligadas, en mi opinión entran en juego las necesidades económicas y un sin fin de cuestiones perturbadoras que a veces conllevan a que se recurra a esto. Es necesario en primer lugar antes de realizar cualquier análisis, la participación activa de las autoridades, cuyo rol como en la gran mayoría de los problemas sociales es fundamental. Creo que eso sería un paso fundamental para combatirla.
A mi me parece que el desafortunado deceso del Sr. Williams es consecuencia del paso a los excesos. En diversos paises de los llamados productores y distribuidores esta dandose una lucha intensa por el poder que incluso ha rebasado la capacidad de control de los gobiernos. Aparantan que esta bajo control y de pronto ocurre que nace nuevamente, pero la realidad es que nunca se han ido (y tampoco han sido controlados). Se ha creado un misterio de vaivenes que tal parece que esos grupos delictivos se han convertido en una «comunidad» mas entre la comunidad porque han creado su propia «logistica» para llegar al consumidor. Y es este personaje el que protagoniza el «push» del mercado, el que permite la oferta, el que controla la demanda, el que decide el consumo . . . el que crea los excesos. Y cuando el negocio de las drogas llega a su punto de madurez y comienza a ajustarse (en otros mercados le llamamos recesion), surgen nuevas lineas de producto como los secuestros, el lavado de dinero via industrias gigantes o negocios clandestinos, en donde cuestan mas trabajo las ganancias y entonces renace una lucha por los territorios hasta que nuevamente se normaliza el mercado principal. Hay consumidores que saben esperar, y otros que simplemente nunca dejan de avanzar.
En fin, un Señor admirabable y divertido en sus peliculas, capaz de concientizarnos de duras realidades como en Patch Adams; pero, con pena al igual que muchos que han flaqueado en sus intentos, uno mas que ha permitido el pesado flujo de los excesos . . . ah, por cierto, como la deuda publica en Europa.
Me gustaría comenzar analizando, o reflexionando, acerca de qué ocurre con el consumo de drogas, actualmente prohibido, y planteando un interrogante: ¿La prohibición detiene el consumo? El crecimiento del narcotráfico es indiscutible, y en este punto, considero que el Estado, no está aplicando el debido control para detenerlo.
En nuestro país, por ejemplo, el consumo de drogas, lamentablemente, se encuentra presente en todas las clases sociales, pero amén de esto, considero que la exclusión social, económica y cultural, generan condiciones que predisponen a la dependencia de las drogas; y en este punto, creo que el Estado deja en evidencia su mayor falencia, la falta de políticas educativas y de inclusión, para que todos tengamos las mismas posibilidades de progreso.
Desde mi punto de vista, no habría que centrar la cuestión en la penalización o despenalización del consumo de drogas; se debería buscar que, siendo legal o estando prohibida, la sociedad, no sienta la necesidad de consumirla.
Más allá de esto, si se quiere seguir centrando la problemática en la penalización, me pregunto: ¿Por qué no está penado el consumo de cigarrillo? Si está comprobado, por diversos estudios, que es igual o más perjudicial para la salud.
Por otra parte, en el caso particular de Robin Williams, considero que el resultado hubiese sido el mismo, amén del control de Estado, pero siento que estos casos de público conocimiento, pueden servir para que el Estado detecte que es una problemática creciente y que preocupa cada vez más a las sociedades y actúe en consecuencia.
Saludos!
Pienso que todavía no hay que legalizar la droga en argentina porque entiendo que Latinoamérica todavía no está preparada tanto socialmente como jurídicamente y culturalmente para tal impacto.
Actualmente las familias en Argentina en los barrios marginados (por ejemplo barrios de zona sur de Bs As como la Matanza, Solano, etc.)Son compuestas por adolecentes que no llegan a tener la edad legal que se necesita para ser mayor y estas personas tienen hijos a muy temprana edad y no creo que puedan entender que por ejemplo la droga en un quiosco pueda ser de fácil acceso para su hijo y que esta así como se compra una golosina puede consumir una cocaína y volverse adicto y causar daños a tercero.
Así mismo entiendo que la droga y el alcohol no son las causas del suicidio porque el motivo que lleva a cometer una persona a realizar el acto de suicidio por lo general creo que puede ser por otra razones por ejemplo puede ser producto de la depresión, trastornos psicológicos, diversión que impulsa a la persona a tomar la decisión final pero el alcohol y la droga sería un complemento o el medio no la razón del suicidio.
Todos coincidimos en lo llamativo de este tema.
Peculiarmente, el caso de Robin Williams es uno más de los que se suscitan todos los días alrededor del mundo. Pareciera que por ser una persona famosa, debemos prestarle más atención. Al contrario, solo desvíamos la vista de donde se sitúa el problema central, miles de personas trafican y consumen drogas ilegales yendo en contra del Estado de su país, no solo perjudicándose sino también NO respetando las normas que regula dicho territorio.
Sé que además de sufrir una penosa adicción en base a una droga legal, como el acohol, sufría una dolorosa enfermadad, Parkinson, y no sería justo prejuzgar su actitud pero hoy en día existen numerosas adicciones en base a drogas legales e ilegales que terminan con la vida de grandes y chicos, particularmente, en situación de calle. El estado debería implementar medidas paternalistas en cuidado de los ciudadanos, no en su beneficio, encontrando un equilibro entre lo que la sociedad reclama y entre los venenos que contienen tantas sustancias. Todo debería apuntar a la protección de la salud.
En cuanto a la reglamentación de la prostitución mediante la regulación en sitios web, me parece un fantástica idea que permitiría brindarle mayor seguridad tanto a quienes realizan este trabajo y a quienes acceden a él.
Salud y seguridad van de la mano, y el Estado debe intervenir.
Disiento que las drogas hayan llevado al suicidio a este talentoso actor, ya que aunque tuvo episodios en su vida en los que ha consumido, por las noticias recientes nos hemos enterado que el ya estaba rehabilitado completamente en ese aspecto, pero se encontraba sumergido en una profunda depresión por una grave enfermedad que se le despertó, como lo es el Parkinson, pero mencionar sus problemas pasados con las drogas es valido para abrir el debate aquí sobre el consumo, control y/o su despenalización
Un excelente ejemplo de cómo seria la sociedad sin esta absurda prohibición que solo fomenta los negocios más turbios y a su vez millonarios, es a mí entender, Portugal.
A comienzos de julio de 2001 Portugal despenalizó todas las drogas desde la marihuana hasta la heroína, y así, dejo de ver a las personas que consumían como criminales y comenzó a considerarlos personas afectadas por una enfermedad. Todas las drogas fueron despenalizadas, (no legalizadas), por ende su posesión, distribución y uso aún es ilegal. Su efecto fue una drástica reducción de los adictos, tanto que el número de casos disminuyo a casi la mitad desde que se promulgó la ley. De hecho, las tasas de uso de drogas en Portugal están entre las más bajas de los países de la Unión Europea
Cito el texto de Gary Becker, que puede aportar algunos elementos al debate.
“La legalización de las drogas reduciría su precio en más del 90%, dando como resultado que los adictos no tendrían que cometer delitos para financiar ese hábito tan costoso. Por otro lado, la caída del precio eliminaría las enormes utilidades que obtienen los narcotraficantes y desalentaría la integración de las bandas de jóvenes que viven en los guetos.
“No hay duda de que aumentaría el consumo de drogas si fueran legalizadas y bajaran su precio: el alcoholismo en Estados Unidos aumentó considerablemente tras la derogación de la ley seca en 1933, principalmente porque las bebidas alcohólicas bajaron de precio. Sin embargo, el alto costo que tienen las drogas actualmente orilla a que los adictos financien su hábito mediante la comisión de delitos.
“La conexión entre criminalidad y consumo de drogas se debilitaría considerablemente, si las drogas fueran legales y baratas”.
Estoy de acuerdo en la despenalización de las drogas.
No considero que deba ser juzgado el que consume, ya que el dispone de su cuerpo y su libertad y que de hecho, si se legalizara, el mercado negro disminuiría considerablemente, que es el gran problema.
El cigarrillo mata muchas mas vidas, pero por una extraña razón, eso si es permitido, claro esta, con dibujos espantosos que advierten lo que podría pasarte si fumas.
No logro ver la diferencia entre ambos realmente.
Por otro lado, también me pongo a pensar en las consecuencias de las drogas en la sociedad, que sucedería si realmente el estado no penalizara estas acciones. Algunos piensan que contribuiría para evitar el narcotrafico, otros, que seria una especie de libertinaje total. Pero, acaso lo que es prohibido no es lo que atrae mas? en todas las sociedades siempre fue asi.
