Por primera vez, visitará Argentina Thomas Piketty, el autor del libro de economía más comentado durante el 2014. Seguramente recibirá una gran bienvenida y atención por parte de “los socialistas de todos los partidos” (dedicatoria que Hayek presenta en su libro Camino de Servidumbre). Van algunos comentarios, propios y de David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10
El primer punto planteado por Henderson es uno sobre el que enfatizado mucho: una cosa es la distribución y otra la pobreza. A Piketty le preocupa la distribución, no sabemos si le preocupa la pobreza. Comenta Henderson:
“Comencemos con la visión general. Escribe en su Introducción: ‘Hace ya mucho tiempo que deberíamos haber reinstalado la cuestión de la desigualdad en el centro del análisis económico y comenzado a plantear las preguntas presentadas por primera vez en el siglo XIX’. El centro. ¿Realmente? Pero si ponemos la desigualdad en el centro podemos fácilmente perder de vista el tremendo crecimiento de bienestar para un enorme porcentaje de la población del mundo y para casi todos en Estados Unidos y Europa Occidental.”
“Más adelante en el libro, muestra que conoce que estas condiciones han mejorado, cuando escribe: ‘No obstante, según índices oficiales, el poder adquisitivo promedio en Inglaterra y Francia en 1800 era una décima parte del de 2010. En otras palabras, con 20 o 30 veces el ingreso promedio en 1800 una persona probablemente no hubiera vivido mejor que con 2 o 3 veces el ingreso promedio hoy. Con 5 o 10 veces el ingreso promedio en 1800, uno hubiera estado en una situación entre el salario mínimo y el promedio de hoy en día.’
En su propia forma señala, aunque menos dramáticamente, lo que el economista Brad DeLong, de la Universidad de California Berkeley notara en su análisis titulado ‘Cornucopia’. Este bien argumentado y documentado trabajo examina el siglo XX y muestra que el precio de casi todos los bienes que compramos –en términos de horas de trabajo requeridas para obtener un ingreso que nos permita comprarlas- ha caído a una fracción de su costo en 1900. Más aun, esa reducción en costo subestima la mejora en bienestar dado que muchos productos cruciales que compramos hoy no existían en 1900. Los antibióticos, por ejemplo, son un invento del siglo XX. Su precio en 1900 era efectivamente infinito.”
“Desde mi perspectiva, una continua mejora del bienestar de la inmensa mayoría de los habitantes del mundo, como las políticas necesarias para alcanzarlo, deberían ser el centro del análisis económico. Pero Piketty elige poner a la desigualdad adelante y al centro. Esta es su conclusión: ‘Cuando la tasa de retorno sobre el capital excede la tasa de crecimiento de la economía (como lo hizo durante gran parte de la historia hasta el siglo XIX y es probable que lo sea de nuevo en el siglo XXI), entonces se sigue lógicamente que la riqueza heredada crece más que el producto y el ingreso’.”
“El razonamiento es bastante directo: asumamos que alguien que posee capital obtiene un retorno promedio anual del 5% y que la tasa de crecimiento de la economía es del 3%. Si el dueño del capital puede vivir con 1 punto porcentual de su retorno anual, su riqueza crecerá 4% al año, lo que supera la tasa de crecimiento de la economía. Necesitamos solamente un supuesto más: que el dueño del capital tiene solamente un hijo quien, a su vez, vive con ese 1 punto porcentual al año.”
“En síntesis, la conclusión de Piketty se deduce lógicamente, pero solo si incluimos supuestos sobre el número de herederos y su disciplina para el gasto. Pero si, por ejemplo, cada persona rica tiene tres herederos que disipan la riqueza, ellos les estarán dejando muy poco a sus herederos. Así que, basados solamente en los breves supuestos de Piketty, su conclusión no se deduce lógicamente. Desgraciadamente, comienza agrandando su punto.”