En los países en los que el Estado legalizo las drogas, se ha demostrado que no ha aumentado el consumo enormemente asi como tampoco se ha vuelto un caos, ya que la excusa predilecta es decir que si se legaliza, muchos mas jovenes morirán o sufrirán. Pero si se legalizara en realidad, lo que sucedería, es que bajaría el precio, y menos personas de clases bajas morirían por consumir drogas de pésima calidad, como el paco por ejemplo. Es quizás una opinión polémica, pero yo estoy a favor de la despenalizacion y cada vez mas países civilizados también.
El estado no debería dirigir nuestros actos privados, solo debería ser así en el caso que esos actos repercutan negativamente en la sociedad.
Por ultimo, el caso Robin Williams, realmente nadie sabe el motivo puntual que lo llevo a hacer lo que hizo, solo el. No podria decir que fueron las drogas porque considero que no hay un motivo puntual que lleva a una persona a hacer algo así, sino que son un cumulo de cosas. Recuerdo la frase que usted dijo en la clase anterior en la universidad, sobre la escasez, claramente aquí se aplica. Un hombre lleno de dinero, con escasez en otros ámbitos, y se comento que sufría de Parkinson. El tiempo no lo puede comprar como dijo usted.
Saludos.
Un saludo.
Considero que diferente teorias se han intentado llevar a cabo tendientes a saber si la posición del Estado debe incidir en la regulación de asuntos como los que hoy estamos convocados a opinar (Alcohol, Drogas y Prostitucion). Dichos debates han tenido como fundamento el rol del Estado como garante de la salud, la higiene y la seguridad social. Lo cierto es que los intereses son tan grandes que lograr la regulación del Estado en estos aspectos hace que se vean perjudicados ciertos sectores, que a mi entender, se encuentran vinculados como factores de poder del Establishment político de turno.A modo de ejemplo sito casos , como los de Colombia y Perú, entre otros.j
Por otro lado, coincido con algunos de mis compañeros al considerar que los Estados deberían destinar sus fuerzas no tanto a estas regulaciones sino que promover politicas de prevencion, contencion e inserción de las personas que caen en estas adicciones. Esto último puede resultar políticamente correcto pero una vez que se busca consolidar en la practica, estos planes pueden resultar economicamente postergados por otras cuestiones que consideran primordiales.
Buenas días.
Al leer dicho artículo, me resultó inevitable cuestionar a cerca del fin que persiguen las leyes, al sancionar conductas consideradas implícita o explícitamente como prohibidas. Para ello consideré, entre diversas variables, la de remitirnos a las necesidades, sean sociales, económicas, políticas, jurídicas, entre otras , que el Estado buscaba satisfacer, o mejorar, en el momento y en lugar que dictó la misma.
Estimo que hay alguna probabilidad que al momento en que se crearon ciertas leyes que penan ciertos comportamientos referidos a la tenencia, consumo, comercialización de estupefacientes, en ese contexto se buscaba tratar de solucionar diferentes problemas que esas conductas pudieron haber causado; como así también la prevención de consecuencias negativas para las personas, asumiendo el Estado en estos casos un actitud paternalista. La cual puede ser que logre su objetivo tanto a corto, mediano, o largo plazo, y en consecuencia opino que si se trata de preservar la integridad psico-física de una persona, es decir su salud, esto podría considerarse positivo en tanto es un derecho humano (lo que supone intrínsecamente una obligación principal del Estado), reconocido por nuestra Constitución Nacional , y en las legislaciones internacionales, como por ejemplo la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Pero al ser un derecho de una persona y no una obligación para la misma, la propia persona es quien decide ejercerlo para sí de la manera más fructosa posible, o no ejercerlo, o ejerciéndolo de la manera que estime conveniente en relación a su propio plan de vida, siempre que no perjudique a terceros, ni ofenda al orden y la moral pública, en base al Art. 19 de nuestra Carta Magna. Ante este ámbito de privacidad que otorga tal Artículo, la persona tiene libertad para desarrollar su vida como lo considere, pero a su vez dicha libertad se encuentra, a mi criterio razonablemente, limitada por los tres supuestos mencionados al final de la oración anterior. Por ello considero que si una persona elige consumir diversas drogas (no comercializar), siempre que respete las limitaciones constitucionales ya mencionadas, no debería existir una reglamentación legislativa que prohíba tal conducta.
Luego de haberle leído y releído el texto en su conjunto, considero difícil de determinar qué es lo se busca expresar en el segundo parágrafo, cito por cuestiones de facilitar la lectura:
“Cada vez que surge una noticia impactante como ésta vuelve a aparecer el debate sobre el consumo de todo tipo de sustancias y su control por parte del estado. Bueno, en este caso en particular, ese control no parece haber funcionado. ¿Se justifica? ¿Hubiera sido diferente el caso si el consumo de drogas fuera legal? Bueno, el de alcohol lo es.”
En primer lugar, a partir del suicidio del Robin Williams, en el texto se afirma que cada vez que ocurre “…” vuelve a aparecer el debate sobre el consumo de todo tipo de sustancias y su control por parte del Estado, y se considera que para este caso el control parece no haber funcionado, lo cual considero (no siempre surge ese debate) que sí hay un debate sobre el consumo de sustancias y sus consecuencias, pero traer al debate un tema tan complejo que implica la coordinación de los tres Poderes del Estado, junto con el resto de los Estados, no necesariamente está ligado a la muerte de una persona que eligió para su vida consumir diferentes drogas nocivas (sean estupefacientes, o exceso de drogas farmacéuticas) para su salud ( que a su vez pareciera que debido a su formación educativa, entre otras, sabía de las consecuencias negativas que el consumo de las mismas podía ocasionarles y sin embargo, eligió ese comportamiento). En base a la segunda oración del parágrafo anterior en la que se relaciona con la muerte del R. Williams, del parágrafo transcripto, se empleó el término “ese control” (por parte del Estado, parece no haber funcionado), debido a la carencia de al menos una mera descripción de lo que se debe entender por “control” del Estado sobre el consumo de drogas, de la carencia de cómo se vincula el hecho de que el Estado controle lo que estrictamente se refiere al consumo de drogas, con lo que una persona elige para sí, por los medios (ilegales, o legales) que pueda conseguir las sustancias que desee, siendo ya de internacional reconocimiento que el narcotráfico es una cuestión que requiere del trabajo de inteligencia de todos los Estados, que por más que un Estado pueda “controlarlo” la realidad es que controla lo que el contexto le permite, considero en consonancia con lo expuesto en la primera parte de esta opinión, que ante este caso en particular, y visto desde nuestra legislación, que el Estado no debe “controlar” (tomado desde el punto de vista de la fiscalización) lo que una persona elige libremente para sí con las limitaciones identificadas anteriormente. Ese control que según el artículo parece no haber funcionado, en mi consideración es parte de un control del cual el Estado no puede actualmente ejercerlo, y menos sobre todas las personas, como así tampoco se sabe el modo, el cómo el Estado pretende ejercer ese “control”, si busca sobre todas las drogas, sobre algunas, si permite o no ciertas cantidades, y si busca ejercerlo sobre todas las personas. Por ello si funcionó o no, sólo es posible determinar en base a los fines de que el legislador tuvo en ese momento histórico determinado, que no siempre coinciden con las necesidades del contexto vigente.
Con respecto, al tema abordado en el artículo sobre prostitución, estoy parcialmente de acuerdo en cuanto si una mujer decide por sí trabajar de ello, considero que está respaldada por nuestros derechos, garantías, y principios constitucionales, y los clientes no serían considerando delincuentes, como ocurre en Suecia. Sin perjuicio de ello, no estoy de acuerdo en cuanto a la desregulación que se plantea según el artículo titulado “Una elección personal”, de “The Economist”, puesto que atendiendo a los problemas, y delitos, que a lo largo de la historia ocurrieron y desafortunadamente siguen ocurriendo tales como el proxenetismo, la promoción o facilitación de la prostitución a menores, la trata de blancas, entre otros también de extrema gravedad, no pude haber una desregulación dejando a un lado los posibles problemas que pueden seguir sucediendo, sino que debe haber una regulación efectiva en cuanto a la protección integral de la mujer que ejerce su profesión, como así también del consumidor de tal servicio, y dentro de esa misma regulación conceder la libertad necesaria para que se desarrolle tal actividad, en forma segura y confiable. Dicha regulación, facilitaría al Estado además, poder controlar y avanzar sobre aspectos tributarios relacionados a dicha actividad comercial, lo que implicaría una circuito económico que según el artículo mencionado, sería positivo para un Estado.
Alan Ricco
Rectifico, el error de tipeo de la primera línea de mi opinión publicada anteriormente, es «Buenos días.»
Al leer dicho artículo, me resultó inevitable cuestionar a cerca del fin que
persiguen las leyes, al sancionar conductas consideradas implícita o
explícitamente como prohibidas. Para ello consideré, entre diversas
variables, la de remitirnos a las necesidades, sean sociales, económicas,
políticas, jurídicas, entre otras , que el Estado buscaba satisfacer, o
mejorar, en el momento y en lugar que dictó la misma.
Estimo que hay alguna probabilidad que al momento en que se crearon ciertas
leyes que penan ciertos comportamientos referidos a la tenencia, consumo,
comercialización de estupefacientes, en ese contexto se buscaba tratar de
solucionar diferentes problemas que esas conductas pudieron haber causado;
como así también la prevención de consecuencias negativas para las personas,
asumiendo el Estado en estos casos un actitud paternalista. La cual puede
ser que logre su objetivo tanto a corto, mediano, o largo plazo, y en
consecuencia opino que si se trata de preservar la integridad psico-física
de una persona, es decir su salud, esto podría considerarse positivo en
tanto es un derecho humano (lo que supone intrínsecamente una obligación
principal del Estado), reconocido por nuestra Constitución Nacional , y en
las legislaciones internacionales, como por ejemplo la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. Pero al ser un derecho de una persona y no una
obligación para la misma, la propia persona es quien decide ejercerlo para
sí de la manera más fructosa posible, o no ejercerlo, o ejerciéndolo de la
manera que estime conveniente en relación a su propio plan de vida, siempre
que no perjudique a terceros, ni ofenda al orden y la moral pública, en base
al Art. 19 de nuestra Carta Magna. Ante este ámbito de privacidad que otorga
tal Artículo, la persona tiene libertad para desarrollar su vida como lo
considere, pero a su vez dicha libertad se encuentra, a mi criterio
razonablemente, limitada por los tres supuestos mencionados al final de la
oración anterior. Por ello considero que si una persona elige consumir
diversas drogas (no comercializar), siempre que respete las limitaciones
constitucionales ya mencionadas, no debería existir una reglamentación
legislativa que prohíba tal conducta.
Luego de haberle leído y releído el texto en su conjunto, considero difícil
de determinar qué es lo se busca expresar en el segundo parágrafo, cito por
cuestiones de facilitar la lectura:
“Cada vez que surge una noticia impactante como ésta vuelve a aparecer el
debate sobre el consumo de todo tipo de sustancias y su control por parte
del estado. Bueno, en este caso en particular, ese control no parece haber
funcionado. ¿Se justifica? ¿Hubiera sido diferente el caso si el consumo de
drogas fuera legal? Bueno, el de alcohol lo es.”
En primer lugar, a partir del suicidio del Robin Williams, en el texto se
afirma que cada vez que ocurre “…” vuelve a aparecer el debate sobre el
consumo de todo tipo de sustancias y su control por parte del Estado, y se
considera que para este caso el control parece no haber funcionado, lo cual
considero (no siempre surge ese debate) que sí hay un debate sobre el
consumo de sustancias y sus consecuencias, pero traer al debate un tema tan
complejo que implica la coordinación de los tres Poderes del Estado, junto
con el resto de los Estados, no necesariamente está ligado a la muerte de
una persona que eligió para su vida consumir diferentes drogas nocivas (sean
estupefacientes, o exceso de drogas farmacéuticas) para su salud ( que a su
vez pareciera que debido a su formación educativa, entre otras, sabía de las
consecuencias negativas que el consumo de las mismas podía ocasionarles y
sin embargo, eligió ese comportamiento). En base a la segunda oración del
parágrafo anterior en la que se relaciona con la muerte del R. Williams, del
parágrafo transcripto, se empleó el término “ese control” (por parte del
Estado, parece no haber funcionado), debido a la carencia de al menos una
mera descripción de lo que se debe entender por “control” del Estado sobre
el consumo de drogas, de la carencia de cómo se vincula el hecho de que el
Estado controle lo que estrictamente se refiere al consumo de drogas, con lo
que una persona elige para sí, por los medios (ilegales, o legales) que
pueda conseguir las sustancias que desee, siendo ya de internacional
reconocimiento que el narcotráfico es una cuestión que requiere del trabajo
de inteligencia de todos los Estados, que por más que un Estado pueda
“controlarlo” la realidad es que controla lo que el contexto le permite,
considero en consonancia con lo expuesto en la primera parte de esta
opinión, que ante este caso en particular, y visto desde nuestra
legislación, que el Estado no debe “controlar” (tomado desde el punto de
vista de la fiscalización) lo que una persona elige libremente para sí con
las limitaciones identificadas anteriormente. Ese control que según el
artículo parece no haber funcionado, en mi consideración es parte de un
control del cual el Estado no puede actualmente ejercerlo, y menos sobre
todas las personas, como así tampoco se sabe el modo, el cómo el Estado
pretende ejercer ese “control”, si busca sobre todas las drogas, sobre
algunas, si permite o no ciertas cantidades, y si busca ejercerlo sobre
todas las personas. Por ello si funcionó o no, sólo es posible determinar en
base a los fines de que el legislador tuvo en ese momento histórico
determinado, que no siempre coinciden con las necesidades del contexto
vigente.
Con respecto, al tema abordado en el artículo sobre prostitución, estoy
parcialmente de acuerdo en cuanto si una mujer decide por sí trabajar de
ello, considero que está respaldada por nuestros derechos, garantías, y
principios constitucionales, y los clientes no serían considerando
delincuentes, como ocurre en Suecia. Sin perjuicio de ello, no estoy de
acuerdo en cuanto a la desregulación que se plantea según el artículo
titulado “Una elección personal”, de “The Economist”, puesto que atendiendo
a los problemas, y delitos, que a lo largo de la historia ocurrieron y
desafortunadamente siguen ocurriendo tales como el proxenetismo, la
promoción o facilitación de la prostitución a menores, la trata de blancas,
entre otros también de extrema gravedad, no pude haber una desregulación
dejando a un lado los posibles problemas que pueden seguir sucediendo, sino
que debe haber una regulación efectiva en cuanto a la protección integral de
la mujer que ejerce su profesión, como así también del consumidor de tal
servicio, y dentro de esa misma regulación conceder la libertad necesaria
para que se desarrolle tal actividad, en forma segura y confiable. Dicha
regulación, facilitaría al Estado además, poder controlar y avanzar sobre
aspectos tributarios relacionados a dicha actividad comercial, lo que
implicaría una circuito económico que según el artículo mencionado, sería
positivo para un Estado.
Alan Ricco
He leído sus comentarios compañeros y no coincido con algunos de ellos en algunas partes.
Por ejemplo, “el Estado no debe imponer ideales de vida a los individuos, sino ofrecerles libertad para que ellos los elijan. De esta manera, se estaría invadiendo la esfera de la libertad personal excluida de la autoridad de los órganos estatales»
Permítanme decir que no sé hasta qué punto esta sociedad está preparada para tomar tan libremente decisiones. La libertad de elegir viene acompañada de una gran responsabilidad. Cada decisión tiene sus consecuencias. Si uno consume drogas, alcohol o tabaco supera la esfera de la privacidad. Convivimos en sociedad, cada una de nuestras acciones repercute en el otro. Si un chico se droga y les roba,¿Dirían que se drogo dentro de su esfera de privacidad y no trajo consecuencias a la sociedad? El Estado tiene la obligación de «entrometerse» por más que les moleste en nuestras vidas, es el Estado quien vela por la sociedad.
Otro comentario que me llamo la atención : «creo que mas allá de lo que el estado pueda hacer, esta en cada uno decidir que hacer y que no ya que de nada serviría que el estado prohibiera en este caso el consumo de drogas o el ejercicio de la prostitución ya que estaríamos en presencia de una interferencia perfeccionista por parte del estado, en donde es el estado el que identifica un plan de vida ideal, sin dejarnos derecho a optar ni decidir, de nada serviría este tipo de accionar por parte de las autoridades».
En mi opinión, prohibir el consumo no nos llevará a solucionar TODO el problema. El consumo daña a la sociedad sea legal o no.
Me gustaría distinguir dos ejes dentro de este tema: Por un lado el negocio del consumo y por otro, el consumidor – adicto (enfermedad).
El narcotráfico, la venta de alcohol y tabaco, como todo negocio tiene producción, distribución y consumo. Si uno no se presenta la industria no se mantiene en pie.
Hay que combatir las causas que llevan a una persona a consumir drogas, alcohol o tabaco. Por ejemplo, la pobreza, el malestar familiar (ambientes permisivos o demasiados rígidos), el factor social. No son justificativos, pero una persona que tiene problemas emocionales, que vive en la pobreza es más propensa a caer en adicciones. Y con esto no quiero decir que es problema de los pobres. Una persona que lo tiene todo, materialmente hablando, podría tener carencia de cariño, afecto o atención que lo podría llevar al consumo.
Cuando dicen «tendencia perfeccionista del Estado» me hace pensar que están en una sociedad sin problemas, que no hay nada que mejorar.
Vivimos en democracia. ¿En que aspecto no somos libres de decidir?, creo que tenemos más libertad que la que merecemos. Y respecto a «un plan de vida ideal», me parece que todos miramos con deseo otras sociedades y las clasificamos de ideales, pero cuando el Estado intenta mejorar la nuestra lo tildamos de «perfeccionista».
Buenas Tardes: Aclaro que lo que voy a comentar es en base a lo que leí del post general y no deteniéndome en los comentarios que han dejado en dicho post.
A mi humilde entender considero que la penalización o despenalización de las drogas (suponiendo que estén todas las drogas siendo objeto de penalización o despenalizacion), es decir, a rasgo general sobre las drogas, que esto depende mucho de la afectación de la moral pública y de la ofensa que la acción de drogarse afecte a terceros. Refiriendome para ésto al artículo 19 de la constitución nacional. Ya que si estos actos no ofenden el orden, la moral pública y no perjudican a terceros, la penalización de ese acto debería estár excenta de la autoridad de los jueces y reservadas a Dios. Esto es lo que objetivamente puedo decir.
Ahora, si paso al ámbito subjetivo, considero que si estoy en una plaza disfrutando de un día de sol con mi familia y me encuentro con un grupo de personas que están fumando mariguana o aspirando cocaína o inyectándosé cualquier otro tipo de estupefaciente, lo consideraría en principio una afectacion a mi moral. Si producto del comportamiento que se obtiene por el consumo de dichas drogas hace que cometan desmanes en la vía pública, o bien te increpan para «pedirte» dinero para comprar drogas (inclusive alcohol) ya están afectando el orden, etc.
Ahora, refiriendome a la pregunta ¿Hubiera sido diferente el caso si el consumo de drogas fuera legal? en el caso de Robin Williams. Por un lado, no soy el psicólogo ni el psiquiatra de él para saber si hubiera o no mejor para su situación. Si la droga fuera ilegal, por la posición económica que él tenía, fácilmente la podría haber conseguido. Siendo legal la droga, estaríamos en la misma. Considero que en este caso, la cocaína y el alcohol le «ayudaban» a mitigar la depresión que lo afectaba. El consumo de esas drogas, a mi entender, no evitaron ni fomentaron la situacion que se dio después, que fue el suicidio del actor.
Fernando Saul
Considero que el Estado posee una doble moral respecto al rol que adopta frente al comportamiento de una sociedad. Es evidente que sociológicamente fue adoptando innumerables posturas (algunas más rígidas, otras menos). Por un lado, la barrera de la prohibición y por otro el de la permisión de sustancias cuyo consumo puede generar peores consecuencias que las anteriores, que significan un gran negocio para el sistema (marcas, marketing, productos, etc). Una vez expuestas las cartas sobre la mesa, mi planteo es ¿Es correcto que el Estado adopte una postura paternalista? ¿Existe algún límite a la libertad que cedemos al nacer? ¿Porqué el estado debería decidir por nosotros mismos en cuanto a nuestro obrar?. Lo primero que se me viene a la mente es nuestro artículo 19, sin embago, a veces parece no ser algo tan claro y que genera infinidad de diversas opiniones.
Mi postura al respecto es que las adicciones deben ser tratadas por gente profesional y no penadas como en en muchas ocasiones. En el caso de inferir contra terceros, debe verse en cada caso particular. Considero que esta cuestión es una de las grandes debilidades del aparato estatal, por lo poco claro que resulta en ocasiones y las inmensas lagunas que se generan (como mencioné al principio a su ambigüedad en todas sus variables). Es vital enfocarse en la educación más que la prohibición; y así, darle a la persona las herramientas necesarias para que pueda decidir sobre sí mismas.
Respecto de la prostitución, que es otro de los puntos vulnerables del Estado, también lo incluyo dentro del ámbito de la privacidad y de la auto determinación de la persona (tanto quien ofrece como quien consume). El verdadero problema es la falta de auto determinación por parte de estos últimos y toda la red perversa que se genera en torno a la cuestión. Por eso, el aparato estatal sí debe tomar medidas ante los primeros indicios.
En lo particular debo decir que me apena el fallecimiento de este gran actor, una pérdida para el cine, para la televisión y para el público que se deleitaba y seguirá deleitándose con sus trabajos. Claramente, el tiempo es escaso,claramente el rey y el peón van a parar al mismo cajón, tal como dice el dicho. Las drogas, el alcohol, la depresión, comenzar a transitar una terrible enfermedad como es el Parkinson, la angustia, los sinsabores de una vida aparentemente perfecta llevaron a este hombre a quitarse la vida?, o fue un Estado ausente?, o una sociedad con valores distorsionados? o la imperfección humana?. Muchos interrogantes y seguramente tantas respuestas como humanos existan.
No soy partidaria de la creencia de que la prohibición acabe con el consumo, más bien soy partidaria de la concientización respecto a lo que el consumo importa para la salud física y psíquica. Informar, explicar, poner de manifiesto al común de la gente las consecuencias de lo que consumir cualquier tipo de estupefacientes en menores o mayores cantidades provoca.
Si nos remitimos estrictamente a la libertad de intimidad, también entendida como el derecho a la intimidad, considero menester brindar una suerte de «concepto». Pues bien, podemos decir que la libertad de intimidad es la facultad que tenemos las personas de disponer de una esfera o espacio privado sin que el Estado u otros particulares se entrometan en él. Dicho esto, se podría afirmar, si se quiere, que lo que se busca es proteger un espacio de autonomía individual integrado por hábitos, costumbres, creencias religiosas, familia, sentimientos, preferencias, etc. En nuestra Constitución Nacional el fundamento legal de la libertad de intimidad se encuentra en la primera parte del Art. 19: » LAS ACCIONES PRIVADAS DE LOS HOMBRES QUE DE NINGÚN MODO OFENDAN EL ORDEN Y A LA MORAL PÚBLICA, NI PERJUDIQUEN A UN TERCERO, ESTÁN SOLO RESERVADAS A DIOS, Y EXENTAS DE LA AUTORIDAD DE LOS MAGISTRADOS…» De aquí se desprende a mi entender que el Art. 19 no protege a aquellas acciones públicas que pueden comprometer al bien común (orden público, moral y terceros). Ahora bien, ¿la tenencia y el consumo de drogas afectan al orden y moral púbicas?. Existen numeroso fallos de la Corte Suprema en los cuales se discute si la tenencia y consumo de drogas lo afectan. A decir, los fallos más conocidos y probablemente estudiados o al menos debatidos en clase por más de uno de nosotros, Colavini, Bazterrica, Capalvo, Montalvo. Demás está decir que estos temas que parecieran reflotar cuando una estrella del cine o un famoso de la televisión o una modelo se ven sumergidos en ellos , son precisamente temas tan delicados como susceptibles de arduos, constantes e interesantes debates.
Pues bien, yo creo que el consumir drogas, no es condición necesaria y/o desencadenante de un suicidio, quizás influya de alguna manera, pero no lo veo factor determinante de dicho accionar. Es más, creo que muchos son los factores que probablemente confluyen y llevan a un ser humano a tomar una decisión tan drástica, no siendo seguramente el consumo de drogas y/o alcohol lo que motive indefectiblemente a proceder quitándose la vida. Considero que el Estado no debe imponer ideales de vida, lo que si debe hacer es educar, o más bien fomentar la educación, concientizar, prevenir para evitar los excesos, intentar evitar que los estupefacientes sean entendidos con total certeza como la única y posible «puerta de salida» a todo conflicto interno o externo que en muchas oportunidades arrastran un consumo desde temprana edad y para «tapar» falencias de otro tipo.
Respecto a la cuestión de la prostitución, he oído en más de una oportunidad este planteo, palabras más, palabras menos : ¿todas las mujeres que ejercen la prostitución realmente lo hacen forzadas por las circunstancias o algunas lo hacen porque así lo desean ?. En lo particular considero que aquella mujer que preste servicios sexuales y lo haga porque así desea hacerlo, porque decide que su trabajo sea ese y está de acuerdo con exponer su cuerpo e intimidad y ganar dinero con ello, debe ser protegida en cuanto a su condición de trabajadora, y se deben promover las medidas necesarias para que este servicio que ella ofrece sea procurado de manera segura tanto para resguardar, valga la redundancia, su seguridad como así también la de quien consume los servicios ofrecidos. Desde ya que condeno la trata de blancas, el proxenetismo, el abuso, la prostitución de menores y repudio desde mis convicciones a cualquier persona que comete actos aberrantes, degradando a la mujer y al hombre por igual, porque la trata no solo es un tema de mujeres sino también de hombres, y estoy a favor de aplicar condenas ejemplares a quienes cometan actos humillantes, degradantes e inhumanos contra las personas. Pero también considero que si prostituirse es una elección y no se obligó a hacerlo a quien lo hace, es necesario que se resguarde de manera integral a la persona que ejerce la prostitución como trabajo.
SALUDOS, MARÍA LUZ PAREDES.
El estado debe cambiar prohibición por prevención, crear políticas públicas en ese sentido. Prevención en varias direcciones, creando expectativas e incentivos fomentando la educación, la creación y el trabajo, donde esté a las claras cual es el camino mas propicio para el futuro de una persona y en consecuencia para toda la sociedad De nada sirve que el estado destine enormes recursos que son escasos, en los últimos momentos de vida de una persona y no antes en prevención, ya sea en el caso del tabaquismo o la adicción a las drogas producto de una realidad social.
El estado se convierte así en mano ejecutora de su propio fracaso, simulando un asistencialismo estéril perdiendo así futuros emprendedores, valiosos profesionales o trabajadores.
Se debe crear un marco de libertad en el cual sea el propio individuo el que elija, así se podrá cambiar el concepto de “personas que no tuvieron oportunidades” por el de “personas que no se dieron su propia oportunidad”.
Estoy convencido que la libertad individual junto con posibilidades verdaderas de progreso, sin otra alternativa posible (clientelismo u otra supresión de libertad), crean la verdadera dignidad de las personas.
Joreg Leotta
Tal vez un primer paso seria hacer un estudio minucioso sobre cuales son los distintos tipos de drogas e individualizarlas, determinar cuales son sus grados de adicción y la capacidad que tienen de desinhibir la conducta del consumidor. En otras palabras, se tiene que hacer un análisis concreto sobre la peligrosidad de cada droga.
Una vez evaluados los efectos de estas drogas y el riesgo que generan en el individuo, recién ahí debe plantearse el debate sobre si las drogas deben o no legalizarse. A lo que apunto principalmente es a que es que en la actualidad existen una o mas drogas que son menos nocivas para la salud que el alcohol o el tabaco, y sin embargo estas permanecen en la ilegalidad a diferencia de las 2 anteriores mencionadas.
Ahora bien, otro aspecto a resaltar y que también entiendo incongruente es que en la sociedad actual se discute si sobre drogas como la marihuana deberían legalizarse o no, mientras que nadie se plantea si el cigarrillo de tabaco tiene que dejar de ser una droga de consumo legal. Si bien la marihuana perjudica y desinhibe al consumidor, otras drogas como el alcohol también lo hacen, y a eso debe agregarse que la este estado no necesariamente genera un riesgo o daño a terceros. En cambio el tabaco no solo intoxica al fumador, si no también a otros, los denominados fumadores pasivos.
En suma, es difícil hacer un debate sobre si esta bien o mal la legalización de drogas cuando hay drogas que son mucho mas perjudiciales que otras, y sin embargo, como el tabaco y el alcohol, están permitidas. Mientras los gobiernos sigan beneficiándose de la comercialización de estas drogas tan comunes hoy en día, nunca podrá hacerse un análisis objetivo y sincero sobre esta problemática.
Por otro lado, respecto al aumento de publicidades que ofrecen prostitución por Internet, considero que esta deberia desaparecer. No se debe permitir que un negocio que se maneja en gran parte en la clandestinidad tenga libre acceso a los consumidores, y no por el hecho de que pueda considerarse la prostitución algo moralmente malo, si no mas bien porque la coacción es la que lleva a las mujeres a tener que realizar este tipo de tareas (pudiendo ser esta coacción a lo que se denomina «trata de personas» o bien la violencia psicológica y social que empuja a determinadas mujeres a tener que vender su cuerpo con el fin de subsistir.
Conforme al articulo que acabo de leer, hay una pregunta que me hizo pensar mucho, realmente ¿Se puede pensar que habría sido otra la suerte del actor Robin Williams de haber sido legal el consumo de drogas? Yo creo que mas allá de las restricciones que pueda establecer un Estado paternalista, las prohibiciones que se impongan con el argumento de velar por la salud y el bienestar de toda la comunidad no son validas en tanto ataquen la vida personal y privada de las personas. En nuestro país, particularmente, prima el derecho a la autodeterminación, el derecho a la privacidad que tiene cada persona y a su libertad de acción y de expresión, claro en tanto y en cuanto no ofendan el orden publico ni perjudiquen a un tercero; esto lo deja expresamente establecido la Constitución Nacional en su articulo 19. Por lo tanto acatandome a dicha premisa considero inconstitucional todo tipo de injerencias arbitrarias por parte del Estado en la vida privada de las personas, en tanto no estén creando un perjuicio a terceros.
Por otro lado considero que muchas veces hay un trasfondo político – económico, en la prohibición de consumo de drogas en determinados países. En mi opinión cuando hablamos de política, hablamos de interés, y de intereses predominantes de determinados sectores, muchas veces estas normas se sancionan con el argumento paternalista de ser destinadas al cuidado de la sociedad, pero… ¿No hay intereses económicos detrás de este tipo de prohibiciones? ¿Que ocurriría en Argentina si de repente el trafico de estupefacientes es legal? ¿Realmente la gente comenzaría a consumir en mayor cantidad este tipo de sustancias y terminarían todos como Robin Williams?, o, ¿Solo se afectaría el bolsillo de un cierto grupo de personas poderosas que dedican su tiempo en manejar el narcotrafico? Considero que de ser legal, este negocio millonario se vería destruido ya que se terminaría con la exclusividad de ciertos grupos. Por otro lado, las personas que consumen y las que no consumen lo van a seguir haciendo en la misma medida, el cambio en la vida de la sociedad seria ínfimo, porque entiendo que todos estos tipos de vicios están dados por una cuestión psicológica y muchas veces cultural que tiene cada ser humano, rasgo que nos distingue.
Tuve la oportunidad de estudiar el progreso en la jurisprudencia argentina de la Corte Suprema en cuanto a la penalizacion de la tenencia de estupefacientes para consumo personal, y uno de los argumentos que mas me llegó fue el de el Dr. Carlos Fayt, desde principios tuvo una de las posturas mas duras en cuanto a la despenalizacion de la tenencia de estupefacientes para consumo personal, pero luego a lo largo de los años y su gran experiencia, él mismo sostiene que se dio cuenta que de nada servia semejante protección por parte del Estado, porque este tipo de penalidades solo atacaban a los actos privados de las personas y nunca se logro atacar al «pez gordo» que es aquel narcotraficante poderoso que tiene a cargo todo el negocio ilegal, por lo tanto estas prohibiciones no contribuyeron al principal argumento que las sostenía, que consistía en perseguir uno de los delitos mas grandes como es el trafico de drogas, porque siempre se termino atacando al consumidor y nunca a aquel que lo proveyó.
En cuanto al tema de la prostitución, es un poco mas delicado, si tenemos en cuenta que de esto realmente depende la vida de toda la sociedad y en especial de mujeres inocentes que están susceptibles de ser victimas de la trata de personas (hablo de mujeres ya que se considera que son el sector mas vulnerable para este tipo de delitos, lo que no quiere decir que queden excluidos los hombres ni mucho menos los niños y niñas) por lo tanto considero que el estado no puede desentenderse de este tipo de practicas y no puede dejar de regular la prostitución en menores y el proxenetismo en general.
Después de leer el articulo me detuve a ver los comentarios. La gran solución y respuesta al debate que genera siempre el tema de ilegalidad, drogas, prohibicion, tenencia, despenalización,etc. Se resume en educación. Y no me refiero a la enseñanza básica del colegio primario, secundario, y ni hablar de universidad que deberia, por cierto, ser de excelencia. Sino a la educación de la salud.
Creo q tampoco hace falta debatir si la droga tiene clase social, porque esta a la vista que es un cáncer que afecta a todo nivel, a todo pais, no discrimina en sexo ni edad.
La Otra realidad es que se vive muy mal, la gente se alimenta mal, vive de excesos de todo tipo, y con mucho estrés. El estrés afecta el intelecto, genera todo tipo de enfermedades, puede llevar a la depresión.
Entonces, lo que esta faltando son politicas de estado que eduquen, que ataquen (no en sentido peyorativo) la psiquis de cada persona, para que sea casi obligatorio la vida sana. El deporte, la alimentación, y no a los excesos.
Una vez en el secundario tuve una clase de «como drogarse». Si. Así. La clase fue dada por un ex adicto recuperado, cada frase terminaba » así quede». El objetivo era hablar de cada droga, explicar los efectos en el organismo, que era la abstinencia, y enseñar las reglas básicas para prevenir contagios de enfermedades etc. Al día de hoy nose si ese es el camino, pero me pareció un acierto de alguna manera intentar cuidar a la juventud. El mensaje no era drogate yo te enseño, sino si q si ya lo haces, hacerlo bien.
Aveces uno ve debates en la tele cuando hablan del tema droga y se crean climas tensos porque nadie se escucha entre si y todos quieren exponer su verdad absoluta. Como se acaba con el narco trafico? Es acertado el modelo de Mujica? Despenalización? Pero poco se habla de la educación. Basta escuchar a un sin fin de profesionales como psicólogos o psiquiatras invitados a programas de debate teniendo que analizar las diferencias entre por ejemplo la marihuana y la cocaína. Dando clasificaciones de «duras y blandas». Es relevante? Es necesario hacer la comparación y caer siempre en la mismo discurso que una es menos dañina q la otra. O decir el alcohol y el cigarrillos también son drogas pero permitidas y ahí caer en el mismo tema de siempre de » legalicela».
Vuelvo a lo mismo, falta educación y conciencia en la salud. Hay que destruir el imaginario de que somos indestructibles e inmortales.
En relación al artículo de referencia, considero que la muerte del famoso actor no fue producto de¨ legalización o no de las drogas o el alcohol¨, ya que si bien el consumo de cualquiera de estas sustancias producen un efecto depresivo en quien la consume, no fueron las mismas lo que lo llevaron a su fallecimiento sino la depresión misma en la cual éste se encontraba sumergido (como es de público conocimiento), llevándolo a tomar la fatal decisión de quitarse de la vida. No obstante lo expuesto, entiendo que aquí el tema de debate es hasta que punto el Estado puedo normar la conducta de los individuos ¨ entrometiéndose¨ en las acciones privadas de sus habitantes. Haciendo una rápida lectura de nuestra Constitución nos encontramos con el art 19, el cual establece: ¨ que las acciones privadas de los hombres que no ofendan el orden y la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están reservadas a Dios y exentas de los magistrados…¨ lo que nos llevaría a sostener que el mismo Estado esta tutelando nuestro derecho a la privacidad y dentro de la misma a poder actuar conforme nuestra conciencia nos indique, desde ya, siempre que con ello no se vea afectado el derecho de un tercero. Mas allá del debate abierto sobre la legalización de las drogas, como por ejemplo de la marihuana, hay que entender que la base de un buen gobierno es la instrucción, la educación a sus habitantes, de esta forma se los dota de las herramientas necesarias para poder tomar las mejores decisiones y conocer las consecuencias y responsabilidades de las acciones que uno realiza. Es sabido que todos los excesos son malos, por ejemplo las sobredosis en el consumo de una droga legal puede ser tan letal como el de una ilegal en el largo plazo. Entiendo que el tema en cuestión va mas allá de la despenalización del consumo de ciertas drogas. El Estado debería ocuparse de la instrucción a los ciudadanos para que los mismos conozcan las consecuencias del consumo, realizar campañas que lleve al desaliento, y no olvidarse de resguardar a aquellos individuos que por factores socioeconomico se encuentran mas bulnerable. Por otra parte entiendo que es necesario una regulación efectiva sobre este tema.
Creo que los temas planteados, acerca de la legalización del consumo de drogas o de las drogas en general, asi como la legalización de la prostitución, son temas que siempre han generado debates, y muy interesantes. En primer lugar, considero que no podemos saber si lo que llevo a Robin Williams a cometer suicidio fue su adicción a las drogas, o alguna enfermedad física o psíquica que lo aquejara, o cualquier otra circunstancia. El suicidio siempre genera más interrogantes que respuestas….y en general, es difícil saber los motivos que llevaron a una persona a tomar esa decisión…Sin embargo, no considero que la situación hubiera sido diferente en el caso de que el consumo de drogas fuera legal, pues no creo que esa circunstancia hubiera variado su decisión . Tampoco me parece que solo la droga sea el factor determinante que lo llevó a suicidarse .Eso con respecto al trágico fin del actor. Respecto al control o no del Estado, entiendo que prohibir el consumo de drogas no es la solución para acabar con los demás problemas que la droga provoca, por ejemplo, con el narcotráfico. No se puede atacar el problema del narcotráfico, penalizando al consumidor. En definitiva el consumidor más que una pena, necesitaría un tratamiento para tratar su adicción, o los problemas que lo llevan a ella. En ese sentido creo que es más eficiente para el Estado invertir en campañas de prevención contra las drogas, asistencia, tratamientos e información para que la gente no llegue a consumir, (o de hacerlo, que no se exceda en el consumo), que atacar al consumidor . Respecto al tema de la despenalización del consumo, la jurisprudencia de la CSJN ha ido variando desde el fallo Bazterrica en el año 1986, que despenalizó la tenencia de marihuana para consumo personal, pasando en el año 1990 el fallo Montalvo que vuelve a penalizar el consumo, para luego llegar al fallo Arriola en el año 2009, en el cual la corte declara inconstitucional penalizar la tenencia de marihuana para consumo personal en el ámbito privado, lo que estaría amparado por el art. 19 de la Constitución Nacional. Sin embargo, no penalizar el consumo, no creo sea sinónimo de legalizar la droga…Porque al hablar de legalización de las drogas, me surgen muchos interrogantes: ¿cuáles serían las consecuencias de legalizar la droga? ¿Se lograría con la legalización bajar el consumo? ¿ todas las drogas son iguales, igualmente perjudiciales o peligrosas? Y ¿cómo se implementaría esa legalización? ¿Dónde se vendería la droga? ¿A quiénes? Ahí nuevamente entraría a jugar el control del Estado….Personalmente, no creo que todas las drogas sean iguales…No es lo mismo consumir cigarrillos, que heroína…no es lo mismo tomar alcohol en forma moderada, que drogarse con cocaína…es decir, no todas las drogas, legales o no, generan los mismos efectos, ni creo que todas sean igual de peligrosas o dañinas para la salud de quienes las consumen. Es un tema arduo, y los países en que se han legalizado algunas drogas, no parecen haber bajado los niveles de consumo…Por ejemplo en el caso de Holanda, país que en el año 1976 legalizó la venta de pequeñas cantidades de drogas blancas, como marihuana o hachis, en determinados lugares habilitados para ello (coffee shops) . En definitiva, me parece que es fundamental, sea legal o no el consumo y distribución de drogas, el rol del Estado para prevenir, informar y evitar estos problemas que afectan la salud pública, y que a veces sobrepasan el límite de la esfera de lo privado, afectando a terceros (sería el caso de una persona que luego de consumir , por ejemplo , cocaína o alcohol, sale manejando su auto y atropella a alguien)…Respecto al tema de la prohibición de la prostitución, creo que legalizarla y regularla, permitiría que muchas personas puedan ejercer su trabajo sin ser perseguidas por ello, y también se evitarían situaciones de explotación que actualmente existen. Todo ello siempre y cuando exista control por parte del Estado para evitar la trata de personas y la corrupción de menores. También el Estado debería implementar adecuadas campañas para brindar información, y para prevención de enfermedades de transmisión sexual, etc. Entiendo en este caso que la prohibición solo favorece la trata y la explotación de personas.
Si bien las leyes y las normativas existentes con respecto al tema de la compra y venta de todo tipo de drogas no implica una detención del accionar de sus protagonistas, de todas formas se mantiene un control a nivel general en el marco de la sociedad.
La actuación de Sam (como representante metafórico del Estado en sí) al encerrar al fumador de cigarrillo en su sótano a la par de violadores, ladrones, asesinos, y de todo tipo de delincuentes, se podría justificar desde el punto de vista en el que muchos de aquellos criminales suelen ser motivados a realizar esos hechos bajo 3 posibles circunstancias bases: mala educación desde sus inicios en la célula familiar, problemas económicos o de otras índoles materiales, o drogadicción.
El Estado entonces debería trabajar para solventar cada una de estas bases circunstanciales desde sus raíces. Para ello debería fomentar la educación (lo que siempre todos prometen), generar posibles puestos de trabajo (este punto tiene mucha dependencia también con el desarrollo de una educación en la que inciten a conseguir recursos materiales por medios no perjudiciales para terceros), y encontrar los medios para frenar el mercado de la droga, la cual se compone de dos clases de individuos: los que compran, y los que venden. Oferentes y demandantes. Sin oferta, los consumidores no podrán consumir. Sin demanda los oferentes no podrán vender. Por lo tanto, tanto el consumidor como el vendedor, al contribuir con el funcionamiento de este mercado, están fomentando el desarrollo potencial de esta «base circunstancial» generadora de todo tipo de delincuentes: asesinos, ladrones, violadores, etc.
Con respecto al tema de la prostitución, concuerdo en el desarrollo de tal vez un mercado más transparente o «formalizado», para evitar todo tipo de maniobras ilegales que pueden generarse a escondidas y desde las sombras, aprovechando la situación por las que estas mujeres deben pasar para poder cubrir con posiblemente muchas de sus necesidades básicas, como la de poder tener algo de dinero para «sobrevivir» en la vida cotidiana.
En lo particular debo decir que me apena el fallecimiento de este gran actor, una pérdida para el cine, para la televisión y para el público que se deleitaba y seguirá deleitándose con sus trabajos. Claramente, el tiempo es escaso,claramente el rey y el peón van a parar al mismo cajón, tal como dice el dicho. Las drogas, el alcohol, la depresión, comenzar a transitar una terrible enfermedad como es el Parkinson, la angustia, los sinsabores de una vida aparentemente perfecta llevaron a este hombre a quitarse la vida?, o fue un Estado ausente?, o una sociedad con valores distorsionados?, o la imperfección humana?. Muchos interrogantes y seguramente tantas respuestas como humanos existan.
No soy partidaria de la creencia de que la prohibición acabe con el consumo, más bien soy partidaria de la concientización respecto a lo que el consumo importa para la salud física y psíquica. Informar, explicar, poner de manifiesto al común de la gente las consecuencias de lo que consumir cualquier tipo de estupefacientes en menores o mayores cantidades provoca.
Si nos remitimos estrictamente a la libertad de intimidad, también entendida como el derecho a la intimidad, considero menester brindar una suerte de «concepto». Pues bien, podemos decir que la libertad de intimidad es la facultad que tenemos las personas de disponer de una esfera o espacio privado sin que el Estado u otros particulares se entrometan en él. Dicho esto, se podría afirmar, si se quiere, que lo que se busca es proteger un espacio de autonomía individual integrado por hábitos, costumbres, creencias religiosas, familia, sentimientos, preferencias, etc. En nuestra Constitución Nacional el fundamento legal de la libertad de intimidad se encuentra en la primera parte del Art. 19: » LAS ACCIONES PRIVADAS DE LOS HOMBRES QUE DE NINGÚN MODO OFENDAN EL ORDEN Y A LA MORAL PÚBLICA, NI PERJUDIQUEN A UN TERCERO, ESTÁN SOLO RESERVADAS A DIOS, Y EXENTAS DE LA AUTORIDAD DE LOS MAGISTRADOS…» De aquí se desprende a mi entender que el Art. 19 no protege a aquellas acciones públicas que pueden comprometer al bien común (orden público, moral y terceros). Ahora bien, ¿la tenencia y el consumo de drogas afectan al orden y moral púbicas?. Existen numeroso fallos de la Corte Suprema en los cuales se discute si la tenencia y consumo de drogas lo afectan. A decir, los fallos más conocidos y probablemente estudiados o al menos debatidos en clase por más de uno de nosotros, Colavini, Bazterrica, Capalvo, Montalvo. Demás está decir que estos temas que parecieran reflotar cuando una estrella del cine o un famoso de la televisión o una modelo se ven sumergidos en ellos , son precisamente temas tan delicados como susceptibles de arduos, constantes e interesantes debates.
Pues bien, yo creo que el consumir drogas, no es condición necesaria y/o desencadenante de un suicidio, quizás influya de alguna manera, pero no lo veo factor determinante de dicho accionar. Es más, creo que muchos son los factores que probablemente confluyen y llevan a un ser humano a tomar una decisión tan drástica, no siendo seguramente el consumo de drogas y/o alcohol lo que motive indefectiblemente a proceder quitándose la vida. Considero que el Estado no debe imponer ideales de vida, lo que si debe hacer es educar, o más bien fomentar la educación, concientizar, prevenir para evitar los excesos, intentar evitar que los estupefacientes sean entendidos con total certeza como la única y posible «puerta de salida» a todo conflicto interno o externo que en muchas oportunidades arrastran un consumo desde temprana edad y para «tapar» falencias de otro tipo.
Respecto a la cuestión de la prostitución, he oído en más de una oportunidad este planteo, palabras más, palabras menos : ¿todas las mujeres que ejercen la prostitución realmente lo hacen forzadas por las circunstancias o algunas lo hacen porque así lo desean ?. En lo particular considero que aquella mujer que preste servicios sexuales y lo haga porque así desea hacerlo, porque decide que su trabajo sea ese y está de acuerdo con exponer su cuerpo e intimidad y ganar dinero con ello, debe ser protegida en cuanto a su condición de trabajadora, y se deben promover las medidas necesarias para que este servicio que ella ofrece sea procurado de manera segura tanto para resguardar, valga la redundancia, su seguridad como así también la de quien consume los servicios ofrecidos. Desde ya que condeno la trata de blancas, el proxenetismo, el abuso, la prostitución de menores y repudio desde mis convicciones a cualquier persona que comete actos aberrantes, degradando a la mujer y al hombre por igual, porque la trata no solo es un tema de mujeres sino también de hombres, y estoy a favor de aplicar condenas ejemplares a quienes cometan actos humillantes, degradantes e inhumanos contra las personas. Pero también considero que si prostituirse es una elección y no se obligó a hacerlo a quien lo hace, es necesario que se resguarde de manera integral a la persona que ejerce la prostitución como trabajo.
SALUDOS, MARÍA LUZ PAREDES.
No es una tarea fácil opinar sobre temas tan amplios y complejos, primeramente por las situaciones, trágicas como estas, que son las que vuelven a traer a flote estos ejes controvertidos y, para nada poco relevantes.
También soy de las personas que creen que la prohibición en materia de consumo de sustancias, no lo evita ni lo disminuye, considero que lo que es necesario de forma urgente es la concientización, el conocimiento, la información, y después por supuesto algún sistema de control en la materia. Distinto es en lo que concierne a el tráfico, la venta, el negocio que detrás se esconde, existe, y aumenta, después de todo, no podemos dejar de tener presente en todo momento, que lo que respalda toda la problemática son variados intereses. No podemos tampoco ignorar que en situaciones extremas, en los excesos, estamos hablando de personas, de vidas, y es eso lo primero en lo que deberíamos trabajar.
Evidentemente el rol, la intervención que esta haciendo el Estado en el mundo, no es otro que establecer estas realidades como prohibiciones, lo cual no da ningún resultado, o tal vez uno temporal, lo que no lo vuelve efectivo, ni real. El ejemplo de Sam es tan simple como fuerte, tomarnos un minuto para reflexionar, analizar cuánto puede resolver de este tipo de problemas, que alguien que consume se encuentre a la par de alguien que mató, robó, o cualquier otro delito. Quiero decir, no pretendo que se entienda que el Estado no esta haciendo nada, sabemos que las generalidades no son buenas, y con esa salvedad, solo refiero a que no es, a mi criterio, una solución, y tampoco una tarea fácil.
Lo bueno de que no estemos viviendo una realidad que se simplifique solo a la obediencia, es que tengamos el don de pensar, analizar, ser conscientes, y actuar…
‘Habría que dejar de preocuparse y empezar a ocuparse’ escuché alguna vez, y me parece sumamente acorde.
Saludos.
Creo que de ninguna manera se le puede adjudicar la muerte del actor a una falla en el control del estado, aunque tampoco creo que la justificación sea el art 19 de la Constitución Nacional. Cuando hablamos de un control estatal entiendo que estamos hablando de un control tanto en el consumo como en toda la cadena de producción y distribución de las drogas, hablar del art 19 nos llevaría al ultimo eslabón de esta cadena,es decir el consumo mismo. De haber funcionado correctamente el control por parte del Estado, lo cual creo que a esta altura es imposible, podría haber evitado la llegada de drogas a las manos del actor, aunque esto no hubiera implicado que no se suicide.
Estoy de acuerdo con vos. El Estado podría haber evitado que llegara la droga al actor, pero cómo lo iba a curar de su depresión? por lo que he escuchado fue el motivo de su suicidio.
La Corte interpreta el artículo 19 de la Constitución Nacional con un criterio bastante amplio para mi gusto. Por ejemplo, en el fallo Albarracini donde se prioriza la libertad de autodeterminación antes que el derecho a la vida. Es un caso que puede abrir discusión, ya que también implica a la religión, pero qué hubiera pasado si no era testigo de jehova?.
Ayer vi un informe del noticiero de telefe donde mostraban chicos que dejaron de consumir cocaína, paco y lo sustituyeron por marihuana. Sus testimonios eran de felicidad y explicaban como les había cambiado la vida para bien. Por eso, estoy de acuerdo también con otro comentario donde se habla de dividir las drogas como un primer paso para dar diferentes soluciones a los distintos consumos.
En mi opinión, no se le puede adjudicar de forma total la muerte de Robin William a las drogas, ya que padecía de una gran depresión debido a otras circunstancias.
El Estado, si bien legalizó el consumo del tabaco y del alcohol, no realiza un control estricto sobre estas sustancias. Creo que la situación del actor (o de cualquier otra personas que esté en su situación) hubiese sido distinta si se legalizara la marihuana, por ejemplo. Justamente ayer pasaron en el noticiero de Telefé la segunda parte de un informe sobre la legalización de este estupefaciente en Uruguay: http://telefenoticias.com.ar/es/videos/internacionales/20140821/realidades-uruguay-era-marihuana-parte/144249.shtml
Allí se muestra que gracias al consumo de la misma, muchas personas pudieron recuperarse de las drogas llamadas «duras» como ser la cocaína y la pasta base.
Por supuesto que esto no es una solución a todos los problemas. Se debe educar a la gente, darles oportunidades. También ayudarlos con terapias.
En cuanto a la prostitución, que es un tema muy delicado, habría que regularla de cierta manera. Ya se comprobó que con prohibirla, aumenta la trata de personas. Si se legaliza, como en Alemania, creo que los que realizan este oficio, tendrían más seguridades, pero al mismo tiempo seguiría existiendo la trata de menores (Nota de la BBC: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/02/140221_alemania_burdeles_prostitucion_jp.shtml). Si se prohíbe como en Suecia, tal vez bajaría la prostitución callejera, al multar a los clientes que pagan por estos servicios (Nota de Infobae: http://www.infobae.com/2014/06/05/1570529-la-penalizacion-los-clientes-una-solucion-la-prostitucion).
Sin embargo, para cualquier caso, se necesita de un debate serio y profundo por todos los organismos del Estado y de la sociedad en sí.
¿Cómo alguien que nos ha hecho reír tanto puede estar tan triste como para quitarse la vida? Creo que es la pregunta que nos hicimos todos al recibir esta noticia, la depresión es una enfermedad mental que afecta a millones de personas y no distingue edad, sexo, raza o posición social. Muchas personas deprimidas utilizan el alcohol y las drogas como una forma de aliviar los síntomas de depresión y esa combinación, lejos de mejorar la situación, puede tener un efecto letal porque además de incentivar el cuadro depresivo, dañan la capacidad de juicio de la persona y aumentan la impulsividad. Nadie debe engañarse pensando que las drogas ilegales son un remedio para la depresión. La realidad es que en la mayoría de los casos son la causa.
La prohibición a las drogas lleva inevitablemente a la corrupción y a la violencia, que ha alcanzado un grado perturbador en Estados Unidos y más aún en los países productores o de tránsito. Los problemas que la guerra contra las drogas ha causado son aún más dañinos para las sociedades que aquellos causados por el consumo de drogas en sí.
Creo que es importante resaltar que la lucha contra el tráfico ilícito de drogas necesita una respuesta integral que incluye tanto la reducción de la oferta, es decir la lucha contra la pobreza, el desarrollo alternativo, la lucha contra los grandes narcotraficantes y el crimen organizado, el control de insumos químicos, la erradicación focalizada y la lucha contra el lavado de activos y la corrupción, como la reducción de la demanda, es decir la reducción de daños y riesgos a través de la prevención y la educación y los servicios integrales de salud para toxicómanos, en otras palabras, considerar el fenómeno de las drogas desde el punto de vista de la salud pública.
En cuanto al consumo de drogas, creo que si la finalidad de la norma que lo prohíbe es reducirlo para no perjudicar a la salud pública, la norma pierde sentido. El caso de las drogas, la prohibición no sólo es ineficaz, debido a que lleva varios años vigente y el consumo no se ha reducido, sino además que parece aumentar y contribuye a agravar el problema y a facilitar otras violaciones de derechos.
Al mismo tiempo creo que la estrategia punitiva no solo no mejora la salud pública sino que además termina estigmatizando a los consumidores y vuelve más difícil su tratamiento.
Creo que el derecho penal es un instrumento de control social que tiene carácter subsidiario; sólo puede intervenir cuando otros medios menos lesivos no prometan tener éxitos suficientes. Considero que una alternativa posible seria remplazar la punición de estas conductas por un enfoque terapéutico de la cuestión. Una vez que el consumo sale de lo jurídico para quedar en el ámbito de la salud pública entonces se puede avanzar sobre el problema mediante campañas de prevención y tratamientos de rehabilitación para adictos. El Estado debería garantizar políticas sanitarias que protejan con mayor eficacia la salud pública y de esta forma posibilitar abordajes preventivos y asistenciales, no interferidos por el sistema penal.
Si bien es cierto que el Estado es el responsable de la seguridad de las personas, y que debería prohibir el uso tanto del cigarrillo como de otros tipos de drogas adictivas para el ser humano, no me parece justo responsabilizarlo por todo ya que en ultima instancia el que toma las decisiones es uno mismo y por mas que el Estado haga lo imposible para prohibir estas sustancias dañinas para las personas, si alguien las quiere conseguir y esta empecinado en ello, hará hasta lo imposible por ello y eso incluye cometer delitos mas terribles que solo el de consumir. Las personas tienden a ser auto destructivas y buscar siempre lo prohibido por el simple hecho de que esta prohibido. No creo que permitir estas drogas legalmente sea la solución pero tampoco creo que prohibirlas al extremo sea lo ideal. Lo importante aquí es los problemas personales que tienen las personas y como eso los lleva al consumo que origina por lo general la muerte o promueve el suicidio. Si se trataran los problemas sin llegar al extremo de una desintoxicación radical se evitarían muchas muertes innecesarias.
Considero, que luego de la lectura del controvertido artículo, el rol que desempeñó el Estado no fue desacertado, ya que si bien, en el caso concreto del actor reconocido no tuvo resultados favorables, el decidir legalizar este tipo de sustancias, como lo son las drogas, no ocasionaría otra cosa más que colocar en riesgo un derecho fundamental, como lo es el derecho a la vida. Sin ser algo legal, ya se ha comprobado que son millones las personas que ingieren (a diario o de vez en cuando) o han ingerido alguna vez en su vida este tipo de sustancias. El legalizarlas, lograría que muchas personas comiencen a perder el control de sí mismas, viéndose afectadas en sus tareas cotidianas (sea trabajo, estudios, amistades, familia, etc.). Lo mismo considero que se debería realizar con el consumo de tabaco y de alcohol; en realidad no prohibirlo, pero imponer mayores restricciones a los individuos que intenten acceder al mismo, por lo que también es dañino para la salud humana. Además, el alcohol puede ser el factor que conlleve a la comisión de un delito.
Pero el problema de la función del Estado creo que reside en el tipo de sanción que aplica en cada caso. No creo que resulte constructivo ni se convierta en un aporte hacia la sociedad el encerrar, como se menciona en el ejemplo otorgado por Huemer, a una persona que ha ingerido alguna sustancia de este tipo, sin llegar a cometer algún acto delictivo, con otros individuos que han realizado delitos como asesinar, robar, hurtar, etc. Afectaría mucho más la psiquis de ese ser humano que se pretende corregir para su ulterior inserción en la sociedad. Por ello, aquí los órganos estatales deben actuar con mayor eficacia, midiendo y adecuando las sanciones que apliquen a los hechos ilícitos.
También es cierto, que la culpabilidad del Estado no se centra en legalizar o permitir el consumo de algo o en las penas que imponga, sino en la ineptitud de lograr organizar a la sociedad en su conjunto, en donde conviven infinito número de pensamientos desiguales, ya que lo que resulta excesivo para uno, no lo es para el otro, lo que para uno es riesgoso, quizás para otra persona no lo sea y así en todos los aspectos. Faltan incentivos, faltan campañas informativas que intenten concientizar a las personas sobre la realización y consecuencias de ciertos actos, de modo tal de poder llegar a una armonización de la colectividad.
El artículo es muy interesante, ya que el tema de las drogas y su despenalización o no, es una discusión frecuente y útil en la gran mayoría de los países.
Se puede ver como varios productos que producen adicciones y daños en las personas son pasados de alto, aprobados y hasta incluso muy publicitados en los medios de comunicación; son los casos más relevantes el del alcohol y el cigarrillo. Existe un cuestionamiento fundado en la falta de criterios por parte de la sociedad donde el consumo de ciertos productos nocivos es aprobado y otros reciben la condena absoluta, siendo igual de adictivos y dañinos ambos.
Debe haber una clara justificación y un cuidado especial con éstos temas, ya que influyen directamente en la salud y el buen nivel de vida de los ciudadanos. Además creo, como leí en comentarios anteriores, que no toda la carga debe caer de manera absoluta en el Estado, es decir, éste debe legislar leyes que determinen un bienestar en la sociedad, pero también debe haber un responsabilidad individual por parte de cada persona, haciéndonos cargo de nuestras propias decisiones y sus consecuencias.
Casi todos pensamos que este tipo de personas han triunfado en la vida. Pero creo que no es así, son seres humanos rodeados de riqueza , pero también de imbecilidad, teniendo todo a su alcance, no alcanzan nada. (sin generalizar, por supuesto).
No todo son intereses politicos. Gracias a la «Ley seca» quedó demostrado que el ser humano «necesita» deshinibirse y divertirse de múltiples y no tan sanas maneras.